Me encanta que sea tan zorra (7)
Cristina consigue al fin un pequeño magreillo con el Dire y yo aprovecharé para tener una buena ración de sexo con ella gracias a ello.
ME ENCANTA QUE SEA TAN ZORRA (7)
Hola amigos: De nuevo aquí para seguiros contando todas las andanzas de la golfa de mi mujer durante todos estos años juntos. Quienes hayáis leído los cinco relatos anteriores, ya nos conocéis de sobra y me evitáis que deba extenderme en describirnos y contar nuestra situación de nuevo, nuestras perversiones y vicios y en los gustos de cada uno. Quien sea primerizo en esta historia le recomendaría que leyera los anteriores o por lo menos el primero para situarse y conocernos un poco. Y a todos aquellos que a través de vuestros mensajes y correos os habéis declarado un poco seguidores nuestros, a esos, sé que no hará falta deciros nada porque ya nos conocéis de sobra, sobre todo a ella. Muchos nos habéis declarado que más, que escriba más, que no pare, pero de verdad, no puedo escribir todos los días. Mucho ocurrió hace mucho tiempo. Todo lo llevo anotado pero también tengo que ordenarlo y no todos los días puedo escribir. Sé que os gustaría un relato diario pero de verdad que es imposible.
Bueno, esta historia es especial porque la parte sexual que va a tener Cristina es conmigo, aunque su cabeza estuviera con otro. Pero creo indispensable reflejar esto para que luego, podáis seguir el hilo y comprender por qué Jaime (el Dire del que os hablé) fue y es alguien especial para ella.
Tras sus últimas "aventuras", Cristina salió a comer un par de veces más invitada por Jaime, nuestro Director General de Personal en la empresa donde trabajábamos. Cada vez, teníamos más claro, tanto ella como yo, que el tal Jaime debía de estar loquito de ganas por ella. No era normal que un tío casado, con un alto cargo en la empresa, invitara tantas veces a comer a una empleada, jugándose su prestigio, su familia y todo. Estaba claro que tenía interés en Cristina, pero también, no sé si por su cargo o por ser así, el caso es que el tío no pasaba a la ofensiva.
La primera de las dos veces que volvió a ir a comer con ella, Cristina volvió a decirme que nada: que muchas miradas, que si le ponía los dedos en las rodillas por debajo de la mesa, que algún agarre por la cintura, pero por lo demás, nada de nada. Yo no entendía nada, pero en fin, pensaba que el tal Jaime debía de cortarse mucho o bien, puede que fuera tan educado, tan formal, que no se decidiera. Pensé también que su posición en la empresa quizás le obligaba. La posibilidad de que Cristina pudiera rechazarle y montar un escándalo en la empresa debía de pesarle y eso me hacía entenderle un poco su falta de valor.
Por fin, a la segunda de esas dos comidas (realmente ya era la sexta o séptima o que se yo desde que habían empezado), por fin, Cristina me dio la sorpresa, o la alegría porque el Dire nos lo había hecho desear a los dos, por fin digo, llegó a casa y tomándose un café conmigo me dijo que Jaime la había besado y la había tocado las tetas por encima.
Le pregunté y me comentó que habían ido a un restaurant en las afueras, rodeado de una gran arboleda, donde iban muchas veces porque era más fácil que no hubiera nadie que pudiera reconocerlo y que como siempre, se la comía a miradas, rocecitos en las rodillas, etc., pero que luego, al salir, quedaron dando una vuelta por la arboleda pues él todavía tenía media hora antes de tener que volver a trabajar y la había agarrado de la cintura. Se sentaron en uno de los bancos que al parecer había allí en medio de la arboleda y según me dijo, él la sentó a ella encima de sus piernas y tras decirle un par de cosas le dio un beso en los labios, rozando unos labios con otros. Cristina me dijo que tenía tantas ganas después de quedar tantas veces que cuando lo hizo, ella le sacó un poquito la puntita de la lengua para que él viera que podía lanzarse más. En el segundo beso, ella repitió lo mismo y entonces él, abrió un poco más la boca dándole también con la punta de la lengua en la de Cristina. Hubo un tercer beso igual pero él al parecer se llevó la mano a uno de los pechos de Cristina y estuvo tocándoselo por encima de la blusa. El último beso al parecer ya fue un intercambio de lenguas a fondo y él aunque sin desabrocharle la blusa, tocándole y apretándole los pechos con ganas. Eso fue todo al parecer porque había que coger el coche para volver ya que a él le quedaban diez minutos para entrar a trabajar.
