Me gusta exhibirme 7 y el sexo con mi primo.

Mi hermano me tumbó separé las piernas para que me la metiera directamente y mi primo en cuclillas con su culo sobre mis tetas me ofrecía sus huevos para que se los chupara.

por Daniela Besabien

Me despertó el timbre de la puerta de la casa y fui a recibir a alguno de mis invitados. Eran David y Juan, los chicos del esnorquel. Al recibirles desnuda me miraron de arriba a bajo y lanzaron piropos.

-Eres tan alta como nosotros- dijo David.

-Como estábamos todo el tiempo o tumbados o de rodillas... -bromeé

Les invité a desnudarse y dejaron las ropas en el banco de la entrada.

A los pocos minutos aparecieron Laura y Sofía con una pareja. Les agradecí conocer gente nueva. También dejaron las ropas sobre el banco. Dejé la puerta abierta para evitar viajes. Todos fueron presentándose y Matías entregaba el combinado de bienvenida.

La pareja nueva era algo atípica. El hombre tendría unos cincuenta y la chica unos treinta. Ella era bastante delgada y el pecho caído. El pelo lacio y el pubis desarreglado y frondoso. El hombre estaba entrado en carnes y tenía los huevos enormes que del peso le colgaban. El pito no se le veía entre la mata de pelo. La verdad es que no apetecían para hacer nada con ellos pero me gustaba la idea de exhibirme ante gente nueva.

Pedro no se quiso perder la fiesta y apareció con una caja de cava que dijo estar frio. Al ver desde la cocina, donde le entregó el cava a Matías, que todos estábamos desnudos dejó su ropa en el banco de la entrada.

Los once formamos grupitos e íbamos rotando con facilidad. Alguien lió unos cuantos porros y la duquesa me separó del grupo.

-Si Lisa y tú queréis unos tiros me lo decís. La que llevo no alcanza para todos.

Me pareció justo y entramos en el servicio.

El personal estaba bebiendo cosa seria y la fiesta tomaba buen color. Matías conectó un pen drive, cargado de buena música grabado en la discoteca Amnesia de Ibiza, en la barra de sonido que mi primo se trajo de casa.

Los canapés entraban de maravilla y todos nos movíamos siguiendo algún ritmo.

Me emocioné cuando sonó Precious Cargo lanzado por la fabulosa dj Sarah Main y salté a la barra de Pol Dance para ofrecer un buen espectáculo a mis invitados.

Se acercaron hasta casi tocarme en los giros. Al señor de los huevos colgando comenzaba a asomarle algo entre la pelambrera. Le dediqué un “ábrete sésamo” y me saludo su capullo.

Algunas se abrazaban y otras se tocaban con disimulo. Les gustaba veme revolotear enseñando el culo y mover las tetas. Ahora bajé de cabeza hasta quedar totalmente recta apoyada a la barra con la espalda y abrí las piernas enseñándoles mi tesoro y pregunté:

-¿Quién quiere ser el primero en tenerlo?

El señor de los huevos colgando se abalanzó y de rodillas hincó su boca en todo mi coño. Todos aplaudieron el atrevimiento y a partir de aquel instante hombres y mujeres comenzaron a tocarse y lamerse. Me bajé de la barra me llevé a Pedro a la piscina para que después de limpiarme de las babas del señor de… me pudiera dedicar al nuevo socio de la empresa de mi primo.

Mientras nos acariciábamos por debajo del agua me acordé del apodo que le puse cuando le vi con el mono de trabajo y se lo conté. Se descojonó al saber que era Mario Bros.

David y Juan daban buena cuenta de la duquesa y la inglesa. Sofía estaba entre la chica flaca y Laura mientras que el señor de... penetraba desde detrás a Laura. Ya le había crecido el pito.

Pedro me puso sentada en el borde de la piscina con mis piernas sobre sus hombros y me la metía con ternura. El chico me gustaba. Me sigue gustando.

(No te pongas celoso. Tu siempre me tendrás)

Desde detrás dos manos comenzaron a acariciarme los pechos. Dejé que me hicieran sin mirar quién era. Por la manera de tocar supuse que era un hombre. Cerré los ojos y dejé hacer. Estaba en la gloria mientras Pedro me follaba y las manos de un extraño tiraba de mis pezones y los soltaba repetidamente.

