Me gusta la masturbación

En este relato que es auténtico confieso que me gusta más la masturbación que el coito. ¡Eso si! La paja me la puedo hacer sólo o acompañado.

ME GUSTA LA MASTURBACION

¡Hola!

Me llamo Juan.

He leído webs de relatos de temas de sexo y me he decidido a escribir un relato que es absolutamente real. Lo digo porque como leeréis no tiene nada de particular.

A lo largo de mi vida he tenido diferentes parejas. Lo que quiero contar es que he disfrutado más haciéndome pajas que en la relación sexual en si. Haciendo lo que en el diccionario pone que es hacer onanismo.

Con la pareja con la que estoy actualmente, hacemos sexo convencional. Cuando digo que me gustan las pajas, éstas pueden ser tanto hechas en solitario como compartidas. Cuando digo compartidas no se trata de que mi pareja me masturbe sino que yo me lo estoy haciendo a mí mismo pero con ella al lado. Eso me encanta. Y que ella también se masturbe. No todas las mujeres quieren. Les parecen cosas raras pero a mí es que me gusta una barbaridad. Ya digo que soy más pajillero que otra cosa. Desgraciadamente a la mujer con la que salgo actualmente no le gusta experimentar.

Si tuve una pareja y lo voy a contar con la que conseguía satisfacer esta fantasía. Nos poníamos en una habitación. Desnudos. Uno mirando al otro. Y con revistas porno por el suelo. O sin ellas. Lo que hacíamos es que íbamos contando lo que nos imaginábamos.

Yo me la meneaba y ella se acariciaba el clítoris o se metía uno o dos dedos en la vagina.

Empezaba yo:

" Me imagino a dos mujeres. Son lesbianas. Una es fuerte, musculosa. Tiene brazos fuertes y es guapa de cara. La otra es más bien delgadita, casi anoréxica. La musculosa aprieta su vagina contra las tetitas de la flaca. Y ésta toquetea los pezones de la mujer fuerte. Aprietan ambas vaginas. Una contra la otra. Lógicamente es la musculosa la que domina la situación y prácticamente se lleva por delante a la otra. La flaquita le da besos en la oreja a la fuerte. La musculosa le planta todo el coño en la cara a la flaca y esta se lo lame, porque no tiene otro remedio, pero además le mete la lengua en el culo. Las nalgas de la mujer fuerte se contraen. La musculosa le recompensa apretando su vagina contra el otro coño".

Miro a mi compañera y se está riendo con su rostro congestionado. No para de mover el brazo. Ella me cuenta:

"Bajo las escaleras de mi casa y voy en camisón. Me encuentro a ese vecino que tanto me gusta. Me agarra del brazo y me mete en su casa. Por suerte su mujer no está. Él también está en paños menores. Lleva una camiseta y se le ven los pelos del pecho. Me gustan sus calzones.

Me lame la vagina y me pone toda húmeda. Nos besamos en la boca. Le acarició su polla. Se la subo y se la bajo pero lo que más me excita es el contacto de nuestra ropa interior. Me lame las tetas apartando el sujetador aunque me duela. Me entrego a chuparle la polla. Le bajo medio calzón. Me lame los pezones y casi me corro. Me separa la tela de las bragas para poder metérmela y me folla sin piedad."

Yo estoy muy cachondo y le cuento otra historia:

"Estoy con una jovencita de 20 años. Le doy cachetazos en el culo. Le acaricio el clítoris. Y le meto un dedo en la vagina. Le pego otro manotazo. Le chupo el clítoris. Y le lamo los pezones. Le doy otro golpe. Me acerca su clítoris y lo frota sobre mi polla. Le meto el dedo en el culo. Y le doy otro cachete en las nalgas. Me acerca su coño para que le siga metiendo dedo. Vuelvo a frotar la polla en su clítoris. Y le doy otra torta en esa parte blanda."

Ella y yo nos miramos y nos reímos. Lo estábamos pasando en grande.

Ella continua:

" Estoy con un chico jovencito que es el kioskero de enfrente. Echamos un polvo salido. Le pongo el chumino en su boca y me lo come. Le hago una paja. Tiene una polla larga. Echamos un polvazo. Me siento sobre su polla. Me la mete toda dentro. Me corro."

Yo prosigo:

"Te estoy siendo infiel. Es una mujer alta, atractiva, elegante. Ella me coloca la vagina entre las piernas como si yo fuese una lesbiana. Es una tía rara. Me clava uno de sus pezones puntiagudos en la cara. Me acerca su coño y le meto los dedos del pie. Le meto la polla entre las tetas. Le sobo la cara con mis manos. Y luego le planto el pie. Después le beso la piel de su rostro que es extremadamente suave. La cojo por la espalda y me la follo. Estamos sentados. Esa posición nos encanta. Me la quito de encima y le planto el capullo en la cara. Me coge la mano y se la lleva al clítoris..."

Así podemos pasar hasta a veces un par de horas. Sólo o acompañado. Al final termino con una de esas eyaculaciones calientes que te saltan al pecho. Si estoy acompañado ellas se ha podido correr cuando menos una o dos veces y también se lo ha pasado muy bien. A veces es viendo una película porno, o con revistas, o con la imaginación. Si es con una chica a veces nos miramos sencillamente el uno al otro sin decir nada, o nos decimos cosas o historias calientes,...

Desgraciadamente últimamente no puedo pajearme todo lo que yo quisiera. Sólo, en cuanto puedo, pero me gusta tirarme tiempo para disfrutar y por razones de trabajo, etcétera, no puedo. Y con mi pareja a ella no le gusta.

En fin. Me consuelo escribiendo esta historia.