Me entregué a la sumisión total - V

Nací obediente, crecí obediente y me convertí en obediente "cum laude".

- ¿Y por qué yo? ¿Y por qué a mí?

Esta pregunta, con la que terminé mi capítulo anterior, me martilleó todo el resto del tiempo que estuve en el camastro después de ser follada más de veinte veces. Yo nunca había sido una cabra loca, como mi hermanita, sino más bien una chica obediente, buena estudiante hasta que me entregué a Ramón, mi ex-amo. Y el entregarme a él, supuso el fin de mi asistencia normal a mis clases y el inicio de una vida sexual salvaje, pero siempre a las órdenes de mi amo. Mi ex me vendió al amo actual, Pascual, y yo creí que, más o menos, sería lo mismo, follar, follar, follar...

Pero mi nuevo amo quería de mí más, mucho más (leer capítulos anteriores). Que fuese su perrita doméstica, su amante, la madre de sus hijos, fuese quien fuese su padre real... y que entrenase a mi hermanita para convertirla en mi perrita callejera, en mi sierva, en mi ayudante. Una especie de robot de cocina para uso casero. Es más, mi amo me había traído su ama de llaves para que me convirtiese en una versión suya, nueva, y ¿mejorada? Y cada segundo que pasaba, la cagaba yo una y otra vez, porque ¿qué es lo que realmente quería mi amo, de una tía como yo?

Joder, ¡pero si lo único que yo sabía hacer era follar! -y lo hacía muy bien- ¿Cómo cojones me iba yo a encargar de dirigir una casa y de mantenerla limpia, una cocina preparada y su despensa llena? Yo sabía lo que eran acelgas, brócoli, espinacas... porque en el super venían en bandejas, y las bandejas lo decía. Y sabía lo que eran las zanahorias, porque muchas veces me las metía en el coño y el culo en el inicio de la dilatación de mis agujeros, pero ¿cómo distinguir entre una col y una coliflor en una tienda a granel, sin empaquetar? Y ya me diréis qué se hace con unas acelgas que, entre el rabo y la hoja miden más de medio metro ¡y te las dan sin lavar, ni cortar!

Pero antes de darme cuenta de nada y metida en estas elucubraciones domésticas, una sonora bofetada golpeó mi mejilla y me levanté de golpe... sin pensar en lo que pesaba la maldita cadena que Nkohme me había vuelto a poner ¡y ahora, quien me pegaba era la nueva, la Felisa, que me tenía que hacer ama de casa... a bofetadas por lo visto!

  • ¡Maldita perra! -me dijo- casi son las 8 ¿quién va a hacer el desayuno de tu amo? ¿por generación espontánea, o esperas al hada madrina que te dé una varita mágica? Yo solo estoy para enseñarte, pero no para hacer tu trabajo, y esto son ya 10 latigazos.

Fue hablarme de los latigazos y levantarme como un rayo. Pero como todos los rayos caen de las nubes a la tierra, yo, que estaba en las nubes pensando, me caí a tierra porque de nuevo no pensé en el peso de la cadena, y me pegué un golpe de cojones en el codo derecho. Agarré la cadena y fui hacia la casa lo más rápido que pude. Aquello estaba vacío de los jornaleros. Y la mesa de la cocina también. La puta de Felisa no había puesto ni un mal plato. Claro ¡teniendo perra, para qué quieres tú hacer nada!

Solté la cadena, me lavé las manos, y me puse a preparar lo que fuese... y lo que fuese es que en la nevera solo había un poco de panceta, queso y un huevo. Como sabéis, la comida que compré en el pueblo, en el pueblo estaba aún. Ya os podéis imaginar a quien puse el huevo frito. A Felisa desde luego NO. Hice unas tostadas con ajo, tomate y aceite, la panceta, y el queso fundido encima de la panceta, y para mi amo el huevo frito. Café con leche y zumo de naranja exprimido a mano ¡y mano de santa!, porque fue terminar y entró mi amo a desayunar. Recibí los 10 latigazos de Felisa, pero evité los de mi amo y sobre todo, volver a pasar la vergüenza de ser para él, un trasto inútil, una perra callejera sin educar. Cuando terminó su desayuno, me dijo:

  • Lulú, Felisa te dirá dónde hay dinero en esta casa. Siempre tendrás dinero en ese sitio. No tendrás que justificarme nada de los gastos, tabaco, tus gastos en cafeterías y tiendas, tus compras para la casa, la deuda de anoche... pero como alguna vez me entere, vea, o compruebe, que falta dinero, o lo has robado, te mato. Piensa lo que quieras, pero te mato. Y por supuesto, ni Sissi ni nadie, tendrá acceso a ese dinero. Solo yo, Felisa y tú ¿crees que lo tienes claro?

