Me entregué a la sumisión total - VI

Nací obediente, crecí obediente y me convertí en obediente "cum laude"

Cuando mi mano se posó en el pomo de la puerta del dormitorio de mi amo, no solo el corazón me latía a más revoluciones que la moto de Márquez, sino que hasta mis tetas se movían acompasadamente ¡tenía miedo! Pero abrí esa puerta, le vi desnudo y sentado en un silloncito tomándose algo y me senté en el suelo, sobre la alfombra, a su lado, apoyando mi cabeza sobre sus muslos. Su mano acarició dulcemente mi cabeza y por el rabillo del ojo vi que su polla empezaba a moverse. Y en unos segundos, mi miedo desapareció y sonreí contenta a mi amo.

No tuve que levantarme, solo me arrastré un poco por la alfombra, separé sus piernas, me puse entre ellas, agarré su polla, le miré a los ojos y los dos sonreímos mientras me la llevaba a la boca. No tardó mucho su pollón en ocuparla casi completamente. Mis ojos estaban fijamente clavados en los suyos, mientras intentaba que mi lengua jugase sin parar dándole placer, mientras yo empujaba para que se clavase lo más profundamente posible hasta mi garganta. Hacía ya tiempo que me las metía hasta el fondo, y cuando traspasaban mi garganta y aumentaban la dilatación de la misma, era como un grito de triunfo muy satisfactorio para mí.

Sabía que a los hombres, el placer de perforar la garganta femenina, notar como ese glande entra en una zona estrecha, cálida, y sólida, y la va ensanchando muy poco a poco, sabiendo que la van a llenar de leche pegajosa momentos después, les vuelve locos ese roce. Saben que esa puta que se la está mamando, está llegando a lo máximo de una puta, a dilatar extraordinariamente su garganta, para que el semen masculino penetre lo más profundamente posible dentro de ella. Y mi amo no era la excepción.

Cuando mis labios besaron la base de la polla, el placer de mi amo era total. Posiblemente nunca se la habían metido tan profundamente, porque no solo era larga, sino gruesa, pero todo lo mal ama de casa que era yo, en estos momentos del sexo era una puta de primera clase sin prejuicios morales. Sabía que mi amo quería placer y yo le estaba dando placer. Y si él me había elegido como compañera además de perra, yo le demostraría, cada segundo de nuestra vida en común, que jamás, en el sentido sexual, se había equivocado al elegirme.

Yo ya era mucho más que una perrita, que una perra, yo ya era reproductora. Estaba preñada y me entregaba a toda clase de placeres y lo seguiría haciendo a pesar de mi engorde. Notaba como a Pascual la respiración se le hacía más violenta y me preparé para recibir su descarga. Y esta llegó antes de lo esperado ¡yo había vencido y en menos de tres minutos había conseguido que se corriera en mi garganta! Varias descargas de semen me llenaron las paredes de la misma de su pegajosa leche, que lentamente empezó a bajar hacia mi estómago, mientras, como cualquier otro hombre, sus manos cogían mi cabeza para que no me escapase ¿y a dónde cojones iba a ir yo, con el enorme placer que le estaba proporcionando? Y mi propia satisfacción perruna.

Yo misma le cogí los glúteos para que no apartase con prisas su polla de mi boca, porque aunque sentado, siempre podía ladearse. Le estuve aguantando más tiempo con su polla en mi boca después de la corrida, que durante antes de la misma. Se la iba chupando, mi lengua se la masajeaba, podría decir que se la estaba limpiando sin sacarla de la boca, y además, me gustaba ahora ese gran pero relajado tamaño y grosor, disfrutaba de ellos y de su sabor, hasta que me di cuenta que de nuevo, esa polla empezaba a crecer. Y de nuevo la trabajé, para ponérsela a punto de meterla en cualquier otro agujero inferior.

Totalmente endurecida, me la sacó a presión de mi boca con una enorme cantidad de saliva. Pero ahora las cosas cambiaron. Se levantó del sillón, me cogió en volandas y me arrojó sobre la cama, se abalanzó encima mío, separó mis piernas, y apoyando el glande en la entrada de mi coño, solo tuvo que dejarse caer para penetrarme totalmente hasta el fondo. Su cuerpo me aplastaba, pero poco a poco me di cuenta que sus manos acariciaban los laterales de mis glúteos, y su cuerpo se iba arqueando mientas sus manos pasaban bajo mis glúteos y me los iban subiendo. Nuestros cuerpos seguían totalmente pegados pero arqueados respecto a la cama. Es como si me follara en el espacio.

