¿Me enseñas?
Enderezó el flogger y zas descargó con fuerza entre mis piernas, sentí un calor y un cosquilleo que me dobló las rodillas mientras gemía ¿de dolor? No !Dios que placer!
Estaba en la ducha disfrutando del agua calentita, tuve que forzarme a salir de la ducha para vestirme o llegaría tarde al trabajo.
Llevaba casi diez meses disfrutando de una nueva vida, gracias a mi mejor amiga Eva.
Dos días después de mi separación me llamó como tantas veces; y como tantas veces le conté todo y juntas terminamos llorando. Dos días después la tenía ahí, forzándome a tomar la mejor decisión que podía tomar.
Una semana después estaba instalada en un precioso apartamento en el centro y un nuevo trabajo, todo gracias a Eva.
De eso habían pasado ya diez meses en los que cada día le daba las gracias por ello, por sacarme de esa dura espiral en la que me había metido tras mi nefasto matrimonio.
Estaba llegando al trabajo cuando a lo lejos le vi entrar en el edificio, pensé que me había equivocado, pero al entrar en el ascensor le vi… era Bruno el hermano mayor de Eva y mi mayor locura.
-Hola Alexia, ¡cuánto tiempo! –Me dijo besando mis mejillas-
Todo mi cuerpo reaccionó como siempre a su cercanía, pero entró más gente y nos separamos.
Mientras subíamos a la planta recordé la última vez que nos vimos, en la boda de mi amiga.
Ese día me había medio ignorado todo el tiempo hasta que casi al final de la noche me lo encontré en un rincón hablando por teléfono, lo colgó y cogiéndome de la mano me arrastró detrás de las cortinas sin que yo entendiera nada, vi una puerta y él la abrió y me metió dentro. Estaba oscuro y hacia frio, pero pronto nada importó, sentí sus labios sobre los míos y sus manos acariciaron mi cuerpo, no pude más que abandonarme al sueño de mi vida que siempre había sido Bruno.
Sus labios y sus manos encendieron mi cuerpo y durante unos minutos me olvidé de todo menos de lo que él me hacía sentir.
Sus manos bajaron mi vestido rosa palabra de honor y sacó mis pechos acariciándolos mientras su erección rozaba mi cadera, solo dejó de acariciar mis pechos para meterse por la raja de mi vestido y acariciar mi sexo caliente sobre las bragas.
Yo jadeaba incontroladamente cuando las apartó con sus dedos y frotó mi sexo ya húmedo.
Estaba al borde del orgasmo cuando con su boca sobre la mía me dijo “déjalo salir, libéralo” justo antes de volver a devorarme mientras sus dedos friccionaban mi clítoris y me corrí como una posesa en sus dedos; apenas podía respirar mientras el besaba ahora mi cuello.
Entonces igual que había empezado se separó y oí “esto es lo que necesitas, no a un pelele que no te valora y no te dará jamás lo que mereces”, después de eso la puerta se abrió y me dejó allí temblando aun.
Cuando Salí de esa habitación le busque y desde el otro lado me sonrió, mientras oía como él que ahora es mi ex marido me llamaba y entonces decidí en ese instante coger el camino fácil, me giré y fui hacia mi novio. Esa fue la última vez que le vi.
Salimos juntos del ascensor, pero allí estaba Eva que le saludó efusivamente con un beso y un abrazo.
-¿Quieres tomar un café con nosotras? –le dijo ella-
-Lo siento hermanita ahora no tengo tiempo
Me desagradó que no me dijera nada, que apenas me mirara después de las veces que yo había recordado nuestro último encuentro. Me enrabiete pensando que para él había sido como siempre un juego, una manera más de reírse de mí como cuando era más pequeña.
Por eso le dije a Eva con rabia mientras tomábamos el café en su oficina.
-Tu hermano no cambia, siempre tan soberbio.
-No lo es, es buena gente solo que no le gusta demostrarlo
-¿Es de los que salvan gatitos perdidos? –Dije con rabia-
-Alexia el día que me llamaste él estaba conmigo y fue el quien me empujó a venir a ayudarte, al que se le ocurrió que ocuparas el puesto de trabajo y además es suyo el apartamento en el que vives… me matara por decírtelo, pero odio que creas que es una persona vacía cuando no lo es.
-Me acabas de dejar muerta –solo atiné a decir después de oír todo eso- lo siento.
-No lo sientas no lo sabias, él es tan cabezón… y contigo aún lo es más.
