Me escapé del orfanato, así me fue. 2

Vida de Juan de la Calle, Conseguí vivienda, Sexo con la modista, La carta, La traumatóloga.

Me escapé del orfanato, así me fue. 2

Juan de la Calle.

Conseguí vivienda.

Me fui con el relato, haaa sí, sigo, con respecto a changas con las que ganarme unos pesitos conseguía, lo que no conseguía era dónde dormir.

Terminé durmiendo entre unos cartones, en compañía de un montón de “linyeras” debajo de la autopista, éramos como cincuenta.

Uno vino queriendo abusar de mí, lo molí a piñas delante de todos, nadie más intentó nada conmigo.

Cuando buscaba changas, o visitaba las verdulerías que tenían frutas en la vereda (choreaba naranjas o tomates o lo que podía con disimulo) pasaba siempre por una academia de artes marciales, tiene una vidriera enorme, se ve a los alumnos practicar con el profesor, un japonés grande, con cara de malo, me quedé embobado, ”con la ñata contra el vidrio”…

Otra vez en “el dormitorio” bajo la autopista uno que se la daba de matón, tipo bastante fuerte parecía, quiso no sé qué mierda y trató de  “atropellarme”, yo “me paré de manos” y le hice frente, saqué una faca que había encontrado y le hice un corte en el brazo, profundo, sangraba bastante, se fue tratando de tapar el “chorreo”.

Cuando volvieron a comprobar que no era fácil de llevar por delante, me respetaban bastante, hay que tener en cuenta que era un chico de casi catorce años y algunos de los “cirujas” tenían como sesenta.

Las fiestas de navidad, de  fin de año, reyes, los días patrios, todas las que festejábamos en el orfanato, pasaron muy rápido, extrañaba los almuerzos y las cenas en el orfanato, mi cumple trece, los ejercicios, el baile, casi estaba por cumplir catorce, faltaba mes y medio.

Se me hizo costumbre pasarme horas por día, en la vidriera de la academia de artes marciales, mirando para adentro…

Un buen día el profesor me llamó con la mano desde adentro…

Profesor Yamoto. _Te he visto varios días mirar por el vidrio mis clases, quieres aprender.

Yo. _Profesor, estoy escapado de un orfanato, duermo bajo la autopista, junto comida de la basura, no podría pagar nada…

P. _Yo darte comida y dormida y tú hacer todos los trabajos de acá, academia bien limpia y ordenada…

Enseguida acepté, tenía una cama en el fondo, en un cuartucho que en principio estaba todo sucio, lo limpié y quedó impecable, me gustaba mucho estar en lugares limpios…

Me lo inculcaron con castigos…

Pensé que al fin había dejado de andar de un lado para otro, tratando de no ser víctima de abuso o explotación.

Al fin tenía “un lugar” donde dormir todas las noches.

Y además de limpiar los baños, los pasillos, los lugares de práctica, acomodaba y limpiaba “y usaba” los utensilios de ejercicios…

Con el tiempo fui también practicando, como me desarrollaba en forma acelerada, estaba adquiriendo un cuerpo bastante musculado…

Tenía marcada la tabla en el pecho/estómago, estaba midiendo casi 1,60m…

El profesor Yamoto, me enseñaba después de hora, me decía que tenía que aprender rápido, no entendía para qué. Después lo comprendí, con el tiempo me puso a cargo de atender las clases de los que iniciaban, tenía profesor gratis, que hijo de…

Con el profe tenía una relación de amor odio, en los almuerzos y las cenas conversábamos muchísimo.

Siempre me decía que no esperara nada de él, que dónde vaya repitiera que vivía acá por la comida y la dormida que no tenía sueldo, que nunca tendría plata y que me acostumbrara a vivir así.

Flor de hijo de mil, pero ateniéndome a lo que me dieron otros era para mí un ídolo, lo quería y se lo decía, él cada vez que eso pasaba bramaba y gesticulaba algo en japonés que parecía una protesta o no sé qué…

Era uno de los mejores alumnos de la academia, dentro de los que más o menos podían ser de mi categoría, o sea tengan algo parecido a mi cuerpo.