En esa posición el placer que me daba era bueno, pero no aplastaba mi clítoris y por lo tanto no me excitaba sobremanera. Pero poco a poco la cosa empezó a cambiar. Lógicamente mis caderas se fueron amoldando a la posición y mis brazos, apoyados sobre mis codos aguantaban mi cuerpo, inversamente arqueado. Mis tetas y sobre todo mis pezones, empezaron a sentir un latiguillo desconocido a los mordiscos de mi amo. Mi estómago empezó a sentir una sensación como de vacío, como de hambre. Y mientras tanto, su polla se movía incansable dentro de mi coño... y de repente se me presentó una corrida desconocida. Ni fuerte ni suave, simplemente me corrí sin darme cuenta, y además de la sorpresa, tuve una sensación de plenitud, de felicidad, de estar llena. Esta follada no era solo sexo, era mucho más.

Y esa sensación de "mucho más", me llegó tan profundamente, que por primera vez en toda mi vida sexual, me di cuenta que Pascual no me estaba follando, me estaba dando mucho más, me estaba queriendo y yo me dejaba querer. Y cuando con ese grado de felicidad, mi cerebro se adaptó al suyo, me di cuenta que entre mi amo y yo se estaba abriendo una puerta de comunicación intergaláctica. Y supe que yo, ya era la perrita de mi amo. No solo la doméstica, sino la verdadera perrita de mi amo, la única.

Y en esos instantes, dejé de pensar en mi hermanita. Mi amo y yo éramos un solo ser ¿mi hermanita? Un accidente doméstico entre mis padres hace ya muchos años, en una época lejana, muy lejana.

Seguimos follando durante mucho, mucho tiempo. No paramos ni para tomarnos algo, fumar, o incluso ir al baño. Fui consciente que un nuevo modo de vida entraba en mí. Y no me refiero a la vida que empezaba a gestar en mi vientre, sino una vida para mí muy distinta a la que había llevado siempre. Las corridas que tuve, las corridas que tuvo mi amo y esa rara sensación de plenitud, fueron placenteras, asumidas totalmente. Yo me estaba entregando a él para siempre, y él, mi amo Pascual, me estaba recibiendo y al mismo tiempo me estaba dominando. Mis sentimientos, mis sensaciones y todo mi cuerpo. Era nuestra perfecta y sacramental unión sexual. Yo me entregaba, él me recibía, y él, solo él, marcaba mi camino y toda mi vida ¡Amén!

Cuando me desperté, estaba sola en la gran cama. Mi coño y mi culo estaban llenos de manchones secos ¡y sonreí alegremente! Intenté recordar la noche, pero un halo de felicidad recorría mi mente. Así que hice lo más normal ¡irme al baño! Qué a gusto me senté en la taza del inodoro y con qué ilusión me di una tibia y reconfortante ducha, mientras me lavaba intensamente mis partes sexuales para limpiarlas totalmente. Hecho lo cual, cogí de la mesita mi reloj ¡y ya eran las 9,15 de la mañana! Me puse algo y bajé corriendo como una loca a la cocina, pero allí estaba Felisa, con cara de mala leche, y que sin contemplaciones me dijo:

  • Acaba de salir el amo desayunado porque yo se lo he hecho ¿es que no eres capaz de poner un despertador que funcione todos los días a la misma hora y te despierte? Hoy te escapas de los 10 latigazos, porque no quiero marcarte para la fiesta de esta noche y que tus folladores, al ver las marcas, se den cuenta de lo mala perra que eres, incapaz de cumplir con las normas más básicas. Porque si esta noche te viesen así, marcada por la fusta como una incapaz ¿no intentarían convencer a tu amo para que mañana, cuando llegue tu hermanita, el amo cambie de perrita?

Y casi me hundí. Pero lo superé de inmediato. Fui a hacerme el desayuno y Felisa me dio otra sorpresa, pero esta agradable. El desayuno ya estaba hecho y las dos desayunamos juntas, pero en silencio. Cuando terminamos de desayunar, Felisa me miró sonriente y me preguntó:

  • Sabes que esta noche vamos a follarte duro varios hombres y mujeres, y entre ellas, yo misma. Es decir, vas a tener un gang-bang de todos para ti, aunque los demás tampoco nos quedaremos quietos entre nosotros mirándote, para eso hicimos la cama tan grande de la cuadra. Pero tú no solo serás la estrella, sino que eres el ama de casa y debes atender a tus invitados ¿has pensado ya cómo invitarles... qué darles de comer y sobre todo de beber? Y por supuesto, querrán fumar y tomar cosas especiales, como porros o coca ¿has previsto todas estas cosas para satisfacer sus deseos, o solo vas a preocuparte de que te follen a ti?

