Me gusta ser chófer (TOMO I)

Al estar al servicio de un matrimonio rico se aprende mucho

Me gusta ser chófer (TOMO I)

Me gusta ser chófer (1)

Desde muy joven me han deslumbrado los coches, pero no los coches rápidos y modernos, siempre he suspirado por los coches clásicos, así cuando estaba trabajando en una tienda de confección de alto nivel y el jefe me ofreció ser su chofer particular, creí que era estar en el cielo.

Yo me llamo Paco, con 25 años recién cumplidos, era moreno, con una buena planta y sin ser guapo caía bien a la gente, además con mi uniforme gris y mi gorra, aunque no me la puse nunca, siempre la llevaba en el asiento, a mi lado, me daba buena impresión.

El trabajo era la ilusión de mi vida, ser chofer particular, mi jefe tenía un coche Lancia Flavia, entonces se consideraba el más señorial de Europa, excepto de los británicos, claro.

Lógicamente mi vida cambió, en algunos aspectos salía perdiendo, pues el horario era a tiempo completo, no tenía horario, en cualquier momento tenía que estar dispuesto, o podía estar libre si no les hacía falta.

Ahora yo estaba bajo el servicio personal de mi jefe y señora.

Mi jefe, D. José era un señor muy amable y comprensivo y aunque tenía mucho dinero era muy sencillo, de unos 70 años, era bajito, regordete y siempre iba fumando unos puros gigantes. Siempre impecable, trajeado y con unos ojos vivarachos que no se perdían nada.

Su señora Ángela era alta, esbelta, con un gran porte elegante y más seca de carácter, tendría unos sesenta y pico de años  pero muy bien llevados, se cuidaba mucho y vestía muy elegantemente, tenía mucho dinero, más que su marido, pero se llevaban bien.

Vivían en un piso en una finca en el barrio antiguo de la ciudad, cerca de la Universidad, la casa era antigua pero con mucha clase, solo vivían familias de mucho dinero, el piso era inmenso, tenían a su servicio ama de llaves, una doncella y la cocinera y a mí, claro.

Mi función además de tener siempre el coche impoluto, lo que era una gozada para mi, era estar siempre dispuesto para llevarles a cualquier sitio, podía ser ir al trabajo, a la peluquería, al teatro, a comer fuera, a la hora que fuese.

Al principio iba encorsetado y muy asustado, pendiente de no cometer ninguna infracción o falsa maniobra, pero de hecho a mí me gustaba conducir pausado, para que no notaran que iban en coche.

Los primeros meses fueron bastante duros, siempre nervioso pendiente de estar comedido y no tener ninguna indiscreción, pero poco a poco ya había más confianza y me hacían algunos comentarios más distendidos, yo sin confiarme, también les trataba con más relajamiento.

Mi trato con el servicio era más o menos paralelo a los señores, el ama de llaves era la más difícil, era mayor, sobre los 50 años, la señorita Fernanda era muy estirada y vestía un  vestido negro con un talle alto plisado, cuello cerrado, pelo oscuro recogido y unos zaparos de poco tacón grueso, pocas veces se le veía sonreír, no era fea pero el vestido no le hacía justicia.

Todo lo contrario era Gloria, la doncella, tendría unos 20 años, era un terremoto andante y su risa se oía en toda la casa, era la alegría de aquellas paredes empapeladas hacía muchos años.

La cocinera, Marisa era joven, pero de una edad imprecisa, estaba bastante gruesa y era muy afable, me caía bien.

Con Gloria siempre estábamos de broma, como yo estaba en la cocina o la zona del servicio, cuando nos encontrábamos siempre nos hacíamos alguna travesura, le decía por lo bajo…

--- Un día te voy a coger las tetas y me las comeré.

Ella se tronchaba de risa y me decía…

--- Ya tardas, y se iba corriendo.

Otros días al pasar cerca de ella le apretaba una nalga, ella se iba dando saltitos.

O ella hacía mención de meterme mano en la bragueta y yo me encogía desprevenido, su risa cristalina y descarada llenaba todo.

Con Marisa era otra cosa, pasaba pegado a su cuello y oliéndole le decía…

--- Mmm, hueles casi mejor que tus guisos, no sé que me gustaría catar primero.

Ella, sonreía, suspiraba y seguía dando vuelta a la comida.

Con la Srta. Fernanda, no cabían las bromas, siempre al tanto de que funcionara todo bien, pero no era antipática.

Un día después de llevar al jefe al trabajo volví a casa y estuve en el servicio tranquilo, pues era jueves y las chicas tenían libre.

Sonó el timbre y como no había nadie más que yo acudí al salón, asomando la cabeza por la puerta de su habitación desde el pasillo me llamó la señora, me dijo que necesitaba ayuda y como no había nadie más…

Por supuesto me ofrecí gustoso, me hizo pasar, estaba con una bata de seda hasta los pies, llevaba unas zapatillas de raso con un poco de tacón, sobre la cama habían varios vestidos, me dijo que tenía que salir y no se podía poner su vestido pues no llegaba a abrochárselo por detrás, lógicamente le dije que si podía ayudarle yo estaría encantado, se quitó la bata, llevaba un corsé color granate con puntillas en el escote y en las sisas.

Desde detrás me percaté que tenía un cuerpo muy bien conservado, poca cintura, hombros altos, pecho generoso y piernas rectas y torneadas además unas caderas curvilíneas.

Estaba de espaldas a mí y al agacharse a coger un vestido se despasaron dos corchetes del corsé y lo notó al quedar sus pechos mas sueltos que antes, me preguntó si se había soltado algo y se lo confirmé, me costó abrochárselos pues además de mi inexperiencia, sus pechos estaban muy apretados y tuvo que ayudarse metiéndolos para poder llegar a abrochárselo, se volvió y me dijo…

--- Gracias no podía hacerlo sola, me ha quedado bien?

Yo balbuceando un poco le dije…

--- Bastante bien, pero un… pecho le queda más alto que otro.

--- De verdad? Cuál es el que queda mal?

--- A mi me parece que el derecho está más bajo.

Se separó la copa del corsé y se sacó el pecho derecho un poco, pero lo suficiente para que le viera el pezón rosado, me debió ver la cara pues me dijo…

--- Creo que se me ha visto algo más de la cuenta, no?

--- Bueno, un poco el pezón, lo tiene muy bonito?

--- Adulador, si apenas me lo ha visto, como es?

--- Solo ha sido un segundo pero le he visto la areola rosada y ancha como una galleta y el pezón como un botón.

--- Y dice que solo en un segundo has visto con tanto detalle?

--- Tengo memoria fotográfica, y me encantan las tetas.

--- Pues se ha equivocado, una de las dos cosas no es verdad, a que no adivinas cual?

--- Yo diría que no me equivoco, las areolas anchas me encantan por eso se me ha quedado grabado…

--- Ha acertado, la areola es ancha y rosada pero el pezón… es más que un botón.

--- Bueno sería un botón más grande…

--- Mire, juzgue usted mismo.

Se sacó la teta derecha y tenía el pezón un poco salido, al notarlo me dijo…

--- Cójalo con los labios y verá hasta donde puede crecer.

Me acerque, con los labios chupé la areola y con los dientes mordí el pezón mientras con la lengua le acariciaba por dentro.

El pezón creció inmediatamente y se puso como un garbanzo hinchado, lo estuve lamiendo y besando mientras la Sra. se bajaba la otra copa del corsé y me ponía la otra teta al alcance de mi boca…

--- Cómame las tetas, hace mucho tiempo que no lo hace nadie.

Le estuve comiendo las dos tetas, después de soltar tres corchetes del corsé y bajarlo hasta la cintura, me cogía de mi cabeza y la apretaba sobre su pecho hasta que me abrazó dándole unas contracciones que interpreté como un orgasmo, luego se subió la prenda otra vez y me dijo…

--- Me ha encantado, por hoy ya basta, tengo prisa, quiere abrocharme?

Llevé a la Sra. a una cafetería donde había quedado con unas amigas y volví a casa.

