Me empeñé en follarme a mi padre, y lo conseguí

Siempre fue mi fantasía sexual. Contraté una prostituta para conseguirlo, y así fué, acabé con el rabo de mi padre en la boca, y poco a poco, conseguí lo esperado.

Me llamo Víctor, tengo 18 años y acostarme con mi padre siempre fue mi fantasía erótica. Me describo un poco antes: mido 1,70, peso 61 kg, delgado, sin nada de bello en ningún sitio (depilación laser), 16 cm de polla y un culazo increíble, las cosas como son.

Desde pequeño mi padre siempre me atrajo, tiene 48 años, es un poco más alto que yo, fuerte, aunque no cachas ni marcado, y siempre marcando un gran paquete que yo no heredé. Nunca pude verlo desnudo.

Mis padres están en proceso de separación, además mi padre está trabajando en Canarias, donde le destinaron por un tiempo. El primer verano que pude, fui a verle y a pasar unas semanas con él.

He de reconocer que siempre fantaseaba e intentaba planear como acostarme con él y probar su polla, y estando en unas tierras tan calurosas, fiestera y ambos sólos, podría ser una oportunidad. ¿Cómo? Pensé en aprovecharme de tres cosas, la primera, su gran apetito sexual. Siempre ha sido una persona que le encantaba hablar de sexo y con mi madre siempre le escuchaba mucho practicarlo, bastante más que un matrimonio normal. Segundo, su adicción al alcohol, no se si lo suyo se consideraba alcoholismo o no, pero le encantaba beber y se cogía cada una que era épica, y por último, estaba en proceso de separación y con unas ganas de empezar nueva vida importante.

Estando ya en Canarias con él, me propone un día salir de fiesta. Realmente a donde me llevó fue a una tasca de mala muerte y nos hinchamos de beber, yo intentaba que bebiera más y más, y de mientras con el móvil previamente había contratado los servicios de una prostituta para que fuera a donde  estábamos, entrarle a mi padre y a mi, y que acabáramos haciendo un trío para yo acabar en la cama con mi padre. Se que era tremendamente arriesgado pero había que intentarlo. La prostituta, que se hacía llamar Cristina, aceptó (es más, creo que le ponía la idea) y llegó al sitio.

He de reconocer que cuando la vi en persona entrar al bar, hasta me gustó, y eso que me considero completamente gay (condición la cual mi padre la medio sabe). Se sentó al lado de la barra, donde estábamos nosotros y yo empecé hablando con ella ante la sorpresa de mi padre.

-          Papá: anda, no sabía yo que te iban este tipo de…personas, las mujeres vamos.

-          Yo: papá, llevó tanto sin follar, que ya me da igual todo.

-          Cristina: bueno, tanto cuchicheo, puedo entrar a la conversación?

-          Papá: no, nada, os dejo en paz que lo paseis bien.

-          Cristina: podemos hablar y pasarlo bien los tres no?

-          Yo: si claro, yo con mi padre siempre.

-          Papá: jaja, bueno, os acompañaré un par de copas más.

La cosa se fue calentando y el alcohol iba en aumento, hasta que acabamos yendo al piso de mi padre. Mi padre iba andando haciendo eses, no podía con su vida, de hecho pensé que me había pasado emborrachándolo y quizás no daría de sí, pero había que intentarlo.

Entramos en el piso y mi padre se dirigía a su cuarto.

Papá: bueno chico os dejo, pasarlo bien, Cristina darle este bien lo suyo que lleva mucho sin comer un coño, si alguna vez comió alguno.

Yo: nonono, vamos todos juntos a la cama, yo esto no controlo, todo tuya.

Mi padre sorprendido, Cristina se acercó a él y empezó a besarle, mientras mi padre apenas podía aguantar estar en pie. Cristina empezó a desnudarlo y por primera vez vi la polla de mi padre. La tenía flácida, pero era enorme, la tenía igual que yo cuando yo la tenia dura, era algo para mi humillante a la vez que morboso.

Nos fuimos los tres al cuarto. Por el camino Cristina y yo nos desnudábamos y al llegar al cuarto, Cristina, tumbó a mi padre en la cama y empezó a comerle el rabo. Empezó a coger forma, a ponerse dura, y yo de mientras sentado al lado pajeandome. Mi padre resucitó y empezó a reaccionar, se puso encima y empezó a comerle el coño, yo para disimular me acerqué a la cara de Cristina para que me la comiera.

