Me estrené con un desconocido en la Costa Brava 2

Obtuvo de mi lo que quiso, quizá más de lo que yo quería dar… el marroquí quería más y no supe negarme.

Me estrené con un desconocido en la Costa Brava (II)

En la ducha por la mañana tuve que rascar para despegarme toda la lefa que cayó sobre mí la noche anterior. Aún olía a Marc, ese chico de origen marroquí que seguramente se llama Muhammad o Ahmed, pero que aseguró llamarse Marc. Por un momento pensé que su olor era tan intenso que quizá no marcharía y los demás lo notarían.

Me sentía mejor que nunca. Será verdad que ir bien follado por la vida es bueno para la salud. Lo llamé para quedar pero me dijo que ese día tenía guardia en el curro hasta las seis de la mañana, era vigilante de un club náutico, pero la noche siguiente tenía libre toda la tarde y noche. Eso me alegró… pero yo estaba caliente perdido.

Esa noche podía estar de mala uva esperando el día siguiente, pero opté por desfasarme a tope con los colegas y bebimos como cosacos. Al final de la noche los dos que les tocaba conducir nos tuvieron que arrastrar a todos, especialmente a Quique que sacó la primera papilla. José y yo nos partíamos el culo de la risa, la verdad es que si por nosotros fuera, habríamos continuado la marcha, pero los dos que arrastraban a Quique estaban hasta los cojones de todos nosotros.

En el apartamento José y yo no podíamos parar de reír y de hacer el tonto, al final nos metimos en la habitación pero seguíamos con la tontería. De sopetón José dijo:

Ahora lo que faltaría es una tía para pasarlo bien.

Una buena mamada antes de dormir no estaría mal – dije imaginándome a José entre mis piernas… fue pensarlo y ponerme cachondo.

¿A ti te la han mamado?

Sí – dije sin dar más detalles, pero sonó como si fuera un experto aunque veinticuatro horas antes mi experiencia era nula.

Qué cabrón, a mí nunca. – había tenido novias, pero por lo visto, solo para darse besitos en la puerta del instituto.

Es una pasada, mucho mejor que currarse una paja – su bulto marcaba – te estás poniendo cachondo – le dije riendo, la situación era muy morbosa y como íbamos borrachos me permití el lujo de meterle mano.

¡Eh! Jajaja – iba a decir algo pero se calló y los dos nos miramos muy serios. Yo aun tenía mi mano en su paquete, la tenía al palo.

Yo te la chupo y luego tú me la chupas a mí.

No sé tío.

Nadie se va a enterar, y te juro que es una pasada.

Pero eso es de maricones.

Tío que somos colegas, y mira lo caliente que vas – dije apretando su tranca.

Sin decir nada más lo desabroché y le saqué la polla. José estaba expectante, se leía el miedo y el deseo en sus ojos. Le bajé los pantalones a los pies y me la metí en la boca. Soltó un suspiro dejando claro que le encantaba. Me esforcé en hacerlo lo mejor que pude para darle mucho placer y ponerlo bien caliente, no fuera que luego no quisiera tocarme a mí. Al cabo de un rato paré para que no se corriera, aunque me vinieron ganas de probar qué se sentía chupando hasta el final, pero quizá era demasiado y habría pensado que soy un puto maricón. Acariciando sus muslos y besando su pecho subí hasta su boca y lo besé. Se dejó. Mi polla rozaba la suya hasta que me la agarró y empezó a meneármela. Me levanté dejándosela delante de la boca y me la chupó. Lo hacía bastante bien, pero lo que me daba más morbo era que fuera José quien se estuviera comiendo mi polla. Lo hacía con ganas el cabrón y veía la suya balanceándose y apuntando hacia arriba entre sus piernas.

Para tío que me voy a correr… mmm … Jose, que me corro… uaaah … si no paras… aaaaaahh

No paró… ¡Me corrí en su boca! Y el cabrón no dejaba de mamar, intentó tragar todo pero se le salía por la comisura. Joder, tenía la sensación de que me había vaciado los cojones. Me temblaban las piernas así que me arrodillé y se la mamé de nuevo. Se salía porque al cabo de un momento se corrió también él en mi boca. Tragué algo, pero no pude con todo, el tío llevaría semanas sin soltarla.

