Me encanta mi profesión - conociendo a Sulinda (1)

A traves de mi trabajo conocí a Sulinda, colombiana cachonda que me ha hecho vivir una de mis mejores experiencias. Infidelidad

ME ENCANTA MI PROFESION – CONOCIENDO A SULINDA

Hola a todos y todas los viciosos lectores de relatos. Muchas han sido las jornadas que he acabado en mi despacho pajeandome con vuestras calenturientas historias. Por pereza no había contribuido con mis propias historias, pero creo que ha llegado el momento de devolveros los ratos de placer que me habéis aportado.

Me presento, me llamo……, bueno eso que mas da pensando en tanto en cuanto que el que mas y el que menos tendrá sus manos en donde deben estar y da igual como me llame yo. Soy abogado y ejerzo en Madrid, teniendo un coquetuelo despachin donde me siento el amo y señor de mi reino.

Hace unos años tuve que asistir a una chica colombiana en los Juzgados por un problema con su ex pareja. Como soy bastante profesional en ese momento solo se me ocurrió dejar de lado mi calenturienta mente y dedicarme a su defensa mejor imposible. Se llama Sulinda y es una latina de rompe y rasga, tiene unos ojos preciosos y unos labios protagonistas de las mejores succiones en cualquier lado de tu cuerpo. Las tetase por su volumen pequeño no eran del gusto de quien os escribe, en principio y solo en principio, dado que mis gustos van hacia grandes pechos, pero que muy grandes. Pero estas tetas tenía unos pezones erguidos perennemente y que con solo el roce hacían que su dueña se retorciera de placer. Su culo era un monumento a lo bien hecho y además lo adornaba con jeans de talle híper bajo y bien muy bien ajustados. Sus piernas eran largas y perfectamente torneadas.

Después de ese primer encuentro, vinieron otros muchos tanto en mi despacho, como en los Juzgados, por mi labor profesional para con ella, lo cual conllevó que la confianza fuera aumentando, llevándonos a hablar de cuestiones personales y profesionales. Un día tras otro veía que la atracción era mutua por que sus visitas no solo conllevaban temas profesionales, sino que pasábamos mas tiempo hablando de nuestros gustos y deseos, hasta que un día caímos ambos en tratar temas íntimos. Tan íntimos que ella me contaba lo morbosa que era en el sexo. Como, cuando y de que manera se masturbaba, sus experiencias con tíos y tías, que le encantaba que le hicieran, como ella decía, "su colita", todo lo cual provocaba unas erecciones en mí de caballo y en cuanto se marchaba me tenía que machacar mi polla por lo menos dos veces.

Un día me dijo que si sabía de algún trabajo que se lo dijese, por que andaba mal de dinero, a lo cual y llevado más por lascivia de poder verla más a menudo y disfrutar de ella, le comenté la posibilidad de venir de vez en cuando a limpiar en el despacho. Ella se puso loca de contenta y, como luego me confesaría, se le hizo el coño agua.

Un día de los que vino a limpiar, yo me encontraba en mi despacho con las puertas abiertas, haciendo que trabajaba. Digo haciendo que trabajaba, por que cuando se daba la vuelta me quedaba embobado viéndola. Una vez que terminó, se sentó delante de mí y empezamos a charlar:

Ya terminé Licenciado.

Sulinda, no crees que después de tanto tiempo conociéndonos es hora de que me llames por mi nombre?

De acuerdo X.

Gracias Sulinda, ¿Qué tal tu fin de semana?

Nada, solita en casa, llevo varios findes que no voy a bailar.

Te gusta bailar? Que música te gusta?

Me encanta el ballenato, sabes cual es?

Creo que si, a mi me gusta bailar a chicas latinas el reggaeton.

A mi, me encanta bailarlo.

Pero, debe ser con alguien de confianza, no?

Me da lo mismo.

Siiiiiii? – Abrí los ojos de par en par, y ella rió, lo cual me hizo tremparme como un burro.

Conmigo lo bailarías Sulinda?

Contigo lo bailaría y mas cosas…….

En ese momento tenía mi polla dura como las piedras y si me hubiera rozado con algo me hubiese corrido de inmediato.

Me dijiste que eras muy morbosa?

Si, y creo que como tú.

Yo también soy bastante morboso, sexualmente hablando.

Pues nos hemos juntado dos que

Yo, sin poder más con la lujuria me lancé al barro:

Sulinda, hace tiempo que me gustaría contarte lo que siento.

Y que es pues?

Pues que te estaría follando hasta tres días después.

Y que esperas para hacerlo?

Puedo?

Te tengo que dar mas señales?........

Me levanté de mi sillón y la tomé de las manos para levantarla. Empezamos a besarnos, que digo besos?, a morrearnos como posesos y mis manos empezaron a apretujar sus tetas por encima de la ropa. La camiseta que llevaba era escotada, pero preferí subírsela y desabroché el sujetador, subiéndolo igualmente.

Ella bajó su mano a mi bragueta y empezó a apretar mi polla, suspirando en cada apretón. Yo hice un intento de meter la mano por sus jeans, pero de tan apretados no pude, siendo ella la que se desabrochó el botón y bajó la cremallera, pero me advirtió:

Estoy con la regla.

Me da lo mismo, luego hay lavabos?

Acabo mañana.

Ya, pero yo no puedo estar hasta mañana sin tocarte el coño.

Pues es todo tuyo.

En esa situación nos sentamos en un sofá de una sala contigua y le bajé los pantalones hasta media pierna. Me empecé a comer sus pezones y a meterle dos dedos en su raja. Ella se retorcía como una loca y me decía:

Soy y quiero ser para siempre tu puta y que me folles cuando quieras.

Lo serás, respondía yo.

Acabó arqueando su espalda y corriéndose como una loca. Una vez que se tranquilizó su respiración, me miró a los ojos mientras la besaba y separándose de mí me dijo:

Tú no te puedes ir con la polla así. Quiero comerme esa tranca y me encanta que te corras en mi cara.

Como comprenderéis, no estaba acostumbrado a que una tía me hablase así. Todas las que había conocido, no habían sido ni siquiera mínimamente tan directas como Sulinda.

Me abrí de piernas y ella agarrada a mi garrote (tampoco es nada del otro mundo, dentro de la media) empezó a lamérmela y a pajearme. Cada dos por tres me preguntaba que si me gustaba y a mi solo me salía decir que si y bufar como un loco.

Imaginaros la corrida que le largué en toda la boca y ella se la tragó sin dejar ni una gota. Cuando me tranquilicé, sin dejar de manosearle las tetas, nos fuimos a lavar y me dijo:

Mañana necesito que me folles, así que búscate una excusa para ir a mi casa, que necesito esa polla en mis agujeros.

Eso está hecho, muerto tenía que estar para no ir.

Este fue el principio de una larga amistad que perdura y perdurará. Si os ha gustado estoy deseando que me enviéis comentarios. Me encantan las latinas calientes, así que os dejo mi correo para que podáis contactar conmigo.

(CONTINUARÁ)