Joder, joder, joder! Si ya hacía casi media hora me deprimo por el maldito desayuno no preparado ¿qué cojones iba a hacer yo ahora con todo eso? Y sobre todo, con la droga. En la ciudad no hubiese tenido problemas, pero aquí en el pueblo y todos encerrados por un maldito estado de alarma. Pero solo lo pensé un momento. Miré a Felisa y dije:

  • Felisa, sabes que no tengo ni puta idea de lo que debo preparar de comidas ni bebidas, soy incapaz de saber qué raciones ni de qué tamaño, pero si me haces el favor de hacerme una lista para ir al pueblo a comprarlo, iré de inmediato. Y por mi parte, yo haré gestiones para traer toda la droga que necesitemos para hoy y mañana.

  • ¿Y cómo te van a traer la droga? Porque si les paran en el viaje, no solo será una multa por el confinamiento, sino que serán detenidos por llevar droga.

  • No te preocupes, mi principal proveedor está loco por mi y ha intentado follarme varias veces. No solo le pagaremos todo lo que pida, que no será barato, sino que le ofreceré follarme en cinco ocasiones distintas y como él quiere, sin condón ¿de cuánto dinero podemos disponer para drogas?

Felisa me miró con una mezcla de asombro y de admiración, por mi decisión de ofrecerme a cambio de ese servicio. Se levantó, se fue al despacho del amo y me dijo que la cantidad máxima de droga eran 6000€, (5000€ en coca y 1000€ en maría). Mientras yo me cambiaba y me ponía casi vestida, Felisa fue haciendo una lista de cantidades de botellas de vinos tintos y blancos, de cavas, coñacs, anís, vodkas, jamón, quesos, chorizos, cacahuetes, papas fritas, cigarrillos, puros... Y al verme que yo iba a marcharme con dos carros de la compra, me llamó y me dio las llaves de su coche. Y yo casi lloré al ver esa confianza en mí. Vale, soy una llorona ¿y qué?

Pero antes de ir al pueblo, llamé a mi proveedor de droga que me puso toda clase de impedimentos, y los precios por las nubes, hasta que me desnudé y le mostré mi cuerpo desnudo y me ofrecí. Al final llegamos a un acuerdo. Los precios serían un 20% más caros de lo habitual y yo follaría con él en 10 ocasiones, 5 por el coño y 5 por el culo, más todas las mamadas necesarias, y cada uno de los encuentros podría durar hasta un máximo de una hora. Al apagar contenta el móvil y darme la vuelta, estaban sonrientes mi amo y Felisa... y esta me saludó quitándose la peluca y mostrándome su monda cabeza ¡el amable saludo de una perra a otra perra! Cogí el coche y me fui al pueblo.

Poco antes de las 4 de la tarde, vino Jorge con la droga, le pagué su precio en euros y el resto en carne. Con la carne de mi cuerpo. No es que tuviese una gran polla ni de lejos, pero sabía usarla y me corrí. El resto de la tarde limpié la casa y la cuadra, hice dos mesas con dos tablones y unos manteles antiguos, e incluso bajo la supervisión constante de Felisa, recogí unas flores silvestres y lo decoré. Si la reina de la noche iba a ser yo, lo quería a mi gusto y creo lo conseguí. Incluso pudimos Felisa y yo follarnos.

NOTA: No me preguntéis por el nombre de perra de Felisa. Nunca me lo ha dicho.

Llegó la noche. Y yo casi ni cené de los nervios que tenía. Menos mal que yo cenaba en la cocina. Solo me bebí un vaso de gazpacho bien fresquito, y algo del jamón y queso que por la mesa había de los platos preparados. A las 10 de la noche, todo estaba preparado para el sacrificio ¡sacrificio! Perdón, quería decir fiesta. Sexual, loca, salvaje, pero fiesta ¡mi fiesta de preñada!

