Me enculan en un taxi mientras lloro.

Dos hombres maduros, un taxista y otro que buscaba cruising, me dan por culo en un taxi después de que mi novia corte conmigo.

Hola a todos,

Soy Marcos, muchos ya me conoceréis de mis relatos anteriores. En mi último relato hablaba sobre como había tenido un fin de semana loco con Belén, una chica que me ponía desde hace muchísimo tiempo. Pues bien, habría escrito la segunda parte, pero esa maldita zorra (y mis comportamientos) han hecho que mi relación con mi novia después de 9 años termine. De hecho, se ha enterado de todo. De que le he puesto los cuernos con Belén (ella se lo dijo a un amigo, y ese amigo a mi novia...) y de que he tenido muchos, pero muchos, encuentros con hombres con comportamiento versátil. Para ser más exactos, ha encontrado fotos mías que eran prácticamente imposibles de encontrar en mi ordenador, en la que se me ve teniendo sexo con hombres tanto recibiendo como dando.

Pues poco más que añadir, llevo unos días muy afectado, dándole vueltas a la cabeza, y me tendré que replantear muchas cosas. Pero no vengo aquí a contar esta parte de mi vida personal, sino lo que ocurrió el domingo por la tarde después de que ella me dejara y se fuera de casa. Mis historias son todas verídicas, reales, no necesito que nadie se las crea o no, no es mi objetivo. Mi objetivo es desahogarme, excitarme, y alegrarle el rato a más de una persona. Esta página me ha dado muy buenos momentos y me ha ayudado a conocer gente con la que me lo he pasado muy bien, muchas personas con las que aún tengo contacto por correo, y en general me ha dado muy buenas folladas. Quizás sea una de las partes que ha provocado, aunque de forma indirecta, que mi relación con mi novia termine, pero bueno, creo que me tengo que plantear el futuro de forma muy distinta, seguramente teniendo una relación abierta cuando la herida que tengo dentro de mi cicatrice.

EL TAXI y el descampado

Mi vida acababa de dar un giro de 360º cuando mi novia encontró las fotos que demostraban mis infidelidades en mi ordenador. Cuando salí de la ducha y la vi sentada en mi silla, llorando, y mirando a la pantalla, sabía que algo no iba bien. Ella nunca se ponía a utilizar mi ordenador, y solo le bastaron 10 minutos para ver mis últimos años en imágenes. Se fue de casa a la media hora de esto, con una maleta que apenas llevaba todas sus cosas y con la certeza de que no iba a volver a estar con ella.

Llamé a un amigo de mi círculo más cercano, con el que más confianza tenía. Le conté la historia, toda, él también se quedó de piedra pues nadie tenía ni idea de que yo había estado haciendo estas cosas. Dicen que los amigos aparecen en estos momentos, y la verdad que lo puedo asegurar. Hay gente que se cuenta con los dedos de una mano y me estoy dando cuenta últimamente.

Pues bien, tras hablar con mi amigo y decirle que necesitaba ir a su casa a contarle mejor la situación, y sobre todo porque me negaba a estar solo el resto de la noche por mi propia salud mental, me vestí y salí de casa para pillar un Uber o un taxi. Estaba cerca del Puente de los Peligros, en Murcia capital, cuando apoyado en la barandilla buscaba un Uber con mi teléfono. No tenía la cuenta vinculada y tenía que completar un registro nuevo porque tampoco me acordaba de la contraseña. Total, tras un par de minutos de darle vueltas al tema, un taxi se paró delante mío y le hice un gesto para entrar en él. El hombre aceptó y entré en el vehículo.

Eran sobre las 20.00, y en estas fechas de Octubre ya está prácticamente de noche a esa hora. Le di al taxista la dirección de mi amigo, que estaba en la otra punta de Murcia, y comenzó el trayecto. Las luces de las farolas, el silencio del taxi y las vueltas que mi cabeza estaba dando me pusieron muy, muy triste. Me acordé de muchos errores del pasado, de viajes y cosas que he pasado genial con mi novia, en definitiva, me arrepentí de perderla. Empecé a llorar. No pasaron muchos segundos hasta que el propio taxista se dió cuenta y, al parar en un semáforo, miró por el espejo retrovisor central y me lo preguntó.