Bueno.... pensé que al menos, ya se había decidido a algo y que por algo se empieza y cosas así, aunque la verdad es que nos lo estaba haciendo desear, tanto a mi como a Cristina. De aquella, él había coincidido varias veces en la cafetería del trabajo conmigo y Cristina, saludándola amablemente, por lo cual, sabía ya perfectamente quién era su marido y cuál de sus subordinados era el esposo de aquella rubia que él deseaba tanto.
Aquella noche nos acostamos tarde. Era víspera de fin de semana y no había que madrugar para ir a trabajar por lo que, como casi siempre, nos tocaba ración de sexo a los dos. Tras haberme dado una ducha la esperé en la cama completamente desnudo y ella estuvo también aseándose, viniendo para la cama, aunque ella en ropa interior de color blanco. Mientras yo la esperaba, pensaba la forma de excitarla bien y hacerla pasar un buenísimo rato. Pero sobre todo, egoístamente, pensaba en como podía hacérmelo pasar ella a mi. Pensé en lo de ese día, en que Jaime por fin la había besado y la había tocado un poco los pechos y pensé que por ahí, si sabía sacarle jugo, ella podía excitarme mucho con lo que me dijera. Puse mi mente a trabajar para enfocar bien el tema.
Cuando se acostó, la puse de espaldas a mi, rozándole el culito con mi polla completamente desnuda, pues sabía que la gustaba empezar así, pero empecé también a buscar mi calentamiento. Mientras me apretaba a ella, empecé a chuparle en el cuello y acariciar sus muslos, mientras le decía, con la voz más erótica que pude poner:
Así que por fin.... te has dado unos buenos morreos con el Dire..... ¿eh putita.....?
Cristina empezó a mover suavemente el culito rozándose con mi paquete y me respondió con un sí muy suave y muy erótico.
Yo seguí acariciando sus muslos y chupándole el cuello. Había aprendido de Rodolfo a hacérselo desear, a ir despacio.... excitándola.
Y te ha tocado las tetas..... ¿eh putilla?
Síii.... volvió a responder Cristina moviéndose un poquito más.
¿Te gustó.... te gustó que te tocara las tetas?
Síiiiiii. Notaba como Cristina deseaba que yo lo hiciera en ese momento, pero me contuve.
Golfa...... ¿Te hubiera gustado que te desabrochara la blusa y te las tocara por dentro, sobre tu sujetador?......
Síiiiiii..... el sí de Cristina me estaba pidiendo como loca que la tocara. Me di cuenta que tenía los ojos completamente cerrados, como si lo estuviera imaginando.
Empecé a acariciar sus pechos por encima del sujetador mientras seguía chupando su cuello y pegando mi paquete a su culito. El movimiento y el suspiro de ella me indicaron que se estaba empezando a excitar y a mi, la posibilidad de que estuviera sintiendo mis dedos en sus pechos, pensando en los de Jaime, me la puso más dura. Continué con mi plan, calentándola...... Le desabroché el sujetador y eché mano a sus pechos, acariciándoselos con mucha suavidad, rozando los pezones con mis dedos y notando como se iban endureciendo.....
Asíiiii putona.... te hubiera gustado que te las tocara a fondo..... ¿eh golfa?.....
Síiiii, gimió Cristina echando su mano hacia atrás y agarrando mi polla empezando a tocármela y apretármela....
Así putita..... así.... ¿te hubiera gustado tocarle la polla así.... eh?
Síiiii, volvió a gemir o a suspirar Cristina..... y pienso hacerlo........
La di la vuelta. Debía de empezar a excitarse mucho con su imaginación porque sin soltar mi polla de su mano, me dio un beso en el que me metió la lengua hasta el fondo, recorriendo con ella toda mi boca. Yo entonces, la puse boca abajo y le quité sus braguitas. Mi boca se fue a sus pezones, empezando a chupárselos y a recorrerlos con mi lengua mientras una de mis manos empezaba a acariciarle su almeja buscando su clítoris y acariciándoselo. Ella empezaba a gemir de ganas. Con su mano izquierda me rodeaba la cabeza y con la otra hacía esfuerzos por llegar a mi polla aunque la quedaba un poquito lejos y no podía agarrarla bien.
Le pegué una buena chupada y mordida en sus tetas y en sus pezones, pues sé lo mucho que a ella la gusta y mis dedos se metieron en su almeja follándosela y sacándolos a menudo para recrearme a fondo en su clítoris. Después, empecé a bajar mi boca, chupando cada trozo de su piel que llevaba hasta su almeja. Cuando llegué a ella, la quise calentar un poco más....
¿Quieres que te coma tu almeja?.... ¿Lo quieres......cachonda....?
Síiii, me respondió Cristina retorciendo y moviendo sus caderas
¿Te gustaría que fuera la boca de Jaime quien te la comiera.... eh viciosa?...
