Me escapé del orfanato, así me fue. 4

Vida de Juan de la Calle, Comienzo de clases, Pelea, Artes marciales, Camino interno, Carolina, Otra audiencia con sexo.

Me escapé del orfanato, así me fue. 4

Juan de la Calle.

Comienzo de clases.

El primer día, en mi escuela secundaria se hizo una reunión en el inmenso patio.

De un lado estaban todos los padres, sentados en largas filas, del otro lado los alumnos en formación, uno detrás de otro, con su división, a mí me tocó primero cuarta, éramos 26, 13 varones y 13 mujeres, en la fila por supuesto quedé último, el varón delante de mí medía como treinta centímetros menos, había dos chicas a las que le sacaba poca altura, también era el más “viejo” del aula…

Hablaron las autoridades del colegio, algunos profesores…

Después vinieron Mónica y Amalia a despedirse de mí…

Ya casi estoy tan alto como Amalia, a Mónica la empaté me parece, me dieron muchísimas recomendaciones antes de irse, abrazos y besos.

Con el tiempo descubrí que a los chicos o chicas les molestaba que vinieran los padres al colegio a verlos o que les dijeran algo frente a sus compañeros, o que los abrazaran y besaran, qué boludos, si supieran lo que es no tener a alguien que se preocupe por vos, que te quiera, que te mime, que te cuide.

Terminado el acto inaugural, cada división a su lugar, en el aula me asignaron el último asiento, por ser el más alto, quedé sentado solo al fondo, en la otra fila también quedó sola la chica más alta, le dije que se corriera para el lado del pasillo que separaba las dos filas de bancos, así podíamos conversar, se llama Carolina…

Y así comenzó mi vida de estudiante del secundario…

Me gustaba escuchar a los profesores, me quedaba rápido todo lo que decían, igualmente por las noches leía y repasaba, casi todos los días iba “sabiendo”.

Pelea.

Una mañana, casi como a la semana de comenzar las clases, en un recreo, mientras estábamos conversando amontonados chicas y varones, en dos mesas de material que había en el patio, vinieron cinco chicos de años superiores, grandes comparados con mis compañeros, no conmigo, no olvidarse que le llevo dos años a todos…

Alumnos grandes: _Chicos, nosotros somos de tercero, y venimos a presentarnos y de paso informarles cómo son las cosas en éste colegio…

_Ustedes como son los nuevos, son los que tienen que pagar derecho de piso…

_Les vamos a decir qué es lo que tienen que hacer…

_Todos los días van a dejar pagos en el quiosco cinco sanguches completos, cómo se organicen para pagarlos son cosas de ustedes…

_Cuando vayamos a gimnasia tendrán que llevarnos los bolsos…

_Cada vez que pasemos por delante de ustedes agacharan la cabeza y nos dejarán lugar…

Carolina: _No es justo, ustedes no pueden obligarnos a hacer todas esas cosas…

_Cg: Sí que podemos, si no lo hacen nos obligarán a castigarlos y créanme les va a doler.

_Yo: (Levantándome para mostrarles mi altura y mi físico), muchachos, ustedes son los que no saben cuánto les va a doler esta prepotencia…

Cg: _Ahhh te crees guapo, vos sos el que va a cobrar primero, a vos te vamos a tener de esclavo todo el año…

Yo: _Chicos, soy experto en artes marciales, podría vencerlos a los cinco juntos, así que no nos molesten o aténganse a las consecuencias…

Cg: _Ja ja ja, así que podés vencernos a los cinco juntos, bueno mirá al mediodía, al terminar las clases, vemos  cómo vas hacer para vencernos, en el gimnasio, te va o te agarró miedo.

Yo: _Perfecto, pero que sea entre nosotros nada más, que no se corra la bola o nos echan a todos…

Y que va ser entre nosotros nada más, hasta había alumnos parados ya no entraban sentados en la tribuna, alumnos por todos lados, no solamente los de tercero sino de varias divisiones de primero…

Nuestro colegio tiene de primero a tercero a la mañana, los grados superiores están a la tarde.