La polla de mi padre debía de medir unos 22 cm. No entendía como podía haber tanta diferencia con la mía. Cristina se puso a cuatro patas, dispuesta a que mi padre empezara a follarla y así fue, mientras Cristina seguía comiéndomela. No sabía que hacer, como seguir, que paso dar, hasta que vi que Cristina me hizo un gesto y la entendí.

Me puse boca arriba, a modo de 69 con Cristina, de modo que ella me la comía y yo le comía el coño, un coño en el que entraba y salía la polla de mi padre. Acerqué la lengua al coño de Cristina, he de reconocer que los primeros segundos me dio bastante asco, pero empezaba a rozar con la lengua la polla de mi padre, y eso fue lo más.

Poco a poco, mi lengua dedicaba más tiempo a la polla de mi padre que al coño de Cristina. Pude, por primera vez, dedicar tiempo a ver de cerca la polla y los huevos de mi padre. Tenía unos huevos enormes, nose sí tendría que ver, pero estaba deseando ver toda la leche que soltaban si era tanto como el tamaño de sus huevos daban a entender.

Noté como mi padre gemía y reaccionaba ante el roce de mi lengua en su polla, por lo que me aventuré y le empecé a comer los huevos, solo podía meterme un huevo en la boca ya que los dos no me entraban, pero lo gozaba. Mi padre se estaba emocionando, y yo más aún. Se estaba follando a una puta, sin él saberlo, a la vez que su hijo le estaba comiendo los huevos y lamiendo parte de la polla mientras entraba y salía del coño de Cristina.

Hubo un momento que a mi padre se le salió la polla entera del coño de Cristina, y sin pensarlo me la metí en la boca. Mi padre dio un salto, pero lo único que hico fue volver a meter su polla en el coño de Cristina. Esa acción se empezó a repetir, pero cada vez mi padre disfrutaba más de mi pequeña mamada instantánea, hasta que la metía un segundo en el coño, después en mi boca, y después en el coño, el mismo tiempo.

Llegó un momento en el que empezó a follar a Cristina sin parar y no la sacaba, lo que me extrañó y me jodió bastante. Empezó a gemir y a gemir como si fuera a correrse, y cuando estaba apunto, la sacó, me la  metió en la boca, y empezó a correrse.

No me lo esperaba, pero tragué con mucho gusto, y no sabéis cuanta leche salió de esos huevos, aunque en eso si nos parecíamos, ambos nos corríamos muchísima cantidad, hasta avergonzante, y empecé a correrme a la vez en la boca de Cristina, la cual lo escupió.

Al correrse, mi padre calló rendido en un lado de la cama, y durmió al instante. Cristina y yo nos miramos con cara de satisfacción, habíamos conseguido cumplir nuestro objetivo, pagué a Cristina y se fue.

Me tumbé desnudo al lado de mi padre, contento pero intranquilo por lo que pasaría al día siguiente.

Al día siguiente me desperté y mi padre ya no estaba. Me levanté, desnudo, aunque dudé si vestirme o no, y vi a mi padre desnudo en la cocina haciéndose un café. El verle desnudo, no se porque, pero me tranquilizó, bueno y me puso medio cachondo también claro jaja.

-          Yo: hola, buenos días.

-          Papá: buenas. Tenemos que hablar sobre lo de anoche, no tuvo que pasar.

-          Yo: papá, lo pasamos bien, estamos aquí, desnudos los dos, después de follar con una anoche, juntos, y yo no se tú, pero yo me siento más unido a ti que nunca.

-          Papá: ya pero… no está bien, no se…

-          Yo: esto no saldrá de aquí, es entre tú y yo. No quieres que sigamos en bolas, de manera liberal, follando con quien queramos juntos, o ponernos una porno juntos, o hacer lo que nos de la gana juntos? No te apetece? No estás agusto?

-          Papá: si pero…tú eres gay, y yo no.

-          Yo: metías tu polla en mi boca, y te gustaba.

-          Papá: sí, pero estaba borracho.

-          Yo: pero lo pasaste bien.

