Me follé a mi amiga 2

Sin pretenderlo me folle a una amiga en el interior de un probador, estaba colmado y aunque ella tenía sentimientos encontrados, había disfrutado y quería repetir.

Después de aquel apasionado polvo en los probadores de los almacenes, pasaron los días y los días y no volví a verla, algo tenía en mi interior que me hacía culpable y no sabía porqué, a decir verdad la iniciativa la tomó ella. La evitaba hasta el punto de no responder a sus llamadas, a eso de las tres semanas volví a verla, era la primera vez tras aquella memorable jornada, me mostré algo frío por ese extraño sentimiento raro de culpa que me poseía, me llamó aparte y hablamos sosegadamente poniendo en claro las cosas, le molestaba mi aparente frialdad y quedamos para almorzar o cenar a la menor oportunidad y así limar las posibles asperezas que hubiese.

A la semana siguiente, un viernes noche me llamó para ir al cine, no había nada extraño, no era la primera vez que ocurría cuando su pareja se ausentaba por cuestiones profesionales. Al recogerla observé que iba vestida con el sensual traje blanco que se probó y compró aquel día, lo estaba estrenando y le quedaba como un guante, de tirantas muy escotado, con la falda a medio muslo y bastante ceñido tanto que, a diferencia de aquel día, aprecié que no llevaba sujetador al marcarse los pezones por debajo de la tela. No era la primera vez que se mostraba de esta forma, conocedora de su cuerpo le gustaba exhibirse y sentirse deseada en público.

Sentados en nuestras butacas no aconteció nada excepcional, la situación volvía a la normalidad entre nosotros, por mi parte le miraba mucho sus muslos y los pezones que me traían loco, no se me quitaba de la cabeza cuando me la follé en el probador un mes antes. Al salir de la sala de cine nos fuimos a cenar y a continuación a un cercano y popular bar de copas de la zona a tomar algo y rematar la noche, nos situamos en la barra y fue allí al cabo de un rato cuando me preguntó sobre aquello de volver a follar, que no me hiciera el olvidadizo, que tenía ganas de polla esa noche a la par que me manoseaba los testículos y subía la mano acariciándome la polla comprobando mi excitación,

A partir de ese instante los acontecimientos se sucedieron y la noche pasó a otros derroteros, como entenderán sus tocamientos incitaron mi erección. No me importó que el bar estuviese repleto, ni que numerosos ojos pudiesen estar observándonos, aprovechando la oscuridad y la confusión que daban las luces de neón, coloqué mi mano en una de sus piernas y lentamente la metí debajo de la ceñida falda ascendiendo por la cara interna del muslo llegué a la entrepierna, y apartando la fina tela del tanga, le metí tres dedos en la vagina, suspiraba y jadeaba lentamente para no dar más la nota en aquel lugar aunque algunas muecas lascivas de su rostro podían delatarla. En esos momentos sabía que terminaríamos la noche follando, y no iba a ser solo un polvo, con la consiguiente preocupación de que no era un si te vi no me acuerdo, en cierto modo todo quedaba en casa y por eso había que dar la talla, tenía ganas de disfrutar y por encima de todo hacerla disfrutar.

A pesar de la relativa oscuridad fijé la mirada en un grupo cercano que pareció advertir, por como nos miraban, que le estaba metiendo mano en serio a mi exuberante acompañante, cuchicheaban y no nos perdían de vista comiéndonos con la mirada, incluso uno de ellos me levantó el pulgar, saber que contábamos con improvisados espectadores me puso más caliente y aumenté la intensidad de la masturbación, al mismo tiempo que nos morreábamos y manoseándonos apasionadamente el uno al otro, repentinamente palpé como se corría en mi mano y opté por retirarme, estaba teniendo un orgasmo y se apresuró a los lavabos, no era plan de que se manchara el vestido con sus flujos o le chorreara por la pierna en un lugar público y pasar por una guarra. Tras limpiarnos en los lavabos, aproveché además para meneármela un poco por el calentón que llevaba, salimos apresuradamente del local para dirigirnos a su domicilio,

Pretendía una noche loca sin compromiso, que le repitiera la enculada. Como comprenderéis se me hizo la boca agua, estaba muy superexcitado. Una vez dentro de su apartamento nos quedamos mirando, le bajé las tirantas del vestido, cayendo desde la cintura, para sobarle y comerle las tetas al mismo tiempo  me sacó la polla masturbándome con la mano de abajo a arriba, por mi parte le apretaba el culo alzándole las nalgas y chupaba las tetas hasta succionárselas enteras, las magreé por todos lados, le apreté y a la par mordí y atornillé los oscuros, durísimos y sólidos pezones en punta. Tras acabar este frenesí nos desnudamos, seguía teniendo el coñito depilado, nos tendimos sobre el colchón, exigiéndome con insistencia que se la metiera pronto por el culo, por mi parte quería dejarlo para más adelante.

