Me follaron en la cárcel.
Fui a dar un curso a la cárcel y en el mismo aula me dieron una cantidad de rabo que no lo olvidaré nunca.
Entré a trabajar en un programa orientación laboral para la comunidad autónoma en la que vivimos, tenía que ir a varias instituciones públicas a dar conferencias y asesorar a las personas a la hora de buscar empleo. Una de las instituciones a las que tenía que ir a asesorar era a la cárcel, normalmente iba con un compañero pero cuando éste no podía acompañarme, lo hacía Juan. En esta ocasión no estaba planeado que tuviese que ir ya que tenía una reunión con unos empresarios e iba vestida para esa ocasión, no para ir a dar unas clases a la cárcel. Llamé a mi compañero para que me sustituyera pero se encontraba fuera de la ciudad y le era imposible llegar a la hora, intenté ponerme en contacto con Juan pero estaba fuera de cobertura, así que no me quedó más remedio que ir sola a la cárcel.
Pasé los controles rutinarios de acceso, los guardias ya me conocían de otras ocasiones y los trámites eran más rápidos. No me dio tiempo de ir a casa a ponerme una ropa más acorde, así que decidí ir vestida para ahorra tiempo a la hora de ir a la reunión que me esperaba al salir de allí.
César, el funcionario de prisiones que me acompañaba al aula, me preguntó por alguno de mis dos acompañantes habituales y le respondí que ese día me tocaba ir solita pero que me las apañaría igual que si fuese acompañada. Los presos que estaban inscritos al programa de empleo penitenciario ya los conocía y no tenía ningún problema quedarme a solas con ellos ya que llevaba más de tres meses tratando con ellos dos días a la semana.
Al entrar en el aula se sorprendieron al verme con falda, blusa y zapatos de tacón ya que cuando tengo que ir a esa clase de sitios, siempre opto por vaqueros y jersey, cosas discretas para no levantar el apetito sexual de esos leones encerrados. El grupo a los que les desarrollaba el programa estaba compuesto por tres gitanos, tres nigerianos y dos marroquíes, de los cuales, los marroquíes eran los más problemáticos.
Al empezar las clases, ya me dijeron un par de veces, ¿Cómo es que han dejado venir solita a un bombón? Yo hice caso omiso a los comentarios de los alumnos y continué con mi labor, pero pensando en la fijación de los presos y al comentario que me hicieron. Pasados 30 minutos del comentario, uno de los marroquíes me dijo, Laura, ¿te da lo tuyo bien tu maridito por las noches? Con ese comentario, me puse un poco colorada y no podía dejar la pregunta sin contestar, así que le dije, me da lo mío pero algunas veces se necesito más.
Con esa respuesta empezaron a reírse y abrí el camino hacia lo que iban buscando, derivar la clase en una conversación erótica, pero entre ellos mismos se pisaban el terreno al querer preguntarme a la misma vez por mi vida sexual. Tuve que poner orden y volver a las clases ya que era imposible seguir pero uno de ellos se levanto y me dice, Laura, ¿cómo es la polla más grande que has visto en tu vida? Se quedaron todos callados, esperando que me enfadara y llamase al funcionario de prisiones por esa falta de respeto, pero todo lo contrario, les dije que mientras estudiaba en Madrid fui muy golfa, que me encantaba follar cada vez que salía por ahí con mis compañeros de facultad, que había visto muy buenas pollas pero las más grandes eran las que me mamé en Cuba y la de mi ex marido.
Empezaron a ponerse nervioso por mi respuesta, no sabían que decir, así que esta vez tuve que romper el hielo yo sola y hacerles una pregunta, ¿Qué pasa, que alguno de vosotros la tiene tan grande que quiere sorprenderme? Cuando terminé de formular la pregunta me percaté que eso derivaría en algo no muy bueno pero ya no había vuelta atrás. Uno de ellos, un nigeriano al que ellos apodaban Pepe, se levantó y me dijo, ¿Qué te juegas a que la mía es la más grande que has visto en tu vida? Yo no sabía que responder a eso, me había dejado anonadada, estuve callada unos segundo y acerté a decir, pues seguramente pero tendríamos que verlo y este no es el lugar adecuado, puede entrar en funcionario de prisiones en cualquier momento. Todos empezaron a reírse y me dijo Roberto, vamos Laura, no te preocupes, ¿No te has fijado en todo el tiempo que llevas aquí que nunca ha entrado un tío de esos aquí para controlar? Tuve que confirmar esa observación de Roberto uno de los tres gitanos del grupo.
