Me encontré con un hombre de tinder

Me ofreció vino blanco, y seguimos hablando, no paraba de mirarme los senos, mis pezones estaban excitados, el alcohol ya había hecho su efecto y sólo quería que me besara. Me avergonzaba que me mirara de esa manera, me intimidaba.

Hola queridos lectores, hoy les quiero compartir además de un poquito de mi vida, algo que me ocurrió en esta cuarentena. Soy nueva en la comunidad así que espero que les gusten mis relatos y se lo pasen tan bien leyéndolos como yo me lo pasé viviéndolo. Espero sus comentarios :)

Hace poco me había mudado de casa de mis padres, acababa de graduarme de la universidad y quería algo de privacidad. Sentía que ya era hora de irme de casa para poder tener mi propio espacio, sin que nadie se molestara si hago o no hago en casa, así que ya era libre de follar con quien quisiera en ella. El problema en ese momento era que no tenía con quién hacerlo, irónico porque en el tiempo en el que estaba en la casa familiar tenía siempre con quién. El caso es que hacía unos 5 meses había terminado la relación que tenía con mi ex, y aunque se seguía hablando con él no quería seguir follándomelo, en la cama no nos entendíamos bien y eso fue lo que cagó la relación. Aunque todavía me excitaba que me alagara por mi cuerpo, mis senos no tan grandes pero hermosos y firmes, y mis grandes glúteos y muslos, ya no iba a estar con él por eso. Así que decidí descargar Tinder, aburrida de estar sola en casa me propuse traer a alguien.

Siempre me han gustado los hombres mayores que yo, así que me puse a buscar eso. Entonces conocí a David, un maduro de 45 años que había viajado a Colombia desde Nueva York por negocios, y ciertamente estaría un tiempo en el país por la situación de la pandemia. Tenía un cuerpo musculoso de impacto, una mirada retadora, una sonrisa muy linda. Empezamos a hablar y era muy expresivo, amable y conversador, me gustó rápidamente su forma de ser, estoy segura de que eso engancha a las personas aunque sea sólo para pasar un rato agradable. Me quiso invitar a cenar virtualemente, algo que me pareció muy gracioso. En la convesación le había dicho que mi comida favorita eran las hamburguesas y aunque no es muy elegante, él eligió un restaurante gourmet que lo hizo elegante. Para enviarme la comida necesitaba mi dirección, se la dí con desconfianza pero esperando que todo saliera bien. Esa noche tuvimos una velada muy bonita, hablamos mucho y nos reiamos de todo.

Al día siguiente me envió un mensaje que decía:

"Ví en tus redes que amas las plantas, así que te envié unas junto a unos regalos que espero me aceptes". Me asombró mucho que hiciera eso, no me lo esperaba para nada, al mediodía llegó todo: Dos hermosas enredaderas que coloqué en mi habitación, un vestido de seda y un perfume. Pensé que el vestido no me quedaría porque no me había visto en persona y las tallas únicas no me suelen quedar porque además de alta tengo curvas, pero al medirmelo se podía ajustar con unas tiras que se ajustaban en la espalda. Era un hombre muy detallista, pensó en todo, me parecía muy lindo y eso me excitó. Quería verlo en persona y darle las gracias de alguna manera, pero él se me adelantó a la invitación porque ya le habían avisado de que me habían entregado todo y me envió un mensaje diciendo:

"Espero que te hayan gustado mis detalles, estoy muy interesado por conocerte, podrías hoy en la noche?" Le contesté diciendo que sí, en su casa podríamos tomarnos algo. No pude aguantar más y fui al cuarto a tocarme. Abrí el perfume, lo rocié por las sábanas, me desvestí, dejé caer toda la ropa en el suelo, lo rocié por mi cuerpo, me empecé a tocar imaginando que eran sus manos, mi vagina estaba mojada fui a buscar mi vibrador mientras me masajeaba el clítoris. El olor del perfume me recordaba a él, eso me excitaba más quería que ya fuera la noche para conocerlo, a él y a su pene. Mis pensamientos se interrumpieron cuando tocaron el timbre. Era mi pedido para el almuerzo, tenía mucha hambre así que comencé a comer. La calentura ya me la quitaría más tarde.

Al anochecer me comencé a alistar para verme con David. Me puse el vestido que me regaló, pero por si acaso me puse mi tanga negro y sin bra, me maquillé, me apliqué el perfume, metí unos condones al bolso y pedí un Didi rumbo a su casa.

Cuando entré al apartamento él me recibió con un beso en la mejilla, costumbre Colombiana al saludar, me invitó a sentarme en el salón. Me miró de arriba a abajo y me dijo:

-Estás muy linda, ese vestido te sienta bien, hice una gran elección.