  • ¿Qué te pasa chaval?

  • Nada, cosas, un día bastante malo.

  • ¿Pero estás bien? Cuentamé lo que quieras que los taxistas somos como los de los bares, psicólogos.

  • Bueno, no suelo abrirme con estas cosas, pero me acaba de dejar mi novia...

Me daba igual contarle la historia. El señor tendría unos 50 años, con bigote, y una barba canosa. Seguramente no le iban a importar las historias de jóvenes que rompen sus relaciones por los comportamientos de hoy en día, así que use ese momento en el taxi como una oportunidad para desahogarme. Total, iba a la casa de mi amigo a lo mismo, a hablar con alguien e intentar poner en orden mi futuro.

  • Uf, las mujeres, que putada. ¿Y por qué habeis terminado? ¿Erais novios mucho tiempo?

  • 9 años. Pues porque ha descubierto que le he sido infiel. Me lo merezco en realidad...

  • Ala. Si, conozco historias de estas. Ahora viene el arrepentimiento y darle vueltas a la cabeza. No te preocupes chaval, que eres muy joven, seguro que en unos meses ni te acuerdas de esto.

  • Ya veremos, espero no quedarme muy tocado..

  • Ya verás como no. Y que, ¿le pusiste los cuernos con una amiga suya o algo? ¿Y se lo ha dicho? Lo siento si pregunto demasiado, tu me lo dices y ya está eh.

  • No te preocupes, prefiero hablarlo la verdad. La he engañado con una chica que me gustaba desde hace tiempo, y la cabrona se fue de la lengua con un amigo, y ese amigo se lo ha dicho a mi novia. Por joder, básicamente. Y me han jodido bien.

  • Y no has podido convencerla? O decirle que era mentira? Quiero decir, son 9 años, si antes todo ha ido bien debería creerte a ti si no hay pruebas.

  • Joder que si había pruebas... es que mira, yo he tenido encuentros con hombres muchisimas veces, y en plan broma a veces echábamos fotos y me las guardaba. Pues total... que las ha encontrado. Entonces no solo se ha creido la historia de la chica esta, sino que además ha visto como me daban por culo otras veces, o como se la chupaba a hombres yo. Vamos, que se le ha caído el mundo encima a ella y después a mi.

  • No me lo puedo creer, vale, ahora sí que es la historia más rara que me han contando en este taxi chaval.

  • Para que veas... pues así estoy. - dije mientras volvía a apoyar la cara en el cristal y las lágrimas seguían escurriendo por mis ojos.

  • Osea, que se ha enterado de que eres gay?

  • Ya no se lo que pensará, yo no soy gay, soy hetero, ni siquiera bisexual. No me gustan los hombres, pero claro, encontrarte fotos como las que ella ha visto, pues justificarme mucho no puedo...

  • Ah vale, que te gusta el sexo con hombres pero no los hombres.

  • Algo así, sí. Pero bueno, ya no se ni lo que me gusta. Lo único que quiero es que pase el tiempo y ver como me planteo mi vida ahora.

El hombre comenzó a mirar de vez en cuando por el retrovisor del coche, a mirarme la cara. La conversación parece que se quedó un minuto en punto muerto, el coche estaba en silencio. Estábamos a mitad de trayecto, y yo veía como el conductor me miraba la cara, y volvía a mirar a la carretera. Después de un breve rato me dijo lo siguiente, y las cosas volvieron a torcerse, como tantas veces, que me han terminado llevando hasta donde estoy ahora...

  • Oye pues... para que te sientas mejor, yo tampoco soy gay, estoy casado, pero he tenido encuentros con hombres otras veces. Es común sabes?

  • Sí, lo se, es más común de lo que mucha gente cree. Te sorprendería la cantidad de veces que he conocido a tíos que no son gay y follan con hombres.

  • Lo mismo te digo. Muchas muchas veces. Hasta amigos míos lo han probado.

  • La calle es "Gustavo Perez Puig", no?

  • Sí, la que te he dicho antes.

  • Oye mira, si no quieres no pasa nada. Terminaré el turno después de dejarte, para cenar y tal, y luego seguiré. Quieres que nos acerquemos a un sitio que conozco ahora, que está cerca de donde vamos, y nos relajamos un poco?