En el fondo me alegraba saber que se había preocupado, pensé ya sola en mi despacho y me dije que iba a agradecérselo aun no sabía cómo.
Entonces llegaron unas voces que enseguida reconocí, eran Bruno y su primo que también estaba en la empresa.
-Te he dicho que no la toqué
-Pero resulta que no me lo creo, es más creo que has vuelto para volver a intentar convencerla en la fiesta del sábado, por eso has venido sin compañía. –Dijo el primo-
Tras unos minutos entendí que peleaban por una mujer y que el primo le acusaba de haber vuelto para conquistarla en una fiesta. Bruno le dijo que tenía pareja solo que no sabía si iría a la fiesta. Pero el otro no le creía. En un momento que oí que el otro salía al pasillo a coger una llamada me cole en el despacho de Bruno.
-Escucha un momento…
-Ahora no Alexia estoy en medio de una discusión con mi primo
-Lo sé, es por eso, te ofrezco decirle que soy tu pareja para esa fiesta
-No sabes de que hablas, mantente al margen
-Quiero ayudarte
-¿Porque Alexia?
-Porque tú me ayudaste a mí
-No es lo mismo y mataré a mi hermana
-No lo harás. ¿Aceptas mi ayuda?
-No puedo, además él no se lo creerá, eres demasiado inocente y estirada para pasar por mi novia.
En ese momento en plena ebullición de mi rabieta entro el primo y me sonrió como siempre, la semana anterior me había tirado los trastos.
Bruno me sonrió y me sorprendió su voz melosa diciéndome:
-¿Qué quieres cielo? –sus ojos divertidos me lanzaban sus sospechas de que fuera capaz-
Entonces me armé de valor y di la vuelta, me senté en sus rodillas y le dije:
-A ti cariño, te quiero a ti para mi solita. ¿Te falta mucho aun?
No sé quién se asombró más, el, el primo o yo misma al oír mi voz ronroneándole.
En ese momento bajo su cabeza y busco mis labios desarmándome al segundo, tuve que forzarme a respirar de nuevo al separarse.
-Bueno te dejo con tu primo, luego hablamos de lo del sábado
-¿Vas a la fiesta tú? –Dijo un aun alucinado primo-
-Claro, quien sino.
Salí de allí con las piernas doblándoseme y entre en mi despacho con el corazón a mil por hora. Al momento entro él.
-Alexia ha sido divertido y ha valido la pena, pero ahora me tocara excusarte.
-Quiero hacerlo, necesito devolver lo que hiciste por mí
-La fiesta es BDSM ¿te suena?
-No jodas…
-De eso va nena de joder
Me hundí en la silla y él se rio sin sentirlo.
-Si nena me gusta ese tipo de sexo, me gusta ser un amo y que mi pareja sea sumisa, tú no eres así y no serias capaz –dijo saliendo de mi despacho-
Me quede pensando, busque en internet y de repente pensé que una vez elegí el camino fácil y me salió fatal, pensé en que siempre había deseado a ese hombre, pero al contrario de antes ahora era más adulta, había cambiado y no quería más caminos fáciles… quería volver a sentir lo que sentí en esa habitación con él.
Entré en su despacho y le dije:
-Quiero hacerlo, enséñame a ser tu sumisa y prepárame para esa dichosa fiesta.
-¿Sabes lo que me estás diciendo? Me encantan los retos y convertirte en mi sumisa seria de los mayores de mi vida, además de excitante. Pero no sé si podrás.
-Ya no soy esa niña
-No quiero hablar de esto aquí, ¿podríamos hablarlo en un sitio más privado?
-Esta noche en mi apartamento –me oí decirle-
Ya en casa me di una ducha, esta vez era consciente de como mi cuerpo estaba de lo más excitado. Me vestí obligándome a darme prisa y justo al acabar llamó. Le abrí la puerta y pasó por mi lado.
-Que bien huele, no me digas que has cocinado
-Si ¿no te apetece? –pregunte indecisa, a lo mejor solo esperaba ir al grano-
-Mucho
Me siguió a la cocina mientras me hablaba.
-Nena voy a ser tu amo y tú mi sumisa, ¿sabes lo que eso implica?
-Sí, he mirado en internet.
-¿Porque haces esto?
-Porque te debo un gran favor y porque aquel día elegí el camino equivocado –creía que tenía que ser sincera-
-Gracias por tu sinceridad nena, eso es lo más importante. Quiero que sepas que no quiero hacerte daño, no quiero que cambies nada de ti, solo quiero que descubras nuevas facetas y que liberes tu cuerpo para descubrir una nueva sexualidad.