-¿Qué coño haces tu aquí? - Grité al reconocer el arte de mi hermano. Pedro salió de dentro de mí y quedó cortado hasta que los presenté.

-Alberto me dijo que veníais unos días y me he dejado caer. Lo que no sabía que celebrabas algo – dijo terminando de desnudarse y uniéndose a nosotros en el agua me dio un beso en los labios.

-Podéis follarme los dos que es mi fiesta.

Abracé a mi hermano y le besé la boca esperando a que su lengua se abriera paso hasta la mía. Pedro estaba a mi espalda y una mano acariciaba mis nalgas mientras que la otra, entre mi hermano y yo me tocaba los pechos.

Mis manos sostenían las dos pollas hinchadas y duras ansiosas para ocupar mis oquedades.

( Te confieso que me moría de ganas de que me follaran los dos a la vez )

Ya las conocía y quizás por eso con sólo pensar en el placer que me darían ya salían hilos de flujos flotando en el agua.

Mi hermano se sentó en el borde y comencé a chuparle los huevos primero. Los succionaba y pasaba la lengua entre ellos para ponérmelos en la boca con dificultad. Luego mientras Pedro me la volvía a clavar mordisqueaba el capullo de mi hermano. Me folló la boca como un loco. Se tumbó sobre el césped para gozar mejor la mamada que le estaba haciendo cuando vi acercarse a la duquesa que se sentó en la cara de mi hermano para que le comiera el bollo.

-¡Ese coño lo conozco!– exclamó mi hermano – huele a Margarita -añadió tras inspirar entre los labios vaginales de la dama y lamió y relamió el clítoris inflamado de placer y le introdujo toda la lengua hasta el fondo de la cueva.

Pedro seguía bombeando y me sacó dos orgasmos casi seguidos. Creo que era la coca la que me tenía tan orgásmica. La duquesa Margarita cambió de posición y vino a compartir la verga de mi hermano. Al rato se sentó sobre él y lo cabalgó mientras que Pedro salía del agua y nos hacíamos un sesenta y nueve. Me corrí como una cerda en la cara de Pedro y me dijo que le encantó el hecho y el sabor de mi corrida. Le dí dos más. Bendita coca.

La duquesa le gritaba a mi hermano que se corriera dentro y le costó pero lo hizo a la vez que ella. Los chillidos de Margarita y los gemidos de mi hermano se oyeron desde Mahón.

Le dije a Pedro de mezclarnos con los demás. No le apetecía. Dijo que había venido por mí y que no sabía que se trataba de una orgía.

-Entiende que es mi fiesta y han venido para estar también conmigo.

Lo entendió y fue a hacer compañía a Matías y yo me dejé hacer por los chicos del esnorquel y Lisa que estaba exhausta de tanto follar, beber y fumar canutos. Le aconsejé que remojara en la piscina y se tomara un descaso.

David y Juan me colmaron de atenciones y compartimos billete de cincuenta -El de quinientos nos lo hemos fumado.- Jeje

La humedad del final de la tarde hacía mella en nuestros cuerpos desnudos y poco a poco el frenesí decayó. Fui la primera en ponerme algo de ropa y fueron siguiendo mi iniciativa. Quedaban canapés y demás viandas que entre todos hicimos desaparecer de la larga mesa. Matías anunció que el cava de Pedro estaba agotado. Seguimos con vino que trajo Sofía y mis reservas de Gin de la isla. A lo tonto nos dieron las dos de la madrugada charlando, bebiendo y algún aprovechado metiendo lo que podía a quien se dejara. Has adivinado. Era el señor de los ….

Los invitados se fueron despidiendo y ya sólo quedaban Matías, Lisa, la duquesa y mi hermano que dijo morirse de hambre. No tardó en agradecer el súper sándwich que el súper hombre le preparó.

Mientras nos servíamos la penúltima apareció mi primo Alberto. Llevaba cara de haber mojado y también de muerto de hambre. Matías al ataque.

La duquesa que no tenía intención ni de regresar a su barco ni de dormir en casa nos propuso, poniendo cara de deseo, a las chicas tomar una buena ducha caliente. Le vimos las intenciones y aceptamos la propuesta de buena gana aunque la verdad estábamos algo cansadas.