Estaba aburrido y me asomé por la ventana que daba al patio interior común, solo se veían ventanas cerradas en silencio, al momento de estar mirando se subió una persiana y se encendió una luz, era el cuarto de baño de enfrente dos pisos más abajo.

Al momento apareció una señora bastante joven, sobre los cuarenta años y se quitó la bata que llevaba y pasando las piernas alrededor del bidet estuvo lavándose el coño. El chorro de agua le daba directamente en el pubis y se notaba que le daba placer, su mano se entretuvo entre la mata de pelo mientras mi polla se hinchaba, no respiraba, pero menos respiré cuando me tocaron en el hombro y me dijeron a bocajarro…

--- Que hace ahí? Que está husmeando?

Me quedé helado, no me atrevía a volverme al reconocer la voz de la Srta. Fernanda. Por un momento pasó por mi mente que me quedaba sin empleo, sin buenas referencias y con algún bofetón gratuito del ama de llaves.

Me apartó de un empujón y miró por la ventana, se tapó la boca para no gritar y extrañándome me asomé por el hueco que dejaba.

La escena había cambiado bastante, la mujer seguía acariciándose el coño, pero además le estaba chupando la polla a un hombre del que solo se veía de cintura hacia abajo, tenía una polla bastante grande y casi toda estaba en la boca de la mujer que no dejaba de meterla y sacarla con mucho ardor. Fernanda se puso roja y se tapaba las mejillas con las dos manos no queriendo gritar, a la vez no podía apartar la vista de aquella polla tan grande, se echó para atrás para que no la vieran y chocó conmigo que estaba pegado a ella mirando también.

Se quedó apoyada sobre mi pecho, yo no sabía qué hacer, pero con el calentón que había tenido un rato antes, pasando las manos bajo sus brazos le cogí las dos tetas a la vez, no se movió pero mis manos notaron como se hinchaba su pecho en un suspiro y sus tetas llenaban mis manos, busque los botones que cerraban su vestido por detrás del cuello y se los fui soltando uno a uno, para darle tiempo a reaccionar si se arrepentía, cuando llegue a la cintura le baje el vestido hacia delante, sacándole las mangas, se quedó con un sujetador bastante feo pero que al soltárselo también cayó al suelo, saltando sus dos grandes tetas oprimidas desde mucho tiempo, me apoderé de sus tetas desde abajo con las manos abiertas y al llegar a los pezones los junté y los pellizqué, haciéndole gemir, mientras la señora de la ventana seguía chupándole la polla y pajeándola, casi no le cabía en la boca y de vez en cuando tenía que sacarla y respirar, con lo que se veía el glande rojo y brillante.

Mi mano buscó bajo el vestido de Fernanda, pasando entre sus muslos llegó a una bragas altas y antiguas, solté el otro pecho y con las dos manos baje las bragas mientras Fernanda se apoyaba en la ventana para no perderse ningún detalle. Las bragas cayeron al suelo y levantando una pierna se la sacó,

Sus nalgas estaban frías en comparación al calor que salía de entre ellas, se las separé y metiendo la mano llegué hasta sus labios mojados que daban entrada de su vagina, mis dedos entraron con alguna dificultad pero al estar tan mojados se colaron, con mi otra mano me solté el pantalón y sacándome la polla se la pegue a las nalgas y fui bajando hacia su sexo, al notarme se agacho más hacia la ventana y me ofrecía mas su coño, cuando lo encaré presioné la polla que poco a poco se fue metiendo a la vez que separaba las piernas y levantaba el culo. La mujer de la ventana estaba apoyada sobre el lavabo y el hombre se la clavaba en el coño por detrás igual que se la metía yo a Fernanda, la mujer levantó una pierna y la apoyó en el bidet con lo que se veía un poco su coño con la polla entrando hasta el fondo, Fernanda acalorada se volvió hacia mí y me dijo despacio…

--- Por favor me voy a correr, métela hasta el fondo y lléname de leche, ya, por favor ya.

Me coloque más centrado y por bajo de su brazo veía a la otra pareja que también aceleraban, le fui acelerando los empujones hasta que viendo como se tensaba y me estrujaba la polla me corrí a la vez que le daban unos espasmos eléctricos.

La otra pareja acabó como nosotros, con ella echada sobre el lavabo y el sacando la polla chorreando leche.

Cuando Fernanda se volvió hacia mí, cogiendo el sujetador del suelo, se subió el vestido y me dijo…

--- Espero que todo esto quede entre nosotros, aquí no ha pasado nada, entiendes?

--- Claro no se preocupe Srta. Fernanda.

La ventana de la vecina estaba abierta aún, pero no se veía ya a nadie.

Continuará

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Me gusta ser chófer (2)

Me senté en una silla,  al rato respondí al teléfono que me decía que fuera a recoger a la señora.

Pasé por la cafetería donde ya me esperaba, bajé del coche, le abrí la puerta y la cerré suavemente, miré hacia la cafetería y vi a sus amigas como miraban hacia mí sonriendo.

Al subir al coche y arrancar, desde el asiento trasero derecho me pregunto calmadamente…

--- Si le pregunto algo me responderá sinceramente?

--- Por supuesto.

--- Estoy segura que cuento con su discreción más absoluta sobre lo que ha pasado esta tarde, no es verdad?

--- Le doy mi palabra señora, por mi no ha pasado nada.

--- Gracias, estaba segura, pero le puedo pedir su opinión?

--- Sobre qué, exactamente?

--- Me gustaría saber qué opina sobre mí y sobre mi cuerpo, ya tengo unos años y no quisiera hacer el ridículo delante de mis amigas.

--- Bueno que puedo decir yo? usted es una señora muy elegante, se puede permitir la ropa que quiera, pero si me lo permite, pienso que debería actualizar su vestuario, aun siendo de mucha categoría, no creo que esté al día de lo que se lleva ahora.

--- Quieres decir que estoy anticuada?

--- Más que anticuada quiero decir que usted es joven todavía, que tiene un cuerpo muy bonito y que no lo luce lo suficiente.

--- Entonces que debería hacer, vestir de jovencita?

--- No de jovencita, pero con unas prendas actuales, una lencería sexi, moderna y lucir ese cuerpo tan excitante que tiene.

--- Me alagas, pero no sé que debería ponerme, no me gustaría que mis amigas pensaran que soy una carca o una friqui.

--- Cuando salía de la cafetería vi que la miraban y sonreían, no sé el motivo, pero no me pareció de muy amigas.

--- Crees que me podrías ayudar?

--- No sé cómo, pero cuente conmigo.

--- De todas formas, de todo este tema mi marido no debe saber nada, ya veré como le voy explicando los cambios.

--- Puede confiar conmigo.

--- Pues vamos a comenzar con la corsetería, vamos a algún gran almacén del centro.

---Si me permite una sugerencia, le recomendaría que fuese a alguna tienda especializada, donde tendrán algo más exclusivo.

--- Me encanta la idea. Vamos pues, sabes de alguna?

--- Le confieso que me gusta ver los escaparates y los anuncios de lencería, me gusta ver la belleza de estas prendas tan delicadas.

--- Sabes? Me caes muy bien, llévame donde quieras.

Tuve suerte y encontré aparcamiento casi en la puerta de la tienda, era pequeña, atendida por una señorita muy guapa y elegante, había otra que estaba en la caja, más mayor, comprendí que era la dueña.

Tenía dos grandes escaparates muy bien decorados, con unos modelos muy sugerentes, al entrar la dependienta se acercó rápidamente, al ver a la clienta tan elegante, yo me quedé en un segundo plano en la esquina del mostrador.

La señora expuso más o menos lo que quería y la dependienta le captó enseguida, al ver la ropa que llevaba.

Empezó sacando modelos discretos dentro de la modernidad, se los extendía y le comentaba sus virtudes, la señora con disimulo me miraba y yo le hacía una mueca según me parecían, la verdad algunos eran maravillas, pero eran para chicas jóvenes y no se adaptaban al cuerpo de la señora.

Al fin después de mucho deliberar acordaron que se llevaría algunos a casa y se los probaría con tranquilidad y se quedaría varios, la dueña no puso reparos al ver el tipo de clienta, con chofer y todo.

