Me enrollé con mi vecina...

Un joven está obsesionado con su vecina ya madura y casada; no para de masturbarse pensando en que se la está follando, hasta que un día se presenta la ocasión de hacer su sueño realidad.

Dicen que cuando algo se desea con todas las fuerzas posibles, ese algo termina haciendose realidad. Y eso es lo que más o menos me ocurrió a mí con mi vecina Cati, cuya historia voy a relatar y espero que sea de vuestro agrado.

Cati era una mujer normal, de 1,70 de estatura más o menos, rubia, de ojos claros, guapa de cara y con una estupenda figura, además de un buen par de tetas muy bien puestas. Estaba casada y tenía una hija tambien rubia, y con cierto parecido con su madre. Haría como unos 14 años que llegaron al barrio, justo cuando acababa de casarse. yo aún era un crío y me pasaron desapercibidos; pero según fuí entrando en la adolescencia y me comenzaron a despertar ciertos instintos, me fuí fijando en ella como mujer, y mujer con algo especial. Y la verdad es que llegó a gustarme una barbaridad, aún a pesar de que me sacaba casi 20 años y que podía ser mi madre.

Así fue como Cati comenzó a ser el centro de muchas de mis fantasías sexuales por aquel entonces; y fueron incontables las pajas que me hice a su salud. Era verla por la calle o cruzarnos por la escalera, y al entrar en mi casa de inmediato me encerraba en el baño o en mi cuarto, y me la sacaba dandome unos meneos que alegrasen y calmasen mi lujuria adolescente.

Con el tiempo y el trato vecinal, nuestras familias se fueron acercando hasta que ese trato se convirtió en amistad. Lo mismo estábamos nosotros en su casa que ellos en la nuestra, bien para comer, para cenar, tomar un café, celebrar algún cumpleaños o aniversario, o para ver algún partido o alguna película que diesen por la tele, etc...  Así, en verano cuando se iban de vacaciones y con la excusa de ir a dar de comer a un par de canarios que tenían, entraba en su casa y revisaba los cajones de su dormitório, justo donde guardaba su ropa interior.  Y madre mía....  la de pajas que me hice envolviendo mi verga en alguna de sus bragas. Pero eso sí, procurando no mancharlas y procurando dejar todo tal y como ella lo había dejado. Pensar que aquella telita que envolvía mi polla acariciaba su coño, es que me desataba un morbo incontenible.  Lo que sí robé una vez fué una pequeña foto suya en la que estaba en bañador, y esa fue desde entonces mi inspiración visual en las contínuas pajas que no paraba de hacerme en su honor.

Como digo, me encontraba en plena adolescencia y estaba pasando por los típicos problemas de esa etapa. Recuerdo que muchas veces Cati se sentaba conmigo a parte y charlábamos sobre un montón de cosas y temas; y también solía darme algún que otro consejo. Y así fue como surgió cierta confianza entre nosotros y nos hicimos buenos amigos. Yo comencé a mirarla de una manera especial, y creo que ella se daba cuenta y sabía que me gustaba como mujer. Cuando me agarraba la mano o el brazo, o ponía su mano en mi hombro, se me quedaba cara de imbécil así como hipnotizado; y no creo que eso le pasase desapercibido. Y cuando nos despedíamos con algún beso en la mejilla, yo siempre se lo daba lo más cercano posible a su boca.

Cuando yo ya tenía 23 años, tuve que regresar al domicilio familiar tras haber renunciado a una opción laboral que me había impuesto mi familia y que yo no deseaba; por lo que me quedé en paro y sin ofício ni benefício. El choque de pareceres y de carácter fue terrible, y eso me creó un contínuo enfrentamiento en el ambiente familiar. Aquello fue algó parecido a un choque de trenes que iban a toda velocidad.

Recuerdo que por aquel entonces, un día festivo que era princípio de puente me encontraba solo en casa, mi família se habían marchado a pasar ese puente fuera, atendiendo a una invitación de unos amigos que tenían una casa en un pueblo. Yo en cambio preferí quedarme; pues como cuento, mi relacción familiar no pasaba por un buen momento, y necesitaba estar solo, aunqye solo fuese por cuatro días, y alejarme de todas las tensiones que estaba viviendo y padeciendo en aquellos momentos.

