Me dieron una clase maestra de ejercicio físico...
La hermosa y veterana dueña del gimnasio tiene lujuriosos pensamientos contenidos y al parecer me eligió a mí para descargarse, gracias Diossss!!!
Hace dos años mas o menos, asistía dos o tres veces por semana a un gimnasio que queda muy cerca de casa, dicho establecimiento, era, o mejor dicho, continúa siendo propiedad de un veterano fisicoculturista, pero lo que más interés despertaba en mí, no eran los ejercicios ni aparatos del gimnasio, sino la espectacular mujer del propietario que me saludaba al ingresar , cada vez que asistía a una sesión, ella estaba allí, cumplía alguna función de supervisión o algo así, siempre con ropa de ejercicio, unas calzas de lycra hiper pegadas a su cuerpazo que denotaban unos muslos y piernas bien trabajados y un culo espectacular, con una remera casi siempre con un nudo en la parte delantera que se abultaba notoriamente por la turgencia de sus melones maduros.
Esta mujer se llama Adriana ronda los 45 años, a pesar de los cuales se puede decir que es una tremenda hembra, tal vez debido a toda una vida de ejercicio, tiene todo puesto donde debe estar pero además de mantenerse tan, pero tan bien, es muy bella y llamativa, cuando hablas con ella, lo primero que te llama la atención son sus profundos ojos azules, su cabello castaño claro que cae por su espalda y su tentadora y experimentada boca, al mirarla a la cara puede que se noten un poco sus años ya que tiene alguna que otra arruga, pero de todos modos es realmente bella a pesar de ello.
Habiendo tipos en el gimnasio con cuerpos mucho mas trabajados ( cuando voy a un gimnasio es para mantenerme o bajar un poco de peso, no para competir con Schwarzeneger ), yo notaba extrañado que ella ponía especial interés en mí, aunque pensé que quizás fuera su carácter ameno y su función en el lugar que le exigía tener un trato así, pero poco a poco ví que se acercaba solo a mi a re explicarme algunos ejercicios que ya me había explicado Daniel ( su marido ) y por lo visto, yo no los desarrollaba correctamente, entonces me tocaba para corregir mi posición, me hacía levantar y se ponía a hacerlo ella para que yo pudiera observar como se hacía correctamente, pero esa situación, me calentaba muchísimo, porque había ejercicios donde la asociación con lo sexual era inevitable, posturas en que veía ese cuerpazo trabajando, transpirando y me ponía enfermo de calentura, para colmo, yo iba casi siempre vestido solo con un pantalón corto, zapatillas y remera, por lo que no tenía demasiado con que ocultar mis más que evidentes erecciones, ella, de seguro las notaba, pero hacía como que no pasaba nada.
Cada vez que iba, era mas o menos lo mismo, yo creía realmente estar haciendo bien los ejercicios, pero ella venía a corregirme de todos modos, me ponía como loco cuando tratando de modificar mi posición me pasaba las manos por las piernas o por el pecho, no podía contener la erección, imposible, sobre todo porque deseaba en forma desmedida a ese pedazo de veterana que me hacía hervir la sangre cada vez que me rozaba, casi siempre, yo era uno de los últimos en retirarme, ya que llegaba tarde al gimnasio por motivos laborales y me iba cuando cerraban, mis rutinas duraban entre una hora y media y dos horas, por lo que, cuando me retiraba, por lo general era Daniel el único que quedaba, me despedía y cerraba el lugar.
