Me follaron en el Crucero

Me trataron como a un objeto, y me follaron pero yo lo disfruté.

Durante años tuve la ilusión de hacer un crucero por el Mediterráneo, y por fin lo conseguí, subimos al barco mi mujer y yo, y nos lanzamos a lo que queríamos fuese una aventura, tan difícil de vivir en estos días. Yo, soy un joven de 38 años de edad, alto, bien parecido, de aspecto atlético fuerte, y con bastante éxito con las mujeres, y mucho más con los hombres, mi apariencia varonil y mis modales educados, hacen que sea apetecible entre hombres y mujeres, por mi parte mis tendencias sexuales son bi, por lo que en alguno ocasión he sido masturbado y recibido otras caricias de hombres que siempre me han gustado y he agradecido.

El barco presentaba un gran panorama en lo relativo a diversión nocturna, discotecas, restaurantes, y una sala de juego no muy grande que me llamaba mucho la atención. Después de una excursión por Florencia, mi mujer estaba cansada y quería dormir, cuando solo eran las 12 de la noche, así que le dije vete a la cama que yo voy a ver que pasa por el casino, no te preocupes no apostaré mucho.

La dejé en el camarote y subí al Casino, impresionante en decoración pero con pocos clientes, sólo unas doce personas, todos hombres menos una mujer, jugaban en las mesas abiertas para los pasajeros, Fui mirando las de cartas y me decidí por la ruleta, me parecía que me iba a complicar menos la cabeza con ella.

Había cambiado unos 100 euros y quería, seguramente perderlos, nos esperaba nada mejor de esa noche.

En la mesa sólo estaba el crupier y dos clientes, ambos de unos 55 años más o menos jugaban apostando pequeñas cantidades, puse mi apuesta y perdí, y volví a perder, y así hasta que perdí los cien euros, un auténtico desastre, lo esperaba.

El jugador que había al lado mío, un ingles cincuentón de muy buen ver, se notaba adinerado, me miraba y se sonreía, poco dinero y nada de jugar bien, Entonces me dio una ficha y dijo en un español pastoso, apuesta donde quieras que va a cambiar tu suerte. Tendría algún pacto con el demonio efectivamente gane, aunque, claro, le di las fichas. Me dio otra, y dijo apuesta, al tiempo que ponía su mano derecha en mi muslo, por debajo de la mesa. El crupier se dio perfecta cuenta del hecho, y sonrió de lado.

Aposté y perdí. No te preocupes, me dijo, toma otra ficha y apuesta. Me dio la ficha y dijo a lo mejor no te he transmitido bien mi energía, y subió su mano un poco más arriba en mis muslo. Esta vez ganamos, y mi cara se tornaba en alegría. Bien, bien, decía el inglés, me llamo Peter, apuesta otra vez. Te voy a dar más energía, y subió su mano, dejándola a la altura de la ingle. El crupier estaba pendiente de lo que pasaba y no quitaba ojo. Por mi parte mi erección era ya notable, deseaba que alcanzara mi paquete de una vez por todas, le habría gritado tócamelo de una vez, si hubiese podido, me contenía. Aposté y perdí, lástima, me dijo, Toma estas fichas y apuéstalas todas si perdemos te invito a una copa, voy a darte energía, y puso su mano en mi paquete, mi polla saltaba de emoción, no podía hablar, creía que me corría ahí mismo, que gusto, era lo que deseaba, mientras la ruleta giraba, su mano acariciaba mi polla, detalle que el crupier no le pasó desapercibido ni al otro jugador. Madre mía, que gusto, todo me daba igual. Efectivamente perdí. Se acabó dijo, vamos a tomar algo, guapo.

Nos fuimos juntos a la barra y pedir una copa, el camarero estaba ligando con unas chavalas y pasaba olímpicamente de nosotros, el inglés dijo, bajamos a mi camarote y te invito allí, con el minibar. Yo hasta ahora no había pasado con hombres de masturbaciones y un par de chupadas rápidas de polla, temía que eso se me fuese de las manos, pero sentirme tan lejos y sin que nadie me conociera me dio ánimos, vale, le dije, vámonos.

Nos metimos en el ascensor, al entrar nos cruzamos con dos hombres de una edad similar que lo saludaron y miraron, como sabiendo que íbamos juntos y que podía haber algo, se sonrieron, y siguieron su camino. Bajamos dos plantas. Peter nada decía, iba callado, mirándome de arriba abajo, como sopesando que iba a hacer cuando estuviéramos solos.

El camarote como tantos otros solo tenía la cama y un sillón, el armario y el cuarto de baño. Me cedió el paso muy educado y entramos. Preparó unos vasos con cubitos, y echo en ellos whisky, hizo una llamada en inglés, de la que nada entendí por el teléfono del camarote y empezamos a beber sin hablar.

