Me gusta ser tu puta
Continúa la aventura. Cuanto más cabrón es Paco conmigo, más morbo me da el echar un buen polvo con él.
Me gusta ser "tu puta"
Quedé con Carmen para hacer una cena el viernes junto a los profesores, pensé que irían todos, pero al final, solo podían Pedro y Segundo.
A Pedro ya le conocéis de anteriores relatos. Agustín es un hombre de unos 42 años, con un buen cuerpo pero totalmente calvo, bastante tímido pero con algo inquietante en la mirada. Siempre he pensado que los que menos parecen "ser", al final siempre "son". Su cara es de santo, pero a mí siempre me ha dado la impresión de que era un cabronazo, sus ojos me lo decían.
Y bien, fuimos a cenar a un restaurante cercano a la autoescuela. Durante la cena no ocurría nada fuera de lo habitual, bromeábamos como siempre y todo iba bien hasta que me levanté para ir al baño.
-Espera Paula- (me dijo Agustín cogiéndome del brazo)-
-¿Qué?- (dije asombrada)
Me giró del brazo y cuando estaba de espaldas a la mesa estiró mi tanga hacia arriba.
-¿Qué haces?- (dije con ironía)
-Nada mujer, es que me acabo de acordar de ja, ja, ja- (rieron los tres a la vez)-
-¿De qué?- (pregunté indignada volviendo a mi asiento)
-¿Recuerdas Pedro?- (dijo Agustín)
-Claro que me acuerdo- (dijo éste otro)
-¿Qué coño os pasa?- (pregunté de nuevo)
-Pues que hace un par de meses Antonio,(el dueño de la autoescuela), encontró un sujetador igual que tu conjunto en el asiento trasero del coche de Paco, o sea, tu parte de arriba- (me explicó Pedro y volvieron a reír todos)-
-Pues anda que no hay tías que se habrán comprado este conjunto- (reclamé)
-Vale, vale, si no pasa nada. Sólo que es una gran casualidad- (intentó arreglar Agustín)
-Muy bien, pues que sepáis que no era mío-
-Tranquila Paula, si con las alumnas que han pasado por el coche de Paco puede ser de cualquiera-
-Ya ves tío, la que no se haya pasado ese por el coche- (continuaron consolándome)
Mis ojos se encendieron y me metí al baño, no sabía qué hacer, sabía que Paco se había tirado a un montón de alumnas, pero que me lo dijeran así como si nada, pues no me hacía mucha gracia.
Volví a salir y continuamos con nuestra cena, todo fue normal, aunque de vez en cuando se acordaban del comentario y volvía alguna risita burlona con comentario incluido por su parte. No le quise dar más importancia a la cosa y reí con ellos todas aquellas tonterías.
Nos fuimos de marcha y nos colocamos en la barra de arriba de la discoteca, un lugar donde no suele haber casi nadie, y la barra estaba cerrada, con lo cual nos tocaba bajar a por las copas abajo. Me lo estaba pasando genial junto a Agustín. Bailábamos todos juntos, aunque Agustín y yo llevábamos algunos rocecitos de más durante la noche. Y comenzó la tontería, sentía las manos de Agustín tan cerca de mi cuerpo que comencé a calentarme y con lo desinhibida que estaba por el alcohol mi cuerpo me iba pidiendo cada vez un poquito más de "eso".
Seguí bailando mientras Agustín fue a pedir unas copas y Carmen se largó con un tío que acababa de conocer, al momento de estar bailando sola, sentí por detrás un cuerpo pegadísimo al mío y luego, Pedro se me acercó por delante y se pegó con fuerza muy cerca, estaba rodeada por los dos profesores.
Agustín me acercó el cubata rozando mi pecho y fue subiéndomelo a los labios para darme de beber, bebí un sorbo y él hizo que se me desramase un poquito por el escote, me quedé sorprendida y entonces, Pedro atacó pasando su lengua por mis pechos lentamente.