Pero en una calurosa noche de verano, Daniel se retiró más temprano de lo normal, por lo que quedó a cargo Adriana, solo quedaban ejercitándose dos personas más y a mi rutina le quedarían unos diez minutos, ella se acercó a mí y comenzó a darme charla con la única intención, creo, de retrasarme un poco, esto dio resultado, ya que las otras dos personas terminaron sus rutinas, tomaron sus cosas y se retiraron, seguí con mi rutina y charlando con Adriana con naturalidad, como si no estuviéramos completamente solos en el gimnasio, por lo que, después de escasos minutos, concluí con el trabajo físico, al menos el que me imponían los ejercicios
Cuando terminé, tomé mi bolso y dirigiéndome hacia la puerta le dije a Adri que me retiraba, por lo que me acompañó hasta la puerta para cerrar cuando me hubiera ido, pero al llegar a la salida, me dí vuelta para saludarla con un beso en la mejilla, dirigí mis labios hacia dicho punto, pero ella giró levemente y nuestras bocas se encontraron, nos quedamos unos segundos interminables boca a boca pero inmóviles, sus ojos me pedían notoriamente que avanzara, que cumpliera con mis deseos, abandonando la pasividad, pasé un poco mi lengua sobre sus hermosos labios, evaluando la reacción, ella como si nada, totalmente paralizada, cerré la puerta y la atraje hacia mi tomándola por la cintura, chupé sus labios con ansias y clavé mi lengua todo lo que pude en su boca que sabía a chicle de menta, ahora ella me había tomado a mí por la cintura y comenzaba a luchar con su lengua contra la mía, sus manos subían y bajaban por mi espalda, arañandome sobre la ropa.
En un instante, se separó de mí con fuerza, cerró con llave la puerta y volvió a besarme con pasión desenfrenada, a lo que respondí con creces, a esa altura, mi verga ya estallaba debajo de los shorts, no llevaba calzoncillos ya que el short tenía un suspensor incorporado, por lo que mi erección se dejaba sentir casi al natural con la presión de nuestros cuerpos refregándose, retrocediendo de a poco, nos sentamos sin dejar de besarnos, en una máquina tipo camilla que sirve para ejercitar las piernas, Adriana me quitó la remera sudada, mi torso estaba bastante transpirado, a pesar de ello, se inclinó sobre mí y comenzó a besar mi pecho, chupando y mordiendo dulcemente mis tetillas, esto me puso a mil, peor de lo que ya estaba, ayudando a un pie con el otro, me deshice de las zapatillas, ella comenzó a tirar de mis shorts, por lo que en cuestión de unos segundos, quedé sentado en esa máquina, totalmente desnudo y con mi pija terriblemente erecta, con las venas que la surcan remarcándose claramente, ella, aún vestida con sus calzas y su remera, se inclinó aún más y comenzó a lamer suavemente el capullo de mi verga diciéndome;
´ Ay bebé, la tenés salada por la transpiración, no sabés como me re calienta tenerte así desnudo todo sudado, ya vas a ver como me ponés .´
Enseguida pasó su lengua por toda la extensión de mi pija y al instante la estaba engullendo casi entera, comenzó a mamarme con furia deleitándome de placer, movía mi verga con una sutil maestría que le otorgaban sus años y, seguramente, una vasta experiencia, yo me recosté sobre la camilla y me puse en tensión tomándome de las manijas posteriores de la máquina de ejercicios, lo que me proporcionaba una mayor sensación de placer, a la vez que me chupaba, el movimiento de su mano sobre mi tronco, acrecentaba el placer y el goce que yo sentía, en ese instante, sentí la urgente necesidad de tener esos sabrosos pechos al natural, por lo que tirando hacia arriba de su remera, logré sacársela, inmediatamente aparecieron ante mí, sus dos pesados globos, ya que no llevaba sujetador debajo, entonces mi disfrute fue casi completo, ya que ella volvía a chupar mi poronga pero ahora yo podía tocar con libertad sus tetas, pellizcando sus enormes pezones, eso, sumado a la forma magistral en la que me estaba trabajando la verga con su boca, me excitaba en forma desmedida.
Dejé que me chupe solo un par de minutos más, aunque por mí hubiera acabado con gusto en su boca, dejando que me la mame hasta el final, pero decidí que era momento de devolverle un poco del placer que me había proporcionado, la hice poner de pie y la besé con todas mis ganas, intercambiando saliva y refregando con pasión nuestras lenguas y labios, luego me incliné un poco y llevé mi boca a sus pechos, los lamí y mordí con ganas, unas tetas divinas e infladas por la lujuria contenida que llevaban dentro, se las repasé una y otra vez con la lengua sin dejar de morder cada tanto sus erectos pezones casi negros, le dije que se pusiera en cuatro patas sobre la camilla de la máquina, bajé y saqué sus calzas de lycra y luego su diminuta bombachita blanca y colocando mi cara entre sus nalgas, comencé a comerle sabrosamente el coño, mordiendo y dando lengua repetidamente a su prominente clítoris, ella estallaba de placer con cada pasada de lengua y con cada mordisco, de repente metí toda la lengua en su vulva y tras escasos segundos de chuparla, le arranqué un profundo orgasmo que me encantó sentir en la boca, ella estiraba uno de sus brazos hacia atrás y me tomaba fuertemente del cabello, instigándome a que siguiera chupando su hermosa vagina.