La cabeza me decía que parase con aquello pero el corazón que latía entre mis piernas y que estaba babeando me decía que siguiese, que no me lo pensase y me lanzase al juego y como es lógico en estos casos, hice caso omiso a la razón y me centré en lo que latía dentro de mis bragas. Empecé a hablar, bueno, si ya tenéis controlado todo eso, pues adelante Pepe, sácate ese trabuco que tienes y veo si es el más grande que he visto en mi vida. Pepe sonrió negando con la cabeza y me dice, vamos a ver Laurita, vamos a ver, es una apuesta, si pierdes nos tienes que dar algo a cambio. Pepe tenía toda la razón así que propuse que si ganaba él, yo le daría mis braguitas y si ganaba yo pues me tendría que dejar echarle una foto a su polla para tenerla de recuerdo.
La temperatura iba subiendo por momentos, nos colocamos en un ángulo desde el cual no se pudiese ver desde el cristal de la puerta, los muy cabrones lo tenían todo estudiado. Me coloqué cerca de Pepe, éste se desabrochó el pantalón, metió la mano dentro del calzoncillo y empezó a sacar una barra de carne que era impresionantemente gorda. Cuando la tuvo fuera por completo, con los huevos incluidos, era grande y gorda, mediría unos 28 cm y de grosor, impresionante. Antes de verla estaba muy húmeda pero desde que la tenía a mi lado y mi imaginación volaba, empecé a chorrear descontroladamente.
Tenía que saldar la apuesta, todos estaban expectantes, así que metí mis manos por debajo de mi falda, la levanté un poco y alcancé mis bragas que ese día las llevaba de color negro. Todos estaban ansiosos por ver como bajaban mis bragas por mis piernas, empecé a tirar de los laterales de las mismas, muy suavemente hasta que encontré un problema que no contaba con él y complicaría el juego a favor de los reclusos. El problema era que esa mañana me puse unas medias y liguero, para poder bajar las bragas, tenía que soltar las presillas de las medias y tendría que hacerlo delante de ellos, con lo que ya vería de mi cuerpo más de lo que yo quería que viesen.
Soy una persona que no me gusta deberle nada a nadie y por consiguiente, empecé a subirme la falda poco a poco, hasta dejarla por la cintura. Todos estaban excitadísimos, y no era para menos, allí estaba yo, vestida para una reunión importante y con la falda por la cintura, bragas a medio bajar, dejando mi culito y mi chochito al aire, delante de un grupo de presos con ganas de pillar una buena hembra.
Antonio, uno de los gitanos, dijo, joder con la profesora, se ha calentado con el juego, venid aquí atrás y mirad, tiene las bragas chorreando, mirad que mancha blanca tiene extendida en la parte central de las bragas. Todos se fueron directos para mirar el estado de mis bragas, yo me quedé bloqueada, no sabía si seguir quitándome las presillas de las medias o girarme y dar por terminado el juego, pero en ese transcurso de tiempo, escuché decir a Pepe, he causante de tal inundación he sido yo con mi polla y eso que no la ha tocado aún.
Salí de mi bloqueo cuando por detrás noté como una mano empezaba a acariciarme el chocho, lo hacía suavemente y con delicadeza. Giré lentamente la cabeza para ver quién era, me llevé una sorpresa, era Emmanuel, uno de los nigerianos y el mas callado del grupo. Me tocaba el chocho con dulzura, me estaba derritiendo en la esquina de la sala mientras Emmanuel decía, esta tía no para de soltar flujo, se va a quedar seca. Cuando terminó de hablar, me giré, lo agarré por la cabeza y empecé a comerle la boca, se lo había ganado por el tocamiento de chocho que me había hecho.
El grupo empezó a ponerse nervioso y Pepe que era el cabecilla del mismo tuvo que poner orden entre ellos. Yo seguía comiéndome la boca con Emmanuel mientras me seguía acariciando el chocho. Noté como Lucio, otro de los gitanos empezó a abrazarme por detrás y a desabrocharme la blusa mientras me besaba el cuello y la espalda. Yo tocaba por todos lados a Emmanuel, palpé por encima de sus pantalones el buen miembro que tenía.
