Me gusta exhibirme 20. Cumpleaños 2
Regresé a la habitación y vi a Julia tendida en la cama. ¡Que cuerpo! El pelo ondulado y oscuro se enmarañaba entre las sábanas. Su hermoso y potente culo sobresalía de lado y más arriba aparecían sus preciosos pechos que me cabían en las manos.
Por Daniela Besabien
La música que se oía a lo lejos me despertó. Intenté abrir los ojos pero la cegadora luz del sol de medio dí me lo impidió. Tardé en lograrlo pero lo conseguí. Un brazo de Julia me rodeaba el cuello y una de sus piernas me aprisionaba un a mí.
Me pareció oír el sonido de la ducha del cuarto de baño contiguo a la habitación verde del palacete en que estábamos ocupando su cama. Pocos minutos más tarde apareció Alf apoyado en el marco de la puerta completamente desnudo y con una erección media.
-Buenos días, Daniela. Habrás dormido bien después de lo de anoche – dijo con tono irónico.
-Después de follar con siete tíos, cómo quieres que duerma – respondí.
-Querrás decir ocho. Follaste con ocho tíos, ¿o no recuerdas el último polvo en esta cama con Julia y con un servidor?
Bajé a buscar un café mientras me estrujaba el cerebro queriendo recordar el polvo que dijo Alf.
Conseguí el café pero no el recuerdo. Salí al jardín y estaba igual que en la noche anterior. Lo diferenciaba los plásticos que cubrían los bufetes y el equipo de sonido. No era el de T-DJ Aurika & FORSAGE, supuse que el contrato expiró en la noche.
Deambulando por el jardín llegué a la piscina. Me senté en el borde con los pies a remojo y bebí un poco de café. Un vago recuerdo apareció en mi mente. Julia y Alf caminaban desnudos hacia mí estando sumergida en la piscina, se sentaron aquí, donde yo me encontraba tomando ahora un café y me sacaron del agua tirando de urna mano cada uno. Correteamos los tres como niños entre los árboles y revolcándonos por la hierva hasta tirarnos a la piscina.
Dejé la taza de café en el borde y me dejé caer al agua. Estaba templada y deliciosa. Recordé a Julia acercando sus labios a los míos y yo abriendo la boca para recibirla. Las manos de Alf que desde mi espalda acariciaba mis pechos y los dedos de Julia queriendo entrar en mí.
Me sumergí y atravesé la piscina por debajo del agua. Quince metros aguantando la respiración. No está mal para una recién levantada que se acostó borracha y muy follada.
Regresé a la habitación y vi a Julia tendida en la cama. ¡Que cuerpo! El pelo ondulado y oscuro se enmarañaba entre las sábanas. Su hermoso y potente culo sobresalía de lado y más arriba aparecían sus preciosos pechos que me cabían en las manos.
Notó mi presencia y abrió un ojo y lo volvió a cerrar.
-¿Qué haces aquí? Ven conmigo a la cama, amor.
-Repaso mis pensamientos y mis ideas mientras analizo la situación y voy recuperando fragmentos de la noche anterior – respondí.
Rió y volvió a reír. - Eso me suena – dijo mientras me lanzaba una almohada – Copiona, más que copiona -nos reímos las dos y nos fundimos en un abrazo. Le siguió un beso y una ducha de (tu me enjabonas yo te enjabono y a la tercera enjabonada volvemos a la cama)
Julia me empujo al llegar cerca de la cama y me desplomé dándole la espalda. Se arrodilló dejándome entre sus piernas y me acarició la piel con la punta de la lengua desde el cuello a la cintura. Subía y bajaba. Me erizó la piel. Ahora posó las manos sobre mis nalgas y las masajeó dándoles palmadas de vez en cuando. Noté el calor como subía a cada impacto.