Me encontraba tumbado en mi cuarto, mientras meditaba y pensaba sobre esta situación tan nefasta por la que estaba pasando; cuando de pronto sonó el timbre de la puerta. Me incorporé de golpe y fuí abrir. Para mi sorpresa era Cati con su habitual sonrisa; la miré de arriba abajo y la invité a pasar. Traía puesta una ajustada camiseta negra de tirantes, y unos shorts azules que realzaban su estupenda figura y marcaban bien sus líneas. Estaba divina, y la ví más apetecible que nunca. ¡Madre mía la paja que me voy hacer !--- pensé para mis adentros.

Me preguntó por mi familia ya que se iban a pasar el día a la Sierra y nos ivitaban a que les acompañasemos. Le expliqué la situación, que me encontraba solo porque se habían marchado a pasar el puente fuera. Y Cati que conocía perfectamente la situación por la que estaba pasando, me invitó entonces a que les acompañase yo. La verdad es que no me apetecía, y en un principio decliné su invitación agradeciendoselo. Pero insistió e insistió; y cuando me agarró la mano y la apretó entre las suyas, me dejé convencer y terminé por aceptar, lo cual me agradeció con un beso en la mejilla que me supo a gloria.

Pasado algo más de una hora y media llegamos a la Sierra en su coche con su marido y su hija; nos instalamos en una zona de recreo, llena de pinos, acebos y fresnos. en realidad era el fondo de un valle rodeado de frondosos bosques y por donde pasaba un río, en cuyas charcas se podía nadar. Nada más llegar, la niña, que entonces trendía unos nueve años, se fue directa al agua. Cati me pidió que la siguiese y no la perdiera de vista mientras que ella y su marido descargaban el coiche e iban montando la mesa y las sillas. Y eso fue lo que hice, me quité la camiseta y los tejanos que llevaba puestos, y que quedé con el bañador que traía puesto por debajo de la ropa. Me metí en el agua que de entrada estaba un tanto fría, mientras que la niña jugaba y chapoteba sin que yo la perdiera de vista tal y como me había encargado su madre.

Unos veinte minutos más tarde, Cati también vino al agua; y¡¡¡ Madre mía...!!!   Al verla me quedé perplejo; llevaba puesto un traje de baño de dos piezas que quitaba el hipo; un bikini amarillo que dejaba al descubierto gran parte de sus encantos. ¡Vaya pedazo de hembra ! ¡Quien pudiera pillarla ! --- excamé para mis adentros. Mi verga se puso de inmediato dura como una roca y tiesa como un mástil; menos mal que el agua me cubría un poco más arriba de la cintura y no se notó. Aunque Cati si que se dió cuenta de que me había impresionado, y me lanzó una pícara sonrisa.

---- ¿Está buena el agua ? ---- me preguntó.

A lo que asentí con la cabeza....  " Aunque no tan buena como tú... " --- pensé para mis adentros.

Solo se metió hasta las rodillas, y con las manos se mojó un poco los muslos; dijo que para ella estaba demasiado fría, y no tardó en salir para tumbarse en el cesped sobre una toalla y tomar el sol.

Una hora más tarde nos encontrábamos los cuatro comiendo lo que generalmente se come en un picnic; la tortilla de patata, la ensaladilla rusa, los filetes empanados, la ensalada, etc...  Poco después tomamos un café y un helado.  Luego me puse la camiseta y les dije que me iba a caminar y explorar por los alrededores. Entonces Cati me pidió que la esperase, que si no me importaba le gustaría acompañarme porque le apetecía dar un paseo, pero antes tenía que lavar y recoger los cacharros que habíamos usado en la comida...   ¡Como me iba a importar ! --- exclamé para mis adentros.

----   Claro que puedes acompañarme. ----  le respondí.