Al día siguiente aprovecho que había enviado al ama de llaves a un recado que tardaría en hacer, la sirvienta ocupada en el otro lado de la casa y la cocinera haciendo el pedido en el mercado, para llamarme a su habitación.

El matrimonio dormía en habitaciones separadas aunque comunicadas por una puerta, desde hacía tiempo.

Cuando entré, sacó de debajo de la cama las dos bolsas de papel repletas de sujetadores, estaba cubierta de una bata de seda verde lima, y atada con un cinturón, me dijo…

--- Vamos a ver que me quedo?

--- Cuando quiera.

Fue abriendo paquetes y sacando los sujetadores los extendió sobre la cama.

Soltó el cinturón y dejó caer la bata sobre la alfombra, tenía los pechos al descubierto y llevaba unas bragas de raso, aunque altas y casi con camal.

Me miró directamente y cogiéndose los pechos, me los ofreció, yo le lance un beso al aire.

Se puso un sujetador blanco, de encaje, con unos tirantes que le subían el pecho a una altura ideal, el cambio era espectacular, tenía unas tetas de una talla 95 pero según el tamaño de la copa se sentaban mejor o peor, el pecho muy poco caído para su edad, se veía muy sugerente cuando el sujetador dejaba entrever sus pezones rosados.

Me preguntaba si este le juntaba o separaba el pecho y yo le subía o bajaba los tirantes para ajustarle a su gusto, cuando quedaba un poco plano le metía la mano dentro de la copa y sacaba la teta en la palma y la levantaba para ver el efecto, entre mis dedos quedaban sus pezones excitados y cada vez que los cogía daba un pequeño suspiro, al final elegimos unos cuantos, unos con media copa y los tirantes a los lados dando la sensación que no llevaba u otros de balcón que se quitaban los tirantes, otros que le permitía llevar un escote de vértigo, incluso unos que se adherían a las tetas y podía llevar escote trasero hasta la cintura y delante daba el efecto que no llevaba nada, pues las tetas se movían con libertad.

En unos de los cambios me puse detrás de ella y le pregunté al oído…

--- Sabe cual me gusta más?

--- Dime cual y me lo quedo sin dudar.

Según estaba detrás de ella, pasé las manos bajo sus brazos y cogiéndole las tetas con las manos abiertas se las levanté y se las deje altas y apretadas con los pezones pellizcados entre mis dedos.

--- Este es mi preferido.

--- Y el mío.

Suspiró y pasando las manos por detrás, me las puso sobre mi bragueta, tocando mi polla dura, la apretó y la acarició poniéndola si cabe más dura aún, se dio la vuelta y bajando la cremallera me sacó la polla con las dos manos y arrodillándose se la puso en la boca y atrapándome los huevos se la metió prácticamente toda, yo le acariciaba el pelo y le guiaba la cabeza para que se metiera hasta la garganta, ella hacía lo posible para complacerme, me miraba desde bajo con ojos lastimeros, la levante desde las axilas y la abracé, me dio un beso y me llevó a la cama, me bajo los pantalones, yo no pude ni quitarle las bragas, le ladee el camal y se la metí hasta dentro de dos golpes, tenía una mata de vello muy espesa y me costó encontrar su vagina que aunque mojada estaba enredada de pelos en su entrada, mordía sus tetas, ella gemía sin parar apretándose contra mí. La metía sin cesar y solo paró para pedirme que le quitara las bragas, levantó las piernas sobre su cabeza y dejando su sexo abierto ante mí, me dijo…

--- Métela toda hasta dentro y no pares hasta que me corra.

Cuando ya estaba a punto de llegar su orgasmo me dijo…

--- Lléname de leche, hasta que se me salga, la quiero toda dentro.

Yo no paré hasta que notando como un calor me venía desde los huevos hasta el glande, me apreté contra su coño y en varios chorros le deje toda la leche acumulada.

Se quedó extasiada, con las piernas abiertas, cogidas con las manos por las corvas de las rodillas y la vagina expulsando un hilo de semen que ya no le cabía dentro, le pasé el dedo por el reguero de leche que al pasar por el culo lo rodeaba y le dije…

--- Este agujero queda pendiente para otro día.

--- Estoy impaciente ya.

Nos vestimos y guardando las prendas que no se quedó me dio un cheque, me mandó a la tienda para pagar los sujetadores, puse la cantidad que costaban y me volví a casa.

La dependienta de la corsetería me miró a los ojos y me dijo…

--- Gracias, vuelve cuando quieras.

Y me guiño un ojo.

Continuará

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Me gusta ser chófer (3)

La señorita Fernanda seguía tratándonos como siempre, distante y seria, a mí por supuesto también, yo con las demás chicas seguía igual, con Marisa, la cocinera pasaba rozándole la nuca y oliéndole le decía…

--- Que ricos estarán esos…. Panecillos…

Y le miraba las grandes tetas sudorosas bajo el uniforme, enseguida notaba como cambiaba de postura y movía las piernas como restregando una sobre otra, me imaginé que se apretaba el clítoris con sus labios.

Con Gloria era todo diferente, me llevaba loco, me provocaba y salía corriendo, se reía,  me encantaba oírla, de vez en cuando la arrinconaba contra una pared y hacía como que la besaba, ella se escurría como una anguila y se iba riéndose más todavía, era una delicia jugar con ella.

En cierta ocasión estaba limpiando una lámpara de cristal Strass, los limpiaba uno a uno, brillaban con la luz haciendo mil colores, pasé por el lado de la escalera y vi sus muslos que se elevaban dentro de la falda del uniforme, pasé la mano entre ellos y ella riendo sin parar los cerró atrapándome la mano, como no podía soltar la lámpara y no se podía arriesgar a romperla, estaba en mal equilibrio, por lo que no tuvo más remedio que liberar mi mano que siguió subiendo hasta que llego a un centímetro de sus bragas, Gloria ya no se reía, solo respiraba agitadamente esperando lo que parecía inevitable, incluso noté que separaba las piernas un poco, pero yo bajé lentamente la mano hasta sus pies, luego los besé suavemente y me lamí delante de ella los dedos.

Respiró hondo cuando me alejé, pero se quedó pensativa.

Mi jefe, D. José era muy aficionado al futbol, los domingos que había partido, lo dejaba en el campo y luego volvía a un lugar determinado a recogerlo.

Una tarde cuando íbamos al campo me preguntó…

--- Es curioso, no sabemos mucho de ti, estamos muy contentos contigo, pero no sabemos si tienes novia o estás casado, ni nada, pues este trabajo es muy absorbente y nunca te vas con nadie en concreto.

--- Pues la verdad yo también estoy encantado de trabajar para ustedes y como no tengo novia ni nada me da igual salir un día que otro.

--- Me alegra saberlo, un domingo si quieres iremos a casa de unas primas y merendaremos allí, pero me tienes que asegurar que no lo comentarás en casa y menos a mi mujer.

---No se preocupe cuando quiera lo llevaré.

Al cabo de unos domingos después de dejar a su mujer con sus amigas, nos fuimos al futbol pero me dio una dirección y lo llevé allí, lo recibieron con gran alegría y le hicieron entrar, él se volvió hacia mí, me indicó que pasara también, pero decliné la invitación y me quedé fuera esperando.

Estuvo cerca de dos horas, más o menos lo que duraba el partido y cuando le abrí la puerta, me dijo…

--- Que chicas, valen todo lo que cobran.

Me dijo que pusiera la radio del coche y oímos como había quedado el partido, no se había perdido gran cosa.

Cuando llevé una mañana a la señora a la peluquería me comentó…

--- No te interesa saber que han opinado mis amigas del cambio de look?

--- Oh! Claro, pero no me atrevía a preguntar.

--- Pues les ha encantado, bueno yo creo que se mueren de envidia, me han hecho que me abriera el escote para enseñarles el sujetador de encaje que llevo.

--- Es el de las copas de balcón?

--- Si, ese, veo que te acuerdas.

--- No lo podría olvidar nunca.

--- Me han preguntado donde los he comprado y les he dicho que en un gran almacén, jajaja.

--- Perfecto, que sufran, jajaja.