-Gracias también por tu sinceridad. Cenamos bruno?
-Sí, pero esto empieza desde ya.
En la mesa estaba todo dispuesto, nos sentamos y cenamos casi sin hablar, luego tomamos café en el sofá, donde me conto varias cosas de su mundo y de mi mundo vainilla como él lo llamaba, de las diferencias entre ambos.
-Debes elegir una palabra de seguridad, la que debes emplear cuando no puedas más, en cuanto la digas todo acabara al instante, esto no es para que sufras solo espero que disfrutes de tu sumisión.
Había leído sobre eso y decidimos que mi palabra seria “Fresa”.
-Ponte ahí –dijo señalándome el sofá frente a el-
Me puse ante él y lo siguiente que me pidió me seco la boca.
-Quítate las bragas y siéntate en el sillón. –sus ojos me retaban a salir huyendo como siempre-
Pero metiendo mi mano bajo mi falda de vuelo me quite las bragas y me senté en el sofá.
-Muy bien ahora sube la falda quiero verte –de nuevo esa mirada retadora-
Subí la falda sin dejar de mirarle
-Separa las piernas
Las abrí lo más que pude, sabiendo que desde el sofá él podía ver todo mi sexo, me moje al momento solo por estar así de exhibida.
-No te avergüences de tu desnudez necesito que te relajes. –dijo acercándose a mí y arrodillándose entre mis piernas abiertas-
Me sentí acalorada antes de sentir sus manos en mis muslos, acariciando y prendiendo mi piel al paso de sus dedos. Fue subiendo hasta llegar a mi sexo y entonces estuve perdida, eché la cabeza hacia atrás y disfruté de sus furtivas caricias y su mirada cargada de erotismo.
-Me gusta lo rápido que te excitas, libera tus miedos y siente mis caricias.
Empezó a pasar los dedos por mi rajita, buscó mi clítoris y lo fricciono.
-No te corras alexia, no puedes hacerlo hasta que te lo pida, a partir de ahora soy el dueño absoluto de cada uno de tus orgasmos.
Su voz me acercaba al abismo y ansiaba correrme tanto como complacerle.
-Así nena muy bien, aguántalo
Presiono más fuerte y no pude parar, me corrí jadeando sin poderlo remediar esperando que no lo notara, mordiéndome los labios.
-Nena no podías, te había prohibido correrte aun no te lo habías ganado. –dijo apartándose enfadado-
Temí que se fuera
-Lo siento
-Señor, llámame señor cuando follemos.
-Lo siento señor
-Te pedí que no te corrieras, me has desobedecido y ahora tendré que castigarte. ¿Estás de acuerdo?
-Si señor
No sé qué me pasaba pero seguía más excitada aunque antes de correrme y necesitaba más, por conseguirlo haría lo que ese demonio me pidiera, porque solo con el sentía eso.
Vi cómo se quitaba la corbata y se acercaba a mí.
-Desnúdate completamente y desnúdame a mí.
Me quité la ropa y completamente desnuda me acerqué sumisa a él, empecé a desabrochar su camisa y sus pantalones mirando su sexo duro bajo sus calzoncillos, levanté la vista esperando y me dijo:
-Sigue, desnúdame por completo. –de nuevo esa mirada retadora que me encendía-
Bajé sus calzoncillos y su polla salto como un resorte, cuando intenté tocarla él se apartó.
-No aun no te la has ganado –dijo sentándose de nuevo en mi sofá-
-Mírame Alexia quiero que tengas claro quién soy y lo que quiero en todo momento. Muy bien ahora ve a la bolsa que he traído y tráela.
De dentro saco un látigo de colas, un flogger según había leído en alguna parte. Se levantó y pidiéndome que pusiera las manos en mi espalda me las ato con su corbata.
-No te muevas, veamos de que pasta estás hecha, ahora voy a castigarte, te prometo que no te dolerá más de lo que puedas soportar. Quiero que seas tú misma, pero ofrécete por completo.
Voy a darte cinco latigazos, cinco palmadas quiero que las cuentes y luego dejaré que te corras. Ven.
Me coloco tumbada en el sofá con las manos debajo de mi cuerpo, era incómodo y él lo sabía. Acarició con su mano mis muslos e irguiéndose agarró el flogger y descargó sobre mis muslos con dureza, gemí al sentir el escozor en mi piel.