Y le ofrecí mi ayuda, la cual aceptó gustosa. Y así, en la misma orilla del río nos pusimos a lavar los platos, los vasos, los cubiertos, los tuperware,etc...  Y una vez que terminamos, Cati se puso aquella camiseta de tirantes que tan bién le sentaba y dejaba al descubierto sus hombros. Y nos pusimos en camino.

Su marido y su hija declinaron la invitación que les hicimos para que nos acompañasen. Cruzamos el río por encima de las piedras que formaban la represa de la charca que teníamos en frente. Le ofrecí mi mano, la cual acepto, para llevar mejor el equilibrio; y así pasamos a la otra orilla sin gran dificultad. Tomamos un sendero que discurría por ese margen del río; y un poco después, cuando ya llevábamos caminados un par de centenares de metros, le propuse llegar hasta la cima de aquel monte que teníamos en frente; sin duda que desde allí se debía disfrutar de un excelente paisaje. Cati, en un princípio respondió con asombro, pero tras cruzar una mirada conmigo, terminó por aceptar el reto. Y con decisión, nos adentramos en el bosque y comenzamos a subir.

A los pocos minutos llegamos a un rellano donde se abría un amplio claro en medio del bosque, y por el que se extendía una pradera en la que podía verse como tranquilamente pastaban unos toros; y en cuyo centro se divisaban las ruinas de lo que debió ser un viejo refugio, o una caseta de los guardabosques. Cati me propuso bordear la pradera en vez de atravesarla; pues me confesó que le daban miedo los toros. Aquello nos desviaba un poco, pero acepté sonriendo y diciendole que no se preocupase por los toros. A lo que ella respondió agarrandose a mi brazo y pegandose a mí, a la vez que me decía que tenía razón, que era tonta al preocuparse cuando estaba con un chico tan fuerte y decidido que sin duda la protegería. Yo sonreí y pasé mi brazo por su cintura, hacendo ella lo mismo conmigo... Ufff...!!!   el estar en esta pose, se me elevó la temperatura al rojo vivo; y al sentirla así, pegada mí, hizo que una corriente electrica me recorriese todo el cuerpo.

Como ya dije anteriormente, Cati era una mujer guapa y atractiva, que por aquel entonces tenía 42 años, aunque parecía más joven; aún conservaba buen tipo y buena figura, era rubia y llevaba un gracioso corte de pelo a lo chic, que daba un aire jovial a sus ya de por si bonitas facciones. y con aquel bikini y aquella camiseta que realzaban aún más sus estupendas líneas. Es que estaba para comersela enterita de lo buena y apetecible que se la veía.

Cati tampoco pasaba por un buen momento; aunque no habíamos hablado de ello, su matrimonio había pasado o aún pasaba por una grave crisis; aunque ultimamente daba la impresión de que las cosas iban mejorando. Su marido que trabajaba en la dirección comercial de una importante empresa, le había estado poniendo los cuernos con la mujer de un compañero de trabajo, hasta que estalló el escándalo y se tuvo que marchar de aquella empresa justo antes de que lo despidiesen. Cati cayó en una fuerte depresión, y con su hija se fue a vivir durante unos meses con su hermana. Pero al final decidió volver e intentarlo de nuevo con su marido, dandole otra oportunidad. Más que nada, tomó esa decisión por su niña, que también sufrió con esa separación temporal de sus padres. Ahora su marido había conseguido un nuevo trabajo como agente comercial de una marca de alimentos, lo cual le obligaba a viajar de vez en cuado por las provinvias limítrofes, con lo cual habían perdido status económico. La verdad es que yo pensé que el tipo era un imbécil, no me entraba en la cabeza el como pudo ponerle los cuernos a aquel pedazo de mujer tenía; porque por muy bien que estuviese la otra, no creo que superase a Cati.

Una vez que bordeamos la pradera, continuamos subiendo en medio del bosque. De vez en cuando encontrábamos alguna roca o algún tronco caído que nos dificultaban el camino; con lo cual le ofrecía mi mano, y tirando de ella la aydaba a suoerar es dificultad. A veces nuestros cuerpos chocaban por el impulso, y esa corriente electrica que me recorría no paraba de aumentar el voltaje.

