Me gusta exhibirme 2 y el sexo con mi primo
He observado que en ésta página envían relatos muchas féminas que tienen el mismo nombre que yo. Para que evitar confusiones entre las Danielas usaré también un apellido de modo que me reconoceréis en las siguientes entregas como Daniela Besabien.
Aparecí en la discoteca recién duchada y me puse la ropa de trabajo. No tiene nada que ver con la bata ñoña de la tienda. Suelo bailar con un tanga o un short de deporte bastante holgado sin nada debajo. No uso medias de rejilla como alguna compañera. La parte de arriba varía según el ánimo que lleve. Aquella noche me puse una camiseta blanca con muchos cortes que hice yo misma en sitios estratégicos. Me salían las tetas por todas partes. Me encanta que me las veáis.
El dueño de la disco nos deja hacer lo que queramos mientras reporte beneficios al local. Mis compañeras cuando acabamos de bailar se sientan en la barra y alternan para sacar copas para la casa. Si quedan luego fuera del local es cosa suya. Al final del día, con las copas, se llevan un pellizco de complemento salarial en B. Yo prefiero mezclarme con la gente en la pista y bailar a mi modo.
Comenzaba a entrar personal y me subí a mi podio. Tenemos que calentar el ambiente y a la señal del dj hacemos una pausa para volver a salir cuarenta y cinco minutos más tarde. La discoteca es muy vieja y decadente, por esa razón está de moda. Hay mucho “ambiente” y mucha gente viene por eso del “ambiente”.
En la pista ya estarían unas doscientas personas. Mucha chica sola, chicos en grupo, grupos de niñatas, bastantes gays de ambos sexos.
Sonó la pieza anunciando que debemos emplearnos a tope. Es un truco para que se acaben las copas al vernos bailar. Se excitan y el cerebro les hace consumir alcohol.
Comencé a moverme en plan tiktok haciendo los movimientos con la camiseta sujeta por la parte inferior de modo que le daba tirones a la derecha y a la izquierda y la estiraba para abajo y la subía hacia arriba enseñando los pechos. Cuando toca el paso de simular que te lames la mano e insinúas pasarla por el coño, me agacho y doy la palma de la mano a mi público para que la chupen ellos y con la otra mano me bajo el short y me acaricio la vulva con la mano llena de babas. El dj me rocía con humo para que no sea tan evidente. Eso me cabrea. Llegué a un trato con él, cuando no me tire humo se la chupo escondida debajo de la mesa de mezclas. Suele ser el lunes.
El dj conoce mis coreografías y en los momentos clave me lanza la luz estromboscópica. Una multitud se concentra bajo mi podio para verme lo que quiero que me vean. Disfruto como una perra.
Más entrada la noche juego con los short tirando de ellos y bajándolos a media nalga.
Seguí bailando y al agacharme con las piernas abiertas de par en par, en aquel momento no era por puterío si no para recoger la limonada que me traía el camarero, con los taconazos es imposible agacharme con las piernas juntas, pierdo el equilibrio y me caigo de espaldas, reconocí a mi primo Alberto. Me guiño un ojo y yo le indique que luego nos veríamos. Desapareció de mi vista. Mi primo es un tío guapo. Mide un metro noventa y es musculoso. Parece un marine americano. El pelo corto, rubio y un polla inmensa. Seguí calentando al personal ahora insinuando que hacía evoluciones en la barra de Pole Dance. No se hacer figuras acrobáticas como Chiqui Martí pero me encanta hacer poses para mi público. Tengo asiduos que se pasan toda la velada debajo de mí. Cada noche les hago el aspersor con la limonada. Les encanta que les moje. Se abren la camisa para que les empape el pecho. Muchas chicas se levantan también la parte de arriba, me enseñan los pechos y los rocío con el líquido que sale de mi boca. Y muchos que esperan al descanso para que baje a la pista.
Entre la dichosa máquina de humo y las luces nos es difícil desde el podio ver más allá de unos cuantos metros pero a la gante que alcanzo a ver se les nota que disfrutan conmigo y de mí.
Sonó la música del descanso. Me retiré al vestuario para darme una ducha. Mientras me acariciaba el clítoris con la presión del agua pensé en mi primo Alberto. Hacía un año que no nos veíamos. Me gustan sus besos y como me lo acaricia mientras me susurra al oído.