Paró el palmoteo y unas caricias después me abrió las nalgas y observó mi sexo abierto con el asterisco de mi ano en primer término. Bajó la cabeza y aún separadas las nalgas comenzó a lamer como había hecho en la espalda. Empezó por donde comienza la raja y fue deslizando la lengua humedecida. Pasó sobre mi ano y se detuvo unos segundos. Temblé esperando que haría. Siguió y con más fuerza llegó a mi vulva que la recorrió varias veces separándome los labios menores y llegando al capuchón del clítoris que sólo cubría la mitad. Estaba ya inflamado de placer. Se peleó con él hasta sacarme gemidos y más gemidos. Ahora se ayudaba con varios dedo de una mano mientras la otra intentaba mantener separada una nalga para disponer de más espacio para que su lengua siguiera matándome de placer.
Introdujo al mismo tiempo la lengua y dos dedos uno a cada lado como si de dos guarda espaldas se tratara que corrían de una lado a otro dentro de mí y se movían en todas direcciones buscando un squirt. Lo encontraron e inundé la garganta de Julia pero siguió lamiendo y tragando mis jugos. Le oí dar un grito sordo que me indicaba su estado de excitación. Me revolví en la cama para quedar de cara a ella y dejé que siguiera disfrutando de mis jugos. Levanté las piernas y las separé para que mi orgasmo fuera más intenso. De nuevo la inundé. Ahora le resbalaban mis jugos por el cuello y los pechos. Me repuse y busqué mis líquidos en sus pezones. Los relamí y mordisqueé a Julia. Se tumbó sobre la cama y me ofreció su sexo. Como yo antes abrió las piernas de par en par para que mi lengua tuviera libertad y su sexo se abriera como una flor.
Pasé la lengua sobre su cuidado bello para que sintiera ese agradable cosquilleo y luego apreté con fuerza para entrar dentro de ella. Dos de mis dedos acariciaban su entrenado ano que no tardó en prepararse para que lo pudiera penetrar. Me gusta la intimidad con Julia. Siento una confianza en la cama con ella que ninguna mujer me ha dado. No tenemos tabús y nos lo damos todo. Me gusta mucho estar a solas con ella pero al mismo tiempo quiero compartirla.
Me gustaría que su regalo fuera con ella y algunos hombres.
En el palacete reinaba el silencio. Recorrimos varios pasillos y no se oían voces tras ninguna puerta. Seguimos andando cogidas de la mano, desnudas y duchadas de nuevo has ta llegar al jardín.
El alboroto estaba en la piscina. La duquesa y su esposo Norberto, Alf, Beti la holandesa, Lisa la inglesa, Charli la novia de mi primo Alberto, Él mismo y Mercy la sobrina de color.
Jugamos todos como críos nos divertimos entre copas y copas. El bufet volvió a marchar y las croquetas estaban de muerte.
Mi mano no soltaba a la de Julia y mis ojos no dejaban en paz a Mercy. Julia se dio cuenta y me confesó que no pondría ningún reparo a liarnos las tres.
-Cada momento que pasa te quiero más, Julia – le dije acercándonos a Mercy.
Salpiqué a Julia y ella a mí. Jugamos en plan tontorrón delante de Mercy y ella nos salpicó también. Agarré desde detrás agarré a Julia y la lancé a lo alto. El chapuzón salpicó a los más próximos. Le gustó El sistema a Mercy que se prestó voluntaria para ser lanzada.
Me situé detrás de ella y antes de agarrarla fuerte por debajo de las axilas, con toda mi intención le agarré los dos pechos. Ladeó la cabeza buscando mi mirada y sonrió. Pasé unos segundos amasando aquellos grandes pechos con los pezones grandes color purpura. Julia me miraba examinando mis reacciones.
Le puse las manos bajo las axilas ya la de tres tomó impulso y la lancé contra Julia. Las tes nos reímos.
Me acerqué a ellas y como cosa de chicas le dije a Julia – Los pechos de Mercy son una maravilla. Tienen una turgencia extraordinaria.
-¿Te molesta si los toca Julia? Pregunté retoricamente
Las manos de Julia y las mías se mezclaron en los voluptuosos pechos color ébano. Los pezones cambiaron de forma y tamaño. Los de Julia y los míos también.