Seguí lamiendo, mordiendo y lengueteando ese caliente y dulce agujero durante unos instantes más en los que ella me entregó otro espasmódico orgasmo, ni bien acabó por segunda vez, hizo que me recostara boca arriba con mi verga erecta palpitante y subiéndose a horcajadas sobre mí, se clavó toda mi pija en su apretadísima zanja, se sentía espectacular el roce de las paredes de su vagina con mi pene, una hermosa sensación, tener a esa veterana preciosa galopándome con sus inmensas y duras tetas bamboleándose de un lado a otro de acuerdo a la intensidad y dirección de sus feroces movimientos sobre mi poronga, en esa posición acabó varias veces por lo que ella misma me decía cuando estaba por llegar a cada orgasmo, cogía como una perfecta profesional, intensificando el placer que cada movimiento circular de su cadera me producía, en el punto en que yo me encontraba en un espectacular clímax de placer, ella salió rapidamente de encima mío, fué hasta un estante con cajones y extrajo un pote de vaselina, tomó un poco del aceitoso producto en sus manos, lo frotó bien por su culo, mostrándome exprofeso como se metía los dedos envaselinados en su hermoso ojete, luego vino nuevamente hacia mí, y tomando mi verga, la refregó para envaselinarla también, se puso nuevamente sobre mí, pero esta vez dándome la espalda, en cuclillas, dominando completamente la situación, metiéndose un dedo en el culo lo estimulaba, con la otra mano tomó mi grasosa verga y la fué introduciendo en su orto, con evidentes muecas de dolor, se la iba clavando muy lentamente, hasta que finalmente estuvo toda bien adentro, se sentía muy pero muy apretado allí en ese húmedo agujero.
Cuando se la clavó toda, comenzó a bajar y subir, apoyando sus manos en mis piernas, cada vez me cogía con mas fuerza, con mas violencia, se ve que el daño que le producía mi pija por detrás, le estaba comenzando a gustar mucho, ya que me decía;
´ Te gusta mi ojete?, te gusta como te garcho?, asi asi, ahhhhh, que buen pedazo de carne que se come mi culito, eh?, ahhhhh si, como te estoy cogiendo pendejo! ´
Al instante dió un grito entrecortado que indicó que había alcanzado un bestial orgasmo por el culo, me cogió unos segundos más y en esa misma posición, sin poder contenerme le avisé que acababa, me siguió galopando aunque en forma mas tranquila, hasta que finalmente le llené las tripas con mi leche hirviendo, al retirar mi pija de su culo, casi toda la lefa cayó sobre mi tronco y mis huevos, ella se incorporó, metió su lengua en mi boca, comenzó a bajar por mi barbilla, pecho y estomago, hasta que llegó a mi embadurnada verga, primero chupó toda la leche que había alrededor y luego se introdujo todo el falo en la boca, sentí como llegaba a su garganta, pero ella ni se inmutó, estaba acostumbrada a esas mamadas profundas, de otra forma, le hubiera producido una arcada, retiró su boca de mi pene dejándolo limpio y se sentó en una máquina para ejercitar pectorales.