No sé cómo logro siempre meterme en quilombos, ahí estaba otra vez a punto de pelearme y con varios…

No me importaba cobrar, he recibido tantas en lo que va de mi vida que unas piñas más no me asustan, lo que me molestaba era si me echaban, que iban a decirme Amalia y Mónica, pero no soporto los abusadores…

Estaba con todo primero cuarta en un costado del gimnasio, la mayoría de mis compañeros y compañeras me miraban con admiración, con temor, algunos desconfiaban que pudiera tener alguna chance contra los “grandes” y encima eran varios…

Cuando entraron los cinco, se dirigieron directamente al centro de la cancha de básquet, se los notaba seguros, risueños, ganadores…

Salí de entre mis compañeros y también fui directamente a enfrentarlos, el más grande sin decir nada se me vino encima a querer pegarme, querría terminar la contienda lo más rápido posible, me tiró una trompada a la cara, con una toma de judo, aprovechando su fuerza fue a parar como a tres metros, desparramado en el suelo, dolorido por el semejante golpe que se pegó, cayó dando con el hombro y la cabeza…

Vinieron dos juntos, a uno le pegué una patada en los huevos, no muy fuerte, no quería lastimarlo seriamente, lo suficiente para que no jodiera más…

Al otro con una llave candado lo dejé medio estúpido, más de lo que era…

Los otros dos ya no vinieron creyendo que la tenían ganada, avanzaban despacio midiéndome, les dije…

_Chicos, yo no he aplicado todos mis conocimientos ni mi fuerza, si quisiera los podría dejar inválidos, por qué no lo dejamos ehh…

El de la derecha me tiró una piña, le pegué con el canto de la mano en el brazo que le agarró una parálisis momentánea, aullaba del dolor…

Cuando encaré al último levantó los brazos en señal de rendición, se escuchó un griterío infernal…

Yo: _A los gritos… a partir de hoy se acabaron los derechos de piso, nadie puede exigir a ningún compañero nada, absolutamente nada y les recomiendo a todos y a todas que vayan a la academia de artes marciales del profesor Yamoto de acá a seis cuadras…

Griterío ensordecedor, cuando vino la secretaria de la escuela a preguntar por qué estábamos acá, le dijimos que para una charla sobre artes marciales…

Desde ese día pasé a ser un ídolo en el colegio, en especial en mi división…

Con los pibes de tercero arreglé de que les conseguiría becas en la academia, en cuanto los agarré el profesor no les van a quedar ganas de joder a nadie…

Amalia y Mónica se enteraron de todo, hasta de cosas que pasaron, que se dijeron y yo no me enteré, se hizo un corrillo entre las madres…

No fue una reprimenda pero algo me dijeron, yo en descargo argumenté sobre que no soporto a los abusadores y que quiero seguir con las artes marciales…

También fue toda la familia a acompañar a Cintia en su primer día de la facultad, no le gustaba mucho, decía que ya era grande como para que la acompañe la familia…

Todos la cargábamos, nos bajamos de los autos para saludarla con gritos y sacudida de brazos, cuando quisimos abrazarla y besarla entre todos, huyó despavorida para dentro de la facu…

Artes marciales.

No sé el arreglo que hizo Amalia con el profesor Yamoto pero yo tenía clase con él de 19 a 20 horas, antes tenía que atender al alumnado novato de 17 a 19…

Amalia me dijo que me iban a pagar, vinieron como 13 alumnos del colegio, incluidos los cinco abusadores, a ellos los hacía parir y cuánto más los jodía, más les gustaba…

Fundamental era inculcar que lo que se aprendía no era para agredir a nadie…

Que si el profesor se enteraba de que alguno se peleaba lo echaba a la mierda…

No sé si surgió efecto porque uno se fue a las dos semanas, era medio guacho, era el cabecilla de los cinco, también se fue del colegio…

En abril mi día era desayuno con las chicas, ir con Amalia al colegio, ella al consultorio, regresaba caminando las seis cuadras, esperaba que termine la atención de sus pacientes y volvíamos a casa, previo  dejar a Cintia en su casa.

Almorzábamos, un pequeño descanso, trabajar en algo, a las 16,30 salíamos otra vez, casa de Cintia, consultorio Amalia y Cintia, academia yo, hasta la noche y vuelta, todo organizado…

Como con las horas que me quedaban libres en la semana no podía con el trabajo en casa…

Entre la escuela, el estudio y la academia no me alcanzaba el tiempo, por eso los sábados todo el día  y domingos hasta el mediodía me ocupaba…

Camino interno.

Pensé en hacer un camino para correr, lo pensé y lo pensé, hice dibujos de cómo era el plano de dónde estaban las construcciones y quedó que iba a pasar por detrás de mi casa, detrás del garaje, de la casa principal, del quincho, por el costado de la pileta y al lado del muro del frente…

Claro que detrás de mi casa y  llegando al frente había un cañaveral inmenso, tenía que sacarlo todo…

Cuando les pregunté si podía, me miraron como diciendo… qué está diciendo este loco…

_Claro que podés, hace años que queremos hacerlo pero nunca pudimos me dijo Mónica…

Investigué por internet, es muy difícil sacar un cañaveral, leí un montón de indicaciones, me lo tomé como un desafío personal, le dije al profesor Yamoto que tenía una obligación con mi otro trabajo, que por dos meses no iba a poder venir…

Él contrató a una chica con un físico impresionante, me parece que no me va a dar más bola si quiero volver…

Hice un pozo como de un metro de profundidad por todo el ancho del cañaveral (como tres metros), parecía como que iba a enterrar a alguien,  empecé a sacar cada caña desde su raíz, había contratado unos contenedores que llenaba con tierra y con raíces…

Fue quedando un impresionante zanjón, después se transformó en una pileta, trabajaba todas las tardes hasta casi la noche, sudaba como un hijo de puta.