Y yo me vestí para la ocasión. Los zapatos rojos de 12 cm de delgadísimo tacón. Las altas medias de rejilla pequeña hasta casi la ingle con gomas rojas, mi collar de perra, y mi cabeza y cejas mondas y lirondas. Ni joyas ni reloj. Los primeros en llegar fueron Felipe y su hija Lara, de 22 años, que estaba embarazada de su padre y de 14 semanas. Nada más conocerla, desee verla desnuda y contemplar el desarrollo de su vientre que ya se notaba perfectamente bajo su camiseta. En menos de 10 minutos llegaron todos los demás. Juan y Luis vinieron juntos, y como un largo rato más tarde vi a Juan follando a Luis, pues ya me enteré del por qué, además de estar divorciados.

Pero la mejor aparición de todas fue la de Felisa, recibida con un estruendoso aplauso general, totalmente desnuda, con su brillante calva, y perfectamente decorada con sus innumerables tatuajes y piercings. En pocos minutos estábamos todos desnudos, y vi como Marimar se estaba ya comiendo el coño de Lara y viceversa. Es ese momento, mi amo pidió silencio y en voz alta dijo:

  • Queridas amigas y amigos, ya sabéis que soy de pocas palabras en estos actos. Hoy nos hemos reunido aquí para celebrar un acto especial, os anuncio que por primera vez desde que está conmigo ¡mi perrita Lulú está preñada! Con esta preñez, ya sabemos que tenemos una nueva perra reproductora a nuestro servicio, como antes lo ha estado Marimar con dos abortos, y ahora Lara que le dará una hija/nieta a su padre.

Pero además, os convoco también a todos para mañana celebrar otro acontecimiento, Lulú nos va a aportar una nueva perra, ¡su hermanita Sissi!** Como sabéis, a Lulú la he elegido yo como mi perrita personal y doméstica, pero tanto ha insistido Sissi en ser también mi perra, que la he aceptado como perra callejera y totalmente reproductora. De la misma manera que todos nosotros hemos mamado durante años de las tetas llenas de leche de nuestras mujeres, también de la putísima Marimar, ahora empezaremos a hacerlo de Lara, y próximamente de Lulú, Sissi nos va a dar años continuos de leche, y no dejaremos que sus tetas dejen de producir ¿os parece bien? Pues mañana a las 11 de la noche os esperamos aquí. Y Felipe tendrá competencia, ya que mañana traeré a uno de los trabajadores negros, Nkohme, para que todas nuestras mujeres sepan lo que es una polla casi como la de Felipe, pero con solo 27 años y músculos y vicio de sobra.

Noelia, la mujer de Jaime, se acercó a mí, y mientras su mano derecha se posaba sobre mi coño y empezaba a masturbarlo y penetrarlo, su mano izquierda cogía mi nuca y sus labios aplastaban los míos.

Todos los demonios del sexo se unieron a nosotros. No sé cuantas veces fui penetrada, ni por qué agujero, solo sé que todas las pollas fueron mamadas y todos los coños plenamente satisfechos por mi boca y lengua. Hasta yo misma fui a Felipe, para que me follará con ese enorme pollón, ya que si antes lo hacía con otra, tardaría mucho en reponerse. Y a pesar de las veces que había follado con Nkohme, esa enorme polla de Felipe se abrió paso en mi coño con dificultades, pero una vez tocó mi fondo, un alarido de alegría le invadió y me folló como un loco, volviéndome también a mí loca de placer, corriéndome una vez y otra. Hasta Lara se unió a nosotros, y fue la primera mujer preñada con quien yo follaba, mientras ella y su padre se comían a besos, y yo admiraba la preciosa curva de su vientre imaginando la mía.

Cerca de las 6 de la mañana terminé de follar con Felisa y me abracé a ella. Las dos estábamos cansadas, sudadas, solas, y nos sentíamos muy felices. Ninguna de las dos habíamos parado de follar durante la noche, y nuestras manos acariciaban nuestros rostros. La mano de Felisa subió hasta mi calva acariciándola, y me dijo:

  • Siéntete dichosa Lulú, tu amo está muy orgulloso de ti. Vuestros invitados se han ido muy satisfechos, cansados, y totalmente agotados. Menos mal que esta noche Nkohme se sumará a nuestros hombres, o no nos podrán follar por agotamiento. Y todos ellos han sido sexualmente muy complacidos por ti. Ya eres de los nuestros, ahora solo te falta madurar y centrarte en tu doble trabajo: a) cuidar perfectamente de la atención de la casa y b) educar a Sissi. Ya sabes su futuro principal ¡ser reproductora!, y al mismo tiempo, tu chacha doméstica. Y no tengas miedo, yo estaré a tu lado ¡me gustas!

