Me enamoré de la verga de aquel señor mayor
Aquel viejo sabía muy bien cómo utilizar su miembro viril para seducir a cualquier hombre que se le antojara
Agradezco los comentarios recibidos en relatos anteriores. Para los nuevos en mis historias, me presento. Soy un chico cerca de 40 años que empezó a tener relaciones con hombres a una edad muy tardía, a pesar de saber desde siempre que me gustaban los señores mayores. Con educación y familia muy tradicional, siempre había reprimido mis pasiones. Debo decir que soy un chico agradable, simpático, de buen aspecto, 1,79, 73kg, deportista, independiente,... lo que vendría a ser una persona normal, pero, como tantos otros, llevo una doble vida donde intento hacer realidad mis deseos más ocultos.
Me gustan los hombres mayores, normalmente a partir de 55 años (cada vez voy subiendo más ese umbral inferior, jeje), no me importa que tengan kilos de más, que sean calvos, peludos,... en general mi única barrera es la edad. Además, si tienen una buena verga, ya me vuelven loco...
Esta historia, me sucedió cuando me estaba iniciando en el mundo de las apps. Me daba mucho respeto y mi perfil era muy secreto. Sin fotos de cara, sin mucha descripción y tuve una primera fase de utilizarlo solo para ver qué tipo de perfiles había. Al cabo de poco tiempo, gané seguridad y empecé a chatear con perfiles que me parecían interesantes. Un poco más adelante, di el paso a empezar a quedar con aquellos que después de chatear un tiempo con ellos, me habían transmitido seguridad. Durante esa etapa, quedé con alguno que la realidad no era lo que había visto en sus fotos... nunca lo he entendido.
La cuestión es que uno de esos perfiles con los que chateé, correspondía a un hombre de 74años (en aquel momento), tenía varias fotos borrosas pero parecían reales. Era un hombre mayor, calvo, delgado, con algo de pelo en el pecho, 1,73m y se describía como un hombre mayor que buscaba jóvenes delgados... y que tenía una polla de 17cm. En aquel momento no tenía fotos x ni privadas. La cuestión es que estuvimos chateando unos cuantos meses. Él vivía en un pueblo a unos 40km de Barcelona y yo estaba desplazado hacia el norte...
El primer paso que dimos fue quedar un día y hablar por Skype. Charlamos un rato, la conversación fue subiendo de tono y acabamos desnudándonos los dos... Fue la primera vez que le pude ver su miembro y ya me di cuenta que no engañaba en su perfil. De todos modos, igual que las fotos de su perfil, la cámara de su ordenador me proporcionaba imágenes un tanto borrosas. Aquel día me tuve que hacer la primera paja a su salud.
Al cabo de poco, y viendo que los dos teníamos ganas, nos dispusimos a quedar. Habíamos tenido varios intentos, pero la conversación no era muy fluida, ya que él no miraba muy a menudo su móvil. La cuestión es que me planté en su casa y, en ese momento él tenía otros invitados. Parece ser que era una pareja de amigos, con los que él había tenido alguna relación sexual en el pasado. Al comprender que yo había venido para tener un rollete con el propietario, la pareja se fue bastante rápido y nos quedamos el señor y yo solos en su casa.
Me invitó a tomar algo y me dijo que no creía que fuera a venir. Le había parecido un chico muy indeciso (sí, lo soy) y que nunca le haría una visita. El vestía unos pantalones amarillos muy ajustados que le marcaban un bulto enorme y una camisa a cuadros también ajustada. Se acercó a mí y me puso la mano en mi paquete... que estaba empezando a crecer y se había dado cuenta. Yo también le agarré el suyo y vi que todavía estaba flácido pero con un volumen más que considerable.
Sin muchos preámbulos, me dijo que nos fuéramos a estirar a una cama que tenía en la planta baja (la casa tenía dos niveles). Al entrar en la habitación, nos empezamos a besar. Simultáneamente, nos íbamos quitando la ropa. Primero la camisa, luego los zapatos, los pantalones,... y nos quedamos con los calzoncillos puestos. Con la pasión del momento por el beso, la visión de su bulto y su personalidad de hombre seguro, que domina la situación y que sabe que su rabo vuelve loco a cualquiera yo estaba muy cachondo. Nos besamos por todo el cuerpo, nos manoseábamos descubriendo cada centímetro del cuerpo del otro, pero todavía con los calzoncillos. Yo tenía mi polla dura como una piedra y en todo su esplendor de grosor. Estaba sucumbiendo a sus encantos... y eso que él todavía no se había bajado el calzoncillo. Yo no resistí más y me quité el mío. Él iba controlando la situación, demostrando su amplia experiencia y masculinidad, pero sin llegar a ser tan fogoso como yo. En ese mometno, él se puso de rodillas encima de la cama y me preguntó en tono burlesco qué es lo que había venido a buscar, poniéndose la mano por encima de su bulto y rodeando lo que se intuía que era el perímetro del rabo. Yo no aguanté más y le bajé de un arrebato los calzoncillos.