Tras algo más de una hora conseguimos llegar a la cumbre, y sobre las rocas que la coronaban, estuvímos unos minutos contemplando y disfrutando quel magnífico paisaje que desde allí la Sierra nos ofrecía. Después caminamos un poco más, y nos tumbamos sobre el cesped, uno al lado del otro, y bajo la sombra de unos pinos. Y así comenzamos a descansar del esfuerzo que habíamos realizado para alcanzar aquel lugar.

Al cabo de unos minutos, Cati medio se incorporó y quedó sentada a mi lado; la camiseta se la había subido un poco, dejando al descubierto sus estupendas caderas. Yo la contemplé sintiendola más apetecible que nunca, y diciendo para mis adentros que me la tenía que follar, que de una manera o de otra tenía que follarmela, y que esa mujer no se me podía escapar; y que aquella era una ocasión propícia que seguramente no se volvería a presentar. Así que también me incorporé y quedé sentado a su lado. Y sacando valor de no se donde, me dije a mi mismo: "Ahora o nunca. "

Me abalancé sobre Cati, y sin pensar lo que estaba haciendo, la atrapé por los hombros y la tumbé pegando mis labios a los suyos. La reacción que tuvo fue de total sorpresa, pues en ningún momento se esperó aquello por mi parte. Colocó sus manos en mis hombros e hizo algo de fuerza como queriendo rechazarme, pero yo era más fuerte que ella. De pronto noté como sus labios comenzaban a moverse y a contestar a mi beso; y poco a poco, aquel rechazo inicial se fue transformando en abrazo.

Separamos nuestras bocas y nos miramos fijamente; le susurré su nombre al oído, y volvímos a besarnos suavemente; pero esta vez, sus labios ya estaban esperando a los mios con toda dulzura.  Uff...!!! aquello me parecía un sueño, y más cuando se los mojé con la punta de la lengua , que luego conseguí introducir en su boca y explorar su interior. Le fuí recorriendo la dentadura pieza por pieza, hasta que la enredé con la suya y comenzamos a devorarnos mutuamente, a la vez que ella comenzaba a soltar pequeños gemidos.

A continuación, me eché sobre ella y comencé a rozar mi duro paquete contra su entrepierna; mientras que le levanté un poco la camiseta y con mis manos comencé a cariciar su suave piel. le fuí recorriendo la espalda y las caderas, a la vez que iba lamiendole con la punta de la lengua los lóbulos de las orejas y el cuello, y también con la punta de los dientes le fuí mordisqueando suavemente la punta de la nariz, la barbilla, además de besar contínua y suavemente su cara y su cuello con pequeños y tiernos besos llenos de dulzura.

Luego me eché hacia un lado y bajé una de mis manos por su torso, y al llegar un poco más abajo de su cintura, aparté la parte baja del bikini y avancé por el interior hasta que llegué a su peluda vulva.  ¡Diosss....!!!!    Que tacto y que sensación a tocarsela. Primero se la agarré con fuerza, para luego irsela acariciando con suavidad y ternura, mientras que   ella soltaba un fuerte y largo gemido de placer.

Al tacto, pude palpar que tal y como me había imaginado en mis incontables pajas, Cati tenía un magnífico coño que ardía en deseos por penetrar con mi duro y empalmadísimo mástil, y hacerlo mío. ¡Madre mía! Que tesoro guardaba entre las piernas la muy jodida. Pero aún debía prepararla y trabajarla un poco más para hacer realidad ese sueño tan anhelado de follarla y hacerla mía. Así, con mis dedos aparté sus gruesos labios y abrí su ardiente y mojada concha, que toda chorreante no paraba de manar sus esencias internas.

