Me escapé del orfanato, así me fue. 12

Vida de Juan de la Calle González, Vacaciones de sexo con mamá, Masajes, Aclaración, Me recibí.

Me escapé del orfanato, así me fue. 12

Juan de la Calle González.

Vacaciones de sexo con mamá.

Por increíble que parezca, Amalia había dejado todo enero para tomarse vacaciones, cuando lo dijo y agregó que iba a ir conmigo a Brasil…

Tanto Mónica como yo quedamos asombrados y con la boca abierta, incrédulos…

Lo noté de entrada nomás, cuando Mónica nos dejó en el aeropuerto internacional, se prendió a mi brazo y no me soltó más, en el asiento del avión se recostó sobre mí, siempre abrazándome, dormitando sobre mi pecho…

Amalia venía de lo más mimosa, pensé que esta vez podrá ser, quizás ahora sí podremos tener sexo, bue, tampoco me quiero hacer muchas ilusiones…

El taxi, en Brasil, como fin del viaje, nos dejó en la cabaña, en el morro, a metros de la playa, había que salir al patio y bajar unos metros por una escalera de madera, bastante “hecha percha”,  para estar en el mar…

Se sentía el rugir de las olas, un dormitorio con una cama bien grande, estar cocina comedor y un baño con bañadera inmensa…

Apenas cerrar la puerta de entrada me abrazó y besó apasionadamente, se me paró al toque, la empecé a estrujar, apretar el culo, meter mano por todas partes, nos fuimos desplazando desnudándonos hacia el dormitorio…

En un momento me dice…

_Juan, con cariño, como mi dijiste hace un tiempo, nunca cogí bien y tengo un poco de miedo, tratame dulcemente querés…

Como no iba a querer si tenía la  pija como un fierro, la desnudé toda, quería verla, tocarla, besarla, acariciarla, estaba descontrolado, la de veces que imaginé éste momento…

La realidad superaba todo lo que pensé, esa conchita toda depilada, qué labios vaginales más hermosos, esos pezones duros y apetecibles, la había visto en infinidad de veces con biquinis bien chiquitas pero no así, toda en pelotas…

Qué placer, qué felicidad, ella gemía, se retorcía cuando le chupaba los pechos, la concha, el clítoris, creo que acabó como tres veces, me dejó la cara toda empapada…

Y cuando me puse sobre ella, mirándola a los ojos, la empecé a besar con amor, con pasión, se la fui metiendo muy despacio…

_Siii, siiii, así así…siii siiii, cómo te siento, me va entrando, me va entrando siiiiiii.

Estaba enloquecida, costó un poco, no llegué a meter ni la mitad, aguanté un rato nomás…

Acabé con placer pero sin decir nada, con mi semen se lubricó un poco más y conseguí meter otro poco, todavía no estaba toda, costaba, parecía que la estaba desvirgando…

Y como siempre dije, salchichona puedo estar cogiendo hasta que el cuerpo aguante, y mi cuerpo aguanta bastante…

A la media hora, después de acabar un montón de veces, me dijo que parara, que no daba más, que le estaba empezando a arder y  a doler demasiado, a molestar y a no disfrutar…

Listo hasta acá llegamos, nos acostamos abrazados…

_Fue mi madre la que me dijo, en cuanto cierres la puerta de entrada de la cabaña lo besás desesperadamente, no te vas a andar haciendo la difícil y dejarte coger en los últimos días…

_Aprovechá la oportunidad y disfrutá de los treinta días, ja ja y que manera de disfrutar, siento palpitar mi vagina, estoy re contenta, dejame besarte más.

Y no iba a negarme.