Me estaba poniendo muy cachonda. Deseaba verlo y tenerlo aquella misma noche. No me toqué más y salí de la ducha. Cambié la camiseta por un sujetador de bikini negro y el short por un tanga rojo pasión que de hecho nadie sabe de que color es porque apenas se ve. Son unas tiras finas de elástico flojo con un triángulo minúsculo por el que asoma mi raja en la parte superior. Regresé a la sala camino de la pista de baile que estaba a rebosar de gente. Me abrí paso entre la multitud y sin necesidad de moverme me vi oscilando de un lado a otro y como era de esperar comenzó a suceder lo que estaba buscando.
No se cuantas eran las manos que comenzaron a tocarme. Siempre cierro los ojos y levanto los brazos sintiendo la música y las caricias y los empujones. Me tocan por delante y por detrás. Los y las asiduos me esperan. Me llenan la boca con lenguas anónimas. Alguna vez he salido de la pista sin la parte de arriba e incluso sin el tanga. Una gozada.
Un par de pollas se restregaban en mi culo. Bajé un brazo y busqué con la mano. En efecto, una estaba tiesa entre mis nalgas y la otra me acariciaba con el capullo. La agarré y la meneé un rato hasta que se corrió y volví a levantar el brazo. Creo que fue una chica la que me comía una teta. Unos dedos entraron dentro de mi vagina y salieron empujados por otros que pedían paso. El que me morreaba ahora era un chico porque rascaba y la mano que me metía muchos dedos a la vez dentro del coño sería de una chica porque lo hacía con delicadeza. Me corrí y aquellos dedos que al notarlo aceleraron el ritmo para sacarme un orgasmo. Lo consiguieron. Creo que fue ella la que me besó mientras me moría en el orgasmo.
Sonó la señal de que en cinco minutos volvía a bailar. Fui saliendo de la multitud todavía con los ojos cerrados y por intuición y práctica llegué al pasillo con el sujetador en la mano.
Ducha súper rápida para eliminar jugos que recorrían la entrepierna y me cambié el tanga que estaba pegajoso. Salí contenta y decidida a comerme al público con otro tanga. Este era de tiras con bolitas negras como un rosario. No tenía ni el triangulito de tela porque al llevarlo depilado... y un top negro que cuando daba el saltito ensayado me salían las tetas mucho más que a Sabrina Salerno.
Seguía buscando a mi primo pero era imposible localizarlo entre casi mil personas.
El dueño de la discoteca se acercó por el pasillo de detrás del podio y supe que quería que comenzara a bailar en la barra de Pol Dance. Di un par de vueltas agarrada de una mano y tomé impulso.
Quedé cabeza abajo y los dos pechos salieron por debajo del top. Una pierna entrelazada con la barra y la otra fue abriéndose mientras el dj me enfocaba con el cañón. La pierna quedó a cuarenta y cinco grados de la barra y comencé a dar vuelta. Paré y la otra pierna repitió la apertura. Ahora totalmente abierta de piernas con las bolitas metidas en mi raja y mi culo. Sólo se veía mi coño abierto y se oía el griterío del público. En una de las evoluciones en la que levanto las piernas con un recogido hacia atrás para enseñar el ojete vi a Máximo, el dueño, que con una sonrisa aprobaba mis exhibiciones e indicó que me desprendiera del top. Me morí del gusto.
Fue un striptis lento y cabeza abajo colgada de la barra a tres metros de altura. El dj alargó el pase cosa que encantó. Al público también le gustó ver a la gogo más exhibicionista del local moverse con tan solo un rosario metido en el coño. Me agachaba contorneando las caderas y abriendo las pierna acercándome a las manos que me buscaban dejando que alguna me acariciara. Me excita muchísimo que boten mis pechos por lo que al bailar voy dando saltitos y y mis pezones crecen y se endurecen.
Terminó la sesión de gogo por esta noche. Volví al vestuario, me aseé y cambié de ropa. Enfundada en un vestido lencero negro con tirante fino y algo corto sin sostén ni tanga llegué a la barra con dificultad y me sirvieron una ginebra con limonada. Me fui a mi rincón y allí esperaba mi primo Alberto sentado en mi sitio preferido.
-Veo que aún te acuerdas de donde se sienta tu querida prima Daniela – dije mientras me agachaba buscando sus labios. Me senté junto a él y charlamos. Entre otras cosas me invitó a pasar unos días en su casa de Menorca. Tenía que revisar unas obras que hacía en la isla.
-Tu casa que es la casa del abuelo, que aún vive. La casa que te dará en herencia- quieres decir.
-Eso. La casa de Menorca que primero será de mi padre y luego la heredaré yo – aclaró – Aunque yo hubiera preferido que nos tocara la vuestra de Sitges. No tienes que coger aviones y puedes ir cada día – terminó.
-¿Has pensado porqué a tu padre le hizo la putada de la casa en la isla?
