Me encanta Dani. Me recoge en la estación.

Después de unos días fuera, Dani viene a la estación a recogerme.

Van pasando las semanas de este año tan distinto, Dani una vez más salió victorioso de su encuentro internacional. Pero es un no parar y vuelven a estar de reuniones fuera. Lo que empezó como un capricho de un día se va volviendo en algo cotidiano y maravilloso que hace ya tiempo decidí no perderme.

Esta vez yo también he estado unos días fuera, he estado unos días en la playa por Semana Santa. Lo he pasado genial, pero no he dejado de pensar en él, en todo lo que me fascina y también en todo lo que me desespera. Pero sobretodo en las ganas que tenía de que estuviese allí, en todo lo que quiero compartir con él, y en todo lo que me gusta verle disfrutar.

Él llegaba de su viaje apenas una hora antes que yo y se ofreció a ir a buscarme a la estación. Podíamos comer algo rápido juntos antes de volver al trabajo por la tarde, y e propuse pedir algo y comer en mi oficina.

Fue fantástico llegar y verle allí con su increíble sonrisa y los brazos abiertos. Por el camino hasta mi ofi pedimos algo de sushi y él me iba contando chismes de su trabajo mientras yo le interrumpía contándole lo bien que se estaba en la playa y me decía que estaba muy guapa, que se notaban esos días de playa y sol.

En el ascensor nos dimos un abrazo y ya no pude aguantar más y fui directa a tocarle la polla, llevaba una semana echándola de menos, fue agarrarla y ponerse dura al instante, en apenas unos segundos estaba dura y enorme. No podía dejar de agarrarla fuerte y salí del ascensor tirando de ella. Abrí todo lo rápido que pude la puerta aunque apenas atinaba con la llave, estaba muy cachonda y apenas había tiempo para lo que tenía claro que quería hacer. Dani como siempre serio y con esa mirada que ya conozco que está a medio camino entre un ni se te vaya a ocurrir y un no dejes de hacerlo.

No le dejé ni pasar, nada más cerrar le arrinconé contra la puerta, me arrodillé y le abrí el pantalón, su polla estaba durísima y apetitosa, en cuanto la puse dentro de mi boca apenas alrededor de mis labio, Dani me cogió por la nuca y me la metió entera en la boca y empezó a follarme la boca hasta la garganta, seguí gozando de la follada que me estaba dando hasta que de repente paró me levantó cogiéndome del brazo y me llevó hasta la mesa. Una vez allí, me sujetó la cadera firmemente con su mano izquierda, mientras me recostaba sobre la mesa, los dos sabíamos que apenas teníamos unos minutos hasta que llegara el repartidor.  Instintivamente mientras de un tirón me bajó las bragas y las medias hasta la mitad del muslo, yo me puse de puntillas para poder ofrecerle mi coñito que estaba absolutamente empapado.

Tal y como lo estaba deseando me embistió fuertemente, se notaban sus ganas de follarme, las prisas. Me encanta sentir cómo me agarra las caderas para follarme a su antojo, yo no dejaba de jadear y pedir más polla. Qué gustazo sentirla así de dura una y otra vez, hasta dentro . Sentir que me folla de un modo tan animal, que me usa para su placer mientras me da un orgasmo tras otro. Es de las cosas que más loca me vuelven, que me siga follando una vez que acabo de correrme. Me estuvo dando muy duro unos pocos minutos hasta que de repente sentí que me la sacaba, me cogió por el hombro para ponerme de rodillas frente a él, supe que iba a correrse, abrí mi boca, saqueé la lengua mientras veía como se la sacudía, me tomó de la nuca y vi como empezaba a correrse, como salía de su polla su semen que caía sobre mi cara, mi cuello, mi lengua, mi boca, me encanta chuparla cuando se está corriendo y saborear su placer. Lamerla, que la frote por mi cara y estar toda saciada con esa sensación de bien follada.

No había reaccionado aún y sonó el timbre, Dani se subió en un segundo el pantalón y yo me quedé en el suelo contra la pared para que no me viera el chico del restaurante con las bragas bajadas y con toda la corrida de Dani aún resplandeciente en mi cara.

Continuará…