Me gusta exhibirme 12 y el sexo con mi primo.
Se acerca mi cumpleaños y preparamos la fiesta. La ilusión de los veinte años
por Daniela Besabien
Colgué el teléfono y dudé unos segundos antes de convencerme que la duquesa Margarita tenía razón. Su casa era el marco perfecto para celebrar mi fiesta de cumpleaños. Salones, terraza y piscina no se pueden comparar con mi modesto apartamento de la Costa Brava. También me alegró oír que el catering sería por cuenta suya – Será mi regalo por tus veinte años, Daniela.
Ya entraba en el sexismo cuando sonó el móvil. Mi hermano al aparato. Quería saber mis planes para el cumpleaños. Le conté las novedades y se alegró.
-Si quieres tomamos algo el domingo y te echo una mano con la lista de invitados.
Nos encontramos en una terraza de la calle mayor del pueblo donde vivo. Al llegar a mí nos besamos. Todas las chicas de alrededor se fijaron en él y en el beso de tornillo que me dio aún en pie. Se sentó y acomodó su ancha espalda en la endeble silla.
En domingo y a la hora del vermut todas las mesas estaban ocupadas por gente de paso. Pocos vecinos toman el aperitivo en esas terrazas. Quizá yo sea la única.
El calor del verano que ya asoma reparte alegría visual. Se agradecen las faldas cortas, los mino shorts, los tops semi transparentes y el sin fin de etcéteras que le mojan las bragas a una y se les empina a otros.
Pues ya que estamos sumergidos en el colorido y la picardía me vestí con una camiseta algo grande para mi cuerpo cañón, de color rojo con tirantes finos y más transparente que el jamón que sirven en esas terrazas. Los jeans recortados a media nalga que ofenden a las señoras cuando sus señores se giran para verme el culo.
Me gusta llevar un sombrero de paja tipo Panamá.
Vi que se acercaba el camarero para tomar nota y le hice una señal a mi hermano para que estuviera atento. Mi hermano conocía mis señales y se esperaba algo divertido.
Ya a pocos metros y con la mirada clavada en mis pezones que se apreciaban claramente por transparencia, con todo el descaro del mundo cogí un tirante y lo dejé caer haciendo que la tela resbalara y apareciera completamente mi pecho derecho. No me inmuté. Al reponerse del traspié le preguntó a mi pecho que quería tomar. No le contestó pero mi hermano le pidió dos ron en baso ancho sin hielo.
-Mamá insiste en que vuelvas a vivir con nosotros y dejes de hacer de putón por los antros en que te mueves – volvió a decir lo de siempre.
-Dile a mamá que no está bien que la maestra critique a su alumna.
Mi hermano me enseñó una lista de nombres interminable que en su inmensa mayoría no conocía.
-Quiero que sea una reunión de amigos, no una boda.
Le fui diciendo nombres para que los anotara en la tablet:
Nuestro primo
Charli, su novia, la doble de Charlize Theron
Beti, mi compañera de internado en Suiza y ahora compañera de piso
Tomás, mi antiguo jefe de la tienda de informática
Andrés, su cuñado y ahora jefe en el sexshop
Lisa, la vecina inglesa de la casa de Menorca
Margarita, la duquesa
Norberto, su marido y duque con suerte
Tu y yo
Que hacemos un total de diez almas.
-Nos perderemos por el jardín. Poca gente para tanto espacio- comentó.
-La gente estará junto al catering y las bebidas. Además la música estará enfocada a la zona y luego que cada cual haga lo que le plazca.
Se me ocurre que todos los invitados vistan de rojo.
-Los invitados ¿y tú?
-Sorpresa – le respondí con cara picarona.
Insistió con el rollo de mamá. Que no entiende cómo una chica que no le falta de nada, y le sobra el dinero por las orejas, tenga que trabajar. Y eso que aún no sabe que ahora trabajo en el sexshop, que cuando se entere se muere. Ella quiere que monte una firma de diseño de ropa y perfumes y todo ese rollo.
Mamá quiere que haga de niña pija que vive de su familia y yo no paso por el tubo.
-Tu te lo pierdes. Mírame a mí – decía mi hermano – Una carrera fácil y a vivir del cuento de la familia. Despacho de diseño en el edificio de la firma, Porche nuevo cada año y visa sin fondo.
Mientras me largaba el discurso bajé las gafas de sol y clavé la mirada en unos ojos azules que parecían estar lamiendo mi pezón. Con la punta de mi lengua mojé le índice y el pulgar que muuuuuuy despaaaaacio los acerqué al blanco. La morena de ojos azules se arrellanó en la silla impaciente. Al fin mis dedos contactaron con el inflamado pezón que necesitaba no mis dedos sino sus labios y su lengua como poco. Un suave masaje y la morena de ojos azules separó las piernas mostrando su aprobación.
-¿Te quedas a dormir conmigo?
