Me empotra el amigo hetero de mis colegas
Una quedada con mis amigos de la universidad termina de la forma más inesperada
¡Hola a todos! ¿cómo están? Vuelvo por aquí para contaros el último polvazo que me echaron y justo cuando menos lo esperaba. Para los nuevos me presento. Me llamo Nacho, tengo 28 años y soy fisioterapeuta. Estoy bastante delgado pero definido y sin nada de pelo en el cuerpo, tampoco tengo barba.
Como ya os conté en otra ocasión, estudié la carrera en Madrid y durante esos años viví en un colegio mayor donde hice buenos amigos y aunque con los años perdimos un poco el contacto a veces quedamos y organizamos alguna cena. En el grupo de Whatsapp estamos cinco chicos, todos mis amigos son heteros y cada vez nos juntábamos pues vamos a discotecas y bares de heteros para ver si consiguen ligar y triunfar alguna noche.
Después de mucho aplazarlo conseguimos pactar irnos de fiesta un sábado. Víctor, uno de los chicos del grupo, nos dijo que había invitado a Óscar, un colega suyo que siempre va con él y que a mí me cae bastante mal. Era el típico chulito, muy mazao y de lo único que sabía hablar era de las tías a las que se follaba y lo mucho que curraba en el gym. No sé por qué, pero creo que yo le caía aunque a mí me parecía muy pesado. Estaba muy bueno pero era muy torpe.
Llegó la noche y como siempre nos lo pasamos genial. Mis amigos eran muy divertidos y durante la cena todo fueron risas. A mí me daba un poco de pena Óscar porque el pobre no se enteraba de nada. Iba especialmente atractivo: camisa de rayas ajustada, jeans, y unas new balance. El tipo estaba impresionante pero de lo único que sabía hablar era de su exnovia y de las veces que le había puesto los cuernos. Intenté preguntarle por su trabajo y aficiones pero no había manera, él solo me preguntaba por mis ligues y si las cosas que hacía con tíos. Le notaba cada vez más interesado en el tema y yo algo le contaba.
Del restaurante nos fuimos a una discoteca del centro de Madrid y mis amigos comenzaron la caza de alguna tía para esa noche y yo no paraba de reír al verlos como les daban calabazas. Algunos de ellos triunfaron, pero el resto nada. A eso de las seis de la mañana ya no me veía con fuerzas y decidí irme a casa, cuando salía de la discoteca me encontré con óscar, que iba súper mal. Se me colgó del cuello para decirme que a dónde iba y que la tía con la que se estaba enrollándo se había pirado y le habían dejado con el calentón.
Le conté que me iba para casa y me dijo que me acompañaba que allí ya no tenía nada que hacer, a mí me dio mucha pereza pero como estaba tan borracho le dije que sí. Fuimos andando hacia mi piso que estaba como a quince minutos de la discoteca. No paraba de contarme lo salido que estaba y como la tía le había dejado durísimo. Viendo la situación y que yo iba también un poco perjudicado decidí provocarle un poco:
-pues tío ahora cuando llegues a casa de desahogas, que también puedes hacer cosas con la mano, así practicas un poco
- A mí eso no me mola nada, yo quiero que me la coman un poco y zumbarme a la tía, además hoy no he ido al gym y tengo mucha adrenalina que soltar. Si es que no sé dónde se ha ido la tía esa, me ha dejado como una moto.
-jajajaja pues aunque no estés acostumbrado muchos nos hemos tenido que aguantar...
Cuando llegamos a mi portal le di las gracias por acompañarme y me dio un abrazo, que yo aproveché para sobarlo bien. Antes de irse me dijo que si podía subir a mear un momento, yo le dije que sí pero que tenía que hacerlo yo primero. Cuando entré yo y me puse a mear, él apareció en el baño
y se puso hacer posturitas y sacando músculo delante del espejo y tocarse los abdominales:
-Pero tío qué estás haciendo?