Emmanuel se retiró de mi lado y dejó paso a Hamsa, éste pasó de mi boca y se centró en sacarme las tetas del sujetador y lamérmelas, tenía los pezones durísimos, las tetas se me hincharon de la excitación que tenía encima. Quería dejas zanjado el tema de la apuesta y me separé de los dos, me puse frente a todos y dije, Pepe, antes de hacer algo, tengo que pagarte la apuesta. Me quité, con temblor en las manos, las presillas de las medias y unas vez liberadas las medias, terminé de bajarme las bragas, levanté un pié y saqué media braga, después el otro hasta que terminé de saldar mi deuda.
Pepe con las bragas en la mano, me miró a la cara y se las llevó a la cara, las olisqueó y empezó a pasarle la lengua, eso me dio morbo y le dije, Pepe, perdona por el retraso en el pago de la deuda pero tuve un problema un poco complicado, así que te voy a pagar unos intereses por la demora. Me acerqué, le di un beso en la boca y me puse de cuclillas, agarré con las dos manos el tubo de carne que le colgaba de entre las piernas y empecé a pajearlo, no podía cerrar las manos del grosor de rabo pero conseguí descapullárselo. Comencé a lamerla el capullo, en círculos, despacio y con tranquilidad, le escupí en el capullo para lubricar y con la palma de la mano extendí la saliva. Pepe me alzó la cara para que lo mirase desde abajo, me hizo señas para que abriese la boca y me escupió en ella, yo con su saliva en la boca, intenté tragarme semejante trozo de carne pero me era imposible, le clavaba los dientes por el grosor, no me entraba y no iba por la mitad y me daban arcadas, la baba le corría hasta los huevos pero no conseguía engullirla. Me agarro por la nuca e intentó metérmela hasta los huevos pero lo único que consiguió fue que se me saltasen dos lagrimones y que casi echase la comida de ese día.
Víctor, el tercer nigeriano, sustituyó a Pepe en mi boca, calzaba también una buena polla, ésta me entraba más que la otra. Estaba sin saliva, la otra polla se la llevó, así que le dije a Víctor que me escupiese en la boca para lubricarle la polla pero llegó Mohamed, el segundo marroquí y me escupió, eso pareció gustarles porque de uno en uno pasaron por mi lado escupiéndome en la boca. Volví a mi trabajo, mamarle la polla a Víctor y esta vez sí que caía la baba y saliva de todos por los huevos de Víctor, menuda cantidad de baba. Roberto se puso a decir que mi chocho estaba goteando en el suelo, bajé la mirada y efectivamente, allí estaba mi chocho goteando, me había corrido sin necesidad de tocarme, solo de mamarle la polla a esos dos.
Víctor se retiró y antes de que pasase el siguiente, les dije, no nos va a dar tiempo de hacer lo que tengamos que hacer, y yo quiero que por lo menos me folléis un par de vosotros, así que mientras sigo mamando, podéis empezar a zumbarme y tu Pepe, te vas a quedar para el último que me folle ya que me vas a destrozar, deja que tus compañeros me abran antes el chocho.
Se empezaron a desnudar todos, luego me terminaron de denudarme, sólo me dejaron con las medias y los zapatos. Me recliné hacia adelante para seguir mamando, pero antes me escupieron como en veces anteriores. El primero que empezó a zumbarme fue Antonio el gitano, lo noté detrás, se agachó y me escupió en el chocho, me lo lamió y estuvo un rato chupándolo hasta que sus compañeros le increparon que no iban a tener tiempo de pasar todos por agujero.
Antonio agarró su polla y la puso en mi chocho, me restregó el capullo por a lo largo de mis labios vaginales hasta que dio con el agujero y me la metió de un golpe. Noté como llegó a meter hasta que sus huevos chocaron contra mi culo, una vez todo el rabo dentro, empezó a darme fuerte, con las embestidas hacía que me tragara entera la polla que estaba mamando. Pepe se percató de la situación y quitó al gitano al que se la estaba manando, me puso el capullo en la boca y dio órdenes a los otros para que me agarrasen de los brazos y a Antonio que empezase otra vez a darme fuerte.