Fue una visión brutal. Su miembro era el más grande con difierencia de los que había visto hasta aquel momento. Los 17cm que ponían en su perfil eran cuando estaba en reposo... y ahora estaba algo más que morcillona, superando fácilmente los 20cm y con un grosor espectacular. No estaba circuncidado y su pellejo cubría todo el glande y colgaba, babeando el primer líquido preseminal. Él cogió mi polla y la puso junto a la suya. Por un momento hizo ver que le gustaba el tamaño de la mía (no me puedo quejar del grosor que tiene la mía cuando está en plena acción, pero de longitud era ostensiblemente mucho más corta), pero luego me mostró con orgullo lo que él denominó una polla de verdad, cogiéndoselo como si fuera un gran trofeo. Se la meneó un poco para que todavía le creciera más y ponerla a plena acción para continuar con la pasión del momento.
Nos volvimos a besar con gran emoción fundiéndonos en un gran abrazo mientras nuestras pollas libraban una batalla por ver cuál estaba más dura... la mía mostraba una gran vigorosidad, pero en comparación con la suya, parecía la de un niño pequeño. Le agarré como pude su verga y me la metí en la boca. Aún sin estar totalmente erecta, no me cabía en la boca. Prácticamente lo único que podía chupar era su glande, que ya había descapullado y continuaba chorreando. Su tronco era muy largo y de un grosor más que considerable. Él se lo miraba y me cogía la cabeza para que me la introdujera más adentro, pero lo único que conseguía era que me vinieran arcadas. Mientrastanto me iba soltando guarradas de humillación, que si era su niñito, que si nunca había estado con un hombre de verdad, que si nunca había disfrutado de una polla de verdad,... y yo estaba que no podía soltarle su verga. Lo estaba disfrutando como nunca y tuve un primer orgasmo en esa posición, prácticamente sin tocarme...
Él se rió de esta situación, siguió humillándome diciendo que el niñito ya se había corrido muy pronto... pero a él le gustó verme la leche y se le puso más tiesa de lo que estaba... y todavía más grande! Me chupó los restos de mi corrida y me dio un beso. En ese momento no estiramos en la cama y charlamos un rato. Él había estado casado durante muchos años, pero ya hacía bastante tiempo que se había divorciado. creo que tenían 3 hijos que ya eran mayores e independizados. Ya había tenido alguna historia con hombres de joven, pero con los tiempos que corrían y debido a su familia, le tocó casarse y formar la familia que de él se esperaba. De todos modos, él sabía que disfrutaba más con hombres y que con lo que tenía entre las piernas, nunca le sería difícil conseguirlos.
Durante esa breve charla, yo tenía su miembro agarrado y se lo iba pajeando con sensualidad para que no perdiera fuelle, mientras yo me recuperaba del primer arreón. Nos volvimos a besar y yo volví a estar preparado para otro combate. En este caso, su polla se volvió a poner dura muy rápido mientras yo le hacía otra mamada, con una técnica algo más depurada que en el primer momento. Ahora ya era capaz de introducir más de la mitad de su tronco en mi garganta y controlar mejor las arcadas. Él la tenía muy dura y yo lo estaba disfrutando más que antes. Él estaba estirado en la cama con los brazos cruzados por detrás de su cabeza y yo jugaba con su verga de rodillas en la parte inferior del lecho. Él continuaba con comentarios humillantes para que aprendiera a chupar, que parecía un niñito, que debía ordeñar a su padre,... y esta vez sí que estaba excitado. Mientras yo le chupaba, se cogió el tronco con su mano, y se la meneó un poco y se acabó corriendo en mi cara... lo que hizo que yo me corriera unos segundos más tarde al ver el placer de mi macho.
Esta segunda corrida mía fue increible... tampoco antes se habían corrido en mi cara y aquel hombre me estbaa sometiendo totalmente a su voluntad. Me sentía totalmente rendido a su miembro.
Ahora sí que descansamos un poco, nos limpiamos, pero continuamos en la cama. Charlamos otro rato y luego nos pusimos en posición de cucharita., él por detrás obviamente. Yo le iba palpando su miembro cada cierto tiempo para comprobar que era real. Su verga estaba totalmente relajada y tenía un tamaño superior a la mía en plena acción, no me lo podía creer.