Habíamos llegado pasado el mediodía, quiso que se la metiera y dormir la siesta sintiéndome dentro de ella…

A la noche golpean la puerta, se levanta a los pedos, siento que conversa, cuando vuelve al dormitorio me dice que ya tiene solucionado la comida para los días en que estemos acá…

Para qué habrá  venido el señor, no salimos de la cama por cuatro días, llamaba y pedía, desayuno, almuerzo, cena, de todo, hasta se podía pedir jabones, detergente, condones, dulce de leche, salamines, lo que quieras…

Nos levantábamos únicamente para comer e ir al baño…

Creo que cogíamos como diez horas por día, mierda, quiere desquitarse de todo lo que no lo hizo antes, pensé, se me está poniendo muy pero muy colorada la fiera ja ja…

Cuando encaré para el sexo anal, se asustó, tuve que pedir crema para tal fin, me trajeron un pomo inmenso, el muchacho que me lo trajo me miraba y sonreía, qué habrá pensado…

Como tiempo tenía de sobra, con mucha paciencia y saliva y crema y dedos fui dilatando, parecía que estaba en el consultorio, me indicaba cómo seguir, qué hacer, hasta dónde meter, apretar, todo controlaba.

Cuando creí que estaba lista, sin demasiadas contemplaciones me subí a su espalda y se la metí, le entró como la mitad de golpe, pegó un alarido que se deben haber enterado todos en el balneario.

_Bruto, por qué así, si veníamos bien

_Para que entiendas que yo soy tu macho, y que a veces hago lo que se me encanta.

_Que no siempre vas a estar dirigiéndome, ahora movete.

Y le di unos cachetazos en el culo, se empezó a mover con un buen ritmo.

Más tarde cuando pudimos parar la locura del sexo anal, tirados en bolas mirando el techo, me dijo.

_Juan me encantó eso de ser mi macho y que me pegaras en el culo, y cómo me hablaste, me puse “a mil”, de vez en cuando quiero que me lo vuelva a hacer.

_A sí, cuándo quiere la señora que se lo haga, me va a indicar el momento.

La di vuelta y le dejé el culo rojo a cachetazos, al principio disfrutaba, después le empezó a doler y ya no tanto.

_Entendé Amalia, que voy a ser tu macho, que yo hago lo que quiero y cuándo quiero, no cuándo vos lo decidís, entendiste.

Me miró dudando.

_Entendiste que soy tu macho, si entendiste decime, si mi macho.

Y la miré con mis ojos verdes, pero muy serio.

_Sí mi macho me dijo.

La besé con pasión y vuelta a coger por todos lados.

Al estar descansando me pregunta…

_Decime Juan, de mi madre también sos el macho, como me decís que vas a ser el mío.

_No amor, de Mónica soy el amante, cuando ella me lo diga o yo lo quiera podemos suspender nuestros encuentros sexuales, ella puede hacer con su vida lo que quiera, yo no la puedo controlar.

_Ahora te aclaro con vos no, siii soy tu macho, vos no podés hacer lo que quieras, si te veo con otro hombre te reviento entendiste.

Me parece que le encantó lo que le dije.

Al quinto día bajamos a la playa, me parece que está empezando a sentir que su cuerpo ya no resiste, bue, ella mejor que cualquiera para darse cuenta, es traumatóloga ja ja…

Tirados en la arena, pasábamos las horas, sol, arena, agua salada, a unos metros había un chiringuito que pertenecía al mismo lugar que te traía la comida, teníamos que levantar el brazo y venían a ver qué necesitábamos y pedíamos caipiriñas y algo para comer y anotar nomás, al número de la cabaña, ya habría tiempo para pagar…

Qué vida señor, qué vida, pensar que comía de la basura, mejor ni me acuerdo, voy a disfrutar pero no me voy a olvidar nunca de dónde vengo…

Me metía en el mar con cuidado, nunca había nadado en él, Amalia sabía nadar bien, igual no nos alejábamos de la costa, siempre dónde hiciéramos pie…

Todos los días teníamos sexo, de mañana, al mediodía, por la noche, siempre durante largo tiempo,  notaba que me miraba con amor, con entrega, creo que entendió que era su macho, por supuesto que siempre le decía que era ella mi hembra.

