Me folló mi nuera

Como una nuera insaciable se folla a su suegro.

Mi nombre es Roberto, tengo 57 años, mido 1,72m. y soy de complexión normal, estoy casado con Victoria y fruto de nuestra relación hemos tenido un hijo. Mi hijo es médico en el hospital Gómez Ulla de Madrid, y se casó hace unos pocos años con una joven, llamada Marta, con la que ha tenido dos hijas. Marta tiene 29 años de edad y mi hijo tiene 33.

Con la esposa de mi hijo, que viene a ser mi nuera, siempre he llevado una muy cordial relación. Un día que mi esposa no estaba, porque se encontraba en el Norte en casa de mis suegros mi hijo y mi nuera me invitaron a comer para que no comiera solo, era jueves, bien lo recuerdo. Eran las dos de la tarde cuando llegué a la casa de mi hijo. Como la comida no estaba acabada de preparar cuando llegué, me senté en la salita a ver la televisión. Dieron las tres de la tarde y Marta fue a llamarme para que fuera a comer, entró en la salita y yo estaba en el sofá, con la televisión encendida, y ella me sacó de mi concentración diciéndome:

  • ¿Vienes a comer? ya sabes que es jueves, y Francisco -mi hijo- no va a venir, y Rosa y Laura están con mis padres -los jueves mis nietas siempre se van con sus abuelos maternos- sólo estamos tú y yo para comer.

Yo me disculpé diciéndole que no había escuchado que me había llamado para comer. Entonces Marta se sentó en otro sofá enfrente a mí. Ella llevaba un ajustadísimo top de tirantes que dejaba al descubierto su obligo y donde se marcaban sus duros pezones, (no llevaba sujetador), y una falda cortía y abierta. Al sentarse enfrente a mí y no pude evitar fijarme por primera vez en lo buena que estaba, aunque intentaba pensar en otra cosa. Entonces mi nuera acomodándose en el sofá se puso en una posición que dejaba claramente a la vista sus finas braguitas. No pude evitar mirar por la abertura de aquella falda, y aun menos excitarme con aquel panorama. Intentaba apartar la vista de allí, pero no podía y mi polla se puso dura como una auténtica piedra. Mi nuera seguía allí sin enterarse de nada, y hablando sobre trivialidades y yo tenía una erección tan grande que tenía miedo de que se notara un gran bulto en mi pantalón. Sin embargo ella creo que no se dio cuenta. Por primera vez en aquel momento yo me excité muchísimo con mi nuera. Pero esa panorámica se acabó porque fuimos a comer.

Después de haber comido me invitó a acostarnos en las tumbonas que tienen en el jardín de su casa a tomar el sol. Ella se puso un diminuto bikini, uno de esos que consiste en un tanga en la parte inferior y la parte de arriba consiste en dos pequeñísimos triangulitos que casi no lograban taparla y unidos por unas finísimas tiras de tela. Mi nuera estaba increíble, irresistible. Al poco rato yo ya tenía una visible erección algo oculta por el pantalón, y eso con sólo mirarla de reojo. Entonces ella me hizo una pregunta que cambió el rumbo de mi relación con mi nuera desde aquel mismo momento:

  • ¿Roberto te estás excitando conmigo?

Yo estúpidamente pregunté con un aire de inocencia:

  • ¿Qué?

A lo que ya no me contestó. Se levantó dirigiéndose hacia mí, me metió la mano en los pantalones y agarró mi polla, yo no sabía qué hacer, estaba sorprendido, me quitó los pantalones y los calzoncillos y empezó a mamármela, ella también estaba muy excitada, apartó a un lado el diminuto tanga y sin mas preámbulos, se montó sobre mí y empezó a subir y bajar en mi dura polla. En menos de diez minutos, me corrí dentro de ella que seguía cabalgando hasta que la polla se me desinfló, luego se bajó y sin descansar se sacó el biquini y también me desnudó a mí, empezando a chuparme las orejas, sacándome el aire de las mismas y metiéndome la punta de la lengua en las mismas, luego me frotaba sus enormes tetas en todo mi pecho, me besó de una manera brutal, me metió la lengua en mi boca, yo la sentía casi en mi campanilla, bajó al cuello, ya estaba yo excitado nuevamente cuando me mamó el nabo deliciosamente y me puso su chocho en la boca, ordenándome:

  • Mámamela tú también a mí.

Yo empecé a pasarle la lengua por su coño torpemente, pues en cuanto al sexo oral no tengo mucha experiencia. Ella se dio cuenta y me dijo:

  • Saca toda tu lengua y métemela.

Así lo hice y ella me agarraba del cabello y me arrimaba más a su chocho, hasta la nariz me hizo meterle. Después de un cuarto de hora que estuve mamándosela se corrió en mi boca. Rápidamente me volvió a montar y me dijo:

  • Vas a ver cómo el segundo polvo va a estar mejor que el primero.

Y así fue, subía y bajaba, mientras sus enormes tetas brincaban sueltas. Duró como unos veinte minutos hasta que yo me corrí y ella también, cayó sobre mí y me abrazó, metiendo sus manos por debajo de mis axilas, y apoyándose en mis hombros, moviéndose muy fuerte. Hasta que se me bajó la erección de todo, todavía se corrió dos veces, descansó nuevamente toda su humanidad en mí.

Me quedé dormido por el ajetreo, pero una nueva mamada me despertó aproximadamente una hora después de que me había quedado dormido, me chupaba la verga apoyando la punta de su lengua en la punta de mi polla y dándome unos lengüetazos en la cabeza de la misma que pronto estuvo dura de nuevo y, otra vez, me puso su chocho en la boca y luego de volverse a correr en mi boca, ordenándome que tragara sus jugos, me dijo:

  • Ya estoy cansada.

Entonces, me subió encima de ella y se colocó mi nabo en su coño ardiente, el cual se fue hasta el fondo en el primer intento y luego que lo tuvo adentro me pasó las piernas por atrás y me abrazó como lo había hecho antes y empezó a moverse, yo sentía ya arder los hombros pero no podía decirle que me soltara, pues se movía muy ritmicamente, además de que movía las piernas tan rápido por atrás de mis caderas que pronto nos volvimos a correr los dos juntos. Luego nos fuimos a duchar y ahí todavía me la mamó de tal manera que me hizo correrme en su boca. Saliendo de la ducha me dijo:

  • Descansa un poco en el cuarto de invitados, mientras yo preparo la cena.

Porque iban a ser las ocho de la noche. Hasta entonces no me di cuenta del tiempo que había transcurrido haciéndole el amor a mi nuera, o mejor dicho haciéndomelo ella a mí. Mi nuera me despertó un poco después cuando mi hijo regresó del hospital y trayendo consigo a sus hijas y antes de bajar a cenar me dijo:

  • Roberto no te preocupes, sólo tú serás mi amante porque ¿sabes? tu hijo me tiene muy abandonada en este terreno y tú lo sustituirás, pero éste será nuestro secreto ¿te parece?

Y así seguimos desde hace cinco meses, todos los jueves.