Me enamore jugando (4)
Los juegos continúan y Aida comienza a involucrar sentimientos
-Buenos días…En la barra de la cocina hay café
Me dijo Mariana cuando salí a la terraza cubierta con una toalla que había tomado del baño, le respondí el saludo y le señalé mi bikini que permanecía en el piso junto a la tina, lo levanté y entré a la suite, después de ponerme el bikini me serví café y salí nuevamente a la terraza a sentarme junto a ella, yo esperaba algún comentario sobre la noche anterior sin embargo no dijo nada al respecto, solo me platicaba de lo bello que era el mar de Cortez, de los tiburones, las ballenas y de lo mucho que le gustaba venir aquí de vacaciones y bucear. En un silencio que hizo, fui yo la que tocó el tema diciendo
-Como aguanta Luis
Ella rió y me aclaró
-Se untó de “eso”
-¿Y qué demonios es “eso”?
Usando un tono de incredulidad ante mi pregunta respondió
-¿No has entrado a una sexshop?... Es un anestésico que se aplican en el pene yo le digo “eso” pero hay varios tipos, en spray, o en crema y si se quitan la sensibilidad en el miembro pues ya viste lo que pasa, creo que se trataba de complacernos a las dos
-Nunca había visto el “eso”
-De verdad que pareces nueva, te hubieras puesto a curiosear el día que compraste tus consoladores, en esas tiendas hay de todo lo que te puedas imaginar para disfrutar del sexo, no solo consoladores, pero debes ir sin temor ni vergüenza y observar todo lo que se vende para elegir lo que te conviene y no entrar con pañoleta y lentes oscuros como artista de Hollywood
-Yo no los compré, los compró Javier
Me miró en su papel de maestra, de experta en sexo y movió la cabeza como admirada de mi ignorancia y usando un tono de voz que me sonó ridículo en su intento de ser la experimentada preguntó
-¿Te gustó lo de anoche?
-Mucho, pero me hubiera gustado, no sé, algo más normal
-¿Normal?
Preguntó alargando cada una de las dos silabas de la palabra para demostrar su admirada incredulidad a mi respuesta y agregó
-¿Se te hace anormal disfrutar como como lo hiciste?.. Porque mira que te diste unas venidas que cualquiera envidiaría
-No me refiero a eso, sino a tener una relación más íntima, más romántica
-¡Eres patética!, te hacen disfrutar como nunca y piensas en romanticismo, ¿Qué querías? ¿Suspirar enamorada, diciendo “Que amorosa verga tiene éste cabrón”?
Golpeando con sus dedos índices sus sienes para acentuar sus palabras y mi estupidez dijo
-¡SEXO!, lo entiendes, solo sexo, placer, orgasmos, el semen llenando tu vagina, solo de eso se trata, aquí no hay amor, ternura ni nada romántico… Así que no esperes otra cosa. Solo te quieren coger y tú te vas a dejar, ese es el juego y lo vas a disfrutar como anoche ¿Lo entendiste?
No respondí, solo la miré mientras bebía de mi café
Ella cambió su tono de la experta enseñando a la novata y preguntó
-¿Estás arrepentida?
Por un momento pensé en mi hijo pero respondí
-Para nada, lo volvería a hacer
-Y lo harás…. ¿Te molestó que yo te tocara?
-No…. Al principio si sentí que eso atentaba contra mi femineidad, pero mi idea cambió y te aseguro que fue una gran experiencia, me gustó la suavidad de tu piel, su aroma, ahora entiendo a los hombres que se mueren por acariciarnos, sería bueno que ellos supieran hacer el sexo oral como tú me lo hiciste, sabias dónde y cómo hacerlo.
-Hice lo mismo que tú me hiciste… A mí me encantó, no me mal entiendas, no me metería con otra mujer en la cama a tener sexo, prefiero coger con un hombre pero si se trata de hacer tríos entre dos mujeres y un hombre, pienso que así debe ser, ver a dos mujeres besándose y lamiéndose excita al hombre, pero que dos hombres se besen y se la chupen a mí no me gustaría verlo.
Afirmé con un gesto y pregunté
-¿Y no han cambiado las cosas entre ustedes?
-Solo para mejorar…Entre nosotros ya no existen los celos que destruyen a la pareja
Quedamos en silencio por varios segundos en los que Mariana estuvo pensativa, ella fue la que rompió el silencio, con la mirada perdida en el horizonte marino comentó
-Se le ha dado demasiada importancia a las relaciones sexuales de una mujer al grado que ese es el principal parámetro para juzgarlas. Y lo peor es que se ha caído en absurdos, los hombres quieren esposas vírgenes pero les piden experiencia, les encanta el sexo oral, pero no aceptan que se los dé su esposa, para muchos solo existen dos tipos de mujeres, las frígidas que no sirven como mujer o las calientes que no sirven como pareja ya que son infieles por naturaleza. Por siglos hemos tenido que sujetar nuestra sexualidad a la de ellos.. ¡Qué digo sexualidad!, ¡TODO! desde nuestra forma de vestir.