Tras pasarle el borde de mi mano por toda la raja durante un par de minutos, presionando y desplazando su clítoris hacia arriba y abajo, con ella retorciendose y jadeando de placer, le introduje uno de mis dedos en su vagina, que como digo la tenía totalmente húmeda; y así comencé a pajearla aplicandole un rítmico y contínuo mete y saca, mientras que con el pulgar le apretaba y presionaba su hinchadísimo y excitado clítoris, mientras que Cati continuaba retorciendose y gimiendo de todo el placer que le estaba dando, a la vez que me mordía los labios cada vez que besaba los suyos. Y así conseguí que tuviera vários orgasmos.

----   ¡Ay que bien me trabajas, cabrón ! ---- exclamó ----  ¡Que cosas me estás haciendo. Diosss...!!!

Mi pene estaba duro como una roca y tieso como un mástil. La verdad es que no recordaba haberlo tenído tan empalmado como en aquel momento. Lo tenía a punto de reventar y pidiendo a gritos el pasar a la acción y tomar posesión de ese ardiente y magnífico coño que tanto deseaba y con el que no paraba de soñar; y que ahora lo tenía en mis manos recorriendolo y explorandolo con mis dedos. Así que lo liberé bajandome un poco el bañador y dejando que saliese al exterior con todo su explendor. Luego intenté bajarle el bikini a Cati; se lo agarré por los laterales. Pero ésta me detuvo en seco; me agarró las manos y me dijo tajantemente que nó, que eso nó. Que la siguiera tocando, pero solo eso; que más de ahí nó.

Confieso que mi decepción fue enorme, sentí como si por unos segundos me hubiese caído una pesada losa encima. Pero no me desanimé y continué trabajándola. Le bajé los tirantes de la camiseta y luego los del bikini; y liberé sus dos magníficas y esplendorosas tetas, las cuales se las agarré y comencé a manosear; a pellizcarle sus duros y empitonados pezones, que de un apetecible color rosadito pedían a gritos ser devorados. Y eso fue lo que hice; se los  comencé a lamer con la punta de la lengua, y luego a suzcionarselos golosamente mientras metía gran parte del seno en mi boca, a la vez que le morquisqueaba los pezones con la punta de los dientes, comprobando lo duritos que se habían puesto, mientras que ella no paraba de gemir y jadear de placer, a la vez que me agarraba la cabeza por la nuca y me la apretaba contra sus senos, incitandome a que se los devorase con toda mi pasión.

Volví a pegar mis labios a los suyos en otro apasionado y profundo beso, en el que nuestras lenguas se encontraron de nuevo, y tras enredarse volvieron a saborearse y a juguetear la una con la otra. Y noté cierto nerviosismo en Cati al sentir como sus labíos temblaban al besarla. Luego me confesó que era la primera vez que a parte de su marido hacía estas cosas con otro hombre, y que además era mucho más joven que ella.

Bajé de nuevo mi mano y la dirigí a su choreante y mojadisimo coño, el cual se lo volví a acariciar con suavidad y ternura, disfrutando de su placentero y agradable tacto; y lo volví a penetrar rítmicamente con mi dedo, provocandole de nuevo otra serie de jadeos y espasmos de placer; hasta que me dije a mi mismo:  " O me la follo hoy, o no me la follo nunca."  Y decidí pasar de nuevo a la acción, jugandome el todo por el todo.

Mientras le seguía trabajando el coño, torcí mi mano y le aparté hacia un lado la entrepierna del bikini, dejando el espacio suficiente por el que dirigí mi durisima y empinada verga hacia la entrada de ese magnifico y chorreante coño que tenía Cati. Coloque la punta del glande justo en la entrada, y de un golpe le penetró totalmente hasta la misma base del tronco.   ¡¡Uff...!!!  Que maravillosa sensación al sentirlo así, todo introducido y aprisionado por aquellas humedas y ardientes paredes vaginales de Cati; que al sentirse penetrada me insistió una vez más en su negativa. Entonces la agrré por los hombros, y mirandola fijamente le dije con firmeza:

----  Cati cariño, me has puesto a mil, no sabes la de pajas que me hago por tí. Tengo que follarte mi amor, hoy te tengo que follar....