Pues no. No lo tenía claro. Toda mi vida hurgando en el monedero de mi madre y la cartera de mi padre, y luego intentando robar a Ramón parte de lo que Ramón me robaba a mí, pagándome poco por trabajar de puta para él ¡y ahora me iban a dar a custodiar el dinero de mi amo y gastármelo sin necesidad de justificar! Joder, pues no lo tenía nada claro, porque si algo me gustaba pero no era imprescindible ¿podía gastarme ese dinero, o eso era prescindible?

Estaba desconcertada y algo desorientada. Retiré todo lo del desayuno, lo limpié y fregué todo, y me subí a mi habitación. Me di una buena ducha y cuando estaba terminando de secarme, entró Felisa sin llamar, se sentó en la cama y me dijo que dejase la toalla y que me exhibiese ante ella. Durante unos minutos caminé, posé ante ella, le enseñé mis tetas y mi culo a pocos centímetros de ella, y de repente, se sube su falda hasta la cintura. Llevaba unos pantis muy abiertos, coño perfectamente depilado, y seis aros en sus labios genitales, y me dice:

  • Chupa perra, chupa con ganas, porque quiero saber qué sabes hacer con una mujer y cuanto tiempo tardas en hacerme correr. Tengo que evaluarte y corregirte.

Y como yo no sabía salir de un lio sin meterme en otro, pues me arrodillé ante ella y apliqué mi boca con todas mis ganas de hacerla correr como loca en 15". Pero me encontré con una puta mejor que yo, Yo venga con la boca, venga con la lengua, luego empecé a jugar con mis deditos por fuera y por dentro... ¡y la hijaputa sabía cómo moverse para que su clítoris y cueva no se estuviesen quietos ni un instante! Si mi lengua iba por un sitio, su clítoris subía al monte o bajaba del monte, pero no se estaba quieto ¡y todo esto simplemente moviendo la parte interna del coño!, la externa casi no la movía. Y en esos largos minutos, más de un cuarto de hora, aprendí el para qué sirven las bolas chinas y los consoladores metálicos pesados, anales y vaginales. Para que el cuerpo femenino sepa controlar perfectamente todos los músculos internos. ¡Seguro!

Nunca me había cansado tanto en hacer correr a una tía, al menos, Felisa me felicitó porque otras se hubiesen rendido y yo no lo hice. Me vestí, y bajamos a un rincón del despacho privado donde él estaba trabajando, y abrió una puertecita y un cajón con una llave que sacó de su cuello. Dentro habían más de 2000€ en billetes de 50€ y de 100€. Me dio dinero para pagar la compra del día anterior y para que me comprase algo para mí, pero solo pantis abiertos, microfaldas, tops y camisetas traslucidas y escotadísimas. Y si veía algún zapato de tacones altos y finos, que comprara un par de 10 y de 12 cm, o los encargase. La esposa del alcalde se llamaba Noelia y la hija, que llevaba la tienda de modas y complementos, se llamaba Marimar. Las dos eran bisexuales, y acompañaban a su marido y padre a muchas orgías. Por supuesto, los tres tenían relaciones incestuosas.

Y allí estaba el carro lleno con la compra. Se la pagué a Noelia y ella, acercándose a mí y mientras metía su mano por debajo de mi falda, al tocar mis gruesos aros, me la levantó y mirándolos y tocándolos con fuerza, me dijo:

  • Joder putilla ¡menudos aros y pesados! Anoche mientras te follaban en el bar, veía esos aros y me llamaron la atención, pero no me imaginaba este peso. Tengo que follarte pronto, pero no entres ahora al bar, hay dos que te follaron anoche, pero los demás no saben nada de estas cosas placenteras, ya sabes ¡son de pueblo!