Síiiiii, me respondió Cristina sin parar de moverse.
Vamos.... zorra..... muéstrame como le ofreces tu almeja a la boca de Jaime.... vamos... hazlo.....
En esos momentos su culito se levantó un poco, como queriendo ponerme la almeja en mi boca. No habló, pero me di cuenta que su almeja estaba hablando por ella, que me estaba pidiendo desesperadamente que lo hiciera. La acaricié un poco con los dedos y noté lo profundamente mojada que estaba.
Enterré mi boca sobre esa almeja desesperada y empecé a chuparla y comerla. Primero unos suaves toques con mis labios, después unos suaves lengueteos por su entrada, luego... pequeños mordisquitos en su clítoris y después..... introduciendo mi lengua lo más dentro posible y chupándosela bien a fondo. Ella movía el culo y el cuerpo como una loca y se tocaba y apretaba sus tetas.
Paraba y proseguía con las palabras, excitándola.....
Así viciosa.... demuéstrame como le das tu almeja a la boca de Jaime.....
Su respuesta era agarrar mi cabeza y llevar de nuevo mi boca a su almeja mientras sus piernas se abrían cada vez más...
Empezó como siempre a gemir como una perra en celo.....ahhhhh..... uhmmmmm...... ohhhhhh.... y sobre todo uhyyyyyyyy...........empezó a pedirme que la follara.
No lo hice. Me puse boca abajo y le dije que antes, le chupara un rato la polla a Jaime si la quería dentro. Ella se echó sobre mi y empezó a lamerme con ganas uno de mis pezones mientras me meneaba la polla y me la apretaba con fuerza. Fue bajando, hasta llegar a la punta de mi polla, pasándole la lengua y metiéndose la puntita en su boca, mientras me miraba con esa cara de vicio que ella sabe poner, o que posiblemente ponga porque sale de ella. Enterró su boca en mi polla y empezó a mamarmela con ganas. Yo seguía picándola, excitándola.....
Vamos Cristina..... demuéstrame como te gustaría comérsela al Dire.... vamos, cómete su polla.... chupásela a fondo.... vamos golfa..... sé que te pone cachonda pensarlo.... imagínate su polla y chúpala....
Joder. Lo debía de estar haciendo bien porque Cristina me estaba dando una chupada con ganas. Su boca estaba follándomela a tope. Ya no me echaba miradas de vicio. Cuantas más cosas de esas le decía yo (que no paraba), más se concentraba ella en comerme la polla con ganas.
Llegó un momento en que no pudo más e incorporándose hacia mi sin soltar mi polla de sus manos, se situó colocando la punta de mi polla en la entrada de su almeja y dejándola que la penetrara con todas las ganas. Empezó a moverse sobre mi mientras yo acariciaba a fondo sus tetas y pellizcaba sus pezones. Vi perfectamente como ella permanecía con los ojos cerrados y sentí totalmente que mi polla la estaba follando pero en su mente, era la polla de Jaime.
ohhhhhh..... ahhhh.... qué buena..... ohhhhh.... más..... más.....
Así Cristina, así...... vamos.... piensa en Jaime..... piensa en la polla de Jaime follándote... hazlo golfa..... quiero ver lo viciosa que te pone pensarlo.... así... sigue imaginándola..... vamos golfa.... La estaba haciendo gemir locamente. Sus ojos seguían cerrados y seguía follándose mi polla con su almeja.
Vamos zorra.... quiero oir lo que le dices.... di lo que estás sintiendo.... dilo golfa....
Cabrón.... chulo.... fóllame.... chulo..así....más.....más... fóllame como una puta....
Así Cristina...así.... metiéndote la polla de Jaime mientras te magrea a fondo las tetas.... ¿Te gusta?....¿Te pone viciosa?...
Ella apenas contestó. Soltó unos gemidos y acto inmediato, llevada por el deseo, se echó hacia delante, poniéndome sus gordos pezones en mi boca. Se los chupé con ganas, con ánsia. Ella me agarraba la cabeza y acariciaba totalmente mi pelo, con ánsia de que se los siguiera comiendo mientras mi polla (o la de él) la siguiera follando.
Vamos Cristina.... piensa en Jaime.... piensa en cada vez que has estado con él y no ha hecho nada.... piensa en como lo has deseado.... y como te gustaría que te la hubiera metido así.... sé que te pone cachonda..
Uhmmmmm....más....dame más....