--- Tenemos que volver y comprarme las bragas que hacen juego con ellos.

--- Cuando quiera.

--- Luego a la tarde iremos.

Por la tarde aparcamos cerca de la tienda y fuimos andando hasta ella, yo caminando un paso detrás de ella, como siempre, la señora erguida y mirando alegre al frente, tenía un paso largo y decidido, llamaba la atención, pues iba vestida con una camisa estampada de flores y una falda plisada con vuelo, por la rodilla, zapatos abiertos con tacón muy alto, por supuesto.

Al entrar, la dependienta me reconoció enseguida, antes que a mi jefa, me regaló una sonrisa de oreja a oreja, se sentó la señora y pidió las prendas que quería, yo como siempre discretamente a la vista y según los sujetadores que se había llevado, le fue enseñando los conjuntos que le iban bien, yo le confirmaba o no, los que me gustaban los separaba, la dependienta ya se había percatado de las señales que nos hacíamos y quiso entrar en el juego y a la vez que le enseñó unas bragas, yo le dije que dudaba, ella se separó del mostrador y dijo…

--- Mire, este modelo es el mismo que llevo yo.

Se levantó la falda de tablas que llevaba y le, o mejor nos enseño las bragas que llevaba puestas y que le hacían una figura sensual terrible, pues llevaba medias negras hasta casi arriba del muslo. Las sisas altas le hacían unas piernas largas, bajo la prenda transparente se adivinaba que estaba depilada con un leve triángulo, se le metían entre los labios del coño. A la señora enseguida le gustó y yo involuntariamente me cogí la polla, que ya me delataba, ella me vio y le dijo a la chica que quería verla mejor y la hizo salir del mostrador a una zona que estaba oculta a la calle, entonces le dijo si podía quitarse la falda para verla por detrás también, la chica muy gustosa, me miró y sonrió, se soltó la falda, la dejó caer y estirando la cintura de la braga hacia arriba logró que se le metiera aún más entre los labios de su coño que se quedaron fuera, a cada lado del escueto tejido que solo ocultaba el clítoris, mi polla se había salido del bóxer y se deslizaba por el camal izquierdo de mi pantalón, se me notaba claramente, las dos mujeres ya me miraban descaradamente, la dependienta le dijo a la señora…

--- Estas bragas hacen conjunto con este sujetador.

En un momento se despasó la rebeca que llevaba y descubrió el sujetador que llevaba, que era igual de uno que había elegido ya mi jefa, se acabó de quitar la rebeca y nos mostró como le sentaban las prendas en conjunto, tenía unas tetas preciosas que se le salían por encima de las copas, trasparentaban unos pezones negros pequeños puntiagudos, la señora viendo que la dueña de la tienda no estaba en estos momentos, se abrió la blusa de flores que llevaba y le enseñó el mismo sujetador que llevaba la chica, esta se alegró de que coincidieran en el gusto, le pidió por favor si se podía quitar las bragas para poder tocar la suavidad del tejido, la chica se agachó y cogiéndolas de la cintura elástica se las bajó por las piernas enfundadas en las medias, se volvió de espaldas, vi que eran con costura y que tenía un culo redondo y moreno salvo lo que cubriría el bikini y que encerraba los labios apretados de su sexo. Se dio la vuelta y ya de frente a nosotros separó un poco las piernas dejándose caer sobre una, con lo que sus labios se abrieron y quedó al descubierto su clítoris, rosado, húmedo y brillante.

Mientras mi jefa tocaba el suave tejido de las bragas me dijo…

--- Le puedes ayudar a la chica a buscar en el almacén algún modelo más?

Yo la seguí y nada más pasar la cortina que separaba de la tienda la besé en la boca apretando mi polla entre sus piernas desnudas, las abrió y me buscó la polla en el camal del pantalón la cogió,  y soltando el cinturón me la sacó de un tirón e inclinándose sobre unas cajas me ofreció su coño con las piernas abiertas del todo, subió una pierna sobre una banqueta, desde la tienda mi jefa veía como mi polla se hundía en el coño de la chica, que al estar depilado casi todo, mostraba sus labios vaginales el entrar y salir de mi polla, yo le cogía las tetas por debajo del sujetador que quedo pegado al cuello y la atraía hacia mí, hasta que la chica dando un grito dijo…

--- Por favor no me la saques aún, me voy a correr, pero no te corras dentro, estoy casada y lo va a notar mi marido, córrete en mi boca, me tragaré toda tu leche.

Mi jefa estaba cómodamente sentada viéndome entre las cortinas, me miró y levantó sutilmente su falda plisada y abrió las piernas lo suficiente para que viera que no llevaba ropa interior y además se había depilado totalmente el coño, estaba entreabierto y el clítoris pugnaba por asomarse, después lentamente se cubrió, mi polla todavía se puso más dura y palpitante, cuando después de unos espasmos, la dependienta que casi se desmoronó, se arrodilló frente a mi polla y cumplió su promesa, me cogió del culo y su boca recibió mi polla desesperadamente, tragándola hasta darle arcadas y apretándome los huevos, me hizo descargarle toda mi leche en el paladar mientras iba tragando según se iba llenando la boca.

Salí primero yo, terminando de subirme la bragueta y luego salió ella a recoger sus bragas y su falda, llevaba los muslos mojados de los flujos que le salían de la vagina y restos de leche en la comisura de los labios.

Mi jefa le dio las gracias de parte de los dos por su profesionalidad y le dijo que  a partir de hoy sería una clienta asídua. La chica sonrió y me dedicó un beso relamiéndose los labios, mi jefa me miró de soslayo y sonrió.

--- Una chica estupenda, no te parece?

--- Si, le he arreglado el almacén. Jajaja.

--- Si, me parece que hoy ha hecho una buena caja, jajaja.

--- Gracias señora, lo he pasado muy bien gracias a usted.

--- No es nada, esta chica lo estaba pidiendo a gritos y tu polla también.

Cuando llegamos a casa, se fue a sus aposentos y yo me fui a darme una ducha, tenía la polla dura pero no quise hacerme una paja, pues quería retener en la mente el coño de la dependienta.

Cuando salí, vi que Gloria estaba arreglando la ropa de los armarios y pasando detrás de ella le cogí las dos nalgas a la vez por encima del uniforme, apenas se movió, por lo que me aventuré y subí las manos por su vientre y despacio subí por su estómago hasta llegar a sus tetas, ella se quedó con los brazos levantados como estaba con el armario, quieta y dejándome hacer, solté el delantal, metiendo las manos bajo la camisa que llevaba y pasando las manos bajo el sujetador, lo adelanté y dejé caer sus tetas en mis manos, las cogí apretándolas y sujetando sus pezones los estiré y apreté sacándolos como un cacahuete, mi boca besaba el cuello que me ofrecía con la cabeza inclinada a un lado, Gloria ya no se reía, solo suspiraba, solo gemía y respiraba agitadamente, tenía una tetas suaves, jóvenes, duras y tersas, con unos pezones rugosos que salían en unas areolas hinchadas como una pera, solo la areola no me habría cabido en la boca y las tenía en mis manos sacándolas al apretar las tetas.

Cuando le mordí el lóbulo de la oreja, noté como temblaba su estómago y sus piernas las cruzaba mientras se estremecía, le había llegado un orgasmo con solo tocarle los pechos, cuando se calmó del orgasmo, solté suavemente sus tetas y estirándole la camisa saqué las manos.

Le volví a besar en el cuello dándole un escalofrío.

Continuará

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Me gusta ser chófer (4)

Mi polla estaba para reventar, los huevos los tenía pegados a la polla duros, redondos y ásperos, necesitaba una ducha fría urgente.