-Cuenta Alexia
-Uno –dije casi sin aliento-
Entonces zas de nuevo sobre los muslos
-Dos
Zas y zas en ambos muslos
-Tres y cuatro
Me escocía la piel y sentía calor, casi tanto como entre mis piernas, volvía a estar excitada.
-Ahora levanta y separa las piernas –dijo con voz seria-
Lo hice y poniéndose ante mí dirigió el flogger entre mis piernas y lo paso suavemente por mi sexo. Lo separó y nada me había preparado para lo que siguió
Enderezó el flogger y zas descargó con fuerza entre mis piernas, sentí un calor y un cosquilleo que me dobló las rodillas mientras gemía ¿de dolor? No !Dios que placer! más raro, un hormigueo alucinante recorrió mi sexo mientras decía:
-Sientes el cosquilleo, ¿te gusta?
-Si señor
-Me alegro porque como no has contado tengo que repetir.
Y lo sentí de nuevo, jadee al borde de nuevo del orgasmo cuando sentía ese dolorcillo tan placentero. Jamás imaginé que se podía sentir así.
-¡Cincoooo!
-Muy bien nena –dijo sentándose-
Solo entonces reparé en su respiración acelerada y miré su sexo palpitante, a él le excitaba eso tanto como me había excitado a mí.
Aun sentía palpitaciones cuando me llamó y me dijo que me pusiera sobre él, me coloco de tal manera que mi sexo estaba abierto y mis piernas a ambos lados de él. Coloco su sexo entre ambos hacia arriba y vi la humedad en la punta. Me gusta la naturalidad con la que se exhibía ante mí.
-¿Te gusta? –Pregunto al ver que miraba su sexo-
-Sí, señor.
Tiró de mí y se apoderó de nuevo de mi boca, me lamio, me mordió y succionó mis labios hinchados, su lengua recorrió mi boca por completo, me devoraba con hambre.
Sus manos ahora agarraron mis tetas y las apretó sin piedad, agarró mis pezones entre dos dedos y apretó hasta que grité, luego bajo su boca y los lamio, los mordió apretando también hasta que me dolió.
Entonces sus manos agarraron mi culo y me pegaron a él apretando mi sexo a su polla, la sentía en mi raja, pero aun moviéndome no podía penetrarme con ella. Lo deseaba mientras el castigaba mis pezones ya sensibles por su boca y entonces con la mano plana golpeó mi culo una vez.
-Cuenta alexia
-¡Uno!
Tras el fuerte cachete, venían tiernas caricias que calmaban el escozor de la palmada, cuando me relaje de nuevo me golpeo fuerte en el mismo sitio.
-¡Dos!
De nuevo las caricias que calmaban el dolor y todas las sensaciones terminaban entre mis piernas donde su polla rozaba la carne aun sensibilizada después del flogger allí.
-¿Sigo Alexia?
-Si señor
-Tres y cuatro
Suspiraba ahora con las caricias, más excitada que nunca, me quemaba el culo y el sexo y me moría por correrme.
-¿Quieres correrte nena?
-Si señor –dije moviendo las caderas buscando su polla-
Notaba sus jadeos, el intentaba no correrse, pero yo necesitaba su polla ya
-Por favor señor necesito correrme
-Enseguida podrás hacerlo
Apoyó mis manos hacia atrás en sus rodillas y me puso arqueada, dejé de sentir su polla rozar mi sexo y girando la mano descargó sobre mi sexo
-¡Cincooooo! –gemí implorando-
-Hazlo nena –jadeaba como yo-
Y me corrí como jamás me había corrido, cada rincón de mi cuerpo se incendió y sentí cada terminación nerviosa mientras gritaba.
-Por favor señor necesito que me folles
Me miró como un gato enjaulado y empujando su polla con una mano hacia abajo, tiró de mí y me penetró antes de que acabara de sentir el otro orgasmo. ¡Madre mía! como sentía esa polla abriendo mi coñito, llenándome por completo.
Me abracé a su cuello y empecé a mover las caderas mientras apretaba los músculos de mi vagina sintiendo un nuevo orgasmo aproximándose, el acarició mi culo escocido calmando el escozor mientras hurgaba bien adentro.
-No pares nena, ven conmigo de nuevo.
Y sentí el calor de su semen inundar mi vagina mientras volvía a correrme antes de desplomarme sobre su pecho. Mientras le oía a lo lejos.
-¿Te ha gustado tu suave primera incursión en mi mundo Alexia?
-Sí señor, mucho
Contesté lamiendo el sudor de su cuello como una gatita mientras ronroneaba, satisfecha como nunca y con ganas de seguir aprendiendo