Imaginé lo que querían hacer y comencé a poner resistencia ya que me iban a hacer daño, Antonio empezó a darme fuerte mientras la polla de Pepe me entraba en la boca, yo intentaba cerrarla un poco pero el muy cabrón me tapó la nariz para que tuviese que respirar por la boca. No podía mordérsela porque no me daban las fuerzas para cerrar la mandíbula, así que deje que saliera todo como tuviese que salir, y si que salió, me dieron arcadas y empecé a vomitarle en la polla, eso los excitó más ya que Antonio empezó a correrse dentro de mi chocho.
Después de vomitar, ninguno quiso meterme más la polla en la boca pero bien rápidos que relevaron al que se corrió en mi chocho. Ahora era el turno de Hansa, tenía buen rabo y también me la clavó hasta los huevos de una embestida. Esa entró muy bien a pesar de ser más gorda que la anterior, pero ésta se encontró con toda la corrida del otro y la mía. A la tercera corrida mía perdí la cuenta y ya solo me venían sin más. Con las embestidas empezó a salirse la mezcla de la corrida del primer fulano y la mía, notaba como me caía por las piernas. Le empecé a decir al marroquí, vamos moro de mierda, no sabes darme más fuerte, joder que se termina el tiempo. Nada más decirle eso, dio cuatro o cinco embestidas brutales y terminó llenándome el chocho de leche.
Nada más sacarla, el otro marroquí me llevo a la mesa, el se tumbó sobre ella y me subí encima para metérmela pero mientras iba hacia la mesa, notaba como se me caían las corridas, las medias no podían absorber mas corrida y ya iba la mezcla por mis rodillas. Agarré la polla del moro y empecé a metérmela yo misma, de rodillas sobre la mesa y me dejé caer hasta que me entró hasta el fondo. Sin darme cuenta, se puso uno de los gitanos detrás y comenzó a escupirme en el culo, le dije que por ahí no y me respondieron que quedaba poco tiempo y no se iba a quedar sin follar ninguno. Me metió un dedo por el culo, suerte que Juan me lo folló esa mañana bien follado y lo tenía dilatado, con el dedo estuvo penetrándome un buen rato hasta que metió el segundo. El culo se iba dilatando bien, iba respondiendo sin problemas al tercer dedo, el gitano cuando vio que me dilataba bien, dirigió su capullo contra la entrada de mi culo y me lo empezó a penetrar poco a poco hasta que llegó hasta los huevos. Empezaron los dos a moverse con sus pollas dentro de mis agujeros, me estaban destrozando pero yo les decía que no parasen, que me diesen bien fuerte, que ese día no me podría sentar por culpa de ellos.
Comenzaron a correrse a la misma vez, notaba como sus pollas descargaban dentro de mis agujeros dos buenas raciones de leche calentita, la leche del culo se caía y se mezclaba con la que salía de mi chocho mezclada con mis corridas. Me levantaron para que se tumbase otro sobre la mesa, me dejaron de pie y casi me caigo, me temblaban las piernas. Se tumbó el siguiente en la mesa, me subieron encima de él, las corridas se me estaban metiendo dentro del zapato, habían corrido a lo largo de mis piernas con las medias puestas. Los compañeros del fulano tumbado comenzando a dejarme caer sobre su polla, me entrada sin ningún problema, estaba abierta. Como la vez anterior, se colocó otro detrás y me enchufó su polla por el culo y joder como se abría paso esa polla en el interior de mi culo, tenía la sensación de cagarme, se lo dije al que me estaba zumbando el culo y se puso más agresivo, creía que me iba a salir la polla por la boca de las embestidas que me estaba dado.
Pepe veía que si tiempo se terminaba y no quería quedarse sin follar, así que les metió prisa a los dos compañeros para que terminasen rápido. Al momento me volví a llevar dos descargas de leche en cada agujero, esa vez no me levantaron, me dejaron sobre la mesa ya que ahora solo me follaría Pepe.