Espera que voy a ducharme, me dijo, Si molesto me voy, le replique. Que va, estás muy bien aquí, donde mejor, me contestó. Espera aquí, y me puso frente a la puerta del cuarto de baño, se quito poco a poco la ropa y la dejo sobre el sillón, quedando en slip, tenía un cuerpo que parecía al menos diez años menor. Entró al cuarto de baño, pasando más cerca de mí de lo que era necesario, y una vez dentro, se volvió y despacio bajo sus slips dejando su cuerpo desnudo. Se veía falto de musculatura, regular de pelo, con bastantes pelos blancos en su pecho, pero atractivo.

La polla que vi me gusto, no todas me gustan, ésta era gorda, de unos dieciocho centímetros, circuncidada, unos huevos gordos y que pedían a gritos apretarlos, en fin una delicia. He de decir que esa descripción vale para mi polla y huevos (a lo mejor por eso me gustan así, debo estar acostumbrado a este tipo de genitales).

Entró en la ducha y comenzó a ducharse de forma sugerente, enseñándome todo su cuerpo mientras se enjabonaba y cayendo las gotas por su cuerpo. De todas formas yo estaba como hipnotizado mirando su polla, y alucinando de la situación de estar solo con el e imaginando que algo podía pasar.

Salió de la ducha y se secó de la misma manera sugerente, después se puso un albornoz blanco con el distintivo y el nombre del barco, y salió del cuarto de baño.

Me dijo siéntate en la cama y hablamos, me cogió dulcemente del brazo y suavemente tiro de mí hasta la cama, y me senté. Comenzó a hablarme de lo bien que se estaba en el barco mientras yo miraba perdido el lugar donde estaba su polla ahora tapada por el albornoz, mi mirada no pasó desapercibida para él, y de pronto me dijo, -te gustaría ver mi polla de nuevo-, no dije que sí, no tenía fuerzas, ni siquiera asentí, no dije ni hice nada, sólo seguir mirando el lugar objeto de mi obsesión.

Suavemente se quito su albornoz, lo dobló y puso sobre el sillón, y volvió a colocarse frente a mí, su polla frente a mi cara, y sus huevos a mi altura, no hablaba sólo miraba embobado. Él tampoco hablaba, se acercaba cada vez más a mi, peligrosamente, su polla empezaba a levantarse, y tomaba vigor, y tamaño, la punta ya estaba a unos pocos milímetros de mi boca. Entonces noté sus manos en mi cabeza, la cogieron y acercaron, mis labios tocaban la punta de su glande, -chúpala- me ordenó.

La besé, no se por qué pero la besé, -chúpala- me volvió a ordenar dando golpecitos con ella en mis labios. Abrí la boca y entró dentro de ella, el sabor agridulce la llenó, y tuve dudas acerca de seguir chupando, al poco el sabor cambió y empecé a disfrutarlo, a lamer de arriba abajo y de abajo a arriba, a chupar el glande con glotonería, en fin a saborear semejante atributo, que él metía y sacaba de mi boca. Mientras apretaba sus huevos y cogía su culo y le empujaba hacia mí para que sintiera que no quería que sacara su polla de mi boca.

Al poco unas gotitas de líquido preseminal, hacían cambiar el sabor de su adorable polla, así que dijo –para que me corro-. Saco su polla de mi boca a pesar de mi cara de disgusto. Espera, me dijo, no te he visto aún desnudo y quieres ya que me corra, desnúdate. Me levante y comencé a quitarme ropa, la camisa, los zapatos, los calcetines, el pantalón, todo eso callado, no me atrevía a decir nada, cuando vio mi tanga negro, me dijo –espera, espera, quiero echarte una foto-. Fue a un cajón, sacó una cámara digital, y empezó a echarme fotos de mi paquete, de mi culo, me hacía hacer poses, echarme en la cama, -son para enseñarlas a mis amigos, que vean con que pedazo de tío he estado follando-, otra cosa –te gusta que te insulten-. Asentí con la cabeza, y dijo –eres todo un maricón y te voy a follar-. Creí que me corría al oír eso, -quítate el tanga-, así lo hice, mi polla dura ya como una piedra, saltó libre, -madre mía, que gusto, te la voy a comer hasta que se le caiga la piel-.

Me echó sobre la cama y comenzó a chupar como un loco, me estallaba de gusto, cuando quitaba la boca decía –serás mi puta, maricón- y volvía a chupar, me lamía los huevos, y dijo –abre las piernas-, se llenó de saliva un dedo y poco a poco me lo metió, yo no podía más, -quieres que te folle- me dijo, asentí con la cabeza.