Estuvimos los dos sentados en distintas máquinas, descansando unos cinco minutos, tras los cuales Adriana empezó a manosear sus mamas con un mano e introduciendo un dedo de la otra mano en su conchita me dijo;
´ Querés hecharme otro polvito bebé?, me gustó mucho tu pija y necesito más, dale, vení, no me vas a dejar así, no? ´
Le respondí;
´ No belleza, como voy a dejar a semejante hembra insatisfecha?, no podría ni querría hacerlo. ´
Me incorporé para luego recostarme sobre ella y comencé a besarla con locura, el simple hecho de sentir la presión tremenda de sus exuberantes tetas sobre mi pecho y de recorrer con mi lengua sus labios y toda su carnosa boca, hizo que mi pija se parara inmediatamente, aprovechando la posición y sin más preámbulos, separé un poco sus piernas y sin dejar de besarla, la penetré con fuerza, mi verga comenzó a deslizarse dentro y fuera de su vagina como un hierro caliente, mientras la cogía, seguía besándola, pero alternaba entre su boca y sus tremendas tetas, me movía lentamente al tiempo que mordía sus oscuros pezones, en esa situación me dijo;
´ Escupíme las tetas bebé ´
En seguida escupí una buena cantidad de saliva sobre sus poderosas gomas sin dejar de serrucharla, ella con ambas manos comenzó a desparramar mi saliva cubriendo toda la extensión de sus mamas, me excitaba sobremanera verla haciendo aquello mientras yo no dejaba de cogerla, sus tetas brillaban por la humedad de mi saliva, sus pezones bien duros eran una invitación para cualquier boca y sus areolas bien oscuras relucían también con el brillo de la saliva.
Me paré e hice que pusiera su culo hacia mí, ella tirada sobre el banco de pectorales boca abajo, puso su orto en el borde, la tomé de las caderas y metí mi verga de un empujón en su concha super lubricada, le dí bomba con potencia y desenfreno, con ganas y furia, necesitaba sacarme toda la leche, darle toda mi lefa a esa puta preciosa, y ya tenía planeado lo que más me calentaba, le haría chupar y tragar cada gota de mi semen, ver esa cara de viciosa toda llena de leche debería ser un espectáculo único
Así continué durante un largo rato, unos diez o quince minutos tal vez ya que siempre tardo mucho con el segundo polvo, con una mano en sus caderas y la otra tratando de amasar una de sus grandes tetas, hasta que sentí que me estaba por correr, justo en el preciso instante en que sacaba mi verga de su ardiente concha, ella gritó otro orgasmo;
´ Ahhhhh, siiiiiiiiiii mi amorrrrrrr, ahhhhhhhhhh. ´
Terminé entonces de retirar mi pija para dar la vuelta en introducirla en su boca, me la repasó un par de veces con la lengua, la metió subiendo y bajando por todo el falo con su boca, una, dos veces, a la tercera le dije:
´ Adri, te acabo mamita, cométe toda mi guasca, dale! ´
Saqué la poronga de su boca e inmediatamente eyaculé tres o cuatro densos chorros de guasca caliente que inundaron parte su boca y otra parte uno de sus ojos, su cabello y el resto de su cara, ella se pasaba la lengua por los labios tratando de acaparar y tragar toda la leche posible, yo continuaba masturbándome para sacar hasta la última gota que quedaba en mis huevos y depositarla sobre su cara, dando suaves golpecitos con mi verga sobre sus labios, eliminé toda la leche que quedaba en mí, ella me chupó una vez mas la pija deliciosamente, pero yo ya estaba exhausto por la rutina de ejercicios que había desarrollado y por la batalla sexual que recién había concluído
Nos fuimos juntos a las duchas de hombres del gimnasio, donde empapados los dos, chupó otra vez mi verga y me masturbó con fuerza, yo también sorbí y chupé su deliciosa concha que sabía de maravillas, hicimos esto hasta hacernos acabar mutuamente una vez más, luego terminamos de ducharnos, nos besamos apasionadamente y tras vestirnos con la ropa sudada que llevábamos antes, nos despedimos.
Aunque actualmente hace cerca de un año que no acudo regularmente al gimnasio, cada vez que paso por allí y veo que Daniel sale apurado del lugar, sabiendo que Adri queda a cargo en esas situaciones, paso a saludar y si la situación es propicia, muchas veces esperamos a que se retiren todos y volvemos a repetir nuestras furiosas y apasionadas sesiones de cogidas y chupadas sin fin.
Espero poder disfrutarla siempre, nunca conocí una mujer de su edad que me despierte este deseo tan profundo y que, en lugar de agotarse, parece renovarse cada vez que nos cogemos como locos.