-Estoy de acuerdo, cuantas que son violadas y tienen el valor de denuncian, el ministerio público las mira con cara de “Te quiero coger” y les dice “¿Y cómo no la van a violar, a quien se le ocurre vestirse así teniendo un cuerpo como el suyo?”, así que terminan siendo violadas por la justicia… Creo que a la justicia la representan como mujer y con los ojos vendados como símbolo de que se puede violar como y cuando les dé su regalada gana y siempre será ella la culpable.
-¿Y la espada?
-Lo mismo que la balanza, con las manos ocupadas es más fácil violarla
Reímos, no de lo dicho, ya que era una dolorosa verdad, sino de las figuras que usábamos tal vez para pretextar nuestra conducta y Mariana agregó
-Y nosotras somos nuestras peores enemigas, solo te digo que las mujeres como tú y yo, las que nos decidimos a hacer lo que la mayoría quisiera hacer, las mismas mujeres serán las primeras en tacharnos de putas, así que somos un par de putas Amiga.
-¿Y no lo somos?
-¿Y te importa serlo?, anoche no pensabas en eso.
-No, no me importa, lo que es más me encantó serlo... Y me vale madre lo que piensen las demás ya que todas en una u otra medida somos unas putas Mariana, todas nos hemos vendido alguna vez aunque haya sido a nuestra pareja. No creo que exista alguna que no haya negociado con la vagina algo más que amor y placer....
Vimos a Luis salir en calzones de la habitación e ir hacia la cocina a servirse café y Mariana me interrumpió diciendo
-Ya no comentes nada, en esto hay dos normas inviolables…Primero; Nunca te enamores de quien solo te quiere para coger y Segundo; Si te cogí, no me acuerdo.
Yo afirmé con la cabeza y ella agregó
-Te prometo que vas a tener “algo más normal”, pero después lo hablamos ¿OK?
-OK
Respondí pasando mis dedos frente a mis labios como si corriera sobre de ellos un cierre. Cuando Luis salió a la terraza con su taza de café, nos dio un beso en los labios a cada una, a Mariana le dijo “Buenos días amor” y a mi “Buenos días preciosa” y se sentó a platicar, a terminar su café Mariana dijo
-Vamos a bañarnos para bajar a desayunar y esperar a Eduardo, ya está por llegar su vuelo
Yo afirmé y me puse de pie, entré a mi habitación y me metí a la regadera, después de bañarme me quedé un tiempo bajo el chorro del agua caliente, al salir me puse una blusa con unos shorts y bajamos a desayunar. Mariana y Luis actuaban como si nada hubiera pasado entre nosotros la noche anterior y platicábamos de cosas digamos “normales” como familia, hijos, lugares que habíamos visitado etc. En eso estábamos cuando llegó Eduardo y al verlo quedé impactada, Mariana se había quedado corta al decirme que “Las personas crecen”… Había crecido y de qué manera, Luis le preguntó
-¿Te llevaron a la suite?
-Sí, ya dejé mi equipaje
-¿Te acuerdas de Aida?
Me recorrió con la vista y dijo
-¿Cómo olvidar a una mujer tan linda?... ¿Fue testigo en tu boda verdad?
-Sí
Respondió Mariana y él me dio un beso en la mejilla sentándose a mi lado para decirme entre risas
-El botones dejó mi equipaje en tu habitación, me dijo que era la habitación de mi esposa
-Yo dejé dicho en la administración que vendría el esposo de la señora
Aclaró Luis para no dejar duda que los cuatro éramos parte del juego, sin embargo Eduardo no evitó comportarse caballerosamente, cosa que me agradó, y me preguntó
-¿Te molesta que mi equipaje esté ahí?
-No, para nada
Respondí mirándolo a los ojos
-¿Y el dueño del equipaje?