Lo que me faltaba (pensé), ahora si que estaba cachonda, pero cachonda perdida. Agustín se acercó a mi oído lentamente intentado meter sus manos en mi pantalón, y me susurró
-¿Sabes que Paco nos lo cuenta todo?-
-¿Ah si?, y a mí que me importa- (dije mientras eché mi mano hacia su paquete acariciándole)
-Sé que eres "su puta", y también sé como eres en la cama, Diosa- (añadió pasando un poco la lengua por mi cuello)
-¡¿Diosa!?- (dije extrañada)
-Eso nos cuenta Paco, ¿por qué no nos lo haces saber?- (prosiguió)
(Esta vez Paco se había pasado tres pueblos)
-Claro hombre. ¿Es eso lo que Paco quiere?, ¿Qué os lo haga saber?- (le pregunté girándome y acariciándoles a los dos con más deseo)
-Bueno, eso no lo sabemos, pero nosotros también queremos que seas nuestra puta- (contestó)
-De acuerdo, está bien- (contesté)
Los dos se lanzaron hacia mí con deseo.
-Vamos a hacer una cosa, seguidme- (les dije)
Les llevé hasta el coche y les pedí que se sentaran, aunque sus intenciones eran de lanzarse hacia mí.
-A ver, ¿qué os ha contado Paco exactamente?- (dije siguiéndoles el juego con sonrisas)
-Pues todo lo que le haces, como te lo follas, como se la chupas, donde, todo- (me contestó Pedro)
-¿Y lo de mi tanga con el sujetador de su coche lo habíais dicho por eso no?-
-Sí, para ver como reaccionabas- (dijo uno de los dos, no recuerdo cual)
-Pero fijaos en un detalle- (dije) Ese sujetador no era mío- (añadí) (recordando que tenía el sujetador de ese conjunto en casa)
-Vale, eso es mentira- (dijo Pedro)
-Lo que es verdad es que se encontró Antonio un sujetador, pero era negro, no dorado como tu tanga- (siguió Agustín)
-Claro, pero como Paco os ha contado la movida pues la habéis soltado, ¿no? Trepas, que sois unos trepas- (les dije)
-Bueno, un poco sí- (rieron)
-Chicos, no quiero que os siente mal, pero nunca me he tirado a Paco y no soy la puta de nadie, así que, no me pienso acostar con ninguno de vosotros- (hablé muy seria)
-Vaya- (dijo Agustín)
-Vaya no, ponte en mi lugar. Yo os aprecio muchísimo a todos, pero que Paco vaya por ahí inventándose cosas y luego me tratéis de guarra pues no quiero, si yo me acuesto con alguien es porque me da la gana-
-Muy bien Paula, así se habla- (me dijo Pedro)
-¿Y te da la gana?- (siguió Agustín dándole vueltas al asunto)
-Pues no hombre, yo de verdad os quiero un montón, pero todo tiene un límite. Si me permitís, me voy a casa con mi chico que seguro que me estará esperando-
Le di un beso a cada uno en la mejilla y me metí en mi coche, abrí la ventanilla un momento y dije una última cosa
-Cuando vuelva Carmen de donde haya ido, haced el favor de llevarla a casa-
Volví a casa, como mi novio no estaba y eso lo había dicho para volver a casa tranquila y "sola", pues mientras volvía le di vueltas a la cabeza para ver que podía hacer.
Al llegar me tumbé en mi cama y tenía algo pensado, algo que sabía que Paco siempre me decía que fuésemos a mi casa para que él lo probase el billar de papá.
Eran las cuatro de la mañana aproximadamente y a esas horas no sé que estaría haciendo Paco, ni como inventarme algo para poder sacarle de donde estuviese, ya que el pique entre nosotros era evidente. Probé a mandarle un sms, por si acaso le pillaba con alguien.
Estoy en tanga encima del billar con un taco en la mano y una botella de champagne en el frigorífico. ¿Quieres jugar una partida conmigo cuerpo a cuerpo? (escribí)
Al ver que no contestaba, decidí irme a la cama sin poder llevar mi plan a cabo. A eso de las seis y cuarto de la mañana me sonó el móvil. Era un sms
¿Sigues despierta? (contestó)
¡Me has despertado y estoy empapada!, pero estaba durmiendo. Nos vemos en otra ocasión. (creo que eso le reventó).
Pretendía reventarle aun estando ansiosa por follarle, el odio que sentía por los comentarios de Pedro y Agustín me hacían buscarle una encerrona. Y me acosté aunque pasé toda la noche en vela pensando el: "y si ".