  • Como que nos relajamos? Tengo que ir a ver a mi amigo ahora, dejamé en su calle por favor, que no estoy para tonterías...

  • Vale vale, perdona. Yo era por si querías... ya sabes, consuelo. No sabes lo que te puedo alegrar el rato chaval.

Todas las sensaciones del pasado volvían. Y en el peor momento. El taxi, la noche, esa situación de irme con un desconocido... Me ha pasado tantas veces que mi polla ya estaba reaccionando sola, a pesar de que mis ojos siguieran totalmente húmedos de las lágrimas. El pensamiento de tener un rato con ese señor cada vez se hacía más grande y real, y al final mis instintos más basicos de follar y ser follado hablaron por mi, a pesar de que mi cabeza y mi corazón, los dos a la vez, me decían que no era el momento ni el lugar.

  • Pfff... mira tío, va, vamos a donde quieras... Si es que me da igual la vida ya.

  • No sabes lo que me alegra oír eso, pero no estés triste, es un rato para pasarlo bien, ya verás como luego te sientes mucho mejor. Además eres joven, guapo, seguro que encuentras a otra chica pronto. Me has parecido un chico genial desde que te has montado en el coche y por eso tenía que preguntarte por qué llorabas...

  • Gracias por las palabras. Por cierto, ¿como te llamas?

  • Pedro. Me llamo Pedro, ¿y tú?

  • Marcos.

  • Vale Marcos, bueno, ya verás lo bien que lo vas a pasar en un momento. Voy a dar la vuelta en esa rotonda para acercarnos a un descampado que conozco, nunca hay nadie detrás de la pinada y menos de noche. Te da igual?

  • Adelante.

  • Perfecto, bueno, vamos a echarnos por aquí... y ahora nos metemos por aquí.

Llegamos a un sitio desierto, que la verdad nunca había visto antes y eso que vivo por aquí cerca muchísimos años. Era como una especie de descampado con tres muros altos alrededor, no muy lejos de la calle de mi amigo. Dejó el taxi detrás de una pinada y apagó el taxímetro.

  • Con lo que te voy a hacer no te voy a cobrar el precio del taxi, no te preocupes, que se que lo estás pasando mal.

  • Vale.

Yo cada vez estaba más triste. Verme a punto de cometer otro acto como los que me habían llevado a esta situación me ponía más y más triste. Apenas le contestaba a Pedro, solo con respuestas muy cortas, y él ya estaba saliendo del asiento del conductor y viniendo hacia los asientos de atrás con la linterna del móvil...

  • Bueno voy para dentro. Si ves a alguien cerca de la pinada no te preocupes, a veces vienen gente a cosas parecidas a esta.

  • ¿Cómo? Es un sitio de cruising?

  • Correcto.

  • Joder macho, no estoy yo para esto ahora...

  • Si lo mismo no aparece nadie, además he apagado las luces del coche, casi ni se ve que estamos aquí parados.

  • Bueno venga.

Pedro se metió en el coche y se bajó los pantalones hasta los tobillos. Entonces me hizo una pregunta que la verdad me dejó descolocado, porque hasta ahora no se había tocado este tema.

  • Entonces que, tu eres pasivo, activo, qué quieres que hagamos chaval. Yo prefiero ser activo la verdad.

  • Yo casi siempre soy pasivo.

  • Muy bien, entonces nos lo vamos a pasar bien. Anda ven y metetelá en la boca. - dijo mientras llevaba su mano a mi cabeza y me acercaba a su pene.

La luz de la luna iluminaba un poco el interior del coche, y no me costó localizar el rabo de Pedro. Todavía estaba triste, notaba la humedad de las lágrimas en mis ojos. Esto, como veréis después, iba a ser una sensación que iba y venía a lo largo de la hora que duró todo aquello. Es difícil estar llorando todo el tiempo, sobre todo cuando estás sintiendo un placer intenso, pero a mi me ocurrió a veces.

Acerqué la boca a la polla de Pedro y la abrí para metermela bien dentro. Él resopló del gusto y siguió haciendo presión con su mano en mi cabeza, para incrustarla bien hasta el final, y yo ya solo podía abrir totalmente la boca y sufrir un par de arcadas.