Nos tumbamos cada cual en su cama en silencio hasta quedar dormidos con la luz encendida.

Por la mañana José me dijo "ni una palabra a los otros" y yo le dije "tranquilo", pero no tuvimos ocasión de hablar nada más.


Ese día lo pasamos en la playa y por la noche decidimos ir a una disco de Gerona a una fiesta de hip-hop. Como llevábamos muchos días a lo bestia y ellos ya saben que a mi el hip-hop me la suda, simulé estar cansado y les dije que esa noche yo paraba y me quedaba en el apartamento.

Quedé con Marc a las ocho para ir a comer algo. Se me aceleró el corazón cuando lo vi sentado en un muro delante de la pizzería mirándome. No dijo nada, solo sonrió. Cuando llegué me abrazó por un hombro y me besó en la mejilla. Pensé por un momento lo que pasaría si hiciera eso en Segovia, madre mía. Decidí que había que aprovechar.

Cenamos, hablamos mucho, reímos, nos paseamos. Me llevó por un camino al borde del mar hasta una caleta. Estábamos solos y empezó a besarme. Llevaba todo el día esperando ese momento, pero como el novato soy yo, no me atreví a hacer nada hasta que él tomó la iniciativa.

Nos tumbamos en la playa acariciándonos. Él encima mío, yo encima suyo. Me fue quitando piezas de ropa hasta quedar yo completamente desnudo y él completamente vestido. Eso me daba un poco de inseguridad, como si estuviera totalmente en sus manos, pero también me daba un morbo tremendo. Se puso encima mío, entre mis piernas, abrió las suyas obligándome a abrir las mías sin dejar de morrearme. Con la pasión creciente volvió su olor intenso de la otra noche. Me embriagaba y me daban más ganas de pegar mi cuerpo al suyo así que le desabroché la camisa. Acaricié su pecho velludo con mis dos manos. Sus pezones estaban muy duros, nada que ver con los míos, y por la cara que puso, le gustaba que se los tocara mientras se movía entre mis piernas como si estuviera tirándose a una tía. De sopetón bajó hasta mi polla, que hacía rato que estaba bien dura, y me la chupó. Me acariciaba los muslos por la parte interior mientras se tragaba mi polla. El tío era tremendo.

De sopetón se levantó para desnudarse. Quedó en calzoncillos y se arrodilló encima de mi pecho. Acerqué mi cara y le mordisqueé suavemente su polla bien marcada. Acariciaba mis cabellos y restregaba todo su paquete por mi cara. Me encantaba su olor a limpio y a sexo. Se la sacó y dejó su capullo babeante un poquito por encima de mi boca. Me estiré un poco para lamerla pero no llegaba:

Te mueres por mi polla… saca la lengua.

La saqué y le daba pequeñas lamidas según llegaba. Luego se inclinó sobre mí y empezó a follarme la boca. La notaba cada vez más grande y poderosa, suave y caliente entrando y saliendo de mi boca. Volvió a colocarse entre mis piernas, ahora rozando toca su piel contra la mía. Me besó todo desde las orejas hasta los huevos. Luego me levantó el culo y me comió el ojete. Creí morir. Nunca pensé que esa guarrada daría tanto placer. La verdad es que nunca le había visto al sexo por el culo demasiada gracia, ni tan siquiera viendo pelis porno, prefiero las mamadas… pero la sensación que tuve era inexplicable. No hay palabras para tanto placer.

Que haces tío – le dije perdido de gusto… vino a mi oreja y me dijo:

Darte todo el placer. Ahora verás. – sacó un condón de su pantalón.

No tío, eso no.

Deja que pruebe, y si te duele demasiado paramos.

Que no tío, que eso no me gusta.

Pero si no lo has probado.

Ya pero no me gusta.

Tampoco habías probado una mamada y bien que te ha gustado. – Qué cabrón, eso era verdad – Y tampoco te habían comido el culo antes.

Pero eso es más fuerte.

Ya lo creo, te vas a correr de gusto.

Tenía el corazón desbocado, no estaba seguro de querer eso, pero tampoco sabía como evitarlo. Una cosa era chupársela a un tío y la otra que te follara como a una tía. Quizá soy un poco machista, pero eso de dejarse follar lo veía como una posesión, un dominio absoluto del macho sobre la hembra y en este caso, era como someterme al macho. No sé, tuve miedo:

Tío, que me da miedo.