Al día siguiente me levanté a eso de las doce del mediodía, fui un rato al gimnasio y cuando salí me crucé a Paco con su hija en el coche, se quedó mirándome pero no me saludó. No sé en que estaría pensando, pero su mirada me inspiró, quería que me diese caña ese día y todo el odio que sentía de ayer se me fue como por arte de magia, aunque decidí esperar a que me buscase él cuando le diese la gana y ya sobre las ocho de la tarde, sin esperar nada por su parte, me llegó un sms.
¿Sigue en pie lo de ayer? (leí)
Depende si vienes a meter las bolas no me interesa, si metes el taco igual me lo pienso. Un beso
¿A qué hora te meto el taco? (contestó)
mmm interesante. A las dos de la mañana me das un toque y te abro, no toques al timbre
Estaba bastante nerviosa, no sabía que ponerme, llevaba bastante tiempo sin ver a Paco y quería que todo volviese a ser como antes. Me puse unas sandalias de tacón muy alto, un pantalón ajustadito de raso, un tanga diminuto de hilo rosa con encaje y una camiseta blanca si sujetador que oprimía mis pechos. Encendí la calefacción de la sala de billar para no helarme al ir con poca ropa, puse algo de música, preparé unas copas para el champagne y coloqué las bolas como si fuéramos a jugar una partida.
Atacada de los nervios no paraba de fumar y me puse un cubata para calmarme un poco. A las dos menos cinco de la madrugada me sonó el móvil y me puse un batín y me dirigí hacia la puerta.
Paco me miraba desde el coche serio, yo estaba temblando de los nervios y en realidad no sé porqué. Abrí la puerta y metió su coche en mi jardín, me acerqué al coche, ya que él nunca había estado en mi casa y cuando salió le miré a los ojos y solo dije:
-Sígueme-
Paco me cogió de la cintura por detrás y me giró, me abrazó fuerte y me dió un apasionado beso acariciando mi cara. Mi cuerpo se estremecía, ¿Qué me está pasando? ¿Estaré enamorada de Paco? (pensaba yo).
Me aparté un poco y le cogí la mano, le llevé hasta la segunda planta y nos adentramos en la sala. Me quité el batín porque allí hacía calor, puse un par de copas y le di un trago a la mía mirándole a los ojos y saboreando mis labios con la lengua. Cogí del cuello del jersey a Paco y le llevé hasta el sofá sentándole para colocarme encima de él en cuclillas.
Paco me miraba como nervioso, imagino que sería porque había pasado tiempo desde que no quedábamos y la verdad es que no sabíamos la reacción de cada uno cual iba a ser. Me rocé un poquito con él y Paco con las manos apoyadas en mi trasero me acariciaba éste con dulzura mirándome con detenimiento, yo lamía su cuello notando cierta atracción en sus ojos al contemplarme tan pacientemente, me gustaba esa sensación, volvía a sentir aquel morbo del primer día, esas miradas en las prácticas como de "querer y no poder".
Me levanté estirando su labio inferior con los míos y cogí un taco de la taquera, coloqué mis piernas a modo de profesional para darle un poco de tiza mientras Paco reía mirándome.
-¿Jugamos?-
-Vale, pero seguro que me ganas, no he jugado mucho al billar en mi vida-
-Nadie ha dicho que vayamos a jugar al billar- (le dije con cara de niña mala)
Cogí el trapo de un juego de bolas y limpié la parte trasera del taco, sentándome así encima de la mesa. Hice un gesto con el dedo para que Paco se acercase y cuando le tenía delante con sus manos apoyadas en mis piernas, comencé a acariciar el taco a modo de pene. Metí la base del taco en mi boca y lo lamí un poco mirando a Paco a los ojos, así pues, metí el taco por el escote de la camiseta y la levanté quitándomela del medio, luego fui bajándolo por mi ombligo hasta levantar un poco mi pantaloncito y me puse en pie pegadísima a Paco para deshacerme de los pantalones también.
Paco me cogió los pechos instantáneamente en cuanto me puse en pie, comenzó a magrearlos con sus manos y apartando el taco se agachó para lamerme un poco, mis pezones estaban muy duros, la sensación de humedad de su lengua me encantaba y me hacía suspirar levemente.
Quité toda su ropa lentamente mientras Paco me comía el pecho, comencé a acariciar sus testículos con mis dedos suavemente, me agaché y empecé a lamer la cara interior de sus muslos, Paco echaba mi cabeza hacia el centro con sus manos pero yo iba bajando más abajo, le lamí enteras las piernas y los pies sin dejar de acariciar sus testículos, le deseaba con intensa pasión, me gustaba lamerle, sentir que era mío aunque solo fuese en ese momento.