-Sí, muchas gracias David, tú también estás lindo.- Pensé que en persona se veía más bueno que en las fotos o el video.

Me ofreció vino blanco, y seguimos hablando, no paraba de mirarme los senos, mis pezones estaban excitados, el alcohol ya había hecho su efecto y sólo quería que me besara. Me avergonzaba que me mirara de esa manera, me intimidaba, y no era capaz de dar el primer paso. Al parecer él notó que me estaba acercando a él más de lo normal y me puso la mano en la pierna, se reía de lo que conversábamos y mientras me la empezó a acariciar. Yo sentía cómo mi deseo por él aumentaba, puse mi copa en la mesa intentando que se me viera más el escote, al agacharme mi brazo rozó mi pezón e hizo que se me pusiera más duro de lo que en un principio estaba. Él mirandome el pecho intentando disimular tragaba saliva, me acerqué más a él y por el movimiento su mano subió, ya estaba cerca de mi entrepierna pero él seguía acariciándome como si no hubiera pasado nada.

De un momento a otro, bruscamente se acercó a mí y me dió un beso. Se lo correspondí mojándome los labios con la lengua y besándolo suavemente, me separé, le acaricié la cara y cogiéndole la mejilla firmemente lo acerqué a mi. Esta vez le dí un beso muy mojado y más fuerte. Me acariciaba más fuerte la pierna y pasó a tocarme la cintura, con su mano subía por mi costado una y otra vez haciendo el amague de tocarme los senos. Me moví de manera que cuando estuviera al lado de mi seno me lo tocara. Lo miré a los ojos fijamente y lo besé. Él captó la directa y me empezó a acariciar el seno mientras me besaba, pasó al cuello y bajó al pecho, me quitó la tira del vestido dejándome al descubierto el seno derecho y me lo chupo. Lamía de arriba hacia abajo, después se centró en mi pezón lo chupaba fuerte, yo gemía y sentía como mi tanga se mojaba más y más. Lo empece a acariciar correspondiendolo, le besé el cuello lo lamía.  le quité la camisa despacio mientras admiraba sus pechos le lamí con ansias todo el pecho, olía a hombre, su olor despertaba mis instintos más primitivos.

-Quítate el vestido- Me dijo mientras me miraba

Yo le obedecí mirándolo fijamente, me quité el vestido despacio dejando ver mi tanga y mis senos desnudos. Se abalanzó sobre mi, y me hizo recostar el el amplio sofá. Me empezó a tocar toda, después los besos hasta que llegó a mi vientre.

-¿Te gusta que te besen la vulva?

-Eso me vuelve loca

Bajó y me besó encima de la tanga, me la quitó, lamió al rededor del clítoris, después a lametazos llegó hasta la entrada de mi vagina que estaba ya empapada en mis jugos. Subio al clítoris, lo succionó despacio, yo estaba tan caliente que me hacía gritar, pasados 5 minutos me metio los dedos ya lubricados despacio y me comenzó a dedear empujando y sacando sus dedos cada vez más fuerte hasta que después de un grito mío consiguió que me viniera. Mojé todo el sofá con mi eyaculación pero no le importó. Saqué un condón del bolso y se lo pasé. Enseguida se quitó los pantalones, se puso el condón, se subió encima mío y me penetró muy duro. Sentí todo su miembro empotrarme como un salvaje. Yo sólo le pedía más y más.

Me subí encima de él con la idea darle la mejor cabalgada que haya vivido en su larga vida. Me movía encima de él como nunca lo había hecho con alguno de los de mi edad. Me encantaba su pene y la cara que hacía viéndome salirme de mis cabales. Me quitó de encima y me puso en cuatro, me cogió del cuello mientras me la metía. Sentía que me iba a venir en cualquier momento, y él todavía tenía energía. Llegué al orgasmo con sus embestidas chorreando otra vez el suelo, pobre la persona que tenga que limpiar eso, pensé. Bajé a chuparle el pene, le quité el condón, de arriba abajo con mi lengua por el tronco. Le succioné el glande un buen tiempo, ponía cara de que se iba a venir.

-Te ves muy rica cuando me la chupas- Me dijo en medio de gemidos. Se vino en mi cara entrgándome todo el elixir de hombre.

Quedamos rendidos de tanto sexo, nos bañamos en medio de besos y caricias y nos acostamos a dormir. Al día siguiente me fui temprano no la excusa de que tenía que enviar un informe del trabajo. Le quedé debiendo el mañanero pero otro día será.