Le cogí una mano a Mercy y la acerqué a uno de mis pachos y la otra a uno de Julia.
-Se notan tan diferentes ¿Verdad?
Quité mis manos y las de Mercy se movieron en libertad apretando y resiguiendo los círculos de nuestros pezones.
Acerqué mis labios a los de Julia y nos besamos esperando que se unieran los de Mercy. No tardó en ser un beso a tres. Nos gustó su lengua rosada y casi gelatinosa. Me la imaginé recorriendo nuestras vulvas. Noté como me bajaba una corrida. Ellas también me lo notaron porque me estremecí y mi boca apretó sus lenguas.
Mercy propuso que fuéramos a su habitación. Pero eso es otra historia.
Llegada la hora de la cena nos reunimos todos en la zona del bufet y bebidas en la mano picamos canapés y viandas de gourmet.
La duquesa Margarita se acercó para que recibiera a otra invitada. Sara, la esteticista, me besó en los labios y yo le abrí la boca.
-Un besito con lengua es lo mínimo por mi cumpleaños, señora esteticista – le dije al separarnos.
Hacía unas horas que aparecieron algunos figurantes que deambulaban por el jardín. Se unieron a nosotros para comer algo. En aquellos momentos todo el mundo llevaba puesta alguna prenda. Yo me puse un vestido muy amplio y muy corto de lentejuelas plateadas con la sisa muy ancha.
Julia un vestido tipo camisón corto con tirantes finos de satén verde inglés con la espalda abierta casi hasta el culo, que por cierto resaltaba bajo el satén. Para comérselo.
Mientras cenábamos, sigilosamente se montó de nuevo la zona del diván. Esta vez la cubría un plástico transparente. No tardó mucho la duquesa en enunciar la siguiente entrega de regalos.
Llegado el momento me acercaron la pecera que contenía las cartulina y tras removerlas extraje una. La leí en voz alta
-El regalo lo firma Charli, la novia de mi primo Alberto y dice así: Daniela, Alf, Beti la holandesa, Lisa la inglesa, mi novio Alberto y yo misma ofreceremos al publico asistente una orgía al más puro estilo Lubeb.
Ahora le pillá el truco. Conociendo a mi hermano y a mi primo sabía que aquello tenía que tener truco. Me imagino a los dos y a ala duquesa sentados frente a una bandeja multi rayas y botella de escocés leyendo las cartulinas que les entregaron al llegar al palacete.
Leídas todas decidieron y retocaron ideas para escoger dos pruebas y quienes participarían en ellas. Ellos tendrían participación asegurada, por supuesto.
Escribieron la prueba en cartulinas nuevas para que eligiera la que fuese la prueba sería la misma. En las dos usaron la misma táctica.
La duquesa margarita nombró a los participantes para que subieran al entarimado de la zona del diván.
La música caliente animaba a comenzar las caricias. Yo era la única que estaba desnuda y me acerqué a Charli que entre besos hice que resbalara su vestido dejando su perfecto cuerpo a la vista de propios y figurantes. Alf fue más a saco denudando a Beti que fueron los primeros en ocupar el diván.
Mi primo Alberto se entretuvo en los pechos de Lisa. Minutos después estábamos desnudos los seis y figurantes e invitados se acercaron para rociarnos de aceite lubricante que nos lanzaban con pistolas y artilugios de playa. Algunos se rociaban entre ellos y poco a poco sus ropas ganaban ajuste y transparencia. Julia atacaba a Sara la esteticista con ganas. Se encorrieron por el jardín hasta terminar rodando sobre la hierva. Sara bloqueó los brazos extendidos de Julia que yacía boca arriba esperando el beso.
Nosotros resbalábamos los unos con los otros y eramos un montón de cuerpos calientes que se acoplaban sin casi saber con quién. Lo malo del aceite es que cuando te entra en los ojos no ves nada y cuanto más te lo intentes quitar más lo empeoras. Lo mejor es cerrar los ojos.