Entré en el cuarto de baño del servicio y me metí en la ducha rápidamente, al momento de abrir el agua fría, oí como se abría la puerta y se cerraba, yo detrás de las cortinas pude ver una sombra que pasaba por delante, estuve quieto como una estatua con el agua cerrada y pegado a la pared, oí como levantaba la tapa y se sentaba y se ponía a orinar. Yo ni respiraba, pues no sabía quién era, después tiró de la cadena y bajo la tapa, yo ya respiré, pero vi al trasluz que se volvía a sentar sobre la tapa, me tuve que pegar otra vez a la pared, escuché como suspiraba y se estaba inmóvil, mi curiosidad hizo que separara un poco la cortina y me quedé helado, era Marisa la cocinera, que estaba con las faldas subidas hasta la cintura, sin bragas con las piernas abiertas de par en par, con una mano acariciándose entre los muslos y la otra apretándose las tetas inmensas, entre los muslos apenas se veían sus labios regordetes con una mata de pelo rubio y sus dedos desaparecían entre ellos, lo más impactante es que se echaba hacia atrás y con los ojos cerrados susurraba…

--- Mmm, Paco, métemela, la quiero toda, toda tu leche, me la bebería toda.

Yo no sabía qué hacer, si hubiera estado seguro de poder salir sin ser visto, lo habría hecho.

Marisa cada vez se acariciaba más rápido el coño y gritaba más, se me iluminó la mente, creí yo y como tenia la polla dura por ser el sueño de la chica, separé un poco la cortina y saqué mi polla y mis huevos por la abertura, me estuve quieto esperando cualquier reacción, no tardo en suceder, la chica guitó y pregunto…

--- Quien está ahí?

Yo me asusté también, pues no sabía que haría ella y asomé la cabeza, suspirando, me dijo…

--- Ah eres tú? Has visto algo? Desde cuando estás ahí?

Yo le dije…

--- Estaba ya cuando entraste, te he oído orinar y acariciarte el coño y las tetas,

--- Que vergüenza, lo siento.

--- No lo sientas, mira como tengo la polla por tu culpa.

--- Oh! Qué maravilla, he soñado muchas veces con ella y me he masturbado pensando que te la comía.

--- Pues si quieres está a punto para ti.

--- Pero aquí no podemos hacer nada, y siempre estamos con compañía.

--- Bueno, podrías hacerme una cubana.

--- Por tetas no va a quedar.

Se quito la camisa y el sujetador gigante que llevaba y dejo caer las dos tetas que parecían ubres, se sentó en el wáter, abrazo con sus tetas mi polla y fue masajeándolas, la polla aparecía y desaparecía entre su gran canalillo, cuando salía ella intentaba cógelo con sus labios y esperaba a que volviera a salir, yo con lo cargado que iba no tardé en sentir que me iba a correr, Marisa también lo notó y apretándome más la polla con las tetas esperó a que saliera, para metérselo en la boca y abrazándome el culo no la dejó salir hasta que descargué toda la leche en su garganta.

--- Gracias Paco, ha sido un sueño.

--- A ti, es la mejor comida que me han hecho y por una gran cocinera.

Marisa se arregló la ropa y salió rápidamente.

Yo volví a la ducha y le di al agua fría al máximo.

Sin que nadie lo sospechara nada, un viernes nos reunieron a todos en el salón y nos dijeron los jefes…

--- Hola a todos, me encanta veros juntos y contentos, hemos pensado daros la tarde del sábado libre a todos, nosotros nos arreglaremos como sea, Paco, tú si quieres nos puedes llevar al centro y te vuelves, tomaremos algo para merendar, luego iremos al teatro, después iremos a algún sitio para cenar y volveremos en un taxi. Aprovechad la tarde como queráis y pasadlo bien.

Nuestras caras se iluminaron y salimos dando saltos de alegría, cada uno empezó a hacer planes, Fernanda se iría a ver a sus sobrinos, Gloria a ver a sus padres y Marisa con su hermana, yo no tenía muchos objetivos pero me iría al cine o a alguna buena cafetería de las que no acostumbraba a ir, si no era para llevar a mi señora.

Llevé a los señores al centro, iban muy elegantes, ahora se notaba mucho la diferencia de edad de mis jefes, pues la indumentaria de la señora la había rejuvenecido. Daba gusto verla y yo me sentía orgulloso de haber contribuido en el cambio.

Volví a casa y me fui a mi habitación a quitarme el uniforme, al pasar por la ventana indiscreta, por inercia me asomé y me sorprendí al ver que tenía la luz encendida, todas estaban cerradas menos aquella, al momento pasó por delante la señora con la bata y se la quitó quedándose desnuda, estaba de espalda y solo le veía el culo, ya me iba a volver cuando una voz me dejó paralizado…

--- Paco, otra vez mirando donde no le llaman?

--- Oh perdone Srta. Fernanda, ha sido sin querer, pasaba por la ventana y miré. Simple curiosidad, no sé quién es esa señora.

--- Pues no le importa nada, pero si tanto le interesa se llama Julia y se quedó viuda hace unos meses y está muy compungida, según me ha informado el portero.

Ya sin más que aclarar me iba a ir, pero miré por última vez, pero se me ilumino la cara y le dije…

--- Pues si que se ve compungida, mire Srta. Fernanda.

El ama de llaves se asomó desde lejos, con indiferencia, pero al ver lo que había, se acerco casi saliendo por la ventana, la señora estaba sentada en el mueble del lavabo con las piernas abiertas del todo y un hombre sentado en el bidet le estaba comiendo el coño mientras le pellizcaba los pezones, ella separaba los labios del sexo para que llegara mejor al clítoris, estaba todo depilado y los labios estaban enrojecidos por el roce de la boca y la barba del hombre, estaban encarados hacia nosotros y la luz del lavabo iluminaba todo el cuerpo de la mujer desde arriba.

La Srta. Fernanda se separó de golpe y cerró la ventana, y haciéndose aire en las mejillas con las manos me dijo…

--- Que barbaridad, no lo entiendo, que mujer, Paco voy a mi cuarto a cambiarme y me iré a ver a mis sobrinos.

Yo me fui a mi habitación que estaba contigua a la de Fernanda, me había impresionado que la señora se hubiera decidido a depilarse el coño del todo, estaba seguro que no se lo habría hecho nunca hasta ahora, me llenó de orgullo, por lo que me dio una idea disparatada, cogí las tijeras y me corte el vello de mi pubis lo más corto que pude y luego con el jabón de afeitar lo embadurné todo y con la maquinilla, con mucho cuidado fui afeitándome todo, huevos incluidos, sabía que lo iba a lamentar, pues después me iba a picar mucho tiempo, pero de momento me lo unté de crema hasta las ingles, no me había puesto los pantalones de calle cuando oí un ruido extraño desde la habitación de al lado, puse el oído y era Fernanda que gemía,

Me preocupó, no sabía si estaba llorando o qué, salí sin darme cuenta que no llevaba nada puesto y abrí sin llamar la puerta de Fernanda.

No sé quien se quedó más parado, Fernanda estaba sobre la cama, totalmente desnuda con las piernas separadas, cada pié a cada lado, con una mano metía dos dedos en su coño y con la otra estiraba sus pezones hasta hacerlos largos, yo estaba con la mano en el pomo de la puerta y la otra cogiendo mi polla, me dijo…

--- No se quede ahí, pase y cierre la puerta.

No me hice de rogar, antes de llegar a donde estaba la cama, ya tenía la polla mirando al techo, ella se hizo a un lado dejándome espacio en la cama, pero yo subí por la parte de los pies y separándole las piernas y plagándoselas sobre su barriga, le pegué mi boca a sus labios mojados y separando con la lengua sus labios le metí la lengua en la vagina, sus tetas pronto estuvieron entre mis manos y ella no podía más que dirigirme la cabeza para que chupara todo el coño, le hice coger sus piernas con las manos y levantar el culo ofreciéndomelo, lo besé, lo lamí y subiéndome sobre ella le metí la polla en el coño de un empujón, me lo agradeció pues me rodeó la cintura con sus piernas mientras le mordía los pezones, la polla entró hasta que mis huevos chocaron con su culo, estuvo un rato murmurando…

--- Esto no puede ser, no puede ser, no está bien.

Pero según iba mi polla mojando más su vagina decía…

--- Si, siii que puede ser, y lo quiero todo dentro.