Me avergonzó y sentí el rubor en mi cara pero reaccioné y respondí
-No, si el dueño me convence
Mariana soltó la carcajada y burlándose de mí exclamó
-¡Por Dios Aida!... Eddy es menor de edad
Yo reí y le mentí a Eduardo explicando que viendo unas fotos de la boda de Mariana yo me acordaba de él como un chico de 16 años y terminé diciendo
-Pero mi amiga se burla de mí por no aceptar que los años pasan y la gente crece
Terminando de desayunar subimos a la suite para cambiarnos de ropa, yo me puse un bikini tradicional y mientras untaba crema bloqueadora en las piernas entró Eduardo que había estado platicando en la sala con Mariana, se sentó en la orilla de la cama observando como con un pie subido sobre el banquillo del tocador untaba la crema en mi pierna, yo pregunté
-¿Qué?
-Estoy viendo lo lindo de tus piernas
Se acercó, preguntó “¿Puedo?” y sin esperar mi respuesta se inclinó para besar mi muslo, me quitó el tubo de crema de las manos y terminó de untarla en mi piel. Yo estaba consciente que untarme la crema era tan solo el pretexto para acariciarme y mientras lo hacía me miraba a los ojos fijamente, sin duda con sus caricias me decía que le gustaba para “jugar” y yo al permitirlas le respondía que lo aceptaba como “jugador”. Cuando terminó yo bajé mi pie del banquillo y al entregarme la crema sujetó mis manos y las besó haciendo que una rara sensación recorriera mi cuerpo, tomó su equipaje con la intención de llevarlo a la otra habitación pero yo lo detuve diciendo
-Usa la parte libre del armario y no dejes tu ropa en el piso.
Nos miramos a los ojos y observé que había entendido que le estaba dando entrada a lo que él quisiera, armario, cama y mujer, pero no esperé respuesta y salí a la sala para encontrarme con Mariana.
Pasamos el día los cuatro juntos en el mar, la alberca, el bar, Luis rentó un auto y por la tarde fuimos a conocer la población, en fin, no tiene caso detallar un día de diversión, ni quien por la noche en la suite lo comenzó, ni como lo comenzó, sabíamos a lo que íbamos y así lo hicimos.
Jugábamos con las cartas en la terraza y al resultar ser yo la ganadora Mariana me tomó de la mano y las dos entramos a su habitación, ahí me pidió que me desnudara pero ella no lo hizo, me cubrió los ojos con una pañoleta y sobre de ésta puso un antifaz, me llevó a la cama hasta quedar acostada boca arriba, con las piernas dobladas y las plantas de mis pies apoyadas sobre la sábana en la orilla de la cama y me dijo.
-Voy a apagar la luz, pase lo que pase no te puedes mover hasta que yo venga por ti, fuiste la ganadora en el juego que hemos bautizado como “El placer desconocido”
Sentí su boca besar mis labios y la escuché salir de la habitación, poco después escuché que alguien entraba y algunos ruidos para después sentir unas manos acariciando mis piernas bajó por la parte interna de mis muslos y tocó mi vagina al tiempo que tocaba mis pechos haciendo que se endurecieran mis pezones, las caricias y besos sobre mi cuerpo se prolongaron por varios minutos, en mis piernas, mi vientre, mis pechos y sobre mi húmedo sexo, sentí un dedo frotar mi clítoris entrando y saliendo de mi vagina y en medio de mi enorme excitación ya no podía distinguir quienes o cuantos me tocaban ya que tan solo lograba escuchar mis propios gemidos y mi agitada respiración.
De pronto dejaron de tocarme y quedé ahí en mi oscuridad esperando lo que sabía que vendría, sentí un miembro tocar mi sexo abriéndose paso lentamente dentro de mi húmeda vagina, suspiré de placer y él comenzó con el maravilloso ritual de entrar y salir, primero despacio y después aceleró su ritmo, levantó mis piernas, abrazó mis muslos y siguió su placentero movimiento hasta que me llevó al orgasmo cuando suspiré y me relajé él se salió y bajó nuevamente mis piernas posando mis pies sobre la cama, yo no había sentido nada que mi indicara que él también se había venido así que rompí las reglas del juego preguntando.
-¿Terminamos juntos o que pasó?
No hubo respuesta, escuché que abrían la puerta de la habitación y cuando pregunté “¿Terminó el juego?” me penetraron nuevamente y pregunté afirmando
-¿Eres Luis verdad?