-¿Cuántos días estarás? lo pregunto para pedir días de fiesta.
-Si salimos en viernes por la noche el siguiente viernes podemos estar de regreso. Por cierto, te instalaré una barra de Pole Dance en la terraza. Risas.
Me pareció bien y lo de la barra también. Le comenté a Máximo que me ausentaba una semana. Puso mala cara pero no tenía más remedio que aceptar. Sabe que me necesita en el podio y en las fiestas privadas y aunque a regañadientes me concede todo lo que le pido.
La principal fuente de ingresos de la empresa son las fiestas privadas de famosos y las orgías de gente de super pasta que se montan en una nave de un polígono en las afueras de la ciudad.
Me pagan mil quinientos euros en negro por cada fiesta. Disfruto como una loca. De la discoteca donde trabajo sólo lo hacemos tres. El resto de las chicas vienen de otros locales que tiene repartidos la empresa por la comarca.
Los chicos también porque la empresa tiene locales para caballeros.
Aunque de todo eso es mejor que no te cuente nada. No quiero meterme en lios.
A lo que íbamos, llamé a Tomás, mi jefe de la tienda que tampoco le sentó nada bien. Cambió de opinión cuando le dije que les hacía una sesión gratis el día que quisieran.
Como buen hombre de negocios, negoció.
Accedí a que el trío fuera en un hotel y sin prisas.
Mi primo me preguntó donde dormía aquella noche. Le contesté que con él. La empresa de su padre tiene una habitación fija en el hotel Magestic donde se hospedan los ejecutivos que vienen para hacer negocios con él. La 304 era nuestro nido de amor.
-Ahora te susurro al oído. Si, a ti que me estás leyendo. ¿quieres que te cuente las cositas que hago el las fiestas y en las orgías? O... mejor lo dejo para otro relato.
Vuelvo en un momento.
Ya estoy aquí. Me han entrado comentarios del relato anterior, el primero que he escrito. Va teniendo visitas y parece que ha caído bien entre los lectores. Me piden fotos. No se yo si... igual más adelante pongo alguna. Creo que cuando te conté como soy fisicamente, lo de Monica Bellucci, no te mencioné que tengo una rosa tatuada. La foto podría ser de la rosa.
Fiestas y orgías. Que recuerdos me traen las orgías y que gente tan generosa. Me viene a la memoria la vez que conocí a Norberto y a su esposa Margarita, duques de no me acuerdo. Nosotras y los chicos aparecimos después de la cena.
El local donde se celebran estos “actos” tiene un disño específico. Es como una discoteca que en el lugar de la barra se situa una mesa larga tipo la última cena que se puede alargar según el número de comensales. El espacio de la pista lo suple un enorme colchón, al que prefiero referirme como suelo acolchado, de casi un metro de altura en el que no te hundes, con pasillos que lo separan en zonas más pequeñas para tener un acceso cómodo y no pasar por encima del suelo acolchado.
En alguno de los pasillos se distribuyen podios redondos de unos dos metros de diámetro todos con barra de Pole para que dancemos frente a los que están en el suelo acolchado o deambulando por la sala. A partir de una hora si alguien quiere interactuar contigo subiendo al podio o en los colchones, estás a sus servício.
Mientras cogían posiciones en el suelo acolchado hicimos acto de aparición y subí a mi podio. Aquella noche me puse un conjunto de lencería fina en color negro. Medias con liga de silicona aunque llevaba un portaligas sujetando las medias, tanga y sugetador con abertura delantera. Guantes largos y un collar de castigo con pinchos por fuera del perro del perro de mi vecino.
Comenzó a sonar la música de Hello. Me encanta para abrir sesión de Pole Dance, en especial Above & Beyond.
Vuelts en tierra para calentar, saltito, impulso y para arriba que voy. Molinillo y bajada abriendo piernas. A tope con los pijos que si tardas un poco se duermen. Cuatro figuritas más y viendo que la gente no me miraba y estaban de charla comencé a emitir gemidos mientras apoyaba la espada en la barra y desabrochaba el sugetador por el cierre delantero y comencé a bailar como lo hago en la pista con los brazos en alto y los ojos cerrados contorneando las caderas. Abrí un ojo y ya tenía varios grupitos que me prestaban atención.
Sin dejar mi baile y sin perder la compostura fuí deslizando el tanga lentamente al son de mis caderas. Lo dejé en la punta del zapato y lo lanzé (si te soy sincera, no tengo puntería y fue pura casualidad) a la cabeza de la señora Margarita, duquesa de no me acuerdo. Le hizo gracia y todo el grupo se acercó quedando a escasos dos metros del podio. Ahora me tenía que aprovechar de ellos y disfrutar como una zorra hasta correme de gusto.
