Me encanta el sexo (IV)
Tras unos días de obligado descanso reanudan su vida normal. La hermana de ella viene a casa al salir del gimnasio. Entre bromas terminan teniendo una tórrida sesión de amor lésbico que las deja extenuadas.
Luego de nuestra última experiencia sexual en la ruta, pasamos casi dos semanas sin tener yo penetraciones, ya que eso me dolía mucho. Luego retornamos a nuestra vida sexual normal, a nuestra vida normal.
Alberto tiene un gimnasio, donde dicta clases durante toda la tarde y parte de la noche, por lo que yo paso mucho tiempo sola en mi casa. Las visitas de mi hermana Inés nos son muy frecuentes, ya que concurre al gimnasio tres veces por semana y luego se queda en nuestra casa que es en la planta alta hasta que Alberto sale y la llevamos a la casa de nuestros padres.
Inés es una chica de 17 años, al igual que yo rubia, muy bonita y con un cuerpo muy bonito, ya que es fanática del gimnasio. Lo mas atractivo que tiene es su cola, bien paradita y dura. Muchas veces he notado como Alberto la mira con bastante disimulo, pero se nota que le gusta bastante.
Yo nunca había mirado a mi hermanita con otros ojos que no fueran de hermana, pero luego de mi relación con las dos chicas en el centro vacacional, confieso que la veo de otro modo, la miro y me excita su cuerpo, pero no me atrevo a decirle nada. Entre nosotras hay bastante confianza por lo que se perfectamente que su experiencia sexual es bastante escasa y se limita a una o dos veces por semana con su novio, y que no son de lo más gratificantes.
Una tarde de mucho calor, luego de salir del gimnasio, sube al apartamento y me dice que se va a dar una ducha porque está muy transpirada y con mucho calor.
Yo me encontraba en ese momento totalmente desnuda. Inés me ha visto muchas veces desnuda, pero no esperaba verme desnuda a esa hora y en la sala, por lo que me pregunta por qué estoy desnuda...
Yo en tono de broma le digo que estoy desnuda porque me estaba masturbando y comenzamos a reírnos, pero noto que se pone nerviosa y me dice "A ver, cómo lo hacés", y yo le digo "¡¿De verdad querés verme como me masturbo?".
Inés me mira bastante seria y con cara de pícara me dice "¿Por qué no?, a lo mejor te acompaño..." Me quedé de boca abierta, nunca esperé una cosa así de Inés. Entonces ella me confiesa que como con su novio las relaciones no son muy placenteras, muchas veces se masturba sola, pero que debe ser más emocionante hacerlo con otra mujer, y que mejor que con su hermana...
Le digo que se de una ducha y regrese, que veremos. Se ducha rapidísimo y sale totalmente desnuda, le miro la conchita y veo que la tiene bastante peluda, por lo que le digo que me espere un poco que voy a afeitársela.
Vamos para la sala y ponemos una toalla en uno de los sofás para no mojarlo y comienzo a enjabonarla con la brocha, para mi sorpresa, Inés cierra los ojos y comienza a respirar muy profundo. Comienzo a rasurarla y de tanto tocarla noto que su clítoris está muy duro, por lo que cuando termino de afeitarla y quitarle el jabón le digo que ahora hay que pasar una crema suavizante. Con las piernas bien abiertas y los ojos casi cerrados me dice que sí con la cabeza.
Tomo una crema para manos y comienzo a pasarle por su conchita recién afeitada y cuando le toco el clítoris pega pequeños saltitos y queda muy agitada. Le pregunto si le molesta y me dice que no que le gusta mucho y que si sigo se acaba. Le pregunto si quiere que la haga acabar y me mira con los ojos bien abiertos y me dice "por favor, haceme acabar, lo deseo.... luego pedime lo que quieras, lo que quieras"
Sin perder mas tiempo comienzo a lamerle el clítoris a la vez que le paso los dedos por la rajita y la noto totalmente mojada. Le pregunto si alguna vez se lo hicieron por la cola y me dice que nunca. Entonces mojo mis dedos en sus líquidos y suavemente le meto un dedo en su culito mientras sigo chupándole la conchita.
Inés hace dos movimientos de cadera y se mete todo el dedo en el culo, entonces se lo saco y pongo en la entrada de su orificio tres dedos bien mojados con sus jugos. Entonces hace varios movimientos circulares con la cadera hasta que se los mete hasta mis nudillos, abre la boca y dice apenas con un poquito de voz..."qué divino, qué divino".
Me pongo crema en la mano y comienzo a meterle cuatro dedos, unos pocos movimientos y su ano está tan dilatado, mi hermanita está tan caliente que mi mano entra toda en su culito arrancándole quejidos de todo tipo, entonces decido probar con su conchita y le meto varios dedos hasta que mi mano entra toda mientras le sigo chupando el clítoris.
No aguanta más y se acaba, pega verdaderos saltos en el sofá y grita y llora. Queda tensa durante más de tres minutos mientras las contracciones de su útero y su culo se hacen cada vez mas fuertes. Su clítoris está tan hinchado que parece el pene de un niño, nunca había visto un clítoris tan grande. Cuando comienza a aflojar sus contracciones le saco las manos de adentro y le acaricio las tetas mientras Inés tiene varios espasmos hasta que queda tirada en el suelo sobre la alfombra respirando muy agitada.
Al rato abre los ojos, me mira y me dice "sos una hija de puta, nunca pensé que fuera mi hermana quien me sacara el mejor polvo que he tenido en toda mi vida"
Nos reímos, nos abrazamos y sin quererlo nos besamos apasionadamente en la boca.
Me mira a los ojos y me dice "Laura ahora te toca gozar a vos.., enséñame por favor, sos la primer mujer con la que tengo sexo".
Mi calentura era tanta que bastó con que me lamiera un poquito la concha y me metiese un dedo en el culo para que yo comenzara a gritar y a sacudirme con un orgasmo alucinante.
Conversamos toda la tarde y nos pusimos al día con nuestras cosas, le conté nuestras experiencias y me dijo que quería participar con nosotros de esas cosas.
Nos masturbamos una frente a la otra varias veces y varias veces nos hicimos el amor esa tarde.
Por la noche cuando Alberto subió nos encontró a las dos desnudas preparando la cena. Nos mira incrédulo y lo único que le dijimos fue que a partir de ese día Inés se viene a vivir con nosotros.