Claro al estar las 24horas en ella, que se me da bien todo lo físico, aprendía y aprendía, lo que siempre me molestaba era mi gran pija, me la encintaba alrededor de la pierna, me jodía bastante…

Sexo con la modista.

Cuando volvía del supermercado chino, un mediodía, con las compras que me mandaba hacer el profesor, al pasar frente a la casa de una modista que estaba en venta, lo digo ya que tenía los dos carteles, uno al lado del otro, el de modista y se vende.

Se me ocurrió una idea y me mandé, era una casa de esas antiguas, retirada de la línea municipal, con un jardín bastante descuidado…

Me atendió la modista, una señora de unos cuarenta y algo de años creo, rubia, medio gordita, con una voz muy suave

Modista. ­_Siii, qué precisás muchacho.

Yo. _Señorita yo vivo en la academia de artes marciales de allá, del profesor Yamoto

_Me escapé de un orfanato hace un tiempo y por comida y dormir, trabajo para el profesor…

_No tengo dinero, nunca lo tuve, necesito unos arreglos en mi ropa, le podría pagar con trabajo, como arreglarle el jardín, pintar algo, bueno lo que necesite y pueda hacer…

Me quedó mirando…

_M. Qué necesitas arreglar en tu ropa.

_Y. Bueno es algo especial, delicado y me da un poco de vergüenza, espero no se enoje…

_M. A la flauta, qué es.

Me lo dijo sonriente.

_Yo. Espero no se enoje, necesito que me haga algo para poder enfundar mi miembro, lo tengo muy grande y me causa muchos problemas en la práctica de las artes marciales, pensé en una especie de estuche por dentro de los pantalones y en el calzoncillo…

Se me quedó mirando un largo rato…

_M. Ja ja, no me estarás cargando, burlarte de mí, no.

_Y. Nooo señorita, es la verdad y estoy muy preocupado con ese tema, me molesta mucho…

Quedamos en que lo iba a pensar y ver cómo haríamos si se decidía hacerlo, tenía que pasar mañana a la misma hora…

Al otro día ni tuve que tocar el timbre en el portón, me estaba esperando, me abrió la puerta de entrada y pasé…

_M. Mirá Juan, es muy incómodo este tema, porque para saber qué hacer tengo que ver de qué estamos hablando, así que vas a tener que desnudarte la parte de abajo…

_Yo. Si señorita Teresa.

Y despacio me fui sacando la bermuda y el calzoncillo, ante ella apareció “el monstruo” 20 centímetros de carne, que llegan a ser 25 estimulado, gorda bien gorda…

Dormida siempre estaba salchichona,  podía estar cogiendo horas que no se bajaba, bueno no es que no se bajara, era así…

La modista señorita Teresa abrió grande los ojos, luego de un ratito me dijo…

_M. Puedo medirla, necesito hacerlo…

_Yo. Sí, haga lo que crea conveniente, usted es la que sabe del tema, yo en el futuro me ocuparé de su jardín…

Y miraba y medía, miraba y se mordía los labios, medía y miraba, miraba y miraba…

_Yo. Puede acomodarla para dónde quiera señorita…

Me hizo acordar a la celadora Marta, la agarró con las dos manos, le bajó un poco el capullo y miraba y medía…

_M. Juan, cuando está erecta crece más todavía no, lo tengo que saber…

_Yo. Si la sigue masajeando un poco más va ver que crece un poco más, se pone dura del todo, pruebe y va a ver…

Y me hizo una excelente paja, le avisé que iba a acabar, se apuntó a su cara, a su pecho…

Le puse la ropa toda enchastrada de semen…

Siguieron los días de “tomar medidas”, no solo me acomodó mi ropa, me compró nueva, de todo tipo, libros…

De la paja pasó a una mamada y a los días se descontroló del todo…

Tres veces por semana iba a su taller, cogíamos como dos horas, me regalaba lo que me había comprado y volvía “a mi trabajo” de la academia…