Subí con mi lengua y seguí lamiendo sus muslos, hasta que llegué a donde tenía la mano y la subí al pene para darle lametazos en sus adorables testículos, con mi mano pajeaba su pene continuadamente. Paco acariciaba mi pelo y suspiraba fuerte.
Estuve un rato entretenida lamiéndole poco a poco cada rincón y luego subí al pene con mi boca, lo coloqué de lado con una mano y comencé a lamer y succionar todo el tronco con suaves besos humedeciéndolo. Succioné cada vez con más intensidad hasta que acabé en el glande y después de succionarlo un poco más lo metí en mi boca, su textura era muy suave, estaba rojo, ardiente por poseerme, enorme y yo solo deseaba lamerlo sin cesar.
Paco estaba como desesperado, movía sus caderas para poder meterlo todo en mi boca pero yo no le dejaba todavía, intentó acariciarme por todos los lados, con sus manos agachado, con los pies, con todo lo que le fuere posible y yo solo le sonreía y le seguía besando el pene con ganas.
Al verle tan ansioso, metí toda su polla en mi boca entera y comencé a mover rápidamente mi cabeza dentro y fuera mientras jugaba con mi lengua haciendo círculos fuertes. Paco al principio de meterme su pene entero en la boca, echó su cabeza hacia atrás y cerró los ojos, sus gemidos eran muy evidentes de placer pero al momento me apartó la cabeza casi suplicando.
-Paula, Paula, Paula. Para por favor que si no me voy a correr- (repetía mi nombre sin cesar y eso me encantaba)
Me levanté para que no se corriese y le besé apasionadamente, me acerqué a su oído susurrándole
-Te deseo, quiero lamerte, sentirte dentro de mí-
Paco acarició mi clítoris con sus manos, yo estaba totalmente empapada, levanté su dedo y lamí mis fluidos mirándole a los ojos. Eso parecía haberle terminado de matar, no dejaba de suspirar mirando lo que le hacía y me levantó con sus manos poniéndome así en el suelo, sobre la alfombra que rodea el billar.
Me besaba tumbado encima de mí, estábamos los dos tumbados como dos niños comenzando a descubrir el sexo y acariciaba mi clítoris rápidamente con sus dedos, introdujo dos de ellos y comenzó a bombear, luego los giraba por dentro y eso me producía tremendos cosquilleos y contracciones que me hacían jadear cada vez más fuerte. Bajó con su boca por todo mi cuerpo, se detuvo en mis pechos sin dejar de masturbarme con su mano y luego bajó hasta mi clítoris pasando así toda su lengua por mi rajita. Estiró mis labios vaginales con sus labios, una y otra vez, pasando su lengua en cada momento por cada zona erógena de mi sexo.
-Hazme tuya por favor- (supliqué)
-Te deseo Paula, me encanta tu sabor, tu olor-
Agarré su pene con mis manos y lo coloqué en la entrada de mi vagina, acaricié mi clítoris con la punta de su pene y luego me acerqué para meterme solo el glande.
-No la metas más, déjala un rato así y luego la metes entera-
-No puedo aguantarme, tengo muchas ganas de correrme- (me dijo desesperado)
-Sácala un poco y relájate, no quiero que te corras todavía Paco- (supliqué)
Se apartó sacando el glande y nos volvimos a besar, acaricié sus pezones y bajé por todo su torso.
-Dios, deseo follarte ya Paula, te voy a follar ahora. Ponte como una perrita-
Me giré poniéndome a cuatro patas y Paco cogió su pene con una mano colocándolo en mi agujerito preparado para entrar. Arañó mi espalda con fuerza y la metió toda dentro, su embestida me hizo ver el cielo y quería más, pero al bombear un par de veces más, se quedó abrazado a mí.
-Mierda, lo siento. No te muevas-
-Tranquilo, no pasa nada- (le dije al sentir como me había llenado con su corrida)
-Joder, que gilipollas soy, es que llevaba mucho tiempo sin follar contigo-
-Paco, no te disculpes que no ocurre nada. Ven, vamos al baño-
Fuimos hacia el baño y dejé el agua puesta para bañarnos juntos, tomamos algo mientras se llenaba un poco la bañera y luego nos metimos dentro. Abracé fuerte a Paco desde atrás y comencé a enjabonarle lentamente con la esponja.