En esos momentos, los movimientos de Cristina empezaron a ser más fuertes, más rápidos, como queriendo comerse el miembro entero. Comprendí que uno de sus orgasmos ya venía. Puedo asegurarles que no hay mayor placer para un hombre que el ver como se pone una mujer cuando te la estás follando y tiene un orgasmo. Muchas dicen que lo fingen y que se lo hacen creer a sus parejas pero yo creo que es casi imposible. Los gritos y gemidos de placer, el contraer el cuerpo totalmente para luego, durante unos segundos quedarse completamente inmóvil sintiendo totalmente el orgasmo dentro de ella, sentir como sus manos aprietan de tal modo en donde estén en ese momento, no sé, es una sensación que el hombre que lo ha visto realmente, creo que sería difícil poder fingir lo mismo, salvo que la actriz fuera de oscar.
Tras su orgasmo, se tomó un breve respiro besándome y chupándome los pezones. Puedo asegurar, por lo que acabo de decir que el modo en que una mujer que acaba de tener un orgasmo o está teniéndolo, besa o chupa, es especial.
La di la vuelta y me puse yo encima de ella. Nuevamente volví a penetrarla con mi miembro y moverla hacia delante y hacia atrás dos o tres veces, el cuerpo de ella volvió a responder. La verdad es que es increíble la capacidad que tienen las mujeres para recuperarse y volver a la carga.
Nuevamente empezó a mover sus caderas y su culo, mientras sus manos apretaban con fuerza el mío. Con los ojos cerrados, su boca se abría dejando soltar respiraciones fuertes con cada penetración mía y nuevamente empezó a salir la zorra que lleva dentro.
Sigue.... sigue.... fóllame vicioso.... hazme sentir..... ahyyyyy..... que bien.... uhmmmm......
En esos momentos, su cabeza se levantó dirigiendo sus labios a uno de mis pezones, moviendo con rapidez su lengua mientras me la follaba. Aproveché para excitarla de nuevo.
Así Cristina.... chúpame.... dime con la lengua que le estás deseando.... que quieres que Jaime te folle....
Ella hizo como un amago de querer contestar algo pero yo le insistí en que no dijera nada, que quería que hablara con su lengua. Eso la hizo chuparme con ánsia y con ganas.
Vamos viciosa.... chúpame bien.... quiero que me digas con la lengua que le deseas.... así... dime que lo deseas, golfa....
Con mis palabras, ella chupaba con ganas. Creo que realmente su lengua expresaba su excitación. Creo que realmente estaba con Jaime y mis palabras le hacían pensar en él, chupando con unas ganas locas. Sentí totalmente como mi semen salía disparado hacia dentro de ella.
Al acabar, noté que Cristina se quedaba un poco más pensativa que otras veces. La abracé por la cintura y comenté con ella si algo le ocurría. Me explicó que se sentía un poco culpable ya que había sentido algo más fuerte que otras veces. Con los demás hombres solo había sentido sexo, ganas de sexo, pero me dijo que Jaime se lo estaba haciendo desear y que quizás eso hacía que lo deseara con más ganas.
Sabía la respuesta pero le pregunté nuevamente que si lo deseaba tanto. No porque no lo supiera, pero la idea me excitaba y quería oírlo de su boca. Me respondió que sí, que lo deseaba mucho.
Se durmió al poco tiempo. Yo me quedé pensativo y fumándome un cigarro. Pensé en lo mucho que parecía Cristina desear al Dire y eso hice que me sintiera caliente, con deseo de que ella pudiera darse esa satisfacción. Ahora sabía que si se lo hacía con él, no sería solo por darme placer a mi, que ella también lo deseaba mucho, y eso me encantó, saber que ella también tenía esas ganas.
Pensé en el polvo que acabábamos de echar y pensé que la había excitado mucho. El tiempo con ella y la aventura con Rodolfo me habían hecho aprender muy bien cómo hay que hacer para poner supercachonda a Cristina. A ella no se la debe atacar a fondo desde el principio. Es mejor poco a poco, haciéndoselo desear. Es mejor hacerla sufrir deseando que la toques que tocarla sin más. Es mejor hacerla desear chupar que dejarla. Y así sucesivamente. Y cuando consigues hacérselo sufrir, entonces.... se pone loca porque la penetres, lo desea con mucho vicio.
Quizás por ello, en aquellos momentos deseaba tanto a Jaime y lo sigue deseando, porque lo tenía pero se lo hacía desear.
No sé si os gustará este relato al haber sido conmigo, pero quería también contar en alguno más o menos para que veáis como son nuestras experiencias sexuales en la cama y como disfrutamos. Sé que hay muchas parejas que en la realidad, a veces realizáis la fantasía de que ella esté con otro, pero no tenéis mucha experiencia a la hora de disfrutarlo, sobre todo aquellos que lo deseais pero lo habéis probado poco. En fin, ojalá que este relato os pueda servir de ayuda para que disfrutéis mucho en la cama con vuestras parejas.
Un saludo y ya continuaré con nuestros relatos.