Me acuerdo cómo se fueron dando las situaciones…

Un día mientras me estaba pajeando empecé a “meterle mano”, le acariciaba las tetas, fui bajando mis caricias y le metí mano dentro de la bombacha y le acaricié el clítoris…

Se puso loca, me empezó a besar con desesperación, sin dejar de pajearme se iba desnudando, me hizo sentar en una especie de banqueta, se acomodó sobre mí y se la metió hasta el fondo, dio un especie de alarido y cabalgó y cabalgó…

Yo al rato había acabado pero como digo, no se bajaba, quedaba salchichona y podía estar horas dándole, ella acabo tres veces….

De tres veces por semana pasamos a todos los días al mediodía para almorzar juntos, de todo tipo de ropa ya contaba, las del medio cuerpo, con “fundas para la bestia”…

El profesor me preguntaba por qué no comía con él, yo le decía que estoy aprendiendo costura profe…

Cuando llegaba ella se ponía apoyada en una banqueta y yo desde atrás la ensartaba, acababa dos veces y después almorzábamos…

A la noche después de la academia iba a cenar, a las 22 terminábamos las clases…

Otra vez a darle, algunas noches me quedaba a dormir, cogíamos varias horas, ella quedaba destruida, yo también…

La joda al otro día era con el trabajo de la limpieza y que te digo la  práctica de artes marciales, me costaba muchísimo…

El profe de bien hijo de puta me exigía al máximo, se vengaba de no cenar con él…

Teresa me contó que su marido es ingeniero y estaba trabajando en Mendoza, era el capo máximo de la construcción de una represa…

Que ella estaba esperando vender la casa para irse con él, que ya no hacía más trabajos de costurera, únicamente  los míos…

Yo le corté el pasto del jardín, se lo arreglé de tal modo que quedó una preciosura, también le pinté el frente, después toda la casa…

Se me da bien la pintura, ja ja la cantidad de paredes que he tenido que pintar en penitencia por haberme peleado bajo la supervisión de la madre superiora Genoveva…

Pasaron como tres meses, almuerzo y cena, a veces pasar la noche, regalos de todo tipo, no tendría plata pero ropa sí.

La carta.

Hasta que una noche me dijo que había vendido la casa, que se iba, lloraba, me abrazaba…

Esa noche cogimos hasta el amanecer, cuando volví de la academia, al mediodía, para almorzar no estaba…

Entré por el jardín hasta la puerta de la casa, me había dejado un sobre con una carta y con mucha plata…

La carta…

Juan nunca voy a olvidarte, me has hecho vivir en éstos últimos meses la época más linda de mi vida, no quise despedirme personalmente de vos por miedo a hacer una macana, ponerme a llorar y no irme nada con mi esposo…

Pero comprendí que sería una locura, no cambies nunca, seguí siendo como hasta ahora, te quiero mucho un beso… Teresa…

Pd. Ésta plata es para que la guardes, usala cuando la necesites para algo importante. Chau…

Me había dejado 3000 dólares, por supuesto que nunca le dije nada a nadie, los tenía bien “encanutados”…

La traumatóloga.

Llegando a fin de año,  empecé a sentir una molestia en la ingle, cuando practicaba me dolía a horrores, hasta para agacharme a limpiar me molestaba…

Como había visto un consultorio de traumatología pasando el supermercado dónde me mandaba el profesor a comprar, pensé en hacerme revisar, al entrar había un lugar dónde estaba una chica que te recibía, muy linda…

_Hola venís a atenderte con la traumatóloga doctora Amanda.

_Sí pero no tengo dinero, quisiera que me atendiera con canje, podría cortarle el pasto en el patio o pintarle algo, me duele mucho acá (me señalé la entrepierna), yo vivo en la academia de artes marciales del profesor Yamoto, él no me paga, solo me da comida y alojamiento, así que no tengo dinero…

_Podrías preguntarle a la doctora si podemos hacer un canje...

La chica me quedó mirando, dudando…

_Esperá que le pregunto…

Entró al consultorio y después de un largo rato salió…

_Dice la doctora que pases….

