Me estoy cansando de tu verde rosal

Un pais lleno de personas que tienen miedo, odio y se acomodan. No favorece ni el amor ni crecer culturalmente...

Me estoy cansando ya de ti y todos los demás,

ya no es una cuestión de amor o relaciones,

si no de vulgaridad,

la sociedad sigue sin saber a donde va

y menos como se va a relacionar,

si tu cerebro se destiñe con margaritas de ciudad

a la mínima que piensas en pollitos de biblioteca,

¿Cómo vas a saber donde está tu corazón?

ya no es una cuestión de azucenas en purpurina

y bombones de melocotón entregados

en tus ojos y sonrisas de cariño,

es una expresión de sociedad quebrada

donde muchos gritan y nadie escucha

donde explican palabras corrompidas

que hojas grapadas al sol se perdieron tras pasiones

de plumas quemadas innatas porque falto el desarrollo

del aprender a bucear en esas pilas de libros llenas

de aromas a autores de anteojos y togas anchas,

donde otros soñaron y los de ahora tiene pereza

de olvidarse en ellos sus vaguezas y aprender esperanzas nuevas

y

(vacíos perpetuos de ladrillos naranja se han creado)

estructuras corrompidas por cucarachas radiactivas

engordadas que se aposentan en sus tronos de triunfos

putrefactos por la nada de los negocios perdidos,

porque en este país se puso de moda callar delante

de gatos azules en celo revolcándose ante el engaño

para arañarte a la mínima que vas a tumbarte a su lado,

me siento triste porque si una boca de perlas azules

es sincera ante unos ojos claros sabe que no puede

saber más que los sofistas de palabras perdidas al viento

solo confiar en lamentos de sirenos verdes

que tienen enormes manos cual frascos transparentes

donde te atrapan con corazones de aceite

hasta que estallas rompiendo el cristal que se clava en su piel

sin saber hasta donde pudo ser

pero ellos mismo se crearon su país de rubís falsos

donde nada crece y todo se pudre hasta el negro carbón.

Porque todos queremos ser amados y cuando nos atrevemos a confiar

nos pisotean el país y el corazón hasta el odio

y la posibilidad de crecer juntos como pinos celestes

se evapora en familias, amantes y palomas doradas,

el pueblo se hunde como mis lágrimas moradas

caen una a una mientras pierdo otro más

porque se que lo que yo quiero, no me lo vas a dar,

y seguiremos jugando en este mundo de bobos

donde tu no quieres fiarte de las galletas húmedas

que besas al despedirte en mi cuerpo

y yo no puedo confiar en tu rosal poco cultivado

que añoro tras tus brillantes ojos.