Me dio un besazo y volvió a ponerse entre la caja y la puerta que comunicaba con el bar, posiblemente para que no entrase. Fui a la tienda de su hija Marimar, que me estaba esperando y me hizo una seña. Entré por el portal de una casa y directamente en la tienda, que como no era de productos de primera necesidad, no podía abrir. Marimar era casi de mi edad y me dio un besazo de muerte, mientras su mano agarraba mis aros vaginales y moviéndolos un poco me decía:

  • ¿Te molestan, te duelen, te dan placer al follar o te hacen daño? Joder ¡cómo pesan!

Yo vi que estaba frita por follarme y me dejé ¡al fin y al cabo, uno de mis trabajos de perrita es dejarme follar... y si encima me dan placer! Pero Marimar era una gran viciosa y tal y como nos comíamos las dos, me hizo preguntarle si podíamos estar en algún sitio "mas horizontal". No tardamos nada en subir a una habitación y follarnos plenamente las dos. Pesaba unos 10 kilos más que yo y estaba llena de tatuajes. Los piercings le daban miedo. Y no tuvo ningún reparo en enseñarme y señalarme, los tatuajes que le pagaron sus padres cuando la desvirgaron lésbica, anal, y vaginalmente. Incluso había uno precioso en recuerdo de su primer aborto.

Sus tetas eran increíbles y sus pezones tan sensibles como los míos o más. Nos comíamos a besos, mordiscos de los de verdad, las tetas las aplastábamos con nuestras manos cerradas a tope, nuestros clítoris ardían por culpa de los verdaderos mordiscos que nos dábamos, nuestras manos no se cansaban de jugar con el coño de la otra, penetrando nuestros deditos dentro del culo ajeno... y nos fuimos corriendo una y otra vez. Hasta que agotada, vi la hora que marcaba el reloj, y tuve que poner fin a nuestra aventura sexual, prometiéndole que nos dedicaríamos unas horas para nosotras solas.

Me compré una faldita amplia y una ajustada flexible que solo tapaban mi culo, varios pantis muy abiertos y dos camisetas. Unos zapatos de 10 cm de tacón finísimo y encargué otros de 12 cm, y también me llevé unas botas muy ajustadas y flexibles hasta las rodillas de tacón de 10 cm. Se lo pagué todo y cuando me iba a ir, me dijo que me esperase y me regaló otra falda como la que compré y otra camiseta espectacular, nos dimos un besazo y me marché con un poco de pena. A esta chica me la tenía que follar sin prisas. Cargada con todo volví a la casona y lo guardé todo ante la atenta mirada de Felisa y también guardé el dinero. Y cuando me di la vuelta, feliz por cómo lo había hecho todo tan bien, Felisa me soltó otro guantazo moral.

  • Y ahora ¿puedes decirme Lulú, cuánto dinero hay en el cajón?

  • Pero Felisa ¿y eso qué nos importa... ?, hay de sobra.

  • Te he dicho y sabes, que eres la responsable del dinero, y te aseguro que Pascual te hará sufrir como le robes. Si no sabes el dinero que hay ¿cómo sabrás si alguien te roba? Debes comprarte una pequeña libreta de apuntes y apuntar todo lo que hay, y luego, todo lo que vayas sacando, poniendo y gastando, y de esa manera, siempre sabrás lo que hay. Y sabrás si te puede faltar dinero para que el amo lo pueda reponer a tiempo, o no podrás comprar por falta de dinero.

Dioses del Olympo. ¿Qué cojones tengo que hacer para poder aclararme? Vale, soy una perrita de lo que sea ¿es que no pueden follarme, preñarme, usarme, pegarme los latigazos que sean, y que de esas chorradas del dinero y la cocina se encargue otra? ¿Es que no ven mi amo y Felisa que yo no sirvo para eso? ¿Por qué de eso no se encarga la perra de mi hermanita? Pero fue pensar en mi hermanita, y pensar que esa si tenía unos dedos más largos que yo y jamás me fiaría de ella, pero si el dinero lo controlaba yo... yo controlaría también su vida y todo lo que hiciese. Y se me pasaron los nervios.