_Doctora: hola, cómo te llamás.

(Joven, hermosa, medio gordita, tendría algo más de treinta años, rubia de ojos celestes, buenas gomas, buen culo)

_Yo: Juan doctora, Juan de la Calle, vivo en la academia de artes marciales de allá enfrente y no tengo dinero para pagarle y me duele mucho acá, le podría cortar el pasto, pintar, arreglar algo, soy muy ducho en lo jardines, no sé de qué otra forma podría pagarle…

_D: te duele en la entrepierna.

_Yo. Siii, cada vez que practico las artes marciales y hasta cuando hago la limpieza, es que tengo un problema acá (me señalé mi miembro).

_D: qué problema tenés ahí.

_Y: tengo un miembro muy grande, tuve que hacerme un estuche en la ropa…

Me quedó mirando intrigada, dudando y desconfiada…

_D: bueno vamos a ver, lo del pago lo arreglamos después, bajate la bermuda…

Muy lentamente me bajé la bermuda y al bajarla apareció el monstruo, sobresalía por el costado del calzoncillo, pasando la funda…

La doctora se la quedó mirando sin reaccionar…

Después me hizo acostar en la camilla y mover la pierna, me dolía cuando movía la pierna izquierda, al rato me hizo sacar el calzoncillo, después la agarraba y la corría para el costado para que haga ejercicios de levantar, doblar, estirar las piernas, en algunos momentos dolía como la puta madre…

Quedamos en que no podía por lo menos por quince días, hasta la nueva consulta, practicar artes marciales y que me agachara lo menos posible, que no hiciera fuerza…

Me hizo sentar frente a su escritorio y abrió una ficha…

Me preguntó de todo, por mi familia, mi documento, hasta cómo se me ponía dura, que por qué no me pagaba nada el japonés, preguntas y preguntas y era poco lo que anotaba…

Que por qué me había escapado del orfanato, yo le conté lo de la monja, lo de la celadora, hasta lo de la modista, de la señora Teresa…

Me dijo que la esperara en la sala de espera, que después iba conmigo a la academia para hablar con el profesor…

Salí y esperé hablando con Cyntia, la secretaria…

(Pelo castaño claro, ojos marrones, lindo cuerpo, me parece que le falta desarrollarse todavía, va a tener buenas tetas). Le conté que era muy bueno con las artes marciales, que dormía en una piecita al fondo de la academia, que había terminado la primaria, que hace dos años que no voy a la escuela…

Ella me contó que tiene 18 años, que es la sobrina de la doctora, que su madre es la hermana, unos años mayor…

Que piensa estudiar medicina el año que viene, que no tiene novio, que le gustaría ver eso de las artes marciales…

Al rato salió el último paciente, serían pasadas las dos de la tarde…

Y con la doctora y la secretaria en su auto hicimos setenta metros y paramos frente a la academia…

_Vos esperá acá le dijo a Cyntia…

Y encaramos, el profesor nos miraba…

_Profesor soy la doctora Amalia, estuve revisando a Juan y tiene una severa contractura en el músculo… con ramificaciones en ….. y por lo tanto le prohíbo que practique artes marciales por lo menos por treinta días.

Lo cité para dentro de quince días, igual yo ahora voy a llevarlo para observarlo, le aviso para que sepa, a la tarde regresa…

Aja, dijo el profesor…

Dejamos en su casa a Cyntia y nos dirigimos hacia las afueras de la ciudad, por la autopista, para provincia, a los diez minutos bajó de la autopista y entró en una zona de casas quintas, arboledas, calles de tierra mejorada…

Un portón corredizo inmenso, un camino serpenteado por el medio de un parque,  estacionó el auto en un garaje donde había dos autos más…

Bajamos y encaramos para una casa imponente, estaba elevada unos cinco escalones, tenía una galería con sillones, mesitas, macetas colgantes, que ocupaba todo el frente.  Luego de ingresar por una semejante puerta, entramos a una sala inmensa, con ventanales de vidrio ancho y altos, se veía todo el parque…

Continuará.