Tranquilo, relájate y ya verás como te gusta. – Me decía esto con la polla enfundada entre mis piernas. Dura, gorda, poderosa.

Acercó sus labios a los míos pero metió en mi boca dos dedos. ¿por qué eso me dio tanto morbo, joder? Miraba de cerca como le chupaba los dedos y eso pareció encantarle. Levantó mis piernas para hurgar con sus dedos húmedos mi entrada. Metió uno y no dolió, me dio placer, pero era como entregarme.

Tío, esto no me gusta – Los nervios me habían hecho perder completamente la erección.

Confía en mí. – se veía a las claras que no tenía intención de dejarse convencer.

Sacó el dedo y presionó con la polla. Yo no podía ver nada, me cubría completamente, solo su cara, de nerviosismo. Supongo que temía que me negara. En un apretón noté como entraba y solté un grito ahogado. El dolor era profundo en mi cuerpo. Se paró en seco pero sin sacarla y me besó. Notaba su capullo en la entrada de mi culo. Dolía pero se podía resistir. Me dolía más en el orgullo, me estaba dejando follar el culo, para mí en ese momento yo me estaba convirtiendo en la hembra de ese macho, ya sé que eso no es así, pero para mí lo era. Poco a poco presionando suavemente entró algo más. Entraba y salía lentamente mientras me decía "tranquilo, relájate, ya verás que gusto." De momento tenía más disgusto que gusto pero ya no cabía la posibilidad de dar marcha atrás.

Los avances dolían pero como entraba tan poco a poco se resistían bien. Además, me decía cosas bonitas como que era muy guapo, que estaba muy bueno, que lo estaba haciendo muy bien… hasta que:

Ahora estoy todo dentro.

Eso fue para mí una rendición, ya estaba ensartado completamente por un tío, su polla enorme me partía el culo y ahora me follaría hasta correrse dentro de mí. Él era el macho y yo estaba patas arriba con el culo abierto y dejándome follar. Empecé a sentirme peor pero en ese momento aceleró el ritmo, cada vez más rápido, y eso borró de mi cerebro todos los pensamientos, los buenos y los malos, solo quedaron los instintos.

A partir de ese momento fue mi cuerpo el que reaccionó porque empezó a gustarme. Su cuerpo sobre el mío y dentro de mí, rozando mucho, su olor, su cara de deseo. Su olor, su sudor, su olor, mis poros se estaban empapando de su olor, me estaba penetrando el culo y el resto de mi cuerpo, me estaba poseyendo entero… y me estaba dando un placer como nunca había sentido. Me entregué por completo abrazado a él para sentirlo mejor, para darnos más placer, él lo notó:

Ahora… sí

No sé cuanto tiempo me estuvo follando, aunque luego supe que debió ser casi una hora. Hubo varios momentos que creía que me corría, sin tan siquiera tocarme, pero él lo notaba y se apartaba un poco de mí:

No vayas a correrte aún… quiero follarte más… toda la noche

La follada se hizo más dura, más rápida, sus embestidas más profundas, Marc me abrazaba más fuerte y me mordía los labios, sus gemidos iban en aumento hasta que no pude más… y me corrí con él dentro de mí sin parar de penetrarme. Me corrí sin tocarme la polla, solo con el roce, entre gemidos que hicieron que Marc se corriera también. En sus últimas embestidas parecía que quería entrar aún más adentro.

Cuando estuvo vació, la dejó dentro. Me seguía notando lleno, casi notaba su palpitar. Se tumbó encima mío, pegados por el sudor, pude olerlo intensamente.

Cuando se apartó y liberó mi culo me sentí diferente. Ya no era el mismo. Más tarde en el apartamento, tumbado en la cama me imaginé que quizá podría convencer a José de que se dejara follar por mí. Pero deseché la idea… que me follara Marc había sido lo mejor que me había pasado en mi vida. Me la cambió tanto que al día siguiente no tuve inconveniente en decirles a mis colegas que tenía un ligue y que pasaba de ir con ellos. La semana de vacaciones que aun quedaba fue una fiesta de sexo con Marc (y también un poquillo con José).

miguel24bandoler@yahoo.es