El duque le comí la boca a la duquesa y el señor mayor de al lado de la duquesa le comia las tetas. Otras dos dos señoras del grupo daban buena cuenta de uno de lo chicos de la empresa. Se les unieron dos chicas que eran clientas y ya estaban desnudas. Seguía contorneandome hasta que las dos chica se sentaron frente a mí.
Eso era mi pistoletazo. Agarré la barra y me puse a bailar con ella. Me separé de ella y fui bajando el tronco sacando culo mientras movía las caderas y con tranquilidad mis pierna se separaban. Cada vez estaba más doblada hacia delante enseñándoles el culo y el coño por detrás. Pasé la mirada bajo el ombro y las vi como disfrutaban de mi cuerpo y de sus caricias. Yo comenzaba a sentirme viva.
Salté a lo alto de la barra hasta los tres metros y me puse boca a bajo jugando con las piernas. Al llegar al suelo me senté frente a las chicas y con una pierna recogida en el suelo y la otra levantada enseñándoles que no tenía ni un pelo, de tonta, desabroqué el liguero de la pierna levantada para que tuviera más vuelo en las evoluciones cuando la duquesa Margarita se acercó rompien do la norma de no tocar al personal hasta oir la señal y sin mediar palabra me desabrocho la otra media. Miró con atención mi sexo y notó mi excitación.
La duquesa, de unos cuarenta y pocos tiene el pelo pelirrojo natural pero muy rojo. Los ojos azules como el mar de las islas. Luego supe que sus pechos son una maravilla de la naturaleza...en fin que la señora está para mojar pan.
Aún no me podían tocar ni yo a ellas. No era la hora. Pero yo si podía tocarme y lo hice. Apoyada en la barra y abierta de piernas comencé la embriagadora rutina de darme placer y exhibir mi sexo en todo su esplendor. Me separé los labios para que las tres que me interesaban vieran su trofeo. Pronto pondrían sus lenguas en aquellos surcos. El clítoris me estallaba. Tomó un tamaño que me asusté. Vi que más gente me miraba. Mis compañeras estaban bailando al son de una música sensual.
Las dos chicas colocaron a la duquesa entre ellas y le comenzaron aquitar la ropa. Era mágico ser la espectadora de aquel estriptis privado a dos metros de mi clítoris que brillaba cual lucero. Mientras las cuato manos la despojaban de la ropa los labios no dejaban de besarla. Las lenguas se unían dentro y fuera de las bocas. Ahora liberaban los maravillosos pechos de areolas rojas como su pelo y pezones tiesos como escárpias. Paré de tocarme porque sentí como llegaba el primer orgsmo y quise reservarlo para la duquesa.
Norberto se acercó a las tres mujeres y participó de las lenguas jugosas. Una de las chicas lo apartó y lo comenzó a desnudar sin prisa alguna.
El duque me observaba y decidí calentarlo. En el suelo acolchado estarían unas cincuenta personas. Pocas por la media que solía asistir a estas reuniones. Aquella noche veia más interés entre seres del mismo sexo que heteros.
Más persona fueron aproximándose al grupo de los duques. La mayoría ya desnudos en su mayoría hombres.
Volví a danzar en la barra. Vueltas y más vueltas. Cabeza abajo, de espaldas. Ahora pierna arriba ahora desciendo apretando le coño a la barra. Ya estba hasta los ovarios de dar vueltecitas. Aquella noche alargaba demasiado el impás. Lo que busca la empresa es que vayan pidiendo más botellas de champagne para sacar más pasta. Cuando ya empieza el lio los asistentes no van de ostias y solo quieren follar. Pueden estar cuatro horas bebiendo sólo fluidos corporales, que para eso se han dejado tres mil euros por persona y la cena es de catering de la misma empresa. Osea, precio de coste.
Ya estaban casi todos liados en el suelo acolchado y las champañeras brillaban por doquier. Conté a una botella por pareja a trescientos la botella. Si mis matemáticas del internado de Suiza no me fallan, descontado personal, cena y bebidas las ganacias de la fiesta ascienden a unos ciento treinta mil euros de nada, por lo que nos exigen hacer nuestro trabajocon esmero. Es decir ser la puta más puta que hayas visto en persona o en película porno o en tus pajas.
La música indica que ya no hay tregua. La guerra es la guerra y no vale decir que no.
No voy a extenderme en detalles en esta entrega. Tengo muchas cosa que contarte y todas de golpe te saturarían. Mejor te lo describiré en el capítulo 5, si me sigues siendo fiel.
Un beso de tu Daniela.