Pegué mis labios a los suyos y nos dimos otro apasionado beso con su buena sesión de lengua. Y rítmicamente comencé a deslizar mi duro y empalmadisimo pene en el interior de aquella humeda y ardiente vagina de Cati, quien poco a poco comenzó a moverse a mi rítmo y a colaborar en el polvo abrazandose a mí como una posesa.

Ahhhh....!!!!  ¡Que rico...!!!   ¡Que maravilla...!!!  estaba en el septimo cielo al sentir esa sensación de mi polla recorriendo el interior de aquel maravilloso coño con el que tanto había soñado, y que era el delirio de mis más anhelados deseos, y que al fín  estaba siendo mío. Había tomado posesión de aquel chumino y lo estaba disfrutando a placer; y no pensaba abandonarlo hasta dejarlo bien regado con mi semen. Era el sueño de mi vida que se hacía realidad. Al fin Cati, la hembra de mis sueños, estaba siendo mía, la tenía totalmente entregada a mí, y me la estaba follando a placer. El trabajo de tantas y tantas pajas que me había hecho en su honor, estaba dando sus frutos. Y que frutos ¡Madre mía !

Nos revolcábamos sobre la hierba, así acoplados y sin dejar de follar, quedando indistintamente yo encima de ella, y otras veces ella encima de mí, mientras nos hablábamos con la voz agitada.

-----   Cati, Cati ---- le susurraba al oído ---- Estas muy buena mi amor, pero que muy buena. Tienes un coño que es una maravilla; pero que bien follas jodida, como me está gustando esto...

-----  Sigue, sigue así cariño ---- me decía ella con la voz entre cortada ---- Pero que bien me la estás metiendo cabrón, que bien me estás follando. No parés mi amor...

Yo le iba dando más y más ritmo a mis embestidas mientras ella continuaba:

------ ¡Más...!!!   ¡Maaa...!!! ¡Dame máaassss....!!!    Como me está gustando estoooo.....   ¡¡Uuuhhhhhmmmmmm.....!!!!

Cati estaba cabalgando encima mío, y se retorcía y agitaba con mi polla en su interior, a la vez que bajé mi mano y comencá con el pulgar a presionarle el clítoris que lo tenía hinchadisimo de todo el placer que estaba recibiendo con mi contínuo mete y saca, y al sentir mi durisima polla deslizandose dentro de su humedo y ardiente coño.  Catí emitió un largo gemido mirando hacia lo alto, y agarrandose con fuerza a mis hombros, con la boca abierta y los ojos cerrados, tenía una expresión de auténtica viciosa, mientras sus tetas no paraban de agitarse hacia arriba y abajo. Sus gemidos y jadeos se entrelazaban con los mios, así como su respiración cada vez más agitada, se confundía con la mía.

De pronto noté que me llegaba el orgasmo, y a Cati también. Sentí como sus jugos internos mojaban y empapaban mi polla.

-----   ¡Me voy Cati, me voy ! ----  exclamé.

-----   Si cariño...  Correte... Correte....   Quiero que me inundes con tu leche... -----   me dijo totalmente excitada.

Y de pronto comencé a bombear chorros y chorros de cálido y abundante semen que invadían su interior mezclandose con sus jugos y esencias internas; mientras que Cati con los ojos cerrados y la boca entreabierta los recibía con espasmos de placer y pequeños gemidos, poniendo en su cara una expresión de auténtico placer y vicio, mientras que yo no paraba de descargar mi semen en su interior.

Ahhhh....!!!!    Que gozada, que sensación al sentir como mi leche invadía el interior de su coño. era un éxtasis total el correrme dentro de aquella concha que tanto y tanto había deseado. Me parecía un sueño del que temía despertar...  Pero nó, no era un sueño, era realidad. Por fín me había follado a Cati, la hembra de mis mejores fantasías.....