Se dormía teniéndome adentro, estaba asustado por el monstruo que había creado, cuando se le “acomodó” el cuerpo, sexo por todos lados y en todo momento, crema para su culo, su concha y mi pija…

Empezamos a hacer paseos de turismo, ir a conocer diferentes lugares, para mí todo era nuevo, fuimos a Río de Janeiro, a San Pablo, a varias playas, una más linda que la otra…

Hasta fuimos a ver las Cataratas de Iguazú que la otra vez no la vimos, del lado brasilero, ese día se nos hizo tarde paseando por la ciudad…

Siempre abrazada a mí, siempre a los besos y caricias, no me dejaba en ningún momento, cuando me hacía el dormido a su lado acariciaba mi pelo, mi espalda, besos suaves con delicadeza para no despertarme…

Para almorzar nos sentábamos los dos del mismo lado, ella siempre me acariciaba la pija, estoy en serio asustado por el monstruo que se despertó ja ja…

Y como todo, la buena vida llega a su fin, un mes a puro sexo, visitas y mar algo menos, sexo a cagarse…

Apenas Mónica nos vio llegar abrazados como dos novios, sonrió feliz, ahora qué haremos en casa pensé…

Esto sí que es vida, me la pasaba en la pileta, haciendo asaditos, medía 1,70m. y pesaba 75kg, estaba hecho un potro…

Masajes.

Mi relación con Mónica era cada día mejor, ella Mestaba contenta porque veía a la hija, a mi mamá Amalia, también contenta.

Los sábados a la mañana disfrutábamos muchísimo, cada sábado venía más temprano y se iba más tarde, lo nuestro era cama e hidromasaje, quedábamos destruidos, sobre todo ella, pero muy pero muy feliz.

De escuchar a una paciente en el consultorio de mi madre surgió la idea, una señora le contaba a otra mientras esperaban que las atendieran, que lo agradable que eran los masajes con aceite, y contaba y contaba con lujo de detalles todo lo que le había pasado en ese tema.

Fui a una ferretería y compré un nailon bien grande, compré un toallón inmenso, de muy buena calidad, de tela suave, no de esos que cuando te secás parece que te pasás una lija, y bastante aceite para masajes, leí y recontra leí, miré tutoriales, sobre cómo hacer buenos masajes.

Ese sábado la esperé a Mónica sentado a la mesa de la cocina comedor living estar, o sea es único espacio que tiene mi casa, además de la habitación y el baño.

Cuando le abrí la puerta se extrañó, mayormente estaba tirado en la cama, algunas veces en el hidromasaje, pero nunca sentado a la mesa, me miró extrañada pero no dijo nada, distribuyo el desayuno y comenzamos a tomarlo, conversamos de lo lindo que está el tiempo, del jardín, de lo que va hacer Isabel de almuerzo, boludeces….

Cuando terminó su café me puse detrás de ella y con un gran pañuelo que ya tenía preparado le vendé los ojos, no dijo nada, muy despacio la fui guiando al dormitorio, ya tenía preparada la cama con el nailon, el toallón y “las” botellitas de aceite, cuando “chocó” contra el colchón de la cama se detuvo, con mucha dulzura y suavidad la fui desnudando, mucha ropa no traía, el solerito, el pantaloncito y la tanga, toda en pelotas, la ayudé a subir y acostarse, boca abajo, no decía nada, a veces gemía un poco, me desnudé, me subí a sus piernas, apoyándome sobre mis rodillas para no “tirarle” todo mi peso, le restregaba la pija, por los cachetes del culo, la cintura, las piernas, bufaba, le eché unos chorritos de aceite, que estaba entibiado, había previsto todo, y masaje en la nuca, los hombros, la espalda, el culo, las piernas, los pies, no hubo parte que no le “metiera mano”, algunas veces los dedos maleducados se metieron en su culo o en su vagina, hasta mi pija insolente en un momento de masajeo de hombros se metió en el culo…

Creo que acabó como tres veces, gemía, bufaba, cada tanto le agarraban unos calambres y se retorcía.

Cuando terminé el masaje de la parte de atrás, la hice dar vuelta y ahí sí que me recreé, chorritos de aceite sobre sus tetas, sobre su estómago, en su entrepierna, montado a caballito le daba cada tanto unos besos en la boca, ella quería seguirla y me abrazaba, pero yo al masaje…

También entré varias veces en su vagina con mi herramienta que estaba dura como piedra, para masajearle las piernas me di vuelta, le quedó mi pija a la altura de su boca, y claro comenzó a chupármela desaforadamente, acabé y se tragó todo.