Poco a poco se fue apretando contra mí, se pegaba y quería unirse a mi cuerpo, hasta que se soltó de golpe y abriendo las piernas y los brazos en cruz grito…

--- Yaaaa, me corro, me corroooo, no pares ahora por lo que más quieras…

Yo dejé que se calmara y me di la vuelta sobre ella, no había cambiado de postura, por lo que no me costó poner mi boca en su coño y mi polla en su boca en un perfecto 69, no se molesto en mover los brazos por lo que estuve follando su boca a la vez que mojaba la lengua en sus jugos y los pasaba a su ojo del culo, sus piernas no se cerraron, estaba como pegada a la cama, mi lengua recorría sin cesar la ruta desde el clítoris hasta el ojo del culo despacio pero sin parar, en el clítoris ponía la lengua de punta, en los labios y la vagina la lengua ancha y en el culo otra vez de punta, hurgándole para meterla un poco.

Pase mis brazos por bajo de sus nalgas y abriéndolas apoye el dedo en el ano, estaba encogido y rugoso, pero unas caricias a su alrededor le hizo confiar en mí y su esfínter se relajó hasta permitir que el dedo entrara hasta la primera falange, al estar lubricado se coló hasta la segunda y después hasta el fondo, sus manos ya habían cogido el conjunto de mis huevos y mi polla y se los metía en la boca hasta casi ahogarse, cuando ya permitía que entraran dos dedos holgadamente, le dije que se pusiera a cuatro patas a la orilla de la cama, dejó los pies colgando fuera de ella y pegando la cara a la sábana se abrió las nalgas, dejándome el ano abierto, ya no era marrón, ahora era rosado, húmedo y hondo, la cogí de las caderas y apoyándole el glande en el ano escupí saliva entre los dos y fui apretando, mi glande normalmente puntiagudo se hizo chato al presionar, pero poco a poco fue venciendo la resistencia y abriéndose paso se coló haciendo un ruido de tapón, Fernanda que estaba aguantando la respiración, suspiró y fue recibiendo poco a poco mi polla dentro hasta que mi polla se pego a sus nalgas, al estar depilado notaba como la mata de pelo de ella abarcaba toda mi polla pero no se veía su vagina, solamente una grieta rosada entre sus labios, cuando empecé a bombear más rápido ella apretaba el culo para que la notara mas, cuando me dijo…

--- Me estas matando con tu polla, pero quiero que me llenes de leche, pero guarda un poco para mi coño y para mi boca.

--- Tranquila tendrás para todo.

Me corrí dentro de su culo y al momento salió un chorro que caía entre los labios del coño hasta las sábanas, la polla aún estaba bastante dura cuando la chupó con la lengua, yo no me lo creía pues acababa de sacársela del culo, pero no se inmutó y metió el glande dentro de su boca haciendo como si chupara un caramelo, aparecía el bulto dentro de sus mejillas, me cogió de los huevos y me exprimió hasta que salieron dos chorros de semen que después de saborearlo como si fuera un manjar, se lo tragó todo, yo no creí que podría mantener mi promesa de correrme en su coño pero estaba empeñada, por lo que empezó a contarme lo que había sentido al ver a la vecina como le chupaba la polla la primera vez y el gusto que le di sin pensarlo y de cómo se mojó todo el coño cuando vio las piernas de la mujer abiertas y comida por aquel hombre anónimo, mientras me decía todo esto con voz mimosa, me descapullaba el pene y me acariciaba mi ano, yo nunca había tenido ninguna experiencia con mi ano, por lo que en principio me extrañó, pero ante la insistencia de la mujer, cedí y me dejé meter el dedo hasta que tocó mi próstata, el efecto fue radical, la polla empezó a crecer y se puso igual de dura o más que antes, ya no tardó más y subiéndose sobre mi me cabalgó mientras se echaba hacia atrás y me seguía acariciando mi próstata, no tarde en levantar las caderas y ella se sentó de golpe y con un movimiento circular hizo que me corriera otra vez, después se dejó caer sobre mí y me besó diciéndome…

--- Nunca nadie me había follado como tú, y ya hacía muchísimos años que no lo hacía, gracias Paco.

Continuará

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Me gusta ser chófer (5)

Me fui andando hasta el centro, no tenía ningún plan, por lo que vagué hasta pasar por la zona más chic de la ciudad, no me gustaba ir por allí, pues podría ver a mis jefes y no me apetecía, pero no tuve suerte y al pasar por una terraza oí que me hacían suavemente un shiiit, me volví y eran mis jefes que estaban en una mesa tomando el té con dos señoras más.

--- Vaya, me dije yo, que mala suerte. Hoy en mí día libre.

D. José me dio la mano y me preguntó cómo iba la tarde libre, le dije que por ahora bien, la señora me presentó a las otras que les acompañaban y me invitaron a sentarme con ellos, yo me resistí, pues no me sentía cómodo en este ambiente, pero ante la insistencia de la señora no tuve más remedio que sentarme, me puse junto a D. José que me ofreció un puro de los que el fumaba sin parar, era un habano de los más caros, pero yo no fumo y me excusé, mientras, la señora les contaba a sus amigas cómo le acompañaba a todos los sitios y los discreto y eficaz que era, ellas se deshacían en halagos, diciéndole que suerte tenia conmigo. Estuvimos hablando de mi afición con los coches clásicos y ahí me animé, pues era un tema que me encantaba, me contaron que una de ella tenía en el garaje un Ford modelo T del año 27, yo quedé impresionado, pero me dijeron que desde que se jubiló su chofer no lo habían puesto en marcha porque nadie sabía cómo hacerlo, yo maldije mi suerte, de no poder tener nunca un coche antiguo, me dijeron si quería echarle un vistazo a ver si se podía volver a arrancar. Me ilusionó mucho pero pensé que no había ninguna posibilidad, pues ni entendía demasiado de mecánica ni tenía herramientas, en fin, era solo un sueño inalcanzable. Pero la señora Ángela insistió y dijo que por lo menos que le echara un vistazo y opinara, ya no tuve excusa y dije que bien, lo miraría. Las señoras se levantaron y dijeron que se iban para casa, eran hermanas y el coche era de una herencia de su padre y se lo estimaban mucho.

--- Que le parece si nos acompaña y lo ve, por lo menos nos puede orientar.

--- Es que estaba hoy…

--- Venga Paco, dijo mi jefe, si no será más que un momento, ah! Y que le enseñe el coche que tienen.

--- Muy bien, pues vamos, mi coche está en el parking dijo la señora más joven.

--- Ah, me llamo Vicenta y mi hermana Pepita.

Bajamos al parking que estaba lleno de coches, casi todos grandes, hacía en calor tremendo.

Vicenta dijo…

--- Vaya, siempre me pasa lo mismo, no me acuerdo donde lo he dejado.

Estuvimos unos minutos buscando y nada, el calor era sofocante, le dije…

--- Me permite el mando?

Pulse el mando y a lo lejos se encendieron unos intermitentes Chup chup!

--- Ahí está, dijo Pepita.

Cuando llegamos me quedé frio, era un Jaguar, del año 62, verde y brillaba entre los demás.

Me dijo Vicenta…

--- Quiere llevarlo Paco? yo no me aclaro mucho entre tanto coche.

--- Me encantaría, dije mientras les abría las puertas.

Vicenta se sentó a mi lado, era una señora de unos sesenta más o menos, se conservaba bien, era alta, delgada y con poco pecho, su hermana Pepita era un poco mas mayor, no mucho, era más bajita pero más rellena, tenía dos tetas bastante llenas, vestían muy elegantes con traje chaqueta.

Al entrar en el coche había una temperatura agobiante, yo me quité la chaqueta y la deje en el asiento de detrás, las hermanas siguieron mi ejemplo y se quitaron las chaquetas, una llevaba una blusa con botones y otra con una camisa cruzada  y atada a la espalda la falda de Vicenta era estrecha y la de Pepita ancha y por bajo de la rodilla

Puse la llave de contacto y pulse el botón de arranque, un escalofrío me corrió por la espalda, el motor rugió bajo el capó, rodé por el garaje con una suavidad que parecía que flotaba, el morro del coche se veía delante por el parabrisas barriendo con la luz de sus faros el camino hacia la calle.