  • Arggg... eso es, traga traga Marcos.

  • Grrggr... grgrrr...

Mi polla no tardó en reaccionar ante la excitación de la escena. Llevé mi mano derecha a ella y comencé a sobarla por encima del pantalón mientras mis labios seguían succionando el falo de Pedro, que cada vez gemía más y con más intensidad. El frío que me llegaba por la espalda me hizo darme cuenta que la ventana de detrás mío estaba ligeramente bajada, por lo que en caso de que nos fuéramos con los gritos, se iba a oír todo.

  • Ummm... Pedro... dejamé subir la ventana que se nos va a oír.

  • No no, dejalá así, que se ventile el ambiente. Además me gusta por si se acerca algún mirón y nos dice algo. El coche está cerrado no te preocupes.

  • Como quieras...

La mamada cada vez pillaba más ritmo, llegó un punto en que estaba de rodillas en el suelo del asiento mientras que mis manos se agarraban a los muslos de Pedro por completo, y mi boca subía y bajaba de aquella polla para dejarla bien limpia y preparada. Pedro estaba con la cabeza hacia atrás, la boca abierta y haciendo fuerza con su estómago para no correrse. No iba a aguantar mucho más, se lo notaba.

  • Ugffffff... ufffff... chaval que me corro, que me voy a correr... para para, para que no aguanto más eh... de verdad... argggg... bueno, sigue sigue... aaaaaaaahhhhhhhhhhhhh.... dioooooooos...

  • Gluupp.. gluppp... grgrggg...

Los huevos de Pedro se estaban vaciando en mi boca y yo solo me centraba en seguir succionando y succionando, como si quisiera tragarme su alma. Pensaba que la mierda de día que estaba llevando me iba a impedir disfrutar de este polvo, pero me estaba volviendo más cerdo de lo roto que tenía el corazón. Una buena dosis de lefa nunca viene mal, así que mientras Pedro se seguía retorciendo de gusto en el asiento y sus manos trataban de agarrar mi cabeza para meterme más adentro de él, comencé a tragar su nectar.

  • Traga traga, aaaaay... ayyy... dejalá bien limpia.

  • Uuuuummm... ummm...

En este punto, donde ya no quedaba nada de semen ni en su capullo ni en su tronco, y yo lo había dejado todo bien limpio, mi polla estaba a punto de explotar. Al no haberme bajado los pantalones, notaba como todo mi líquido preseminal había mojado los calzoncillos, porque los notaba muy húmedos. Mientras desabrochaba mi cinturón y me preparaba para liberar a mi rabo, oí dos golpes en la ventanilla del coche. Qué susto, y qué putada, o eso pensaba yo.

  • Pedro: Si? qué quieres? Hola?

Un hombre, seguramente mayor que Pedro porque estaba calvo y su rostro presentaba bastante arrugas se asomó por la ventanilla y vio la situación. Era imposible engañarle o decirle que se había equivocado, todavía tenía la polla de Pedro entre mis manos y ya estaba con el culo al aire.

  • Señor: Hola, venía a buscar fiesta por aqui. Os importa que mire? El chico me dejará unirme tú crees?

  • Pedro: Ah coño Antonio, si eres tú.

  • Antonio: Hostia Pedro, ni me había fijado en que el coche era el taxi. Jajajaja, vale, ya entiendo. Él tiene que ser la putita no?

  • Me llamo Marcos.

  • Antonio: Ya hijo, me refiero al pasivo, porque Pedro siempre es activo, jejeje. Oye me dejas pasar o no?

  • Pedro: Tú decides Marcos a mi me da lo mismo, es buen hombre, es versátil.

  • Pasa pasa, no me importa.

  • Antonio: Muchas gracias, llevaba quince minutos de pie en la pinada y no venía nadie. Me iba a ir en breve. Acabáis de empezar?

  • Marcos: Esta zorrita ya me ha vaciado los huevos con la boca. No sabes como chupa.

  • Antonio: Pues no, no lo se, pero me gustaría saberlo...