-Es que no entiendo con lo bueno que estoy se me pongan farrucas las tías. Mira toca
- Jajajaja no me provoques
-Nada tío, puedes tocar
Se había desabrochado la camisa y le toqué los pectorales y los abdominales. La verdad es que estaba impresionante, era mucho más alto que yo. Cuando pase las manos por sus pezones noté que tenía unos piercing y aproveché para apretar un poco y noté como se puso duro. Después de ese momento de tensión y morbo me dijo que se meaba y me fui al salón. Al rato apareció con la camisa desabrochada y se sentó conmigo en el sofá y me pidió que le sirviera una copa. Mientras se la preparaba me preguntó si alguna vez había estado en ese sofá un tío que estuviera tan bueno como él. Yo me eché a reir y le dije que no, pero también aproveché para preguntarle si alguna vez había en casa a estas horas con un bisexual. No contestó y se puso a liar un porro.
Le llevé la copa y me senté a su lado y empecé a preguntarle por el piercing que llevaba en el pezón y mientras se fumaba el porro se lo sobaba un poco y me estaba poniendo malo. Seguimos así un buen rato hablando de guarradas y cada vez se me iba más la vista a su paquete que iba subiendo de tamaño e incluso él no paraba de sobárselo. Yo ya estaba salidísimo, me la empezó a sudar todo y me propuse jugar. Tenía allí a un tiarrón de uno noventa con la camisa desabrochada y que se estaba empalmando.
-Oye no me das un calada del porro
-Toma
Se lo intenté quitar pero se echó para atrás y empezó un juego conmigo hasta que decidió que me lo pasaba él. Ven, me cogió por la nuca y me echó todo el humo muy cerca de la boca mientras me agarraba por la cabeza. Al intentar volver a mi sitio noté como no me soltaba y me la fue bajando hasta su paquete. Le miré con cara de decirle qué pretendía y me puso cara para que le hiciera el favor. No me resistí mucho y comencé a abrirle el pantalón y sacarle el rabo. Tenía una polla enorme, le bajé el pantalón, y poco a poco lo desnudé entero. Quería a ese chulazo desnudo en mi casa. Le quité su camisa y los zapatos.
Me amarré entre sus piernas, le cogí la polla y le empecé a hacer una mamada de la ostia. Tragaba su polla hasta el fondo mientras él bufaba e intentaba que me entrara más y más a dentro. A mí me daban arcadas y estaba todo lleno de saliva pero yo insistía en hacer que gozara. Hubo un momento que me agarró la cabeza con las dos manos y literalmente me folló la boca sin contemplaciones. Estaba fuera de sí y me quedé sin aire en varias ocasiones.
Cuando ya llevábamos un rato así, comencé a sobarle los pectorales y los muslos. De repente paró y me dijo que quería follarme, que le dejara metérmela. Yo estaba en una nube que ni lo pensé. Le cogí de la mano y me lo lleve a la cama, me desnudé y me mandó ponerme boca abajo en la cama, se subió encima mía y comenzó a metermela. Era muy torpe, se notaba que era la primera vez que lo hacía. Le guié un poco y en cuento lo consiguió me metó un cañonazo que me partió en dos. Era como un toro que me galopaba sin contemplaciones, tenía a ese tío hundiéndome contra el colchón. Estuvo así como diez minutos hasta que le pedí que parara, que quería ver como me follaba. Me di la vuelta como pude y el cabrón me volvió a enchufar un pollazo que entró de golpe. Follaba como un animal y yo no podía gozar más. Aproveché para sobarle bien, cubrí su cadera con mis piernas para atraerlo contra mí. Yo sabía que era un agujero para él, pero yo estaba gozando. Estuvimos así otros 15 minutos hasta que dijo que se corría, se salió de mí, se subió a mi cabeza, me la cogió y comenzó a correrse en toda mi cara. Cuando terminó me la enchufó en la boca para que se la limpiara, al terminar se quedó tumbado en la cama dormido, antes de eso solo le pude escuchar que había sido la ostia. Yo me quedé a su lado todo lleno de lefa y como vi que él estaba medio inconsciente aproveché para masturbarme mientras le sobaba el culo y al rato también me quedé dormido unas horas hasta que...