Me follé a mi amiga dormida
La vi dormida, son sus enormes tetas provocándome y no pude contenerme
Mi amiga Irene siempre me ha puesto cachondo. No es especialmente guapa pero con el tiempo cada vez me da más morbo. Sobre todo porque tiene unas tetas enormes. Está un poco pasada de peso pero en un punto justo que me pone como una moto.
En el último viaje que hice con ella pasé mucho tiempo mirándola sin que ella se diera cuenta, sobre todo sus tetas.
Un día estaba tumbada de lado en un sofá, casi en posición fetal por lo que se le remarcaba mucho el culo en un pantaloncito de pijama que llevaba. También tenía una visión perfecta de sus enormes tetazas, que podía ver de semiperfil y que se me mostraban en todo su esplendor. Lo mejor es que ella estaba medio dormida por lo que pude estar mirándola durante un buen rato. Sentí deseos de pajearme allí mismo, mirándola.
Imaginaba que ella estaría profundamente dormida. Empecé a tocarla con cuidado, para no despertarla. Le acaricié el culo suavemente, agarrando los dos cachetes, apretándolos. Luego subí hasta rozar sus tetas. Esas enormes tetas que me incitaban a lanzarme sobre ella y violarla violentamente. La toqué, notaba sus pezones debajo de la camiseta. No era capaz de abarcar toda la teta con la mano, eran tan grandes que sobresalían por los lados. Me tumbé sobre ella, lamiendo su cara y sus labios mientas ella seguía inconsciente. Rocé mi polla contra su culo mientras agarraba y estrujaba esas tetas de campeonato.
Me tumbé detrás de ella, abrazándola para poder seguir amasando sus tetas, esta vez metí las manos por debajo de su camiseta y pude pellizcar sus pezones que empezaban a ponerse duros. Me saqué la polla y seguí frotándola contra su culo mientras le chupaba el cuello. Con otra mano empecé a bajar por su vientre, acariciando su ombligo hasta que llegué al pantaloncito. Metí la mano dentro de sus bragas y acaricié suavemente su vulva. Podría notar perfectamente como empezaba a humedecerse. Tocaba sus muslos, su vagina y metía el dedo por su rajita, notando como lubricaba cada vez más. La polla me iba a explotar. Decidí esperar y seguir disfrutando de ella. Me puse de rodillas frente a ella y paseé mi polla contra su cara. La froté contra sus labios, abrí su boca y la metí suavemente. Creí que me corría allí mismo. La saqué y le subí la camiseta, liberando sus preciosas tetas, con esos pezones enormes y empitonados. Empecé a frotar mi polla contra esas tetas, las espachurraba con las manos y me hacía una cubana gloriosa. Que tetas, Irene joder, que tetas. No podía más, me la tenía que follar. Abrí sus piernas, colocando una sobre mi hombro y empecé a rozar mi polla contra su coño. Estaba empapada y mi polla tiesa como nunca lo había estado. Empecé a meter solo la punta, poco a poco. Creí que me volvía loco de placer. Finalmente, embestí con fuerza y se la metí hasta el fondo. Ella aún dormida, se encorvó de placer. Empecé a bombear, agarrando sus tetas y besando y lamiendo sus labios. Me la estaba follando, la estaba violando y estaba siendo el mejor polvo de mi vida. Pellizcaba sus pezones que estaban duros y totalmente tiesos, apretaba sus maravillosas tetas mientras seguía embistiendo, metiéndola por completo, mis huevos chocaban contra su culo. Me encantaba empujar hasta el fondo y permanecer así, con la polla clavada hasta el fondo de su coño, viendo como se la tragaba por completo esa vagina prieta. Sentía como su coño palpitaba con mi polla llenándola con completo. Entonces volvía a embestir mirándola a la cara, dormida pero disfrutando en sueños de un polvazo como nunca había tenido.
Cambie de postura y volví a ponerme detrás de ella. Me masturbé usando su enorme culo, apretando sus cachetes contra mi polla mientras subía y bajaba, qué placer.
Pronto guié mi polla hasta la entrada de su coño y se la volví a clavar con fuerza. Entonces ella, totalmente dormida, se encorvó echando su cabeza hacia atrás loca de placer. La agarré por el pelo y empecé a bombear con un ritmo constante viendo como sus tetas se movían al unísono con cada embestida. Loco de placer, empecé a tocar todo su cuerpo perturbado ya por la lujuria. Agarré sus tetas, acaricié sus piernas, su culo, su vientre. Estaba totalmente embriagado por su cuerpo. Embestía cada vez con más fuerza, me coloqué encima de ella y abrí bien sus piernas sujetándola con las manos y se la metí, se la metí con toda la fuerza que pude, quería llegar hasta su útero. Y seguí embistiendo sintiendo su coño con cada sacudida, cálido y húmedo. Chupé sus tetas y su cara, la besé metiendo la lengua en su boca y en ese momento noté que se corría. Noté las contracciones de su vagina, que apretaba mi polla haciéndome sentir la mejor sensación que he tenido nunca. Sus piernas temblaban y su pelvis se convulsionaba sin control. Aquello fue demasiado para mí y empecé a correrme como un loco.
Me quedé así, recorriendo su boca con mi lengua mientras seguía embistiendo y corriéndome dentro de ella, agarrando sus tetas y disfrutando del mejor orgasmo de mi vida. Terminé de correrme y dejé mi polla dentro. Podía sentir las pulsaciones de mi polla mientas decrecía dentro de su coño. La besaba y le chupaba el cuello agradeciéndole el mejor polvo de mi vida sintiendo aún la sensación del orgasmo. Finalmente se la saqué y repasé con la vista todo su cuerpo desnudo, estaba relajada y jadeando, totalmente satisfecha. Lo limpié todo y volví a vestirla y la dejé allí tumbada para que disfrutara del resto de su siesta.
Siempre he sospechado que estaba despierta cuando todo aquello sucedió pero si fue así nunca me lo dijo.