Me follo a mi primo en Fin de Año

Justo después de las campanadas mi primo me ofrece un morboso regalo.

  • ¡Cuatro! ¡tres! ¡dos! ¡uno! … ¡¡¡¡Feliz año nuevo!!!!- Gritamos todos al unísono tragando como podíamos las uvas.

  • ¡Felicidades!, ¡Felicidades!, ¡Felicidades!- Nos saludamos uno tras otro.

Fui de familiar en familiar, de amigo en amigo, felicitando la recién entrada de este año nuevo; mientras intentaba no derramar mi copa de sidra

  • ¡Felicidades primo!- Le dije a Rober dándole un abrazo.

  • En 10 minutos ven solo al trastero, tengo un regalo para tí- dijo susurrándome al oído, aprovechando el abrazo.

Le miré con curiosidad y morbo; pues hacía un par de meses que quedábamos para follar y, con solo decirme eso, ya se me había empezado a empalmar. Aunque tenía dos años menos que yo, su culo era una delicia y me encantaba reventárselo; pero, llevábamos unas semanas sin haber podido hacer nada. Le iba a decir algo; pero un familiar se acercó para felicitarme y enseguida me perdí en la inercia de la fiesta.

Me acerqué a la mesa donde estaban colocadas las bebidas, le pegué un último sorbo a mi copa y volví a servirme. Miré el reloj y me di cuenta de que ya habían pasado los 10 minutos que me dijo Rober. Dejé la copa en la mesa y fui al trastero.

Nuestra familia siempre se reunía en la casa de campo de los abuelos. Era grande, tenía barbacoa en el interior y podíamos poner la música a tope; ya que no había nadie cerca. Pasé a lo largo del salón de la fiesta, esquivando a familiares, y, traspasando una puerta, fui a dar a un pasillo que conducía al trastero. Abrí la puerta y no pude creer lo que me encontré.

Rober estaba a cuatro patas, totalmente desnudo. Una cinta roja le recorría la cintura acabando en un lazo, como si me regalara sus nalgas y ano. No era muy atlético; pero, en esa postura, daban ganas de comérselo entero. Su perfecto culo me quedaba de frente y se le veía el ano perfectamente abierto; mientras sus huevos y polla colgaban por debajo, en una perfecta estampa. Solo al final me di cuenta que ya hasta se había colocado lubricante. Se me empalmó instantáneamente, apretándome pantalón y cinturón.

  • Feliz año nuevo, espero que te guste tu regalo- me dijo moviendo el culo para excitarme más.

  • Uf, y tanto cabrón. Ya se te echaba de menos.

Me quité el cinturón, dejé caer el pantalón, me quité la chaqueta y la camisa y, sin pensarlo, le agarré de la cintura para colocarle al nivel de mi polla. Disfruté unos segundos de la imagen, agarrando con fuerza las nalgas, y coloqué mi polla en su culo, poniendo el glande en su ano, a las puertas del placer.

Nos miramos y, con una sonrisa cómplice, le metí el pene de golpe, como a él le gustaba. Se le escapó un gemido que me puso más de lo que estaba y empecé a moverme, con fuerza, penetrándole todo lo que podía. Aquello era una maravilla. Además, como estaba ligeramente borracho; sentía con mayor intensidad sus nalgas en mis manos y mi polla entrando y saliendo de todo su interior. Empecé a follarlo como un animal, con movimientos toscos, llevados por la enorme libido que tenía acumulada desde hace semanas.

Sin dejar de penetrarle, cogí el cinto del suelo y lo pasé por su garganta para tirar de él hacia atrás, como si fuera una yegua que estaba montando. Rober se encendió y empezó a mover el culo, con movimientos de twerking que tanto le gustaba hacer. Paré de moverme y, tirándo un poco más del cinto, dejé que hiciera su trabajo. Sentía la polla y los huevos tan hinchados del morbo que en nada me iba a venir; el cabrón de mi primo era todo un pasivo.