El no habló y comenzó a moverse como nunca lo había sentido, lo hacía varias veces muy cerca de mis labios y de pronto empujaba con fuerza hasta dentro haciéndome gemir incluso gritar en una masoquista mezcla de dolor y placer que me tenía al borde de la locura, sentía el sudor en mi frente, me puse tensa, bajé mis manos para apretar la piel de mi pubis y cuando estaba segura de que vendría ese “jalón” maravilloso que desatara mis contracciones, mi cuerpo reaccionó diferente ante el frotar de su miembro, no fue un orgasmo intenso de los que hacen gritar, fue diferente incluso ya no sé si fue uno o varios continuados ya que sentía el placer de mis contracciones por unos segundos y cuando mi cuerpo se relajaba comenzaban de nuevo, yo solo suspiraba llena de placer moviendo mi cabeza de un lado hacia el otro con mi nuca apoyada en la cama
Ese placer se prolongó hasta que él me sujetó por los muslos y empujó con fuerza dentro de mí, yo me quejé diciendo “No tan adentro” y en ese momento sentí su orgasmo, sin duda era Luis, así que con voz sensual le dije
-Así corazón, lléname, dámelo todo, gózame que soy toda tuya… ¡Me encanta tener tu semen!
Pero él no habló solo esperó unos segundos dentro de mí y al salirse cubrió con algo mi vagina, yo bajé mi mano sintiendo que eran unos pañuelos desechables. Escuché que se abría la puerta y dejé de escuchar ruidos “¿Estoy sola?” pregunté y al no recibir respuesta, tal y como me había indicado Mariana permanecí ahí inmóvil esperando por ella varios minutos, cuando el sueño me comenzaba a vencer ella entró a la habitación, descubrió mis ojos y yo los cerré al sentirme deslumbrada por la luz y ella dijo
-Rompiste las reglas…. Hablaste en el juego, así que te toca castigo
-No lo puede evitar
Respondí abriendo mis ojos para acostumbrarme a la luz y le pretexté
-Es que no sabía quién era ni….
Me interrumpió diciendo
-De eso se trata el juego, “El desconocido” significa no saber quién fue ni cuantos fueron, ni de quien es el ardiente semen que todavía se mueve en tus entrañas, un día lo haremos con más de dos, vístete y nos alcanzas en la terraza
Yo que había puesto mis manos sobre la piel de mi pubis al escucharla decirme lo del ardiente semen, sonreí y afirmé con la cabeza, entré al baño para escurrirme todo lo que en mí había dejado y en esos momentos me sentí como ella me había descrito el día anterior “sudada, despeinada y muy bien cogida dejando escurrir el semen de mi marido fuera de tu vagina”. Después me vestí y salí a la terraza donde los encontré a los tres sentados, me miraron y yo le sonreí a Luis.
Tomamos una copa platicando de lo bello del pueblo, del calor, de las playas… No se tocó el tema, los tres actuaban normal… Ahí no había pasado nada… Por hoy el juego había terminado
-Vamos a cenar
Propuso Mariana pero yo me negué explicando
-Yo no amiga, prefiero irme a dormir, les juro que estoy agotada
Primero los tres protestaron, pero al final aceptaron y cuando salieron de la suite yo entré a mi habitación, me desnudé dejando solo mis bragas, me metí a la cama y mientras pensaba en lo placentero que era el juego, en lo puta que me había vuelto, en mi delicioso y extraño orgasmo y en que se le ocurriría a Mariana para el día siguiente como castigo por haber hablado, me quedé dormida profundamente
Me despertó el movimiento de la cama ya la luz del día iluminaba la habitación, al ver la espalda de Eduardo sentado en la orilla de la cama cerré nuevamente los ojos y fingí estar dormida, no había sido mi recurrente sueño, esta vez sí me habían abrazado por la noche acariciando la piel de mi vientre. Cuando sentí que se ponía de pie entreabrí un ojo para mirarlo, él había dormido en trusa y caminó hasta el armario, se quitó la trusa y admiré lo bien formado de sus nalgas, tomó una trusa limpia y se giró frente a la cama para entrar al baño, al verlo quedé sorprendida de lo bien dotado que estaba, tenía razón Mariana al describirlo, él me miró por unos segundos levantó sus brazos juntando sus manos sobre su cabeza, apretó sus piernas y nalgas en el clásico movimiento “de estirarse” por las mañanas haciéndolo de tal forma en que pude observar lo bien formado de su cuerpo.
Entró al baño y abrió la ducha pero no cerró la puerta, sonreí ya que sin duda había notado que yo no dormía y al hacerlo posó para enseñarme lo que tenía y al dejar la puerta abierta me invitaba a probar lo que había visto lo que sin duda alguna era una tentadora invitación, por un momento dudé pero ¿Por qué no hacerlo?. Si Mariana me había invitado de Escort, de puta fina en sus juegos sexuales ¿Por qué no disfrutar un rato como a mí me gustaba?, me levanté de la cama y me dirigí al baño .Al entrar, él estaba bajo la regadera, cubierto por el cancel de acrílico opaco, le di los buenos días y él me respondió el saludo, usé el WC y lavé mi boca para después preguntar
-¿Me invitas?