No hicieron falta muchas más palabras. Me puse en el asiento central y me coloqué en posición fetal. De esta manera, Pedro podría empezar a jugar con mi culo, y mientras yo trabajaría la polla de Antonio con la boca. Antonio comenzó a bajarse los pantalones y ante mi apareció una polla preciosa, de unos 19 centrímetros y con una cabeza muy gorda y brillante. Sus manos fueron directas a mi cabeza para, de nuevo, volver a llevar el ritmo de la mamada como previamente había hecho Pedro conmigo.

Pedro, a su vez, estaba pasando sus dedos mojados en saliva por mi culo y proporcionándome unas cosquillas y placer que iban en aumento. Sin más dilación, lo cual me jodió bastante, colocó la polla en mi agujero trasero y comenzó a apretar. Yo tenía la polla de Antonio metida bien dentro de la boca, por lo que apenas pude quejarme, pero me las apañé para decirle a Pedro que me preparara mejor el culo.

  • No, Pedro, dilataló más que no entra nada.. grgrrrr... dale más a los dedos...

  • Pedro: A callar, ya estás bien, tu chupaselá a él ya veras como no te enteras ni que está dentro...

  • Por favor... chupameló aunque sea...

Mis peticiones fueron en vano porque toda la dignidad y cordialidad de Pedro desaparecieron al tener su polla cerca de mi ojete. Se transformó en un hombre cabrón y dominante, y aunque en el fondo me gustaba verme sometido y con una polla en la boca y otra en la entrada del culo, a mi culo le dolió un minuto todo aquello.

  • Aaaaaaaahhhhh... coño... me duele...

  • Pedro: que le sigas comiendo la polla y verás que se pasa todo mejor. Pon el culo más en pompa que te entre bien.

Hice caso a Pedro y saqué más el culo para que pudiera abrirlo mejor y metérmela hasta el final. Se echó un par de escupitajos en el rabo lo cual agradecí bastante. Por mi parte, tenía el rabo de Antonio hasta el fondo de mi garganta y el hombre apenas hablaba o resoplaba, solo estaba con la cabeza apoyada en el cabezal como si fuera un cadáver. Por más que chupaba, succionaba, agitaba su polla o me la metía de golpe hasta el fondo, apenas reaccionaba, hasta que musitó con sus labios algo que me puso cachondísimo.

  • Antonio: qué bien, qué bien cariño... eso es, sigue, sigue mamando, sigue mamando que te voy a llenar la boca de leche. Para eso has venido eh precioso, para eso has venido hasta aquí?

  • Grrr... glup... glupp... gluppp... sí...

  • Antonio: muy bien. Pues te vas a hinchar...

Un pensamiento pasajero de mi novia me hizo volver a empezar a llorar. Ninguno de ellos se dió cuenta, porque mis llantos se enmascaraban con los gemidos de los tres, incluso a veces parecía que yo estaba gimiento por la enculada que me estaban propinando. Pero no, lloraba por mi chica. Es difícil llorar cuando te están abriendo dos agujeros, pero creedme que se puede.

  • Pedro: Qué culo, qué ojete tienes Marcos, como traga... aaaahhh que gustazo... ohhhh... ohhhh... - resoplabla Pedro mientras sus embestidas cada vez eran más deliciosas y profundas.

Mi ojete ya se había acostumbrado por completo a su rabo y la combinación era deliciosa. Cada vez disfrutaba más de sus empujones, y mi polla de un momento a otro comenzó a soltar semen. Estaba sintiendo uno de esos orgasmos de próstata que en ocasiones pueden ocurrir, donde sin apenas tocarte la polla, la fuerza de las embestidas provocan que tus huevos empiecen a vaciarse.

  • Aauuuuumm... aaaammmm... me corro... ohhhh... ohhhh... - gemía retorciéndome de gusto mientras mi polla llenaba el asiento de lefa.

  • Pedro: luego lo limpio yo, no te preocupes... ohhhh... ahora me vaciaré de nuevo dentro de tu culo... te voy a preñar... joder, joder.. que gusto...

  • Antonio: no, lo voy a limpiar yo... déjame un momento hijo.

Antonio apartó mi boca de su falo y, tras meter su cabeza por debajo de mi barriga, se puso a chupar toda mi lefa que estaba por el asiento. La situación me puso a 1000 por hora. Ver la cabeza calva de aquel señor debajo mío tragándose todo el semen que acababa de soltar me estaba poniendo muy cerdo. Todo el líquido preseminal que Pedro estaba dejando dentro de mi ano, mezclado con su saliva, provocaron que mi esfínter estuviera perfectamente mojado y abrazando por completo su polla. Apreté el culo para agarrar mejor su miembro y Pedro no tardó en comenzar a llenarme por dentro.