-¿Lo dudas? - respondió
-Podrías avisar de que aún tengo el pecho al aire!!! – recriminé a mi hermano.
-Pensé que estarías jugando con alguien.
-¡Cómo me conoce el cabrón!
Era la hora perfecta para comprar unos bocadillos y largarnos a una cala escondida. Le gustó la proposición. Llamé a Beti para que se uniera a nosotros y bajara toallas.
La Marinello Edén 20 que alquiló mi hermano planeaba por la mar llana. En diez minutos fondeábamos en una cala idílica y solitaria entre rocas y pinares.
El trayecto se nos hizo corto. Mi hermano hizo toda la travesía empalmado viendo cómo Beti y yo nos comíamos enteras.
-Cuando regresemos gobernarás tu Daniela. Yo pilotaré a tu amiga.
La tranquilidad se vino al traste. El desembarco de un montón de turistas que compartieron con nosotros los escasos metros de arena rompió la magia de la intimidad. Les gustó vernos desnudos y que en ocasiones nos besáramos sin orden. Más de alguna mano se escapó de la masa para tocarnos las tetas. Nadie puso resistencia. El abuelo del grupo le cogió vicio al pecho derecho de Beti. Lo tenía en su hombro.
Cuando nos sumergíamos en las aguas transparentes varios tíos se metían con gafas de snorkel para ver como abríamos las piernas al nadar. Nos aprovechamos de la situación y Beti nos dio a todos una MasterClass de exhibicionismo acuático. Unas cincuentonas miraban exhaustas cómo se la meneaba a mi hermano con el agua cubriéndonos la cintura.
El abuelo parecía todo un profesional de la fotografía. No paraba de tomarnos instantáneas con una cámara AKASO sumergible, tipo GoPro. Se acercó a mi hermano y con el palo selfie sumergió la cámara para captar cómo le hacía la paja. El abuelo me sonrió tímidamente y asentí con la cabeza autorizando su arte. Se volvió loco cambiando de planos. Las cincuentonas que miraban exhaustas le pegaron la bronca en alemán
-Sie schämen sich nicht, an diesen Sauen teilzunehmen, Hans -. Dijo la más gorda
( que traducido sería algo así como: No te da vergüenza participar de esas marranadas, Hans )
-Wie schlimm ist Neid, Ma´am-. Les respondí aumentando la velocidad de la paja.
( que traducido sería: Que mala es la envidia )
Decidimos salir de aquella cala y nadamos hasta la Marinello que se encontraba algo alejada, para evitar daños a la posidonia, y vimos que el abuelo nadaba tras nosotros.
Ya embarcados me pidió, en alemán, si podía acompañarnos para seguir tomando fotos y hacer algún vídeo. -Mi grupo son viejos aburridos – Dijo con cara de pena.
Me instalé frente la rueda de manejo y mi hermano, Beti y el abuelo se instalaron en los acolchados de la bañera de proa.
-¡Lo prometido es deuda! – Grité desde mi puesto.
Mi hermano se apuró en atacar a Beti para gozo del abuelo. Le dije que en la embarcación tenía que desnudarse y me hizo caso.
Beti le comía la polla a mi hermano y la cámara del alemán le rozaba los huevos.
-Dile al abuelo que un poquito de por favor – Gritó Beti – que poco más y me como la cámara.
A un par de millas aguas a dentro paré el motor y dejé la embarcación a la deriva para unirme a la fiesta de proa. El abuelo al veme llegar aplaudió diciendo -La que está más buena para mí.
Supuse que era yo y se la comí mientras hacía un vídeo con el palo. Ahora mi hermano me la metía y a la vez le comía el coño a Beti. El palo de los cojones daba por el culo todo el rato.
-Oiga abuelo, o folla o graba. ¡Decídase! - dije en tono ario.
Optó por alternar las opciones
Al cabo de una hora larga de follar como locos, abuelo incluido, vimos cómo se aproximaban las dos embarcaciones de los alemanes. Le dije al abuelo que se preparase para el abordaje. Antes de abandonar la nave nos envió todas las imágenes por WhatsApp. Ya nos llegarían.
Cenamos en la terraza del apartamento y vimos las imágenes que nos envió el abuelo alemán.
No tenían desperdicio. Es un crack del vídeo. El muy cabrón domina los primeros planos que te cagas.
Con las copillas de la sobremesa mi hermano se puso tonto y le tuvimos que hacer alguna cosa para que se callara. Beti le dedicó un buen rato a comérsela con esmero.
Mi hermano estaba espatarrado en el colchón chillout y Beti de rodillas con las piernas abiertas para que yo pudiera situarme debajo de ella y jugar a lengua coño. Una delicia, créeme.
Mi hermano nos folló a las dos por delante y por detrás y cuando ya no pudo más se corrió en la boca de las dos. No tardó en ir a dormir.
Beti estaba perraca y me atacó. Nos liamos en la colchoneta del chillout bajo la suave brisa de la noche.
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Un beso de tu Daniela