Rober se movió hacia delante, sacándose mi polla. Se levantó, me empujó para que me sentara en el suelo, se puso delante mío y se sentó, tragándose mi polla de nuevo, para seguir perreándome. Movía su culo con maestría. Agarré su culo con fuerza; me encantaba sentirlo en las manos y me dejé llevar por el placer de sus movimientos, tumbándome totalmente en el suelo. Él siguió montándome; deslizando mi polla en su interior, desde la punta hasta tragársela entera. La polla de Rober estaba flácida, siempre le pasaba cuando le follaba; pero, me había dicho que no me preocupara, que él lo disfrutaba. Y tanto que lo disfrutaba; pues, puso sus manos en mis pectorales y empezó a moverse con mayor intensidad, gimiendo como una perra. Sabía que le encantaba mi cuerpo musculado del parkour.

Levanté el torso, mirándolo con intensidad; sabía lo que venía a continuación y lo estaba deseando. Lo agarré bien, respiré con fuerza y, con algo de torpeza, manteniendo el equilibrio para no sacar mi polla de su interior, nos levanté a los dos en peso, manteniéndolo en el aire. Una vez que estaba equilibrado, empecé a follarlo con toda la fuerza que podía; mientras él se aferraba con pasión a mi cuerpo. Notaba su polla crecer en mi vientre; eso sí que era raro. Seguí follándolo con toda la fuerza que podía; tanto es así que empecé a jadear del esfuerzo. Su culo se sentía tan cálido, húmedo y apretadito que no podía más. Mis huevos, que estaban a reventar, chocaban contra sus nalgas.

  • ¡Me vengo cabrón!, ¡Ya voy!- Le solté casi sin respiración.

  • ¡Dale! ¡Dale!

Lo follé con toda la energía que me quedaba y, entre sus gemidos y mis jadeos, alcancé un intenso orgasmo que me recorrió todo el cuerpo; mientras mi polla se hinchaba y reventaba, llenando de lefa todo su interior. Sentí como le bombeaba el cálido semen, a lo que él, para mi sorpresa, empezó a tener un orgasmo anal… o, más bien, prostático, que me apretaba aun más la polla; lo que hizo que los últimos lefazos salieran con más intensidad. Y, para mi sorpresa, noté como se corrío en mis abdominales. Nuestros cuerpos aún seguían unidos, agarrándolo en el aire y apretando nuestros torsos, y mi primo se había corrido del gusto en todo mi vientre sin tocarse.

Saqué mi polla ya morcillona de su interior, lo bajé con cuidado y me quedé mirando, con morbo, mis abdominales que estaban manchados por su semen.

  • Menuda corrida- le dije con morbo.

  • Buah… el regalo me lo has hecho a mí…- Comentó perplejo.

  • ¿Y eso cabron?

  • Es la primera vez que me corro sin tocarme y mira que hemos follado veces- respondió mirándose la polla que también estaba manchada por su propio semen.

  • Una delicia. Cuando quieras repetimos; pero vamos con los demás antes de que nos echen de menos- le dije buscando mi ropa.

  • Venga, va- respondió quitándose la cinta roja que aún le decoraba el culo.

Volvimos a la fiesta sin mediar palabra. No hacía falta; cada vez que nos mirábamos, nos lo decíamos todo con una placentera y morbosa sonrisa. Al llegar a la sala principal, cogí la copa que seguía donde la había dejado y nuestras sonrisas se disolvieron entre música, bailes y bebidas; pues estabamos entrando en el apogeo de la fiesta, con la música a tope y bailando como si no hubiera mañana. Más que una familia, parecíamos un botellón. Le dí un buen sorbo a mi copa y mientras bebía, noté la mirada aún intensa de Rober. Le hice un gesto y se acercó con discreción.

  • ¿Cómo tienes el culo?- Le pregunté, aprovechando que no había nadie cerca.

  • Bien ¿por?- contestó con curiosidad.

  • ¿No es mi regalo? En quince minutos ,que me acabo la copa, te espero en el trastero- le dije con picardía.

Rober se echó a reír y asintió con morbo. Miró alrededor y, al ver que nadie nos miraba, pasó la mano por mi paquete, con intensidad.

  • Espero que estés allí preparado para tu regalo- comentó, alejándose mientras se mezclaba con la multitud.

Le di un sorbo a la copa, cogía algo de comer y pensé…”¿Cómo debería esperarlo?”

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¡¡¡Feliz Año Nuevo!!! Muchísimas gracias por leerme y acompañarme en mi aventura como escritor de relatos eróticos. Este nuevo año quiero mejorar y poder escribir más relatos para que podáis seguir disfrutando.

Y como siempre, acepto críticas, anímate a comentar aquí o en mi twitter que te ha parecido o qué mejorarías!