Me Empezó a Gustar

Sólo tienes que mirarme el conejo. Porque éste puede revelar el tiempo que hace que ha aceptado la penetración de un pito. ¿Eres tan experto, ligue de mi hermana?.

Realmente los pormenores de esta historia no interesan mas que a la que suscribe. Si me decidí a  escribirla es por una visión de solidaridad con las necesitadas, con las estrechas del mundo que como yo y  por presiones sociales se embaucaron en aventuras sexuales a destiempo y con resultados a menudo desastrosos.

Amiga mía, estrecha y tachada de frígida. Todavía no he dejado de pensar en los hombres como bestias sin alma y esta historia no es más que una experiencia agridulce. Quiero dirigirme a ti que seguro alguna vez te dejaste arrastrar por el camino salvaje de la vida. Aquí va mi experiencia pasando por el horno a baja temperatura. Mi descripción:  alta, delgada, medio rubia, joven e inexperta, intelectual y reprimida, con una hermana putón.

Me lancé a la voragine y ahora estoy con su novio, que es como el de la Barbi, en alguna recóndita habitación, con unas copas de más y la conversación en su punto álgido....

  • ¿ Cuanto tiempo llevas sin follar, Carmen?

  • Sólo tienes que mirarme el conejo. Porque éste puede revelar el tiempo que hace que ha aceptado la penetración de un pito. ¿ Eres tan experto, ligue de mi hermana?

  • Una idea estupenda, chiquilla - dijo Jonás el ligón, sonriendo.

Me apoyó en la cabecera de la cama, me volvió a levantar la falda casi hasta el cuello y me bajó las bragas. Sus dedos escarbaron en mi vagina. Localizó la pepitilla e intentó morder uno de mis pezones.

  • ¿Sólo quieres comprobar cuanto llevo sin chingar?

El me estaba abriendo los labios mayores acercando su cabeza mientras me expandía la puerta chochil.

  • La sequedad de tus mucosas es bastante reveladora. Yo diría que sólo has jodido unas pocas veces y que de eso ya hace bastante. ¿ Deseas repetirlo, pequeña ?

  • Pues claro, dale tu zanahoria a mi conejo que está hambriento.

Acto seguido, Jonás sacó de sus pantalones un enorme rabo. Me quedé sin aliento. Por unos instantes me volvió todo el miedo que sentía por los hombres. Además lo aproximó  a mi boca... ¿Es que pretendía que yo se la besara?

Me la introdujo entre los labios, y yo me puse a mamarla como lo haría una chotilla en las tetas de una vaca,  también utilicé las manos para palpar sus cojones. Mi aliento, mi saliva y mi instinto femenino se cuidó de aquella estaca. Al mismo tiempo Jonás se conformaba con mantener bajas mis bragas, para seguir examinando mi culo. De pronto se le ocurrió introducirme un dedo en el agujero del ano. Dí un salto , asustada por el escalofrío de placer que cruzó mi cuerpo igual que un relámpago. No supe si se debía a el mango que tenía en la boca o al “supositorio” que acababan de aplicarme.

Jonás me la sacó de la boca y empezó a magrearme por la cintura, las nalgas y sobre todo por la rajita. Sin que el me lo pidiera, me engolfé hasta el punto de coger su pene y metérmela de nuevo hasta la garganta (sé que con mucha torpeza) . La excitación que sentía me permitió actuar con una evidente desenvoltura.

Cuando estaba a punto de explotar entre mis labios me tumbó sobre la cama y abriéndome las piernas me la clavó en todo el corazón de mi chichi. No sé el tiempo que me estuvo embistiendo con su mango los bajos, con golpes acompasados y sujetándome por la cintura. Se me fue la cabeza y con voz de cerda en celo le dije: - ¡ Fóllame rápido y con fuerza, querido que ya me viene . Ahhhh ..! - ¡ Dame más... Más rápido, mi tesoro! ¡ Más rápido... Que me corro... Que me quiero consumir en el fuego de tu pollón...!

No sé qué fuego extraño llegó a mi cuerpo y me vi soltando unas gotas de líquido amarillo por la almeja mientras gritaba de placer. Creo que eso fue un orgasmo.

  • ¡ Te has corrido, putona ! ¡ Te gusta más el rabo que los caramelos a los niños ! - dijo Jonás abusando de su poder sexual, de pronto me echó de su lado, en un gesto humillante. Por unos momentos me sentí fatal, pero supe reaccionar y seguirle el juego. Mirándole a los ojos con cara de viciosa  exclamé : - ¿Qué cipote más maravillosa tienes...! ¡ Quiero chuparlo todo y guardarlo en mi boca!

Acerqué los labios a los impresionantes y llenos cojones de Jonás , sobre cuya piel pasé la lengua. Después, los mojé todavía más, porque quería jugar con el capullo. Llegué más abajo, para sorber el escroto. A garganta abierta y empleando la caliente lengua, le dediqué una mamada furiosa, a la que el correspondía sujetándome la cabeza.

  • ¡Polla... Minga... Qué bonita eres...! ¡ Tienes que abrirme en canal... hasta que toda tú, y los cojones me salgáis por la boca...!

Yo no me daba cuenta de lo que estaba sucediendo, mi instinto era más fuerte que mi consciencia. Lamía y lamía rodando en la cama mientras Jonás se adueñaba salvajemente de mis esencias hasta alcanzar en postura invertida mi kiki y mi ojete que lamió con fruición hasta llenármelo de saliva.

  • ¿ Qué me vas a hacer, Jonás ?

  • ¡Metértela por el culo, que me estás pidiendo a gritos que te desfonde!

  • ¡No....que me matarás, es un agujero muy pequeño, por favor...!

El muy animal siguió aplicándome saliva en el culete mientras yo ya había sacado su cipoton de mi boca y esperaba el dolor que su picha gorda y enrojecida iba a causar en mi retaguardia.

Se incorporó con fuerzas renovadas y poniéndome en posición de perrillo, me sujetó los brazos mientras me mordía la nuca y el pelo. Y así me sodomizó salvajemente. De un golpe me jodió  el ojete hasta hacerme llorar de dolor, invadiendo mi ano con empujones enérgicos hasta correrse en un minuto y derribarme contra la cama, dejándome maltrecha y con un fuerte dolor de culo que me duró varios días.

El resto de la historia no es lo esencial, como puedes ver los machos de mi vida no han sido lo que se dice románticos. Actualmente estoy casada, tengo un buen trabajo  y un hijo pequeño. Mi marido me quiere y curiosamente nos repartimos el trabajo doméstico, pero cuando se muestra como realmente es, no deja de ser la bestia masculina que no he dejado de conocer a lo largo de mi estrecha experiencia. En nada se diferencia de Jonás, tal vez no me folla salvajemente por el ojete pero si no lo hace es por que no se atreve a perderme.

Esta es mi experiencia y no quiero aturdirte con mis conclusiones y consejos posteriores. Eso lo dejo para ti que me lees....

* NOTA: EL 99% DE ESTOS RELATOS SON FANTASIAS QUE ESTIMULAN LA LÍBIDO DE SU CREADOR. SE ACEPTAN COMENTARIOS E INTERCAMBIO DE FANTASÍAS. erospopuli@latinmail.com***