Aprendí de albañil casi todo, lo investigaba en internet, levantaba paredes, sacaba niveles, revocaba, con los días era bastante ducho, quedaba destruido.

Por las noches hasta no tenía fuerzas para cenar, las chicas me miraban y no decían nada, nunca hay que olvidar, que sí bien tenía un buen físico, era un pibe de catorce años…

Cuando llovía me cagaba el trabajo, igual en medio del barro le daba a la pala, estaba obsesionado con el tema, tanto Amalia como Mónica me sacaban muchas fotos…

Cuando llegué a la mitad del cañaveral, hice rellenar con tierra especial el semejante pozo, antes hice unas paredes conteniendo la tierra, las impermeabilicé, no sé para qué si quedarían bajo tierra...

Dejé un espacio para seguir con la tarea, los camiones que traían la tierra y los que traían  y se llevaban los contenedores arruinaron el camino de entrada, quedó echo un desastre…

Las chicas no dijeron absolutamente nada, nunca me hicieron una observación con respecto a eso, sí me decían que no trabajara tanto, que no me mojara, no me embarrara, que me cuidara, que me iba a resfriar, rompían cuidándome, me encantaba que me mimaran…

Mónica los sábados apenas se iba Amalia, me traía el desayuno y me cogía, o sea teníamos sexo, ella hacía todo, se subía a la cama, me desnudaba, se montaba a mis piernas, se la metía y me cabalgaba, cuando me hacía acabar ella ya lo había hecho varias veces, me metía en el hidromasaje y me bañaba, me secaba y me mandaba por la pala, a meterme en el agujero bajo tierra.

Me llevó hasta la primavera dejar todo terminado, hasta canteros hice, bordeando el camino, que luego les puse flores…

Ni el frío ni la lluvia impidieron que siguiera trabajando, mi distracción del trabajo era a la mañana la escuela y los sábados a la mañana “polvo con Mónica”…

Donde había un cañaveral quedó un camino de tres metros de ancho con piso colorado de tejas  partidas bien apisonado, tipo cancha de tenis, con bordes blancos de adoquines pintados, canteros de flores cada tanto…

Cuento que a la tierra del relleno tuve que ponerle unos preparados, que compré especialmente, para que a las raíces no se les ocurriera volver a salir…

Después que pasaba por detrás de mi casa el camino se angostaba a un metro y así sigue toda la vuelta…

La verdad es que todo pintado, con plantas de flores por los costados quedó espectacular…

Creo que adelgacé como cinco kilos con este camino de mierda…

Ya lo estuve conversando con Amalia y Mónica que ellas también tienen que salir a trotar, el lugar es hermoso, es cerca, (dentro de casa), así que no hay escusas…

Otra vez artes marciales.

En octubre volví a la academia, aunque no había estado practicando tenía un físico bien trabajado, la pala, el machete, la carretilla y seis horas todos los días con el puto zanjón, luchando con el cañaveral,  lo dejaron marcado…

Me dieron otra vez como alumnos, a los varones novatos, los que recién se anotaban o tenían pocos días de concurrencia…

Cristina, la profesora se ocupaba de las mujeres….

No sé por qué pero me parece que el profesor Yamoto se quiere desquitar de los meses que no estuve, me pega cada paliza en los entrenamientos que quedo todo machucado, pero aprendo rápido y detalles técnicos que nunca me los había hecho hacer…

Cuando le mostré las fotos de cómo estaba el cañaveral, de la semejante zanja, de embarrado hasta el ojete, de cómo quedó, hizo algo inusual en él, me felicitó, algunas veces me hacía cebarle mate…

Carolina.