  • Pedro: aaaaaahhhhhhhhhhhh... ya ya, ya está... me estoy corriendo otra vez... oooooooohhhh diooooooos...

  • Qué rico... sí... vaciaté... ohhh... - le pedía a Pedro mientras movía mi culo en círculos, para exprimir bien sus huevos.

  • Pedro: dios mío, que gusto Marcos, qué culo tienes...

  • Antonio: Lo pruebo yo ahora?

Ni siquiera respondí. Cuando Pedro sacó su polla de mi culo, algo flácida ya, me senté encima de Antonio y dirigí su rabo con mi mano hasta el agujero. Toda la lefa de Pedro seguía dentro de mi y escurriendo, por eso me monté rápido, para que ayudara a lubricar la follada.

  • Antonio: que mojado estás, veo que Pedro te ha tratado bien tesoro.

  • Podemos aprovechar su corrida, sí...

  • Antonio: aaay que rico, que bien entra... venga, salta, salta y vacíame a mi también que me has dejado a punto con la boquita.

  • Ohhh... ohhhh... qué polla...

  • Pedro: Venga Antonio, que tiene el chaval un culo de vicio, correté rápido que tengo que irme a cenar cabrón, a ver si vas a durar una hora.

  • Antonio: No no, tranquilo, me queda poco...

Antonio apenas se podía mover, no se si por el placer que estaba recibiendo de mi culo o porque no podía hacer más fuerza, así que me centré en saltar y hacerle una paja con mi ojete para que terminara por vaciarse dentro de mí. No duró más de 10 saltos.

  • Antonio: aaaaaayyyy... ohhhhh sí, sí... ummmmm...

  • Correté, venga, quiero esos huevos como pasas. No te dejes ni gota.

  • Antonio: me vas a matar niño... ouuuhhhhh...

Pedro, desde delante (ya estaba en el asiento del conductor) miró hacia atrás y dijo lo siguiente:

  • Pedro: da gusto eh Antonio? Vaya zorrita he traído esta noche, madre mía... llenaló bien que está que se derrite.

  • Antonio: a ver si viene más veces que nos lo vamos a pasar igual de bien...

Antonio me daba besos en el pecho mientras su polla terminaba de vaciarse. Yo estaba perfectamente clavado y agustísimo, miraba al techo del coche, y a pesar del placer que sentía no paraba de ver la cara de mi novia llorando mientras miraba la pantalla del ordenador. Vaya día de mierda. La preocupación volvió a apoderarse de mí.

  • Claro, otro día más... Pedro, llevamé a casa de mi amigo si no te importa. Tomad, este es mi teléfono, otro día me escribís. Tengo que irme.

  • Antonio: Jejeje, toma que bien, que quiere repetir el niño. Que precioso eres, y qué culete. Otro día pruebas el mío vale?

  • Vale. Pedro llevamé que tengo prisa.

  • Pedro: Venga Antonio, tira a tu coche, que te has vuelto a correr gracias a mí otro día más. Ya nos vemos por aquí.

Pedro arrancó el coche y yo pasé al asiento del copiloto. Me puse los pantalones en mi sitio y todavía notaba como sus corridas estaban dentro de mi, golpeando mi ropa interior desde dentro. No podía limpiarme hasta dentro de un rato, así que la aguanté dentro de mi y al llegar a casa de mi amigo fui al baño a "mear" y me encargué de limpiarme a conciencia mi agujero, que todavía estaba abierto, escocido y con restos de lefa.

El resto de la noche fueron charlas, llantos, muestras de conversaciones de whatsapp, preguntas... ya os podéis imaginar. Antonio y Pedro ya me escribieron al móvil pero tuve que silenciar sus conversaciones para que no me molestaran por ahora, esos pervertidos querían ya más y acabábamos de follar. Me decían incluso de vernos el día siguiente, pero más tarde les dije que yo les avisaría, que quería darme una semana para mí.

Tendréis noticias.

Marcos.