Así, nuestro ritmo fue decayendo hasta que nos vaciamos del todo. Y agotada, Cati se dejó caer sobre mí, apoyando su cabeza en mi hombro, a la vez que yo la acogía en mis brazós y la abrazaba con ternura agradeciendole lo que me acababa de regalar. Besé su frente y con ternura acaricié sus cabellos. ella buscó mis labios y los unió a los suyos en un cálido y tierno beso, mientras que mi agotada polla descansaba en el interior de su también agotada concha, con los pinos y los pájaros como únicos testigos de lo que allí había ocurrido entre ella y yo en aquella inolvidable tarde.

Estuvimos así un buen rato, igual que dos amantes clandestinos, que era lo que en realidad nos habíamos convertido a partir de aquel momento. Dandonos pequeños besos, carícias, y toda nuestra ternura. Y estuvimos así hasta que nos desacoplamos cuando ella se echó hácia un lado y se retiró de encima mío. Me dijo que se nos iba hacer tarde y que ya deberíamos regresar, pues su marido y su hija ya nos debían de estar echando de menos.

Nos incorporamos y nos colocamos bien la ropa; mutuamente nos sacudimos y nos quitamos las hierbas secas y hojas de pino que se nos habían adherido a la ropa. Puse mi mano en su hombro, la miré fijamente y le dije:

-----  No sabes cuanto había deseado esto, es lo mejor que me ha ocurrido.

Ella me sonrió tiernamente y nos dimos un pico en los labios, a la vez que con ternura me acarició la mejilla.

Mi cabeza comenzó a razonar, y me di cuenta de que era una mujer casada, mucho más mayor que yo y con una hija; y que era mucho lo que se estaba jugando al haber echado aquel polvo conmigo y sin haber tomado ninguna precaución.

-----  ¿Estas arrepentida ? ---- le pregunté.

Y me lo negó con la cabeza.

----- Que va, todo lo contrario ----- me respondió.

Entonces la abracé y la apreté contra mí, a la vez que le dije:

------ Ha sido maravilloso, tenemos que repetirlo en una cama.

Ella asintió con la cabeza, y con una sonrisa me dijo:

------ Ha sido un polvo memorable, el mejor que me han echado hoy.

Aquello hizo me mi ego se elevase hasta las nubes. Después me confesó que era la primera vez que tenía relacciones con otro hombre a parte de su marido; que no pensase que era una puta, que nunca antes había hecho esto, que siempre le había sido fiel, y que yo era el segundo hombre con el que follaba en toda su vida....    Le puse mi dedo en los labios, y le pedí que no siguiera, que no dijera nada más...  Y dulcemente volvímos a unir nuestros labios en un cálido beso.

Abrazados y agarrados por la cintura como dos novios comenzamos el descenso de regreso al río, pero antes echamos un vistazo a aquel lugar donde habíamos hecho el amor por primera vez y donde habíamos construído nuestro nido de amor y placer; y donde también deberíamos de colocar una placa conmemorativa de aquel día y aquel polvo.

Según descendíamos, de vez en cuando nos parábamos y nos dábamos un buen morreo. Y así, entre beso y beso, no tardamos en llegar a aquella pradera, donde ya no se veía ningun toro, mientras que ya comenzába a caer la tarde. Decidimos atravesarla con precaución; y al llegar al otro lado, la puse contra un pino y besé suavemente sus labios, a la vez que bajaba mi mano, se la metí por dentro del bikini, y acaricié por ultima vez aquel día, su magnífico coño que ya era mío y que tanto placer me había dado, y del que aún rebosaban restos del semen que había descargado en su interior.

Cati también bajo su mano, me la metió por dentro del bañador y me agrró la verga, que ya recuperada se me volvió a poner dura.... ¡¡Ufff....!!!!   Que rica sensación el sentir mi mástil apretado por sus dedos.

-----  Me la tienes que volver a dar ---- me dijo --- no sabes lo que me ha gustado esta cosota que tienes aquí.

Yo asentí con la cabeza, y sonriendo le dije:

-----  Y eso que en un principio no la querias.

Entonces me dió una cariñosa torta en la mejilla y riendo me respondió:

------  Es que no sabía lo que me estaba perdiendo.