Mientras subía las escaleras para ir al cuarto de baño le grité a mi primo que pusiera desinfectante en la piscina.

Entré la última al baño porque fui a por toallas limpias. Eso aventajó a la duquesa que ya estaba enjabonando a la inglesa. Me senté en la taza y contemplé el show.

Las manos de la duquesa Margarita acariciaban los jóvenes pechos de Lisa formando una nube de espuma que resbalaba por el cuerpo de la chica hasta formar una pequeña columna que le colgaba del sexo.

La columna se disolvió entre los dedos de la duquesa cuando ésta se introdujo entre los labios de Lisa.

(Me estoy poniendo cachonda y empiezo a notarme mojada. No sé si seguir escribiendo o dedicarme un ratito a mí. ¿Tu qué harías?)

Ya he vuelto. Ha sido bonito. Me he imaginado que mis dedos eran los tuyos. Por cierto, los sabes usar. Me has encontrado el punto a la segunda intentona. La próxima vez que entres en mí te pediré que me provoques un squirting, y si tanto te acercas te lo puedes beber. Que guarra soy.

Las dejé en la ducha y me duché sola en otro cuarto de baño hasta que mi primo y mi hermano entraron en la ducha por sorpresa y me aprisionaron entre ellos con malas intenciones. Me resistí un segundo y cedí a sus antojos que claro está comenzaron con una mamada a dos pollas para la boca de Daniela. Ya sabía como tratar a cada una de ellas. Muchos años saboreándolas en todos los lugares y todas las posturas que te puedas imaginar.

Recuerdo una mamada que le hice a mi hermano en el asiento del autobús nocturno al salir de una disco. Dos hombres con la chaqueta de vigilantes sentados al oto lado del pasillo se la sacaron y comenzaron a pajearse hasta que les dije que no siguieran, que cuando terminara con mi hermano estaría con ellos. Mi hermano al oír aquellas palabras se corrió en mi garganta y seguí masturbándole con el capullo dentro de mi boca hasta que perdió dureza y tamaño.

Me levanté y fui a los asientos del fondo e invité a que se unieran a mí. Se sentaron y yo me quedé de rodillas entre las piernas de los dos para meneárselas hasta que su tamaño fuera el adecuado para chuparlas con ganas. Un poco a la de la derecha y un poco a la de la izquierda. Mientras se la comía les miraba a los ojos. Uno de ellos me preguntó si me podía tocar las tetas y sin dejar de chupársela me levanté el top y me las tocó bien tocadas. Una mano del otro se unió al magreo y poniéndome en pié les dije que me las chuparan. Me bajé un poco para que llegaran a ellas y uno en cada pecho me hacían buena mente lo que les podía.

-Morderme los pezones- y lo hacían.

Apretarmela muy fuerte – y me moría de gusto.

No dejé de masturbarles mientras me las comían hasta que a destiempo se corrieron en mis manos. Les dí a chupar su leche pero uno no la quería hasta que le convencí para compartirla. Me limpió las dos manos y con ímpetu. Al recomponerse me dijeron que de lunes a viernes cogían el bus a la misma hora.

Bajamos por la puerta del conductor que nos dijo -

-Me ha encantado el show, señorita.

-Y a mí que me ha puesto cachonda saber que todo el tiempo me estaba mirando.

Pues eso, que estaba entre mi hermano y mi primo comiéndole el rabo hasta que me dolían las rodillas y les dije que fuéramos a la cama. Jabón y aclarado y en un salto ya estábamos en la faena.

Mi hermano me tumbó separé las piernas para que me la metiera directamente y mi primo en cuclillas con su culo sobre mis tetas me ofrecía sus huevos para que se los chupara. Le comí los huevos y lamí su orto hasta que lo tuve bien mojado para meterle un dedo hasta el fondo y lo removí. Gemía de placer como yo por el gusto que daba la polla de mi hermano entrando y saliendo de mi chorreante coño.

(Me estoy mojando otra vez. Esto de escribir es la repolla)

No puedo más lo dejo aquí y me voy a por un consolador.

Un beso de tu Daniela.