La abracé con un cariño y una enorme gratitud eterna, y poco después se durmió entre mis brazos. Yo la contemplé extasiada admirando su cuerpo casi totalmente tatuado. Y en pocos instantes no me importó lo que me tatuaran a mí, y lo más sorprendente, es que mi pequeño miedo a los piercings por si se arrancaban follando duro, lo perdí. Esos enormes aros en sus tetas que tanto llamaban mi atención, me hicieron mucha ilusión. Y durante largo rato, miré y observé todos los detalles de su cuerpo.

Y muchos de vosotr@s preguntaréis ¿y por qué con lo dormilona que soy no me dormí yo ? Pues simplemente por una razón que estoy segura la mayoría habréis recordado. Al amanecer de hoy, es decir en unos minutos, iba a venir mi pobre hermanita reproductora y mi tatuador. Me levanté de la cama, me arreglé las medias y mi maquillaje, me lavé bien el coño y el culo, me perfumé, y apenas terminé oí el ruido de un coche que entraba en el jardín de la casona aplastando los guijarros. Cogí la fusta y salí a la puerta a esperar a Sissi, mi antigua hermana Adela.

Allí se estaba deteniendo un SUV precioso rojo-nacarado, y a través de los cristales veía a un hombre y a mi ex-hermana Adela que me miraban asombrados, posiblemente por mi desnudez y mi cabeza totalmente afeitada. Yo, con la fusta en mi mano derecha y golpeando con la misma rítmicamente la palma de mi mano izquierda, sonreía.

El tatuador iba a cambiar todo mi cuerpo. Iba a convertirlo en algo así como la Capilla Sixtina del follaje y la perversión. Y mi ex-hermanita iba a ser cambiada por mí, para convertir su cuerpo en un cuerpo reproductor, y sus tetas en un almacén perpetuo de litros y litros de leche diarios, para todos aquellos y éramos muchos, que deseábamos suministrarnos de leche materna de calidad. Ni me acordaba de cómo era y cuál era su sabor, pero si fuese posible, tampoco me importaría nada hacer crecer y reproducir a las generosas tetas de mi madre ¡incluso mi padre se podría acostumbrar a mamar de su esposa y su hija "pequeña"! Y por qué no? Mi madre era muy buena cocinera.

Primero bajó el conductor y me saludó diciendo:

  • Hola, soy Paco, el tatuador amigo de Pascual ¿eres Laura?

  • No, aquí no hay ninguna Laura, soy Lulú, la perrita doméstica de Pascual. Bienvenido.

Mi ex-hermanita bajaba lentamente, con los ojos muy abiertos y los oídos más abiertos aún. Me miró detenidamente en silencio y se dirigió al portón trasero, lo abrió y sacó un maletón y una gran bolsa. Avanzó con el maletón y tiró la bolsa al suelo diciendo:

  • En esa bolsa está todo lo tuyo que me encargó tu amo.

Yo miré a Paco y le dije sonriente:

  • Paco, por favor ¿serías tan amable de meter tu coche en el garaje que está en la parte posterior? Puedes aparcarlo donde mejor te venga, siempre que no obstaculices maniobras de otros. Luego te vienes por aquí.

  • Por supuesto Lulú, así lo haré -me dijo sonriendo-

La pija de mi ex-hermana seguía caminando hacia la entrada de la casa arrastrando su maletón. Me crucé con ella sin mirarla como si yo fuese a coger la bolsa y apenas me sobrepasó, me giré y con todas mis fuerzas golpeé con la fusta la parte baja de su espalda. Su cuerpo se arqueó hacia atrás de forma violenta. Soltó el maletón y un enorme alarido salió de su garganta. Excitada por cómo dobló su cuerpo hacia atrás y el alarido, golpeé sus glúteos tres o cuatro veces. Y la pobre imberbe, dejándose caer al suelo de rodillas, me dijo sollozando:

  • ¡No me pegues más! Haré todo lo que me diga mi amo, pero no me pegues más.