Cuando salimos les pregunté donde vivían y me dijeron que en un chalet en las afueras, me orientaron y salimos de la ciudad, Vicenta disfrutaba de mi conducción y del coche, decía…

---Como se nota que usted es un conductor que disfruta con los coches.

Se puso el respaldo hacia atrás y los brazos sobre la cabeza, por el rabillo del ojo noté que desabrochaba dos botones de la blusa y se subía la falda estrecha. Pepita desde detrás de mí estaba apoyada en los respaldos de delante y me hablaba a mi oído…

--- Mmm, Paco que colonia usa usted? Me gusta el aroma, huele a hombre, en este coche hace mucho que no sube un hombre.

Yo la miraba por el espejo y la veía como estaba pegada a mi cabeza.

Vicenta con el pretexto de que habría engordado y la falda se le había quedado estrecha, se la subía hasta que se le veían los muslos hasta arriba empezando a clarear las bragas blancas que llevaba, Pepita me pasaba la mano por la cabeza mesándome el pelo y diciéndome que tenía el pelo muy agradecido.

Yo tenía entre mis manos el volante y en mi pantalón mi polla empezaba a molestarme, pues se ponía dura y me pinchaba en los pelillos, no me la podía recolocar, Vicenta separaba las piernas, poniendo una contra la puerta y otra junto a la palanca del cambio de marchas, inevitablemente cuando cambiaba, recorría su muslo de abajo arriba, ella ni se inmutaba, sus bragas ya eran visibles aun en la oscuridad, solamente iluminadas por la luz verde del cuadro de mandos. Eran muy estrechas y con unas puntillitas en las ingles.

Pepita pasaba el brazo entre los asientos, me rozaba el pecho y me pellizcaba la tetilla derecha, al mirar por el espejo vi que se había soltado la blusa atada a la espalda y la llevaba abierta, mostrando el sujetador color lila estampado de florecitas, muy juvenil.

Mi polla estaba llegando a unos límites que no podía aguantar, me pinchaba con la depilación, en que mala hora pensé, pero no me cabía, todo era removerme en el asiento, Vicenta cuando cambié de marcha con la palanca hacia atrás, me cogió la mano y pasándola sobre su muslo la dejó sobre su entrepierna, notaba bajo mis dedos el encaje de sus bragas y el calor que emanaba de allí, a su vez alargo su mano y posándola sobre mi bragueta notó que tenía la polla doblada con lo que soltando el cinturón bajo la cremallera la sacó, que descanso tuve yo, la polla bajo el volante estaba durísima y roja del esfuerzo, Pepita desde detrás me dijo al oído…

--- Paco aguanta un poco más, ya estamos llegando.

Mientras Vicenta me sostenía la polla entre sus manos, me indicó donde debía girar y pulsando un mando se abrió una puerta corrediza que dio paso al chalet, luego otra se abrió hacia arriba y entramos al garaje, se encendieron las luces y aparque al lado de una puerta, al fondo pude ver el Ford T con su silueta inconfundible cubierto por una lona.

Al bajar me di cuenta de la escena. Vicenta con la blusa abierta hasta la cintura, enseñaba sus pechitos sueltos, sin sujetador, estaban muy morenos y la falda encajada en su cintura, dejaba las bragas a la vista totalmente, Pepita, llevaba la blusa con una mitad a cada lado y el sujetador lila que no podía recoger sus grandes tetas, yo con la bragueta abierta y la polla mirando al techo.

El examen al Ford quedó aplazado hasta mejor ocasión y me invitaron a entrar en la casa.

Me cogieron cada una de una mano y yo con la polla tiesa, entramos a la casa, bueno era una mansión, pasamos a un salón espacioso, con unos sillones y unas alfombras grandísimos, mullidos y suaves, me dijeron que me sintiera como en mi casa, yo a gusto me habría ido a casa a dormir, llevaba una tarde bastante agitada, pero las señoras no estaban por la labor, me dijeron que pidiera lo que quisiera, me acerqué a la nevera inmensa en la cocina y cogiendo dos huevos, metí las yemas en un vaso largo y lo llené de oporto y de un trago me lo bebí, cuando volví al salón, las hermanas se habían puesto cómodas, Vicenta se había quitado la camisa y la falda, solo llevaba las bragas blancas de encaje, por delante se trasparentaba la mata de vello rizado y bien recortado, sus diminutas tetas estaban altas mirando hacia arriba con unos pezones negros rodeados de unas areolas grandes y muy oscuras también, su hermana Pepita, se había quitado la blusa también pero seguía con el sujetador estampado lila, estaba quitándose la larga falda y se quedó con las braguitas tipo bikini lila a juego, también.

Me invitaron a que las siguiera y me llevaron a la habitación de Vicenta, era muy grande con un gran ventanal desde donde se veían las luces de la ciudad, en el centro había una gran cama redonda con una serie de muebles repartidos desordenadamente en medio de la estancia, las luces se encendieron automáticamente al entrar, pero luego fueron perdiendo intensidad hasta quedar solamente en penumbra, desde algún lugar había alguna luz negra, que hacía que los blancos parecieran fluorescentes, las bragas de Vicenta brillaban en la oscuridad, las sábanas eran azul oscuro y se destacaban sobre ellas, entró en la cama y me llamó desde dentro, dudé un momento y Pepita cogiéndome de la mano me ayudo a subir, el colchón era muy mullido y me hundía los pies al andar sobre él. Las dos me abrazaron a la vez y quedé entre las dos con sus cuerpos pegados a mí, una se encargo de mi camisa y la otra de mis pantalones, me encontré desnudo en un minuto,

Les encanto verme depilado y me acariciaban la polla y los huevos con sus manos, Vicenta me cogió la mano y la puso en su vientre y separando la cintura de su braga me la empujo suavemente hasta que la dejó cubriendo su mata de pelo rizado, suspiró y separó las piernas para que siguiera bajando hacia sus labios, mientras Pepita me cogía la polla y se la metía en la boca y me acercaba sus tetas todavía apretadas por el sujetador, le bajé un tirante y una copa, con lo que salió una teta que quedó sobre mi boca, la atrape con los labios y vi que tenia la areola pequeña pero el pezón grueso y eréctil, salió como por encanto de dentro del circulo rosado, las bragas de Vicenta se bajaron, al llegar a sus labios menores y quedaron entre sus muslos delgados que permitían a mi mano pasar entre ellos hasta llegar a unas nalgas finas que apenas podían esconder su agujero estrecho, mi boca buscó entre la masa de vello rizado los labios, que al separar las piernas se abrieron como una papaya viéndose la raya rosada con sus pliegues dentro, el clítoris era en comparación de sus delgados labios muy grueso, parecía un pene pequeñito, con su glande y todo, que cuando lo chupé se enderezo y se quedo brillante al retirarse la piel que lo cubría, en las caderas se apreciaban los huesos al lado de su abultado monte de Venus, las tetas de Vicenta eran pequeñas pero muy suaves, los pezones ásperos y muy sensibles y estaban muy morenos excepto un triángulo blanco donde cubría el pezón el bikini.

Pepita por el contrario era voluptuosa, las tetas después de soltarse el sujetador del todo, cayeron hacia mi rozándome la cara, con la otra mano, busque entre sus piernas y roce sus labios gorditos y depilados, con un clítoris estirado que le llegaba hasta los labios menores y la entrada de su vagina, más allá entre dos rellenas nalgas estaba su culo difícil de acariciar, Vicenta fue quien se decidió primero y se puso sobre mi polla inclinándose sobre mi pecho para que yo le mordiera sus pezones, yo estaba acostado boca arriba con los brazos extendidos y las piernas abiertas, Pepita, metió la cabeza entre mis piernas y lamia mis huevos y mi polla cuando entraba y salía del coño de su hermana, al mismo tiempo le mojaba el culo a su hermana con sus jugos y acariciándole el agujero le fue metiendo un dedo primero, luego dos y al final tres dedos cuando se dejaba caer, estaba con mi polla dentro y los dedos de su hermana tocándome a través de una fina tela de carne.