Me abrazó, y notó mi polla empalmada, me miró y se rió, y yo me reí con él. Seguimos desnudos toda la tarde, hasta que llegó la noche y volvimos a salir. No se si tendría que volver a contratar a Cristina para que esa noche pasara algo, pero ví que mi padre se estaba emocionando y bebía mas que nunca, así que intenté hacerlo por mí mismo, y seguí en el bar con él, bebiendo y haciéndole a él beber más.

Llegamos a su piso, el apenas podía andar, lo senté en el sofá.

-          Papá: hoy a dormir, nos quedamos sin polvo con nadie jaja.

-          Yo: bueno, una de porno y paja estaría bien.

Acto seguido puse una porno en la tele, me desnudé delante de mi padre, y le ayudé a quitarle la ropa. No se le ponía dura, ya llevaba el porno 10 minutos, se la meneaba, pero de la borrachera no se le ponía dura. Así que cogí valor, me agaché y empecé a comérsela y … me pegó una patada fuerte, me tiró contra el otro lado del salón, pero yo me abalancé al sofá y volví a comérsela y ya no pudo resistirse, pero seguía sin conseguir que se le pusiera dura. Aunque a mi tener esos 17 cm de polla flácida en la boca ya me ponía cachondo. Seguía comiéndosela hasta que…

-          Papá:  para para, no puedo, para para, no puedo…

No entendía que quería decir, y, mientras se la estaba comiendo, empezó a mearse. Al principio me dio un poco de asco y me saqué su rabo en la boca, pero después empecé a dirigirla contra mi pecho, mi pelo, mis huevos… me empapé de su meado, y mi padre al ver la situación empezó a empalmarse, por fin.

Fue mi momento, no lo dude, y me senté encima de su polla. Me entró poco a poco, mi padre me miraba con los ojos blancos, pero estaba vez notaba que era de placer, le gustaba ese agujero tan apretado. Intentaba metérmela entera, y poco a poco podía, no sabía que mi culo tenía tanta profundidad. Empecé a cabalgar y, puff, era sensacional.

-          Papá: joder, sigue cariño, sigue nena.

No tenía claro si era consciente que era yo al decir “nena” , pero quise seguir, no iba parar. No se si era del alcohol, del morbo, o que, que estaba mas cachondo que nunca, pero mi polla botaba flácida. Lo que no me atrevía era a besar a mi padre, yo solo cabalgaba encima de él en el sofá, y sentía como su polla me entraba hasta sentirla por encima de mi ombligo. Mi padre no era joven, pero sentía su capullo, suave, y bien duro entrar y salir y era sensacional, sobre todo esa sensación de entrar tan al fondo.

Empezó a gemir.

-          Papá: te voy a preñar puta, te voy a dejar toda mi lefa dentro.

Todo esto lo decía o con los ojos cerrados o en blanco, y así fue, empezó a correrse. Fue diferente a la noche anterior, no se si se corrió más o menos cantidad, pero esa corrida duró mucho tiempo. La sensación y el morbo de sentir esa leche dentro, y la postura en la que estaba, más el alcohol, hico que no pudiera evitar empezar a mearme por mi flácida polla, mientras seguía votando encima de mi padre. Mi meado, con el movimiento, mojaba el sofá, el pecho de mi padre, su cara… No se porqué la reacción de mi padre fue abrir la boca, aunque en parte fue por los gemidos de su orgamo.

Poco más recuerdo. Me desperté al día siguiente, estaba tirando en el suelo junto al sofá, desnudo. Olía todo a meado, alguna parte del sofá y del suelo seguía mojado. Me desperté con un chorro de más meado, miré sin entender nada, era mi padre.

-          Papá: despierta, que hace ya una hora que me tomé el café, y tú sigues ahí tirado. Sabía que esta forma de despertar te gustaría.

-          Yo: hombre, no está mal.

Me puse de rodillas mientras su meada terminaba en mi pecho y a mi se me empezaba a poner dura. Parece que lo había conseguido, mi padre ya parecía querer tener algo más que una relación de padre-hijo conmigo. Y eso se confirmó con lo que me preguntó nada más terminar de mearme.

-          Papá: Sigues con mi leche dentro?

-          Yo: sí, por?

-          Papá: vamos a sacarla de ahí.

Continuará….