Vi como un negro de 1,90 y con una polla descomunal me agarraba por los tobillos y me atraía hacia él, me dejó en el borde de la mesa, con las piernas abiertas y ofreciéndole todo mi chocho para que hiciese con él lo que quisiera, estaba tan caliente y abierta que me dejaba hacer de todo. Pepe agarró su trabuco y me empezó a taladrar, notaba como su capullo se iba abriendo paso, como buscaba un lugar caliente dentro de mi cuerpo, menos mal que pasaron unos cuantos antes y dejaron las corridas para lubricar porque incluso así le costaba penetrarme.
Lo miré a la cara y le dije, venga macho mío, clávame ese trabuco que tienes entre las piernas y enséñales a tus amigos como se folla con una herramienta así, vamos semental destrózame el chocho cabronazo, puto negro. Eso último lo enfadó y de un golpe de la clavo entera, sentí como me desgarraba el chocho, sentía un infierno dentro de él, me estaba destrozando, me taparon la boca para que no gritara. Me estuvo dando un rato por el chocho y cuando la sacó, la tenía llena de sangre, me había destrozado el cabrón, de ahí se pasó al culo, me agarraron y me pusieron a 4 patas, empezó a metérmela poco a poco, tuvo compasión, encima tenía que darle las gracias por ese detalle, pero vio que me iba a reventar y paró, dijo que se correría en mi boca para que cuando llegase a casa, mi pareja probase la leche que se envasa en la cárcel. Se puso de rodillas encima de mi cara, poniéndome el culo en la misma y empecé a lamerle el culo, le pasaba la lengua a todo lo largo, rodeaba su ano con la puntita húmeda y lo penetraba un poco, la sacaba y seguía lamiéndole el culo a todo lo largo para volver a su ano y penetrarlo con mi lengua. Mientras hacía eso, Pepe se estaba pajeando, decía que mamaba muy bien el culo, que la próxima vez que viniese sola a dar clases que le lamería el culo uno a uno, para que notasen la lengua tan maravillosa que tenía. De repente me quita el culo y me da toda la descarga de leche en mi boca y cara, no me daba tiempo a tragar, era tal cantidad que me caía por las mejillas hasta las orejas.
La sesión de sexo había terminado, me trajeron la ropa y me ayudaron a vestirme, una vez vestida, fui y me senté en las piernas de Pepe, le pedí las bragas pero me dijo que no que ese era su trofeo y que no me lo daría. Yo le susurré al oído, semental, cuando salgas de aquí dentro de 3 meses, te vamos a esperar mi pareja y yo en la puerta, vas a ser mi macho oficial, vendrás a mi casa a cenar los viernes y si te apetece te quedarás a dormir conmigo, mientras cenamos tu y yo, el cornudo de mi pareja te preparará la polla por debajo de la mesa y luego hará de mamporrero. Cuando terminé de susurrarle eso, me responde, no te preocupes putita blanca, que no te va a faltar nunca una buena polla que llevarte a la boca.
Cuando llegó la hora, toqué el timbre que tenía en el aula para que viniese el funcionario y que diese por finalizada la clase, salí lo mejor que pude del aula, el funcionario vio algo sospechoso en mi forma de andar y las manchas de mis medias pero no dijo nada, se limitó a acompañarme a la puerta como cada día que acudía a impartir el curso.
Fui directamente a casa, no podía presentarme así delante del empresario, lo llame por teléfono y anulé la comida, me confesó que le venía de maravilla ya que le había surgido un imprevisto, nada más colgar, llamé a Juan y le dije que se fuese corriendo para casa que tenía que contarle algo urgentemente. Al llegar a casa me lo encontré sentado en el sofá, me senté a su lado y le dije, amor, me acaban de dar la mejor follada de mi vida en la cárcel, mira como vengo, me desnudé delante de él, me tumbé en el suelo y separé las piernas. Me dice Juan, amor, tienes el chocho irritado, abierto, lleno de semen, de corrida tuya, de sangre, el culo lo mismo, ¿te han zumbado bien?
Empecé a relatarle los hechos y el sentado en el sofá se empezó a pajear, se corrió dos veces contándoselos, lo excité muchísimo pero no me folló, yo estaba destrozada después de la sesión de sexo que tuve. Me cogió en brazos y me llevó a la bañera, me había preparado un baño relajante, después del baño, me secó, me untó cremita y me llevó a la cama, dormí toda esa tarde, la noche y me desperté a media mañana del día siguiente, allí estaba mi cornudo con el desayuno preparado.