Tras darnos otro beso continuamos descendiendo, pero esta vez ya guardando las apariencias; pues ya nos encontrábamos cerca del río, al que no tardamos en llegar; y tras caminar unos centenares de metros por el margen, llegamos a la represa por donde habíamos cruzado antes; pero esta vez lo hicimos en sentido contrario; y también agarrados de la mano. En la otra orilla se encontraban su hija y su marido, sin sospechar naturalmente lo que había ocurrido entre nosotros durante el paseo. Nos recriminaron que habíamos tardado mucho. "Si supieseis el motivo." --- pensé para mis adentros. Y les explicamos, para su asombro, hasta donde habíamos llegado.

La niña estaba jugando con otras niñas de más o menos su edad, y el marido se encontraba jugando con dos señores una partida de dominó, a la cual me invitaron a incorporarme para así poder jugar por parejas, lo cual acepté; mientras que Cati dijo que se iba a poner sus shorts y luego iba a preparar algo de merienda para su hija.

Mientras estaba jugando aquella partida, un inmenso morbo me invadía, y mirando al marido de Cati mientras me hacía señas furtivas, pensaba para mí: "Si éste supiera que allí arriba me estuve follando a su mujer". Y mirando a los compañeros de partida pensaba: "Y si estos dos supieran que esta tarde me he follado a la mujer de mi compañero, y que aún tiene restos de mi leche en su coño..."   En fin, que estaba eufórico por dentro.

Cuando ya comenzaba a oscurecer, recogimos las sillas, la mesa y los otros enseres, y los cargamos en el maletero del coche, y comenzamos el camino de regreso a casa. Durante el trayecto iba detrás con la niña; no pronuncié palabra en ningún momento, pues me hice el dormido; mientras que en mi mente iba repasando y registrando todo lo ocurrido aquella tarde; quería que todo quedase grabado en mi memoria, detalle a detalle, que no se me olvidase nada y lo recordase toda mi vida.

Cati que iba delante, al lado de su marido que conducía el coche, tampoco pronunció palabra; en un momento pude ver que se había recostado hácia un lado del asiento y se había quedado dormida. tardamos un poco en llegar, pues pillamos algo de tráfico. Y cuando llegamos, les ayudé a subir las sillas, la mesa y las bolsas. y ya en la puerta de su piso, me despedí agradeciendoles que me hubiesen invitado a pasar el día con ellos, y que había disfrutado ( y de que manera ) con su compañía. La niña decía que estaba cansada y que tenía hambre; y Cati le decía que se esperase, que se iba a dar una ducha y luego preparaba algo para cenar. Intercambiamos una significativa mirada y me despedí subiendo hacia mi piso.

Al entrar en casa, pegué un salto; me sentía eufórico. Me tumbé en el sofá del salón, y no podía dejar de pensar en Cati y el maravilloso polvo que había echado con ella; no podía creerme que todo había sido realidad. Me parecía estar viviendo un maravilloso sueño que no quería que acabase; no quería que ese día terminase, quería que fuese eterno. Y así tumbado en el sofá, añoraba a Cati, deseaba que estuviese allí a mi lado, tumbada encima mío, los dos desnudos, besándonos en los labios y haciendo el amor, y luego pasar juntos la noche en mi cama. Me saqué la verga, que la volvía a tener dura y empinada; y que aún conservaba las esencias interiores de Cati, y noté como echaba de menos a esa amiga que había hecho aquella tarde y con la que tanto disfrutó en su interior. y para consolarla comencé a darle unos meneos inspirado por aquel maravilloso polvo que habíamos echado aquella tarde en lo alto de aquel monte bajo los pinos y en plena naturaleza; a la vez que pensaba que debía marcar mi polla con una buena muesca, pues esa era sin duda la mejor hembra con quien hasta entonces había follado.

Y este fue el princípio de una relacción clandestina y prohibida que duró vários años, y de la cual tenemos una hija en común; de la que estamos muy orgullosos y de la que seguimos disfrutando. Pero esa ya es otra historia.

Espero que os haya gustado este mi primer relato, y me dejeis vuestras opiniones y comentarios.

Charón