Pero sí la golpeé. La golpeé con todas mis fuerzas, con toda mi rabia contenida esas últimas semanas. La golpeé con el ánimo de demostrarle quién mandaba allí. Nuestro amo era su amo reproductor, pero yo era su AMA doméstica. Era a mí a quien debía más respeto, y yo era quien debía instruirla, y así se lo dejé claro:

  • ¿Acaso no acordaste con el amo que yo era tu superiora natural? ¿Acaso ves aquí a alguien que no sea yo? ¿No eres tú la perra callejera que tiene que servir a mis órdenes? Coge tu puto maletón y la bolsa con mis cosas y las dejas dónde yo te diga y ¡o haces lo que yo te diga y como yo te diga, o te romperé hasta el último hueso! Aunque también puedes hacer otra cosa, irte de aquí ahora mismo, volver a pie o en autostop a casa, y olvidarte para siempre de Sissi.

Adela me miró con un odio y una rabia que nunca había visto en su rostro. Se fue levantando lentamente mientras se acariciaba el culo y la espalda como podía, retrasó unos pasos para coger mi bolsa, se agachó para coger el asa del maletón, y con los dos bultos echó de nuevo a andar, pero nuevamente la paré de un golpe en sus muslos:

  • ¿Dónde vas así perra? Tú no puedes entrar en la casa vestida, desnúdate totalmente. Has venido para ser una perra callejera ¿has visto en las calles alguna perra vestida?

Mi hermana me miró con odio y con los ojos llenos de lágrimas, pero empezó a desnudarse mientras yo avanzaba hasta la casa. En la puerta estaba una feliz y sonriente Felisa, que al llegar yo, me dio un beso en los labios y me dijo suavemente:

  • Enhorabuena Lulú, así me gusta, que marques el territorio desde el primer segundo. Nunca le des ni un milímetro de libertad, y nunca te fíes de ella, ¡no me gustan sus ojos!

Le sonreí y miré hacia mi hermana que estaba recogiendo su ropa en un bulto, pero seguía llevando sujetador y tanga. No le dije nada, pero al llegar a mi altura, un enorme fustazo cruzó sus glúteos ya marcados.

  • ¿No te he dicho totalmente desnuda? ¿Tantos años follando y aún no sabes lo que es estar desnuda?

Se quitó entre lagrimas las dos piezas de ropa suplementarias, y por fin Sissi entró a servir en la casona. Y al quedar totalmente desnuda, miré y admiré su cuerpo. Era unos 3 cm más alta que yo, pesaba 7-8 kilos más, y sus tetas eran impresionantes melones-sandía con unos pezones relativamente gruesos. Y por dentro me llenó una sonrisa traviesa. Dado que estaba destinada a ser reproductora, dejaríamos sus tetas llenas de leche durante años. Ya sabéis, embarazos, cápsulas y gotas. Sus tetas siempre llenas... y dentro de pocos años, sus tetas serian enormes, pesadas, y poco sexis, pero siempre proveedoras de magnífica leche humana ¡una delicatesen! Y entonces Felisa me dijo:

  • Aparca un rato a Sissi en la cuadra, porque tu amo ha ordenado que tu habitación sea para ella, y tú te traslades a la suya. Me siento muy orgullosa de decirte que desde hoy, compartirás cama y mesa con tu amo. Ya eres su perrita doméstica, y Lulú, no olvides este paso nunca, porque desde hoy, tus obligaciones son muchísimas, pero estamos seguros que las podrás hacer. Vacía tu cuarto y lleva tus cosas al de tu amo ¡al tuyo desde ahora! Y Paco a la habitación que ya tenía preparada.

Y vi a Paco parado en la entrada con una bolsa en su mano, que me decía:

  • ¿A quién tengo que tatuar, a una o a las dos?

  • De momento solo a mí Paco y muy tatuada además?

  • Pues Sissi está de puta madre ¡menudas tetas! Podría hacer maravillas con su cuerpo... aparte de las sexuales. Y tu cuerpo Lulú es precioso, muy armónico.

  • Paco, si te gusta Sissi te la puedes follar ahora mismo. Tenéis 45 minutos hasta el desayuno y puedes usar todos sus agujeros, no te negará ninguno ¿no es así Sissi? Detrás de esa puerta tenéis una enorme cama, y mientras, prepararemos las habitaciones y el desayuno. Por supuesto, sin condones.

Y cuando yo me iba hacia la cocina, oí cómo Paco decía por lo bajini:

  • Pobre Sissi, si fuese inteligente, saldría de aquí corriendo aunque fuese en pelotas, tal cual. Y sin maleta.

Y yo sonreía intensamente mientras le daba mentalmente la razón a su comentario. Sissi ya estaba en la casona ¡ya era mía!