Como respuesta él corrió el cancel de la regadera para que entrara con él, y al hacerlo me permitió ponerme bajo del agua, me recorrió con la mirada y sin mediar palabra, ni más preámbulo me abrazó para besarme en la boca, yo respondí juntando mi lengua a la suya en uno de esos besos dulces pero ardientes que llenan de deseo, sentí sobre mi vientre como su miembro se levantaba y al separarnos me hice hacia atrás para admirar su erección, lo acaricié con la mano mientras él acariciaba mis pechos y sorbía de mis endurecidos pezones, yo me separé y comencé a frotar su pene sobre la piel de mi vientre por un buen rato, en un momento nos miramos fijamente a los ojos y vi en ellos su súplica
Sabía lo que quería y estaba dispuesta a complacerlo, me arrodillé frente a él, besé y lamí su miembro varias veces acariciándolo con mi mano y después lo metí en mi boca para chuparlo emocionada hasta que él detuvo mi juego con su deliciosa y dura inmensidad dentro de mi boca, perdió el control me jaló por los brazos para ponerme de pie, recargó mi espalda sobre los azulejos de la pared, levantó una de mis piernas deteniendo mi muslo a la altura de su cintura y me penetró.
Yo puse mis manos sobre sus hombros y él jadeante comenzó sus movimientos, enérgicos y hasta cierto punto desesperados… Me encanta, me enloquece cuando un hombre pierde la razón y solo busca satisfacerse dentro de mí, me siento deseada, irresistible, usada, disfruto de su ansiedad, de su cara de desesperación por eyacular en mis entrañas y yo me dejo usar como a él le plazca compartiendo sus ansias de placer, él empujaba con fuerza haciéndome gemir una y otra vez
Me hubiera encantado llegar a un intenso orgasmo que ennegreciera mi vista y me obligara a colgarme de su cuello para no caer al piso, pero ya mi boca había hecho la mayor parte del trabajo así que no duró mucho, su pene se endureció al máximo, lo metió lo más profundo que la posición le permitía, quedó inmóvil por uno o dos segundos y lo sentí eyacular varias veces, terminó con su frente apoyada en la pared a un lado de mi cabeza, yo bajé mi pierna para apoyar mis dos pies en el suelo y junté mi pubis al suyo quedando solo parte de su glande dentro de mí, nos dimos un beso en los labios y me dijo
-Eres preciosa Aida, lo mejor que he tenido, es un sueño venirse en ti, me encantas y ahora si te lo puedo decir.
Quedé admirada por su confesión, no había sido Luis el que me había llenado con su semen la noche anterior y confieso que quedé decepcionada. Cuando Eduardo salió de mí a pesar de juntar mis piernas sentí su semen salir de mi vagina y correr por la parte interna de mis muslos, él se disculpó por su pronta eyaculación diciendo
-Perdón, es que me lo mamaste tan rico que no pude aguantar más
-No importa cariño… Si entendieras a las mujeres sabrías que para nosotras el placer sexual no es solo un orgasmo
Le di un beso húmedo, corto, dulce y tierno en la boca, él me abrazó, con una mano sobre mis nalgas me juntó a su cuerpo y me dijo
-Quiero entenderte Aida, solo dame la oportunidad de conocerte
Yo me separé empujándolo por su pecho y molesta le dije
-¡Por Dios Eduardo!... ¡No hagas eso!
-¿Qué hice?
-¿Qué hiciste?... No puedes decirle eso a una mujer cuando tu semen se está escurriendo fuera de su vagina, por mucho juego que sea esto, una tiene sentimientos.
El no respondió, o no lo dejé responder ya que estaba molesta, enojada, tal vez decepcionada, realmente no sabía la causa de mi reacción, así que en silencio terminé de bañarme y salí de la regadera, después de secarme y aun desnuda mientras me untaba crema de pie frente al tocador él salió del baño y sin mediar palabra me abrazó, me besó en los labios para después decir.
-Discúlpame
-¿De qué?
Respondí y al instante quedé pasmada de lo absurdas que a veces somos las mujeres, (Yo afirmo que a veces, pero habrá quien diga que siempre) el caso es que ni yo misma me entendí en ese momento, Eddy me había hecho enojar sin motivo alguno, yo le había hecho una escena pero al disculparse él conmigo le pregunto la razón de su disculpa. Me reí al comprender que sin duda él tampoco sabía la razón de mi enojo y al escucharme reír me preguntó
-¿De qué te ríes mujer?
-De eso, de ser mujer….No tienes de que disculparte cariño, lo único que has hecho es tratarme como mujer… Tú también me gustas mucho y eres un excelente amante