Estuvimos un rato hablando de todo un poco mientras nos lavábamos y comenzamos a besarnos de nuevo. Salimos de la bañera y nos secamos mutuamente, como en nuestros viejos tiempos. Me sentía tan bien estando junto a él, todo era fantástico con Paco.
Volvimos a la sala y nos sentamos en el sofá, me incorporé para lamerle y Paco me pidió que hiciéramos un 69. Así lo hicimos hasta que su pene volvió a ponerse erecto y entonces me coloqué sentada encima de él.
La metí entera y comencé a moverme rápidamente, Paco me ayudaba con la penetración agarrándome del culo con fuerza y llevando el ritmo conmigo.
-Joder, me encanta como me follas Paula-
-Eso es porque soy tu puta-
-Sí, eres mi puta-
-¡Me gusta ser tu puta!- (exclamé subiendo el ritmo)
-¿Sí?-
-¡Adoro ser tu puta!- (afirmé)
-Sigue follándome así Paula, sigue haciéndolo así de bien- (decía entre jadeos)
-Dame por el culo Paco, quiero que me des por el culo-
-Ponte- (me dijo)
Me di la vuelta y me la metí toda entera en el ano, me costó un poco meterla pero cuando entró, mi cuerpo comenzó a sentir cosquilleos, me moví muy fuerte encima de él. Mi culito estaba totalmente mojado por nuestros fluidos y cada embestida era como un mini orgasmo a punto de hacerme ver el cielo.
Me ayudó moviéndose conmigo, cada vez más fuerte como hacia yo y al final me eché hacia delante muriéndome de gusto. Chillé como una loca, me magreaba el pecho yo sola, estaba embriagada por el placer que estaba sintiendo. Mi "Dios" volvía a actuar y el orgasmo que sentía era fruto de ese morbo y esa pasión que me hace adorar a Paco.
-Es fantástico Paco, ahora córrete tú por favor, pero no pares de follarme hasta que te corras- (dije todavía atontadísima)
Continuó bombeando y yo volvía a contraerme, pensaba que me venía otra vez y que esos cosquilleos me volverían a llevar al cielo.
-¿Puedo correrme en tu culo?-
-Claro que sí- (respondí)
-Me voy a correr Paula-
-Vamos córrete- (le dije)
Se quedó dentro de mí, volvía a abrazarme desde atrás y estuvimos un rato así. Paco apoyó su cabeza en mi hombro, estaba jadeando en mi oído, cansadísimo y con el corazón muy acelerado, acariciaba mi pelo y me daba suaves besos por el cuello y el hombro.
Nos incorporamos a los pocos minutos y nos tumbamos abrazados. Estuvimos un rato hablando hasta que Paco me dio pie a hablar
-¿Qué tal la cena de ayer?-
-Jajaja- (dije irónicamente)
-¿Y eso?-
-Paco, yo no sé a ti. Pero a mí que se entere la gente de esto pues no es algo que me deje dormir, porque yo tengo novio-
-¿Quién se enteró?- (dijo con una sonrisa que me dejaba clara su inmadurez en ese aspecto)
-Sé que a los tíos os gusta mucho el fantasmeo, pero si dices que alguien es "tu puta", no digas quién es-
-¿Estás enfadada?. Si yo no he dicho nada.-
-No Paco, no estoy enfadada. No tienes porque darme explicaciones de nada, eso está claro. Puedes contar lo que quieras a tus amigos pero los nombres te los callas, y no me digas que no has dicho nada porque si lo has dicho- (dije algo dolida)
-Lo siento, no era por fantasmear. Todos me decían siempre que estás buenísima y quería callarles la boca-
-Vale, no me interesa. Asunto zanjado- (contesté)
Paco me acarició y me dio un beso en la frente con mirada un tanto como de arrepentimiento. Aunque conociendo a los tíos no sé yo si se arrepintió mucho.
-En fin, tu putita se va a dormir que es tarde-
-Vale Paula-
Nos vestimos y le acompañé hasta la puerta para abrirle.
-Ya nos llamamos- (le dije despidiéndome de él)
Me dijo adiós con la mano y le perdí de vista cuando giró la esquina. Volví a casa, ordené un poco todo y me acosté.
Ahí queda eso y hasta el próximo relato. Espero vuestras opiniones.