Como dije que me gusta mucho estudiar, no tuve problemas en la escuela, por más que el cansancio me pesaba, mis notas eran de 8 y 9, con Carolina había establecido una buena amistad…

El primer domingo que vino a casa para terminar unos trabajos me encaró Amalia…

_Ni se te ocurra tener algo con esa chica, es una menor de edad y vos a pesar de tu edad, ya sos un hombre, entendiste¡¡¡

_Amalia a mí la única que me gusta sos vos, me muero por “tener algo contigo”, le dije…

Me quedó mirando y se fue…

Claro que lo tenía claro, nunca iba a tener nada con Carolina, por lo menos no cogerla, pienso que sería un abuso de mi parte y odio a los abusadores…

En fin, tenía que considerar que era una chica de doce años,  decía que teníamos una buena amistad y que compartíamos apuntes, como también era muy buena estudiante no teníamos problemas con la escuela…

Los compañeros ya nos veían como novios, un día una nos preguntó si éramos  novios, Caro me quedó mirando, yo le contesté a la preguntona…

_Si Josefina somos novios…

Después hablé con Carolina, le dije.

_ Que íbamos a ser novios pero que nunca, nunca íbamos a coger, que ella iba a dejar de ser virgen después de los 18 años, mientras igual la iba a hacer gozar…

Me quedó mirando horrorizada…

Con el tiempo se le fue pasando el horror, le pegaba cada franeleada, la hacía acabar varias veces, le enseñe a chupármela, hacíamos de todo menos desvirgarla…

A mitad de segundo año se fue a vivir a España, tengo su dirección por si algún día voy…

Otra audiencia, sexo.

El 18 de noviembre tuve la segunda entrevista con la secretaria, (antes pensé que podía ser jueza, pero escuché que estaba buscando otro trabajo) por el asunto de la adopción

Las preguntas fueron casi las mismas, se quedó en el tema celadora Marta…

Secretaria: _Qué es lo que te hacía hacer.

Yo: _Que la cogiera señorita, que la cogiera, la hacía apoyar contra una estantería le subía el uniforme, le bajaba la bombacha y se la metía de un viaje, con mi semejante pija, viera usted cómo gozaba…

(Había olfateado que preguntaba de chusma y me gustaba usar un lenguaje de lo más guaso para contárselo, notaba que se le ponían duros los pezones)

S: _Pero vos tenías de 10 a 12 años no.

Y: _Siii, pero con semejante pija parecía mucho mayor, además soy bien alto, la quiere ver.

Me quedó mirando sin saber qué decir, dudaba, no sabía si aceptar o no…

_Es para comprobar de lo que estamos hablando le dije…

S: _Bueno, pero esperá que cierro con pasador la puerta por si llega a venir alguien…

(La secretaria Ester Sifuentes es una morocha de unos 40 años, con algunos kilos de más, con unas tetas y un culo importante, hay de dónde agarrarse por todos lados)

Me bajé despacio la bermuda, los calzoncillos y apareció “la bestia”, se la quedó mirando embobada…

_Mire, tóquela le dije y va a ver cómo crece…

Con mucha lentitud fue acercando la mano y me la agarró, la empezó a pajear, la bestia fue creciendo, creciendo, se acomodó bien en su silla, se agachó y la empezó a mamar…

Yo me arrimé bien a ella y le metí la mano por dentro de la camisa y del corpiño, le apreté los pezones…

Ella dejo un instante de chupar y me miró, pero no dijo nada…

Al rato la tomé de la cintura y la acomodé con las manos apoyadas en el escritorio…

_Para que sienta lo que me hacía hacer la mala celadora, para que sepa de qué estamos hablando le dije…

Le desabotoné el vaquero, le bajé el cierre, la bombacha, la acomodé bien y se la fui metiendo despacio, bufaba, gemía, bramaba, cuando acabó por segunda vez yo también lo hice pero seguí dándole…

Vuelvo a repetir, no se baja, queda salchichona, es más alguna vez me dijo Teresa la modista que le gustaba más así, que toda “rugocita” la sentía mejor…

Estuve como media hora entrando y saliendo, ella acabó un montón de veces, hasta que me dijo…

_Basta, basta Juan no aguanto más, basta Juan por favor…

Nos acomodamos la ropa, parecía que no quería mirarme por vergüenza, le dije…

_Ester, hoy has comprobado cómo me trataba la celadora Marta, por favor te pido, te ruego que no se lo cuentes a nadie, sos la única que lo sabe, yo jamás se lo dije ni le voy a decir a nadie…

Me miró y se tranquilizó…

_Juan quedate tranquilo esto de hoy no se tiene que enterar nadie…

_Nunca dije…

Todo ese teatro fue para que no sintiera vergüenza, para que sea mi compinche, para que me ayudara con el trámite de adopción, además me parecía buena persona, quería sacarle la culpa.

_Ester te puedo pedir un inmenso favor…

_Si Juan decime…

_Podés por favor firmar los papeles de la adopción, así dejo de ser un fugado y puedo tener una familia, yo voy a venir a visitarte igualmente una vez por semana o cada quince días o cuando vos quieras, dale por favor Ester…

Continuará.