Me encanta mi profesión - Sulinda (2)

Nuestro primer polvo de muchos que llegaron

ME ENCANTA MI PROFESION – CONOCIENDO A SULINDA (2)

Hola a todos y todas los viciosos/as que han leído mi anterior relato. Antes de empezar me gustaría aclararos que todo lo que os cuento es 100% real y que salvo los nombres, lo demás ha ocurrido.

Como os comenté el primer día que nos liamos en mi oficina Sulinda y un servidor, no habíamos pasado de pajas mutuas y ella acabó tragándose mi polla por que estaba terminando con la regla y la primera vez le daba apuro hacerlo así.

Por eso quedamos para el día siguiente en su casa, por la mañana. Pues puntual como siempre soy, sobre todo si es para disfrutar de un cuerpazo como el de Sulinda, y con la polla como una piedra, ya que desde el día anterior me tenía que haber cascado varias pajas del estado de excitación en que me había dejado mi colombiana preferida.

Aparqué el coche lo mas cerca posible del portal de su casa, y antes de salirme la llamé por el móvil; me dijo el piso y que me estaba esperando cachonda perdida. Luego supe que se había acostado tarde, viendo la peli porno de un canal de TV local y que se tuvo que masturbar hasta con el palo de la fregona.

Subí y me ofreció un vaso de coca cola, ya que no tenía cerveza. Cada vez que pasaba a mi lado con un short de mezclilla super-corto y super-ajustado le tocaba el culo intentando meter los dedos en la entrepierna y poder tocar los labios de su coño. Ella reía e intentaba zafarse de mis maniobras.

Mientras bebíamos en la cocina, me contó lo puta que era, vamos que estaba en estado de cachondez permanente y que iba por la calle fijándose en todos los paquetes de los tíos, pensando como debería follar cada uno.

Yo le dije:

Sulinda, pase lo que pase quiero que seamos amigos siempre, y que esto no rompa nuestra amistad. Y estemos con quien estemos me gustaría que ambos tuviésemos tiempo aunque fuera para un polvo rápido.

Ella: yo también quiero lo mismo. Estoy estupendamente desde que me divorciastes y contigo lo que quiero es tener un amigo lindo (jajajajaja) para que me baje la calentura cada vez que el quiera.

Una vez de acuerdo, se me acercó cogiendome el paquete y manoseándolo a conciencia. No tardó ni un segundo en bajarme la cremallera y meter la mano buscando el tacto natural de mi polla. Todo esto de pié en la cocina. Yo había metido la mano en el pantaloncito y estaba jugando con los labios de su coño y ella me decía:

Joder Papi, que rico- Con ese acento y de esa manera la polla pegaba un salto en su mano cada vez que me lo decía.

¿Te gusta?

Sí Papi.

¿Por donde quieres que te la meta?

La quiero en el culo, y córrete dentro que me gusta sentirla.

La cogí en volandas y la puse a cuatro patas sobre el sofá del salón. Acabé de quitarle el pantalón, y metí mi cara y lengua entre sus nalgas. Cuando saboree tanto su conejo como su ojete, dispuse mi polla en su agujero trasero. Al principio me costó meterla, pero en cuanto entró el capullo, todo fue rápido. La muy puta me tenía a cien y ella estaba que hervía por todos lados. Sabía que es primer polvo completo no iba a durar mucho y se lo dije:

No tengo eyaculación precoz, pero conforme me has puesto, cacho guarra, te voy a dar la leche en un segundo.

Ella se deshizo de la polla en su culo, dándose la vuelta y se la metió en la boca. Yo, sorprendido no pude hacer otra cosa que mirarla a los ojos y correrme como un poseso. Creo que hasta alaridos dí. Pero Sulinda no se podía quedar así, por lo que cogí mi mano y la dirigí hacia su choto, dándole duro hasta que arqueó su espalda y con grititos se corrió.

En ese momento sonó mi teléfono móvil, el cual cogí de mala gana, más para tirarlo contra la pared que para contestar. Me dijeron que me esperaban en la oficina de manera rápida.

Cogí mis pantalones y empecé a vestirme, mientras Sulinda despatarrada en el sofá me miraba con cara de putísima.

Mañana, ¿vas a volver?

¿Lo dudas?

No.

¿Quieres?

Por supuesto, siempre quiero.

Pues mañana la que vendrá serás tú, que te quiero follar encima de la mesa de mi despacho y en la recepción.

Woao, me encantará, así si me pillan tus trabajadores me los tendré que follar también, jajajajajajaja.

Hasta a las tías.

También me gusta comer marisco de vez en cuando, siempre que venga acompañado de un buen rabo.

Jajajajaja.

Tu ríete pero ya lo verás.

Le volví a meter un dedo en su coño, para llevarme su olor.

CONTINUARÁ