Felisa no me dejaba vivir y constantemente se tocaba el reloj para que yo mirase el mío y me diese cuenta de la hora que era. Mi cabeza era un caos auténtico. Intentando poner orden en mi cabeza siempre desordenada. Que la nevera siempre estuviese llena de lo que realmente necesitábamos, haciéndome calcular cuánto íbamos a necesitar de cada cosa. ¡Incluso me hice yo misma una lista de comidas para toda una semana! Primeros platos, segundos, postres, tipos de ensaladas... Poco a poco iba sabiendo lo que gustaba y disgustaba a mi amo. Y al mismo tiempo cumplía sus órdenes: Después de cenar follaba a solas con Nkohme en la cuadra, pero no en la maldita paja, sino en un enorme camastro que habían fabricado para mí. Y luego me traía a dos de sus amigos. Y por supuesto, Felisa y yo follábamos cada vez más y más violentamente.

Dos días más tarde, después de follar con ella y de quedar las dos muy sudadas y agotadas, me quedé tumbada en la cama, con mi mente liberada de todo, sin pensar en nada mientras ella se vestía. Y al preguntarme ella por qué estaba yo tan vaga, la miré con un poco de tristeza y solo le dije:

- ¡Estoy preñada!

Ella me miró con asombro y solo me contestó:

  • ¿Y cómo lo sabes?

  • Porque hace unos 14-15 meses también noté los mismos dolores en mis pezones, y ayer y hoy me los has destrozado y no veas cómo me duelen. Fue mi primer embarazo, y los síntomas son los mismos.

  • ¿Y qué hiciste?

  • Lo que hacemos todas cuando no queremos el hijo ¡abortar!

  • Pues tienes que decírselo al amo antes que a nadie. Él debe ser siempre el primero.

  • Pero ¿cómo se lo digo? No sé si le sentará bien o mal que esté preñada tan pronto. No sé si ahora que viene mi hermanita perderé sus favores o no. Llevo desde ayer tarde muy nerviosa y no sé qué hacer, ni cómo hacerlo.

Felisa se sentó en la cama y por primera vez en mi vida sentí, en su voz, que tenía algo así como una madre que cuida a su hija. Y poco a poco me fue diciendo:

  • Lo que te voy a contar ahora Lulú, quedará siempre entre las dos, o yo haré, y no Pascual, que dejes de ser su perrita. Yo fui durante 28 años la perrita de su padre, le di dos hijas de las que nada te importa a ti y aborté multitud de veces. Cuidé de Pascual, le ayudé a convertir en perrita a su mujer, hasta que le engaño con su mejor amigo, y no solo se marchó de su lado, sino que le arrancó lo que él más quería, su hija, y ya sabes lo que quiere hacer con ella y eso será ya labor tuya. Fui su perrita, su amante, su esposa y la mujer que realmente cuidó de su hijo. Por eso tengo el poder que tengo con él.

Y entonces hizo algo inesperado, con sus dos manos metió los dedos pulgares debajo del pelo y se lo quitó ¡era una peluca y su cabeza estaba totalmente afeitada! Las dos nos miramos intensamente a los ojos y las dos nos abrazamos riéndonos y acariciando nuestras mondas cabezas. Minutos después me siguió diciendo:

** ¿No te estamos educando para que, siendo su perrita, cumplas todas sus órdenes? ¿Acaso no te ha dicho que serás madre de hijas, sean de quien sean y abortarás las veces que no desee hijos? Estos días te han follado más de 250 veces y algunas pollas son increíbles. Con Nkohme follas todas las tardes más de una hora y parecéis unos amantes desesperados de encontrarse. Los dos termináis felices y agotados. Estás encantada de follar con él y sé que le esperas porque a esas horas miras más el reloj que el resto del día, señal de que le estás esperando para que te meta ese pollón de caballo que tiene ¡y el amo os lo permite! ¿cómo no vas a estar preñada?

Ve a tu amo, ponte de rodillas a sus pies y dile ¡amo mío, estoy preñada!** Esta perrita que tienes a tus pies está preñada de su primera camada. Cuando lo estimes conveniente, ya me dirás si quieres que aborte o que tenga el hijo, para cuidarlo o para que lo adopten. Pero esta perra, Lulú, está cumpliendo y cumplirá todos tus deseos. Tú eres mi amo y yo soy tu perra para servirte.