Casi hora y media duró el masaje, cuando lo di por terminado, sin que se saque el pañuelo de los ojos la llevé al hidromasaje, con el agua tibia, ahí sí dejé que se quitara el pañuelo, al verme sentado dentro del agua frente a ella se acercó y me besó con una pasión total.

_Jamás he sentido tanto placer Juan, el estar “a ciegas” hizo que mi mente volara a “mil por hora”, creo que acabé como ocho veces, o más, no las conté pero no sabés cómo te quiero.

Y se puso a llorar abrazándome y besándome.

El domingo bien temprano, antes que salgamos a trotar con las chicas, mientras todavía dormía siento una sensación placentera, al abrir los ojos veo que Amalia me está haciendo una mamada, y tenía un pañuelo en los ojos, una  vez que me hizo acabar, la llevé a la mesa, que se sentara a esperar, armé otra vez la cama, el hidro, el aceite y repetí lo de ayer.

Cuando entró Mónica y nos vio a los dos desnudos acostados casi durmiendo se desnudó y los tres a dormir abrazados hasta bien tarde.

Febrero fue un mes sin nada porque preocuparme, las obligaba a seguirme el trote por el camino interno todos los días, pasamos de únicamente los domingos a diariamente, una hora antes que Amalia se vaya al consultorio entraba a cada dormitorio y las sacaba de la cama, entre desgano y risas, mientras les ponía los pantaloncitos y las zapatillas las franeleaba por todos lados, más de una vez quisieron tirarme a la cama, pero no señorita,  a trotar, tampoco se mataban, daban una vuelta y a bañarse…

En la academia los profesores y Ester se ocupaban de que todo marchara excelente, iba cada dos o tres días a ejercitar…

Araki me “cagaba a palos”, qué potencia que tiene, mirá que yo trato de esforzarme para tumbarla o meterle alguna llave, al pedo, siempre está un movimiento delante de mí, Cristina nos mira y sonríe, está cada día más enamorada de su novia.

Esteban quiere que lo coja, lo voy a pensar, a veces hay que sacrificarse por un amigo no ja ja…

Por mi relación con Esteban vino a mí el recuerdo de que un poco antes de rajarme del orfanato, uno de los grandes hizo que lo cogiera, me agarró del cogote, me apretó tan fuerte que casi me ahoga, me cagué todo y tuve que metérsela…

La verdad es que le rompí el culo, pero él gozaba a lo loco, otra de las cosas por la cual me rajé, nunca se lo dije a nadie, otra vez me agarraron entre tres y me cogieron los hijos de puta…

Encima me dijeron que me preparara para ser nuestra putita, nuestra putita me dijeron…

Otra de las cosas por las que me fui a la mierda y nunca quise volver, nunca se lo conté a nadie tampoco…

_Qué estaba diciendo…

_Ha sí sobre la academia…

Ester lleva todo organizado, con ella una vez por semana subimos al departamento y tenemos sexo, trato de darle con todo, queda toda contracturada pero contenta, muy contenta…

Araki y Cristina me pidieron si no les alquilaba el departamento…

Mmmm, no sé, hasta ahora lo puedo usar si me sale alguna cita extraña, mmm, no sé…

Comienzo del último año del secundario, aunque ya sea un pelotudo importante, no podían faltar…

El primer día de clase y ahí estaban Amalia, Mónica, Laura, Ramoncito, Cintia y hasta Ramón…

Sentados en las primeras filas, no faltó nadie, bastaría que vinieran los de la academia, decí que tienen que trabajar sino también estarían acá, estoy muy pero muy feliz, me gusta ser querido, que me mimen, es que tuve mi niñez siempre solo…

Y así transcurre mi vida, a la mañana o la academia o hacer algo en casa, a la tarde al colegio, como tengo moto, ya no espero más a Amalia ni para ir ni volver juntos…

Me da por presumir haciendo facha, que mierda estoy en quinto, grandote, moto, ja ja…

Pensar que comía de la basura, nunca te olvides Juan, no te olvides nunca, ahora que la estás pasando de maravillas…

Amalia casi todas las noches venía a dormir conmigo, yo trataba de darle con todo, quedaba destruida pero a la otra noche volvía…