Pepita, se levantó y se quedó de pié con las piernas a mi lado y separando sus labios depilados los ofrecía a Vicenta que los chupaba con deleite mientras yo desde bajo separaba las nalgas de Pepita y le metía dos dedos en la vagina y uno en su culo mofletudo, mi polla después del día tan agotador que había llevado, estaba dura pero lejos de correrse, por lo que Vicenta saltaba sobre mi sin compasión hasta que abrazo a su hermana y chupándole el clítoris, se corrió entre espasmos, cansada del esfuerzo se tumbó boca arriba, Pepita se colocó encima de ella en un 69 y mientras Vicenta le lamía el coño que estaba muy mojado, ella seguía mojando el clítoris de Vicenta y le metía dos dedos en el culo. Yo me levante y colocándome detrás de Pepita y abriéndole las nalgas carnosas me moje con saliva el glande y sujetándola de las caderas y ayudada por Vicenta que encaraba mi polla en su culo, se la fui metiendo poco a poco hasta que después de dos intentos se metió hasta la mitad, ella empujando el culo hacia atrás, se lo termino de meter, al tener el coño lamido por Vicenta y el culo lleno de mi polla no tardó en correrse y Vicenta como su hermana gozaba tanto también recibía las lamidas de Pepita por lo que se corrió instantes después de su hermana, yo estaba solamente para meter la polla en el agujero que quedaba libre lo que hice después de sacarla del culo de Pepita, fui lamido por Vicenta y ella misma la metió en el coño de su hermana y mientras le acariciaba el clítoris, me acariciaba a mí los huevos. Después de tanto meter, mi polla ya no aguantó más y se corrió dentro del coño de Pepita y Vicenta que estaba debajo esperó a que la sacara para recibir el reguero de leche que salía de la vagina de su hermana para tragárselo.

Ya estábamos agotados los tres, cuando nos sentamos en un sofá y tomamos unas copas, me contaron que hacía mucho que no se habían corrido tan a menudo y tantas veces, pues estando las dos solas no conseguían correrse ni con los consoladores.

Me agradecieron la visita y quedamos que si quería ver el coche podríamos quedar cuando quisiera.

Llamaron a un taxi y me volví a casa.

Cuando llegué, coincidí con mis jefes que llegaban también, me preguntaron…

--- Que tal el Ford?

--- Me va a dar mucho trabajo para que arranque.

--- Entonces volverás?

--- Primero me informaré de cómo funciona o buscaré ayuda. Buenas noches señores.

--- Buenas noches Paco.

Continuará

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Me gusta ser chófer (6)

Al otro día domingo, no tenía que llevar a ningún sitio a los señores por lo que me permití no madrugar.

La casa estaba en silencio, solo se olían las tostadas en la cocina y me animaba el día. Me quedé medio dormido y no me desperté cuando alguien se sentó al lado en mi cama, solo noté que una mano me tocaba el hombro y no hice caso, me volvió a sacudir y no me di por enterado, sentí como unos labios se juntaban con los míos, eran unos labios frescos, suaves y carnosos, entreabrí los míos y la punta de una lengua buscó la mía, la encontró pronto y una mano se metió bajo la sábana y se posó sobre mi bregueta del pijama, mi polla empezó a crecer y salió de entre la bragueta mal cerrada, la mano abarco mi polla sobre mi pubis depilado, pero no se movió para nada, estuvo un rato notando mis venas hinchadas y como crecía entre sus dedos, después se retiró y dándome un beso corto en los labios, salió de la habitación.

No llegue a abrir los ojos, estaba agotado.

Sobre las 11 de la mañana me levanté apurado, pues ya era muy tarde y me metí en la ducha, fue una bendición para mí, me dio la vida. Me vestí y fui directo a la cocina. Marisa estaba atareada preparando la comida, yo me acerque por detrás y metiendo las manos por bajo del peto del delantal, le apreté las grandes tetas y le dije al oído…

--- Tienes algo bueno para llevarme a la boca?

--- Sabes que sí, que te apetece desayunar?

--- Lo que tengas a mano, alguna tostada o un bocadillo pequeño con lo que sea.

--- Marchando bocata…

Me puso un bocadillo sabroso y una cerveza fresquísima, se lo agradecí con un beso en la nuca.

Salí al pasillo y al pasar por la ventana indiscreta me asomé, porque ya estaba abierta, todo estaba cerrado, oí una tos discreta a mi espalda, y vi a Fernanda cruzando a la cocina. Me escurrí volando mientras sonreía. Al pasar por el pasillo vi a Gloria haciendo la cama del señor, habían salido a dar un paseo a pié, yo me colé y cogiéndole por la espalda le empuje a la cama y cayó sobre el colchón boca abajo con las piernas abiertas, antes de que pudiera levantarse le había levantado las faldas y bajándole las bragas le di un mordisco flojo en las nalgas, cuando se pudo levantar ya había salido de la habitación.

Por la tarde me tocó llevar a D. José al futbol como siempre y me volví a casa hasta la hora de recogerlo, la señora me dijo que quería dar un paseo corto a tomar algo, yo saque el coche y le abrí la puerta de detrás y me dijo…

--- Hoy iré delante contigo.

--- Como quiera.

--- Que tal te fue con las hermanas ayer?

--- Quiere saber la verdad?

--- Claro, como siempre.

--- Pues, físicamente están muy bien, cada una en su estilo, pero no me acaban de gustar cuando son tan directas, solo quieren follar sea con un hombre o entre ellas.

--- Vaya no conocía esa faceta de ellas, lo lamento, creí que te gustaría follarlas a las dos a la vez.

--- Se lo agradezco, estuvo muy bien, se lo aseguro, es que me pillaron de improviso.

--- Sabes una cosa? Estoy deseando tener una ocasión para follar contigo, estoy muy caliente y quiero tener tu polla dentro llenándome de leche.

--- Yo también, usted me pone a cien, tiene un cuerpo divino y me corro nada más pensar con usted.

--- Veré como lo organizo para poder estar juntos. Como tienes la polla?

--- Estando a su lado, dura ya.

--- Cuanta gente entra en nuestro garaje?

--- Solo encierro el coche yo, nadie más tiene llave.

--- Entonces, te daría tiempo en hacer una revisión al coche antes de que termine el partido?

--- Seguro que sí, revisare el nivel de líquidos.

--- Vamos.

Llegamos al garaje y aparque el coche, cerrando la puerta tras nosotros, pasamos al asiento trasero y nos abrazamos nada más sentarnos, me desabrochó el cinturón y me abrió la bragueta y después se tumbó a lo largo del asiento con la cabeza en la otra ventanilla y abriéndolas piernas, levantó las falda sobre su cabeza, no llevaba bragas y su coño se dibujó entre sus muslos, como estaba depilado lo acaricié con una mano pasando el dedo entre sus labios y metí el pulgar en su vagina, con la otra mano me bajé los pantalones a los tobillos y saque la polla acariciándomela y poniéndola dura, cuando la vio con el glande rojo, se incorporó y me la quitó de las manos y se la metió en la boca hasta dentro y cogiéndome los huevos estuvo lamiéndome el pubis también depilado, le gustó el detalle de haberme depilado como ella y se trago toda la polla hasta que sus labios tocaron mi pubis, lo sacó todo mojado de saliva y subiéndose encima de mi me dijo…

--- Es una pena desperdiciar esto.

Y se clavo la polla desde arriba dejándose caer, estuvo cabalgándome hasta que próxima a correrse se levantó y se la sacó del todo, se volvió a sentar y volvió a saltar sobre mí, yo le quise acelerar el orgasmo y le toque el clítoris y me di cuenta que tocaba no solo el botón duro sino sus labios vaginales, pasé la mano bajo su coño y vi que la tenía metida en su culo, se la había metido ella sola y de un solo golpe, me puso muy caliente y mordiéndole las tetas me corrí dentro de ella un segundo antes de que le llegara su orgasmo, me llenó la polla de sus jugos vaginales, al salir, se limpió con una toallita húmeda, para no manchar la tapicería del asiento. Descansamos, estábamos sudorosos y arreglándonos la ropa, salimos por la escalera, yo me quedé en el patio y ella siguió a su casa. Cuando me tranquilice, puse ambientador en el coche y salí hacia el estadio.

Continuará

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