Puso su polla en la entrada de mi culo, pero se lo pensó mejor, y de pronto se levantó y fue a por un tarro de crema, me lleno el culo de crema, mientras me metía un dedo y luego dos, se lleno la polla de crema, decía que cuanta más crema mejor, y volvió a ponerla en mi ano, empezó a apretar poco a poco, di un respingo, -te hago daño, ¿no?, no te preocupes iré poco a poco, que lo disfrutes, no aprietes el culo, relájate, que te va a gustar-, me relajé y empezó a meterme poco a poco su bonita polla. Me hacía algo de daño, pero no me quejaba, pronto noté sus huevos dando en mi culo. Entonces comenzó un mete y saca, que aún me dolía mas, pero que empezaba a gustarme, un gusto raro por cierto, y que fue pasando a ser algo bonito, cerré los ojos y lo disfrute. Al poco me dijo –me corro, ¿lo hago dentro tuyo-, asentí con la cabeza, y note algo caliente, como la crema pero caliente dentro mío. Bramaba, y decía obscenidades –maricón, cabrón, puta, toma mi leche, y cosas semejantes-. De pronto me dijo –gracias- y se levantó dejando mi agujero abierto, y mis piernas totalmente abiertas y muy levantadas. Me sentí avergonzado y me di la vuelta.

De pronto llamaron a la puerta, me asusté, -no te preocupes serán mis amigos- y se fue a abrir, oía como hablaban en el pasillo en inglés, no entendía nada, un minuto, y luego oí cerrar la puerta, seguí boca abajo, descansando y disfrutando el momento, y que le diera un poco el aire a mi dolorido ano.

-Cariño, te presento a mis amigos….- (no entendí sus nombres), me di la vuelta de un salto y me quedé asustado, desnudo, en la cama, a la vista de dos desconocidos, boca abajo, y con un tío que acababa de decirles que me había dado por culo. No sabía que hacer.

-Cariño, les he contado a mis amigos, nuestro polvo, y dicen que quieren follarte también, no saben español, pero bueno, ¿qué dices?. No dije nada, miraba asustado sólo. –Bueno, sino dices nada es que sí- Les habló y debió decirles algo parecido pues se alegraron mucho, y empezaron a desnudarse. –no te preocupes, sólo quieren follarte como yo, lo harán bien, tu no te opongas a nada-. Se metieron cada uno por cada lado de la cama, con sus pollas bien duras, no entendía que pollas tenían tan duras sin hacer nada a pesar de sus cincuenta y tantos años. Parece que Peter me leyó el pensamiento –estos amigos son los que nos hemos cruzado al entrar en el ascensor, cuando he entrado les he llamado para que viniesen a esta hora para que te tuvieran también ellos, hay que compartir las cosas, y los cabrones se han tomado una viagra, y parece que se les va a romper la polla-.

Estos como no decían ni papa en español, me trataron como un muñeco, me hicieron chupar sus pollas durante minutos, me pusieron como un perrito y me la metió uno de ellos, se restregaron, me besaban, me chuparon todos los rincones de mi cuerpo. Pasado un rato, estaba reventado, y decidieron ponerme de lado, uno me puso la polla en la boca, y empecé a chupar y el otro volvió a follarme haciendo levantar una pierna.

Hablaban entre ellos en inglés y debieron ponerse de acuerdo para correrse pues de pronto noté convulsiones en ambos y que se decían cosas, por mi culo empezó a correr el semen cuando mi boca se llenó de otro tanto, me salía por los labios, pero no podía sacar la polla la mano en mi cabeza lo impedía, así que trague como pude, evitando los deseos de vomitar. Se quedaron relajados, y volvieron a hablar entre ellos, se levantaron, se rieron un rato con Peter y dijeron –gracias- en un mal español, y se fueron tan contentos.

Peter se acercó y me dijo –te has portado muy bien, pero no te has corrido, ven- cogio mi rabo y comenzó a chupar y chupar, y mi polla a crecer, me apretó los huevos más de lo normal, aunque no me hizo daño, y chupó y chupó hasta que notó que me corría, entonces quitó su boca, y me empezó a pajear, un golpe de semen salió de ella llenado su cara, se rió y volvió a chupar, su saliva mientras me corría hacia que sintiera un placer impensable, estuve corriéndome un minuto. Y me quedé relajado y muy cansado.

Me dijo –creo que deberías irte, tu mujer estará preocupada-, es verdad no me acordaba de ella, me vestí rápido y le dije adiós con la mano, no espera mejor asó –me acercó y besó mis labios, los suyos sabían a mis semen. Adiós amor.

Nunca más lo he visto, pero me he dado muchas pajas pensando en él. Además del dolor de ano que me duró más de tres días.