** Lulú, lo estás haciendo todo bastante bien. Piensa que hasta que yo llegué, tú no tenías ninguna experiencia en administrar una casa. Siéntete orgullosa de lo que eres y lo que haces, demuestra a tu amo y a sus amigos, que la confianza depositada en ti te la estás ganando. Y ahora descansa un poco y luego prepara la cena -y dándome un beso, se levantó, cogió su peluca y salió-

¿Cómo explicaros ahora cómo me sentí mientras oía todo eso y veía su monda cabeza, que ella misma se afeitaba a pesar de los años de la muerte de su amo? Joder con Felisa ¡había sido la perra del padre de mi amo y le había dado dos hijas! Y sin embargo, mi amo le hablaba con respeto y cariño ¡se lo había ganado! Y yo ¿por qué no me lo podía ganar también? Estuve así casi dos horas sin beber, ni fumar, casi sin moverme, solo pensando. Y cuando me levanté y vestí, lo hice sonriente. Me sentía plena. Dichosa.

Era muy consciente que ese día había cambiado mi vida para siempre. Las casi tres semanas pasadas en la casona, la cantidad de pollas que habían entrado y descargado dentro de mis agujeros, incluso ahora coños, el saber qué es lo que mi amo deseaba de mí, el tener que amaestrar y enseñar a mi propia y puta hermanita de los cojones, y la conciencia cierta de que estaba preñada, me hizo tomar la más radical posición en mi vida ¡fui plenamente consciente de mi adultez, y desde ahora, sería adulta para todo, fuese lo que fuese! Y cuando llegué contenta y sonriente a la cocina, abracé por la espalda a Felisa, giré un poco su rostro y estampé en él el mas cariñoso beso que nunca había dado mientras le decía:

  • Gracias Felisa por todo. Tienes razón, voy a tomar las riendas de todo. Sé que muchas veces la cagaré, pero siempre iré hacia delante, y con la cara levantada. Orgullosa, muy orgullosa de ser Lulú.

Y sinceramente, sus ojos brillaron. Y me juré no defraudar nunca a esa mujer, que me estaba enseñando a mí, a ser verdadera mujer además de perra, ya no solo una cría folladora.

Cuando mi amo y Felisa terminaron de cenar la buena cena que les preparé (siempre supervisada), acerqué a mi amo su caja de puros, su café, su coñac, las copas que llené generosamente, y me arrodillé ante él, torso erguido, las palmas de mis manos en las rodillas, frente a Felisa para que me viese, miré a mi amo y pedí permiso para hablar:

  • Amo mío, sobre todo, quiero darte las gracias por haberme comprado como perrita tuya. Sabes bien que siempre haré lo imposible para no defraudar tus esperanzas. Soy una perra totalmente imperfecta pero que cada día hace todo lo que puede para ser mejor, para servirte mejor. Y hoy, aquí, ante ti y mi maestra Felisa, quiero decirte que creo que he cumplido uno de tus deseos ¡estoy preñada! -dije muy sonriente-

En esos momentos mi amo estaba fumando, sacó el puro de su boca y mientras su aromático humo se extendía, me miró con sorpresa, miró a Felisa que estaba con los ojos brillantes y esta asintió.

  • ¿Tanta leche te hemos metido?  -me dijo todavía sorprendido-

  • Tengo los mismos síntomas de mi embarazo anterior. Los pezones me tiran y me duelen una barbaridad, los tengo muy sensibles. Mañana puedo ir a la farmacia y me compraré el reactivo para hacer el test y así saberlo seguro.

Mi amo me miró, miró a Felisa y esta asintió de nuevo, mientras ponía una mano suya sobre la mano que mi amo tenía sobre la mesa. Me miró de nuevo y me dijo:

  • Desnúdate totalmente, ponte los tacones que te has comprado, coge uno de los puritos que se fuma Felisa y pasea por aquí. Exhíbete y exhíbenos tu cuerpo.

Me quedé, una vez más, sorprendida pero asentí. Subí a mi habitación, me desnudé totalmente, y bajé con los taconazos que me había comprado. Llegué al comedor y lo vi vacio, pero oí voces en la salita y allí me fui, y allí estaban los dos ¡y Felisa estaba totalmente desnuda y sin la peluca! Su cabeza totalmente afeitada, aunque sus cejas estaban pobladas de pelo cuidado. No la miré directamente. Cogí un purito y empecé a fumarlo, me paseaba por la sala, y al notar que estaba sonando música tenue, de vez en cuando bailaba un poco a su compás. Cuando casi me había fumado medio purito, Felisa se levantó y se puso frente a mí.

