Me enamore como una loca - 7 final

Tras las andanzas por varios paises, regresa al suyo y se encuentra con su ex

ME ENAMORE COMO UNA LOCA – 7

Durante aquella semana, no tuve un solo día de descanso, las sesiones comenzaban por la tarde y duraban hasta altas horas de la madrugada, tenía como 7 u 8 clientes y algún día llegue a tener 12, en realidad al acabar la jornada estaba agotada tenía un cansancio en mis piernas que apenas podía mantenerme en pie, pero eso si sexualmente estaba satisfecha. Al final de la semana el jefe me llamo y me dijo que estaba satisfecho con mi servicio pero tenía que pasar una revisión médica por si me habían contagiado algo, me mando pasar a un cuarto y en él había un Dr. que me mando subirme a una camilla ginecológica, tras una rápida exploración, tanto vaginal como anal se desnudo y me echo un polvo descomunal, tenía una polla que mediría unos 22 cm cuando me la metió por la vagina, me la lleno completamente, descargo en ella el semen de por lo menos tres meses, después me dio la vuelta y otro tanto por el culo. Al terminar me dijo-

-          Dentro de dos meses volveré para hacerte una nueva revisión, tu jefe me paga con los polvos que te eche, o sea que ya sabes en dos meses nueva sesión.

En aquel centro ya no recuerdo el tiempo que permanecí, tal vez fue un año, por mi cama pasaron infinidad de hombres que me alagaban con sus caricias, yo no les entendía nada, seguí sin saber donde estaba, pero eso si todas las noches me quedaba dormida plenamente satisfecha sexualmente.

Al cabo de un tiempo, el jefe me indico que me había vendido y que me llevarían a una nueva casa, que me preparase, me acosté esa noche pensando cual sería my nuevo destino.

Cuando me desperté, el nuevo burdel no era tan lujoso, todas mis compañeras eran negras, eso me dio que pensar de que estaría en África, una mujer bien entrada en carnes entro en la habitación y me dijo.

-          Zhuli Ye, yo soy tu nueva ama, aquí no admitimos quejas, la primera que se queje se encontrara con mi socio, (enseñándome una fusta), no tienes descanso, ya que no tienes reglas y no te quedaras embarazada, mañana comienzas a trabajar.

Al día siguiente, en el salón reservado para recibir a los clientes, me encontré con carias chicas, todas ellas negras, con grandes pechos y culos enormes, en eso apareció un hombre y cogiéndome de la muñeca me arrastro hasta un cuarto, me arranco toda mi ropa y se hecho sobre mí, no hicimos el amor, me violo por todas partes, debía de medir casi dos metros, musculoso, olía a demonios, su pene empalmado le llegaba al ombligo realmente me asuste, lo primero que hizo fue ponerme a cuatro patas y penetrarme por detrás sin previa preparación, el grito que di se debió oír en toda la casa, al mismo tiempo que empujaba su pene dentro de mi culo, sus enormes manos apretaban mis pechos de tal manera que me daba la sensación de que rompería las prótesis, afortunadamente no duro mucho, y se descargo rápidamente, pero me mando que se la limpiase con la boca, al metérmela en la boca, el sabor de mis heces casi me hacen vomitar, no pude, me tenía la cabeza agarrada de tal manera que no era capaz de separarme de él, cuando comprobó que estaba nuevamente empalmado, me tiro sobre la cama y abriéndome las piernas de un solo movimiento me penetro vaginalmente, creí que me rompía, de mi vagina salía su semen mezclado con unos hilos de sangre.

Con el tiempo, pude enterarme de que estaba en África en uno de esos países que están en guerra constante derrocando a dictaduras, todos los hombres que venían eran del ejercito, el lugar era el prostíbulo oficial de las fuerzas armadas, yo que siempre habría querido que me metiesen por el culo una buena polla de mandingo, ahora tenía las que quisiera, pero eran unas bestias, era la más solicitada, ya que mi aspecto de china era muy exótico para ellos, en aquel lugar las sesiones comenzaban por las mañanas, el calor reinante los ponía muy calientes y en su idioma daban a entender que querían tener el ultimo recuerdo de su vida el polvo que le habían echado a la chinita, yo, por eso no descansaba tenia jornada continua, mañana, tarde y noche. Permanecí en aquel lugar dos años, luego me llevaron a otro país, era un país árabe, y en él estaba en un harén, ya que la prostitución estaba prohibida, lo que hacían era que me casaban cada semana con uno distinto y entonces podía follarme como su esposa, cada semana cambiaba de casa, el esposo de turno por lo regular tenía tres esposas, pero no podía disfrutar de ellas cuando tuviesen la regla, yo era la sustituta, además de la sirvienta de turno, en la casa estaba siempre desnuda, las esposas me golpeaban e insultaban en cualquier momento el esposo de turno me violaba por todas partes, y cuando salía a la calle, tenía que cubrir mi cuerpo con un burka.  Permanecí en aquel país 5 años. Un día mi último esposo me dijo que era libre y que quería hacer. Le pedí regresar a mi país, y que en el trataría de salir adelante en lo que fuese.

A la semana siguiente me metieron en un avión y regrese a mi país, me desplace a la ciudad donde había vivido, busque una pensión para alojarme, era más que una pensión una habitación con derecho a cocina.

Un día, caminando por la ciudad, entre en una farmacia, necesitaba comprar unas cremas para los pechos, al dirigirme a la dependienta, me di cuenta de que era mi ex y estaba embarazada, le pregunte para cuando lo esperaba, me dijo que para dentro de dos meses, en eso entro en la farmacia un señor con dos niños pequeños y otros dos mayores, de inmediato reconocí a los mayores eran mis hijos, todos la saludaron cariñosamente con en nombre de mamá, le dije.

-          Son todos suyos?

-          Si bueno los dos mayores son de mi primer matrimonio y los otros dos y el que viene son de mi actual marido.

Se había vuelto a casar, y por su aspecto era feliz. No volví por aquella farmacia. Como no tenía trabajo, me dedique a hacer la calle, hoy día tengo un chulo, que me saca los cuartos, ya no vivo en la pensión, tengo un pequeño piso donde recibo a los clientes y mi chulo me quita los pocos dineros que consigo pero escojo a mis clientes, y todo ello por haberme enamorado como una loca de un hombre que después se convirtió en transexual, maldito Alberto