Creo que quien me estaba comiendo el coño era Lisa, por la manera de succionarme el clítoris. Lo experimenté varias veces en Menorca. La polla que tenía en la boca seguro que era de Alf, Por el tamaño del glande. Me la comí con frenesí. Que polla más buena tiene ese hombre. Le dije que me la metiera, no podía esperar más.
Lisa se retiró al ver que se acercaba la polla de Alf pero no pudo resistir la tentación de chupársela un buen rato. Beti, al ver que mi boca estaba libre la ocupó con su lengua y luego se sentó en mi cara.
Charli se colocó debajo de Lisa que estaba a cuatro lamiéndome el clítoris y la polla de Alf mientras me la metía y sacaba despacio para que la lengua de Lisa pudiera recoger mis jugos.
Alberto vio a Beti sentada en mi cara y le llenó la boca literalmente con sus huevos.
El público seguía lanzando aceite entre ellos y de vez en cuando a nosotros. La mayoría tenían las ropas pegadas al cuerpo dando una erotismo extra a la situación.
El casting que hizo la duquesa era de diez. Ya me envió el teléfono de la agencia porque le pegué el ojo a dos chicas y a un italiano que me los quiero follar.
Julia y Sara desaparecieron por el corredor que conduce a Versalles.
-La verdad, una rayas me irían bien- pensé.
No lo dudé y salí de debajo de Beti y Lisa se ocupó de la chorreante polla de Alf que tenía el capullo más grande aún.
-Me gustaría que explotara en mi boca -le dije al levantarme-. Lisa pidió compartir la corrida. - Nunca te he negado nada, y lo sabes – le dije antes del beso.
Llamé a la puerta de Versalles y la abrí con precaución. Me gustó oír a ambas decir que pasara.
Julia estaba tumbada en un sofá con una pierna colgando y Sara jugaba con un tubo metálico y el bello púbico de Julia que ahora era de color blanco. Sara me ofreció el tubo pero preferí pasar la lengua sobre el bello. Primero le recorrí las ingles y mi lengua estrechó el diámetro de las lamidas entrando entre sus labios menores para llegar al clítoris donde me entretuve unos minutos. Varios dedos de Sara entraron en Julia mientra mi lengua le describía círculos sobre el glande. Los dedos cogieron velocidad hasta que el squirt le corrió hasta los pechos. Dejé el clítoris y la follé con la lengua hasta que volvió a mojarme la cara.
-Yo venía a por una rallas- les dije – no quería interrumpir. Rieron y de la mesa me serví dos buenos tiros.
-Me han dicho que tu hermano es una joya – comentó Sara.
-Ahora os lo mando- Dije al salir guiñándoles un ojo.
Subí a la habitación para darme una ducha. Estaba cansada y algo saturada.
Mientras me corría el agua por la nuca pensé en Julia. Ella me gusta. Y me gusta verla con otra gente. Me da mucho morbo ver como se la follan ya sean hombres o mujeres. Creo que seremos buenas amigas. También pensé en La duquesa Margarita y todo lo que ha hecho para que mi cumpleaños fuera diferente a todos. Repasé mentalmente a todos los invitados y los momentos tan gratos que pasé con ellos.
Noté un ligero mareo y palpitaciones. -La coca. Es la coca que está muy pura – me dige.
Noté molestias en el cuello y en la nuca, pensé que era la presión del agua de la ducha pero en segundos el brazo izquierdo se agarrotó. Un dolor agudo en el pecho me cortó el aire. No podía respirar y el dolor en el pecho era irresistible. Estaba ardiendo por dentro y las nauseas no cesaban. Quería bomitar pero no podía. Me desplomé y el agua seguía cayendo sobre mi cabeza.
Caminé por aquel tunel oscuro buscando alguna luz y sintiendo cómo me estaba muriendo de un infarto. Quise despedirme de todos diciendo aquello de “ UN BESO DE TU DANIELA”