Y entonces vi todo su cuerpo. Cuando habíamos follado, había visto todos sus muchos tatuajes, muy discretos cuando estaba vestida, pero ahora veía también la enorme cantidad de piercings que adornaban su cuerpo. No creo que tuviese menos de 50. Incluso en cada una de sus tetas habían 4 enormes aros que las atravesaban, pero los pezones estaban sin atravesar. Se acercó sonriente a mí y al llegar, puso su mano derecha sobre mi coño y empezó a masturbarme mientras me introducía dos dedos. Su mano izquierda cogió mi desnuda cabeza, y sus labios aplastaron los míos.

Yo hice lo mismo y sentí un escalofrío. Es como si nunca hubiese tenido relaciones con mujeres y esta no solo fuese mi primera vez, sino que además fuese muy especial por alguna razón. Los besos eran cálidos, largos, con mucha y tranquila lengua, mientras nuestras manos jugaban con nuestros coños. Sus dedos tiraban de mis aros y yo jugaba con los varios aros que rodeaban sus labios vaginales y su monte de Venus. También yo introduje mis dedos dentro de ella y jugaba con la enorme bola que atravesaba su clítoris. Pero Felisa era la experta y yo la inexperta.

Tuve mi primer orgasmo con un enorme estremecimiento y abrí los ojos para mirar a mi amo ¡y se estaba masturbando como loco! Y me sentí feliz. Estaba consiguiendo que mi amo disfrutase, que Felisa disfrutase y que yo desfrutase también. Volví a cerrar los ojos y me entregué a darle placer a mi maestra y amante femenina, Metí mis dedos invertidos dentro de su coño, agarré los laterales del clítoris y empecé a rozar, estirar y masajear ese clítoris... y Felisa empezó a gemir. Instantes más tarde, las dos nos corrimos, pero no lo dejamos. Cuando un rato después las dos nos corrimos nuevamente en pocos segundos de diferencia, las dos nos quedamos abrazadas, dándonos besitos, totalmente sudadas y cansadas. Felisa se fue al sillón y yo me senté en el suelo ¡no podía más!

Y mi amo se acercó a mí con una copa de coñac llena hasta casi el borde, me la dio junto con un beso en mi desnuda cabeza y se sentó de nuevo, metiendo su polla dentro del pantalón. Y cuando vio que yo ya estaba casi repuesta, me soltó otra bomba:

  • Lulú, veo que Felisa tiene razón, vas a ser una perrita especial, posiblemente costará un poco enseñarte, pero vemos que pones mucho de tu parte y lo estás haciendo bien. Así que la noticia de que estás embarazada, la vamos a celebrar dándote dos noticias: Pasado mañana sábado, de madrugada, llegará Sissi, la nueva perrita, pero con ella llegará un amigo mío que ahora está sin poder trabajar por culpa del virus. Es uno de los mejores tatuadores que conocerás. Todos los días le dedicarás el tiempo necesario para que tatúe tu cuerpo y no será con pequeños tatuajes, sino con tatuajes nada discretos, incluso estoy pensando en uno para toda tu espalda. Incluso tus tetas serán tatuadas. Del cuello abajo, tú serás un enorme museo pictórico.

** Pero además, te iremos llenando de piercings. Pocos de ellos fijos, como Felisa. Posiblemente ninguno en el clítoris, no quiero que pierda la gran sensibilidad que tiene que te hace correrte tantas veces, me gusta verte agotada como ahora. Felisa es un buen escaparate para ti, pero los gustos decorativos de mi padre no son totalmente míos. Iré decidiendo, con su total asesoramiento.

** Y como me has dado hoy una gran noticia, y estamos además tan aburridos encerrados, lo tendremos que celebrar. El viernes noche celebraremos una orgia con mis amigos del primer día, más la esposa y la hija del alcalde y la hija de Felipe que está ahora preñada de su padre y de 14 semanas. Y el sábado noche una muy especial, con la nueva perrita Sissi, el tatuador y Nkohme, que delante de todos nosotros, abrirá, junto con Felipe, los agujeros de Sissi como ella jamás ha pensado. Y esa misma noche, le pasarás a tu sumisa ese collar de perra que llevas y la cadena que tantos días has llevado. Llevarás un nuevo collar y tu nombre tatuado entre tus tetas.