Tumbado sobre el colchón boca arriba se me situó encima de mí flexionando las rodillas, la excitación en el ambiente era extrema, puso su sexo sobre mi pene y tomándolo se folló ella misma cabalgándome, muy bien por cierto, era la primera ocasión que mi verga se introducía en su vagina, era un primor verla cabalgar con un doble movimiento, subiendo y bajando y dando círculos cortos con su pelvis, llevaba el mando, desde su posición me tocaba, a veces se inclinaba para besarme, rozándome los afilados pezones ligeramente el pecho, ¡qué subidón me daba!, cuando se alzaba podía observar como se movían sus pechos que tanteé magréandoselos con excitación, tocándole los pezones mientras avivaba la penetración con acometidas más duras por su parte. De pronto entre los intensos gemidos gritaba cada vez más fuerte, era la señal de que se venía, la esperé para llegar juntos al orgasmo, no tardando en llegar mezclándose mi leche caliente y viscosa con sus flujos. Fue el primer gran polvo de la noche, lo habíamos gozado mucho por parte y parte, me sentía bastante satisfecho de follarme a esta mujer que me demostró que sabía lo que hacía, como en el probador me supo muy rica.

Saqué el miembro del interior de su cuerpo, permaneció sobre el colchón y flexionó las piernas apoyando sus pies en el colchón, se las abrí y pasé las palmas de las manos por sus muslos estimulándola, su sexo estaba empapado de jugos, opté por limpiárselo metiéndole la lengua, comiéndole todo lo comible, le daba con la lengua en el clítoris, sus fuertes jadeos y gemidos eran música para mí, estaba cada vez más ansioso por penetrarla de nuevo. Cuando acabé dijo que ahora era su turno colocándome sobre el colchón boca arriba con mi pene erecto, me besaba recorriendo con sus labios todo mi torso bajando hasta mi polla y los huevos, una vez aquí besaba y lamía con sus labios y lengua respectivamente toda mi verga desde la base hasta el sensible glande dándome bocaditos muy eróticos en el mismo, no pude más con esa sensación tan placentera y me vinieron espasmos, advirtiendo que me venía se la metió entera en la boca, desde la base, mamándomela despacito, absorbiendo todo el semen caliente que mi polla expulsaba, le cogí la cabeza para acompañar sus movimientos, le follé la boca, y seguía llenándola de llené la boca de leche, tragaba y tragaba, me la comió con apetito, cuando la sacó comenzó a chupármela, le colgaban hilillos desde la comisura de sus dibujados labios cayendo algunos viscosos goterones sobre sus redondeados senos que inmediatamente recogí con la lengua y se los devolví comiéndole la boca llena de mi propia secreción.

Echada sobre el colchón boca arriba me coloqué encima de ella, la sobé y besé por todas las partes, le pasé la polla por toda la cara, las tetas, pezones y entrepierna dándole incluso golpetazos, se avivó muchísimo, finalmente abrí y levanté sus piernas hasta mis hombros, yo apoyaba las manos en el colchón y ella sobre mis caderas, y sin solución de continuidad le introduje con cuidado la polla en el culo, como ella quería, como un mes antes estaba estrecho lo que me iba a proporcionar mucho, muchísimo placer, le metí despacito la cabeza, después la mitad del tronco y cuando la creía preparada apreté metiéndosela hasta el fondo, no sin gestos y exclamaciones de dolor por parte y parte, la miraba y veía como soportaba la penetración mezclándose los gestos y gemidos de dolor con los de satisfacción. Una vez en el fondo la bombeé aligerando poco a poco la embestida para acabar de forma frenética sacándola y metiéndola, cada vez que me tomaba un descanso me daba palmadas en mis nalgas para que continuase, no quería que me detuviese, “ una, otra, y otra, y otra…embestida y así repetidamente…” , la penetraba con intensidad, estaba gozando como no esperaba, mi entrepierna se mojaba con el chorreo de sus flujos subiendo más mi calentón. No había tenido relaciones sexuales desde el día en el que me la follé por primera vez y la tomé con un deseo insaciable, con mucha lujuria, destrozándole el culo como ella quería. No hace falta decir que nos fuimos considerablemente, me gustaba escuchar sus gemidos de placer mientras nos corríamos plácidamente, fue un gran orgasmo, señal de que lo estaba saboreando tanto como yo y eso, créanme, me llenaba de satisfacción.