Los sábados a la mañana con Mónica son sagrados, con ella tengo una especie de encantamiento, creo que estoy enamorado y se lo digo…

Se ríe no dándole importancia pero me parece que le agrada mucho que se lo diga y es verdad lo que le digo…

Algunos sábados a la tarde viene Laura, mientras la abuela cuida del nieto nosotros le damos y le damos, mmm no sé si Ramón lo sabe, aunque no creo que le importe mucho, yo me hago el boludo, más todavía, también queda destruida pero vuelve ja ja…

Con Cintia no he tenido más sexo, se puso de novia con un compañero de la facultad, también estudiante de medicina y me cortó…

Aclaración.

Me lo dejó reclaro, Amalia me dijo que se consideraba muy pero muy en serio mi madre, que se quería sacar las ganas de tener sexo, ya que nunca lo disfrutó,  que si era conmigo mejor, que me quería muchísimo.

Que no me confundiera, que era un chico, que cuando no quisiera tener más relaciones con ella se lo dijera que no habría problemas, que cuando ella conozca a alguien de su edad terminarían nuestros encuentros, lo mismo si yo conociera a alguien…

Cuando se lo conté a Mónica se reía…

_Es un boluda, no se da cuenta que jamás va a dejar de querer que la cojas y sí no lo acepta una reboluda ja ja…

Cuando corrían por el camino interno de nuestra casa, Mónica me contó que le machacaba la cabeza con el tema, que no era para nada extraño tener relaciones con el hijo aunque tengas pareja, eso no es engaño, es dedicación de una madre…

Cuando lo conversábamos con Mónica nos reíamos del asunto, pobre Amalia, será muy buena profesional, pero en temas de la vida y sobre todo del sexo no sabe mucho.

Y como alquilé nomás el departamento a las profesoras y hacer las cuentas en el escritorio de Ester era un quilombo, por los ruidos, música, gritos, gente que entra y sale, tuvo que venir a mi casa…

Qué felicidad que tenía cuando se fue, con los números hechos y con la concha y el culo también…

Con la plata que recibía del alquiler del departamento incrementé mis donaciones al orfanato, siempre de incognito, que nadie supiera que era yo.

Me recibí.

Esta vez sí que vinieron los de la academia, además de toda mi familia, terminé el secundario, todos pero todos estaban…

Me dieron el diploma y una medalla por estar en el cuadro de honor, Javier primero, Cecilia segunda y yo tercero, todos de nuestro quinto, de quinto segunda ja ja…

Se hizo un pequeño refrigerio, gaseosas y sanguchitos, nos abrazábamos con todos, Ramón en un momento me dijo que quería hablar conmigo…

Mierda quiere otro hijo pensé…

En mi cumple 19 Ramón me preguntó sobre cuál era la carrera que pensaba estudiar…

Qué ideas tenía sobre mi futuro…

_La verdad Ramón, nunca me puse a pensar sobre el tema…

_Podés venir por la farmacia en la semana, necesito hablar con vos…

_Sí Ramón pasaré…

Es cierto, acerté cuando pensé que quería otro hijo, que lo iba a conversar con Laura, que le hiciera el favor, que me lo agradecería infinitamente, que son muy felices con Ramoncito…

Que me pusiera las pilas he hiciera una nena, la verdad me pidió un montón de cosas…

Lo que me dijo sobre nuestra familia y sobre lo que tenía que seguir estudiando me pegó fuerte…

Que somos dueños de ocho farmacias, que Mónica nunca pero nunca va a dejar que sus hijas y menos yo dirijan la empresa…

Que los únicos que pueden llegar a hacerlo son Cintia y vos y que cree que Cintia no está para esas cosas, no tiene personalidad para mandar, para dirigir, ella es muy aplicada, será una buena doctora, pero no puede dirigir una empresa…

Y charlamos y charlamos…

Comprendí que no es ningún boludo, que la tiene reclara, que sabe el lugar que ocupa en la familia, que me parece que le voy a hacer caso…

Total a mí estudiar cualquier cosa me da lo mismo, a mí lo que me gusta son las artes marciales y no hay que ir a la facultad para eso….

Continuará.