Después de ese descanso, yo tenía más ganas de continuar. Él seguía dominando la situación y empezó a palpar mi ojete. Sensualmente, poco a poco, me iba excitando diciéndome alguna guarrada para que fuera entrando en el juego. Hasta aquel día, no había dejado a nadie penetrarme y no creía que con ese hombre pudiera estrenarme debido al tamaño de su monstruo. Él continuó jugando con mi agujero, además de ayudarse de lubricante. Yo iba notando cómo su miembro estaba creciendo de nuevo. El mío ya estaba en acción desde hacía un rato. En la posición que estábamos, él hizo un primer intento para empezar a introducirse en mí, pero no era la mejor combinación para empezar. Con alguna reticencia, me puse de rodillas y con el culo en pompa para que el intentara satisfacer lo que realmente había querido desde el principio. Me volvió a soltar algún improperio de los que me estaban excitando sintiéndose con el poder que su miembro le otorgaba sobre mis deseos.
Con su verga empezó a picar a la puerta de mi ojete. Yo estaba muy excitado y me veía sometido a él y a ayudarlo a cumplir sus deseos. Hice todo lo que pude para complacerle. Él picaba con más insistencia, pero no conseguía entrar a mi cuerpo. Seguía jugando con mi agujero para que se dilatara... pero no había manera de coneguirlo. Cada vez que intentaba penetrarme se encontraba un agujero demasiado pequeño para poder absorber semejante tamaño de miembro.
Después de varios intentos, me giré y le volvía a agarrar el rabo con mis manos. Lo pajeé y me lo volví a meter en la boca. Intenté hacerlo del mejor modo posible. Él estaba de pie al borde de la cama y yo estaba de rodillas delante suyo a la altura de su falo jugando con él. Me sentía totalmente a su merced y a lo que él me pidiera. Su rabo me tenía totalmente enamorado, no me quería desenganchar de él. A pesar de ello, no conseguí hacerlo correr de nuevo.
Esa noche me quedé a dormir junto a él, desnudos los dos en su cama. Me gustó mucho esa situación. La de un macho con una verga enorme, sometiendo a un chaval que podría ser su hijo. En estado flácido, la comparación de ambas vergas todavía era más humillante, y así me lo indicó durante la noche. Esa comparación todavía me parecía más excitante y me costó pegar ojo.
A la mañana siguiente, cuando nos despertamos, yo intenté seguir la acción, quería besarle, abrazarle y volver a jugar con nuestros miembros. Él no estaba mucho por la labor ni siquiera para que le hiciera una mamada. Me dijo de ir a ducharnos, yo le dije que si podíamos ducharnos juntos. A él no pareció hacerle mucha gracia pero accedió. Era una bañera clásica de las de toda la vida, él entró primero y reguló el agua. Cuando empezó a salir a una temperatura agradable, entré yo. Me dispuse a enjabonarle todo el cuerpo. Siempre me ha parecido muy morboso esto. Me detuve en su aparato genital para hacerle una buena limpieza. Mientras lo hacía, me estaba excitando mucho... aunque él parecía no immutarse. Me miraba desde arriba con una mirada seria mientras yo me recreaba e intentaba pajearle su vergota a la vez que la enjabonaba. Algo morcillona sí que se le puso, pero no pasó de allí. Yo en cambio estaba supercachondo de poder satisfacer ese macho.
Sin ir mucho más alla, salimos de la ducha, nos secamos y aproveché para hacer un último beso a su polla. Ahora ya nos vestimos y fuimos a despedirnos. Nos dimos unos besos y unos abrazos, sosteniendo que nos teníamos que volver a ver... él se había quedado con ganas de penetrarme.
A pesar de que él no estuvo plenamente satisfecho en nuestra primera relación sexual, yo sí que conseguí lo que buscaba. Me lo pasé muy bien aquel día y quedé enamorado de su enorme falo y de las guarradas que me decía.
Desde entonces hemos ido viéndonos periódicamente una vez al año o cada dos años. Él ha reducido el nivel de sus guarradas y yo he aprendido a ir satisfaciendo más sus deseos. Disfruto mucho de su verga y de cómo sabe jugar y volverme loco con ella. Una de mis fantasías es verle en acción en una orgía y de ser un macho dominante mostrando con orgullo su miembro viril. Cada vez es más mayor y me resulta más complicado verle, pero a pesar de su edad, nunca ha perdido su vigorosidad... es más, a pesar de tener la movilidad muy reducida, tiene una vida sexual muy activa y es capaz de masturbarse prácticamente a diario. Ojalá yo llegue a su edad de ese modo!
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