Estábamos un tanto fatigado y descansamos un tiempo relativamente largo, unos treinta minutos, en tanto no dejamos de tocarnos y besarnos mientras charlábamos sobre la noche desenfrenada que estábamos teniendo, cogí del refrigerador una lata congelada de un refresco conocido para jugar con ella pasándosela por todo su cuerpo, comencé por su rostro, su boca, cuello, deteniéndome especialmente en sus sensuales pechos tanteando la aureola y, por supuesto, sus duros pezones, entre la excitación sexual y el frío imaginaos como se les pusieron, no pude reprimirme y comencé a comérselos y a tocarlos con la punta de la lengua y a darles bocaditos, pasé el glande por la oscura aureola y pezones, su excitación era tal que se metió los dedos en el coño para masturbarse, continué bajando por el costado y espalda, estremeciéndose en demasía mientras se le ponía el vello de punta por la sensación de frialdad, y finalmente bajé a los muslos interiores para subir un poco y pasársela por su sexo a la vez que se masturbaba, sin dejar de hacerlo me cogió la polla para lo propio mientras movía y agitaba sensualmente su cuerpo, sobretodo sus piernas, estremeciéndose al notar en su espalda la frialdad de la lata de refrescos mientras podía ver como se corría a chorros.

No podíamos más, estábamos preparados para un tercer asalto, nos colocamos a cuatro patas, una postura por cierto que me estimula especialmente, ella se inclinó hacia adelante poniendo los antebrazos sobre el colchón y el trasero en pompa mostrando en esplendor sus duras cachas, nalgas, ano, y toda su palpitante y chorreante vulva, otra vez tenía su dulce coño y el culazo bien abierto todo para mi, veía las tetas como colgaban, la tenía armada como un caballo, inclusive me hice una paja corta, a continuación me agaché y metiendo la cabeza entre las piernas di bocaditos en los labios mayores que la hicieron estremecer de gozo, a continuación pasé la lengua por toda la raja hasta el ojo del culo para arrimarme muy empalmado y pasándole mis brazos por la cintura se la introduje nuevamente por el coño, encajándola bien hasta el fondo, gemíamos y gritábamos, alternaba suavidad con rápidas y fuertes envestidas, la excitaba mucho y eso a mí me ponía más, gritaba enérgicamente “…Dame polla, más polla, … hasta dentro… más polla,…, más poll…, Ahhhhhhhhhh…, que…. ríííícaaa…, Así…sigue…sigue… fo...fo…llán…dome…más fuer..te… más fuer…te… Asíííííííí…, Ahhhhhhhhhh…”, los huevos se estrellaban contra los muslos, la follada la vivíamos con intensidad casi animal, me incliné sobre su espalda y le atrapé las tetas, movía la cabeza de un lado a otro empujando el trasero hacia atrás mientras que me la follaba haciendo suaves círculos.

La saqué e intencionalmente me llené la mano de semen y flujos que caían chorreando por la pierna, al ver esto me puse muy caliente y se la volví a introducir esta vez sin que lo esperase por el culo, la tenía suficientemente manchada por sus jugos, mientras la enculada le hice chupar la mano llena de ambos líquidos, aun la veo lamiendo con lascivia la secreción mientras jadeaba y gritaba de placer y dolor, observar esta escena hizo que la tranca se me endureciera palpitando en su interior propinándole nuevas embestidas hasta el fondo abriéndolo con la verga, ¡¡¡como le gustaba que se la clavara por aquí!!!, mientras lamía mi mano y los dedos me venían espasmos, traté de aguantar pero el frenesí era tan intenso por parte y parte que… no pude más, me vino y la llené todo de viscoso esperma a la vez que ella de la misma estalló llegando a un sentido orgasmo. Al cabo de un rato la saqué para lamerle los muslos y nuevamente comerle el coño a la vez que introducía esta vez un dedo en su bañado y pegajoso  culazo,¡Qué ricura! ¡qué gusto!.

Descansamos un rato, por el tiempo que llevábamos y los sonidos de la calle intuí que era ya tarde, bien entrada la madrugada, nos relajamos para refrescarnos, recuerdo que estábamos sudorosos y pegajosos, y cansados, habían sido tres folladas brutales e intensa, nos sentíamos muy satisfechos y bastante complacidos por como lo habíamos disfrutando, nuevamente nos supo muy rico. Tumbado boca arriba se echó sobre mí abrazándome y besándome a la vez que frotaba sus pechos y la vagina contra mi torso y el pene que, nuevamente, reaccionaba ante el nuevo estímulo sexual, pero no hubo más penetraciones, solo toqueteos,  personalmente estaba fatigado por la noche tan agitada. Casi consumidos nos quedamos recostados conversando en la cama, rápidamente agotados nos quedamos dormidos.

Nos levantamos tarde, desayunamos y de nuevo tras tocarnos follamos en la ducha, una vez más fue delicioso. A pasado algo más de un año y no lo hemos vuelto a hacer, ni siquiera lo hemos intentado, continuamos siendo grandes amigos, quien sabe lo que puede pasar a raíz de esta breve serie de relatos,…, no creo que ocurra pero si así fuese con su permiso os los contaré.

FIN