** Y ahora ve a que te folle Nkohme. Sé que te gusta follar con él, pero no estés hoy demasiado tiempo, cuando termines lo recoges todo y subes a mi habitación, te estaré esperando para pasar la noche contigo y felicitarte por el embarazo. Y de eso, ni una palabra a nadie mientras yo no lo diga públicamente.

Me levanté satisfecha mientras veía a Felisa sonreír, y salí de la casa para ir a follar con Nkohme, pero este me estaba esperando fuera de la casa y entramos en la cuadra y fuimos a follar al enorme camastro. Y sí amig@s, el bestia de Nkohme con su enorme polla y su falta total de atenciones o escrúpulos, me atraía salvajemente. Despertaba en mí un enorme deseo de ser follada, aunque cada una de sus penetraciones casi me rompía mis músculos, por las dilataciones brutales de ano y vagina. Pero también sus besos eran a la vez salvajes y placenteros, con una lengua enorme.

Tal y como me cogió, no tenía ganas de mamadas, apuntó su polla en mi vagina y no tuvo que empujar demasiado para que fuese penetrando hasta el fondo. Mi respiración era entrecortada y agitada, nos besábamos apasionadamente y sentía, al acariciarle, que no acariciaba a un desconocido, sino a un hombre con el que estaba follando locamente. Su pollón rozaba y aplastaba de tal manera mi clítoris que no tardé en correrme. Y como de costumbre en él, sacó su pollón de mi coño, me levantó las piernas, y empezó a meterlo de nuevo, pero por el culo.

Pero cuando me dan por el culo, no me gusta dejar el coño tranquilo, así que empecé a masturbarme yo, mientras miraba sus oscuros ojos y piel. Pesaba al menos 40 kilos más que yo. Era como la bella y la bestia en versión casera. Y la polla de esa bestia estaba dentro de mí, dándome placer, dándome dolor, moviéndome sin parar. Mi cuerpo se movía por su fuerza, pero yo también me movía para ajustar mis cadencias a sus ritmos. Y cuando yo ya me había corrido tres veces, Nkohme explotó dentro de mí con un grito salvaje que me asustó, pues nunca lo había hecho. Se abrazó un rato a mí, y al desacoplarse para marcharse, me dio un beso en mi calva cabeza mientras me decía:

  • Yo querer un hijo tuyo ¿tú querer darme hijo a mí? Yo cuidar de los dos ¡yo jurar!

Enormemente sorprendida, me fui corriendo a mi habitación, me duché intensamente, y al enjabonarme la cabeza me reí. Por primera vez me di cuenta de lo práctico que era tener la cabeza afeitada. No tenía que lavarme el pelo, no me importaba si me meaban o llenaban de semen, solo unos segundos bajo la ducha me dejaban la cabeza limpia y con una simple toalla me secaba. Me miré en el espejo y me encontré maravillosa, divina. Pasé mi mano por mi cabeza y noté una pequeña, muy pequeña, siembra pelusa ¡nada que mañana mi amo no pudiese arreglar con su navaja de afeitar!

Y pensé en Felisa, en el cariño y la atención que me estaba dando y lo apasionada que era en el sexo. Y me prometí ser como ella y estar entregada toda mi vida a mi amo.

Me perfumé discretamente, y mientras me ponía los taconazos para bajar así desnuda a la habitación de mi amo, volví a mirarme en el espejo y no solo me encontré distinta con mi nuevo rostro, sino guapa. Me miré y admiré, y me prometí entregarme a hacer feliz a mi amo. Pero cuando apagué la luz y todo se hizo negro, pensé en Sissi ¡mi puta hermana! Y sonreí pensando en las pollas de Felipe y Nkohme ¡qué ganas tenía de verla llorando con esas pollas clavadas a tope rompiendo sus agujeros!

Y yo siendo la estrella presumiendo de embarazo

¿O no?

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Gracias a tod@s por vuestras cartas y no, no he estado enferma. Solo he estado de viaje obligatorio. Y prometo contestar a todas las preguntas, pero si antes de hacerlas leéis todos los capítulos, muchas preguntas no me las haríais ¿los leeréis? Besitos.