Me descongelaron casi 50 años después.
Una enfermedad en 1968 obligo a que congelasen mi cuerpo hasta que hubiese solución... mi mujer tenia casi 80 cuando nos reencontramos.
Cuando desperté todo a mi alrededor era extraño. Era extraña la decoración de la habitación, era extraña la vestimenta de los médicos y enfermeras y eran muy extrañas las maquinas a las que estaba conectado.
No pude ver a nadie durante una semana, un psicólogo me estuvo viendo durante ese tiempo. Durante las largas horas con él me recordó lo que ya sabía. Yo era un prospero empresario del mundo editorial que había sido afectado por una enfermedad en mi tiempo incurable, la leucemia. Aquello en 1968 y con solo 30 años era una sentencia de muerte por lo que me decidí a congelar mi cuerpo a la espera de una solución medico a lo mío. La ciencia avanzó en la cura de mi enfermedad, pero no en la técnica de descongelación. Los médicos sabían bien como curar mi mal, pero no como descongelarme sin morir en el intento. En 2014 se llegó a la técnica y desde entonces se había hecho pruebas con animales hasta estar completamente seguros que sobreviviríamos a la descongelación, digo sobreviviríamos porque éramos 12 personas en el mundo que en aquel momento estábamos teniendo la misma conversación después de haber sido descongelados con éxito.
El psicólogo me contó que todo a mi alrededor había cambiado. Mi empresa, por entonces una potente empresa editorial ahora era dueña de cadenas de televisión en tres continentes, editoriales de libros en medio mundo, una cosa llamada internet, me dijo que mi empresa era conocida por el 87% de la población europea, en realidad me dijo que la empresa ya no era mía, la empresa era de mi mujer pues en 1972 había logrado que un juzgado me declarase muerto. Ahora mismo mi situación estaba en un limbo legal donde solo la iglesia reconocía mi matrimonio porque para el estado estaba muerto. MI familia había envejecido. María, mi mujer tenia 79 años, mis hijos Luis y Fernando 54 y 56, tenia cuatro nietos desde los 25 a los 18 y yo tenía en edad biológica solo 30 años.
El reencuentro con mi familia fue un shock. Desde luego a mis hijos nunca les reconocería de habérmelos encontrado en la calle. Estaban mayores, calvos, gordos. Para ellos fue un shock tener a un padre 20 años menor que ellos. Mi mujer, María estaba arrugada como una uva pasa. Había pasado de ser la mujer con cara de niña y recatada que yo recordaba a la típica vieja que no reconoce su edad y que después descubrí que era una estirpe que se pasaba dándose una cosa llamada rayos UVA todo el santo día. He de reconocer que el reencuentro fue muy emotivo. Tardaría aun un mes en poder ir a casa. Para mi nietos fui una anécdota salvo para Bárbara, mi nieta mayor.
Todo el mes lo pase conociendo a más a mis hijos, nieto y retomando con María. Fui recibiendo la visita de amigos, muchos decrépitos que me contaban la muerte de otros. La visita que más aprecié fue el reencuentro con mi amigo mi antiguo abogado. Pedro ya jubilado me fue poniendo al día de cosas como que el hombre había llegado a la luna meses después de mi congelación, no que solo que Franco había muerto sino que en España habíamos tenido dos presidentes socialistas, por lo visto éramos campeones del mundo de futbol, imbatibles en baloncesto, el joven Ángel Nieto que acababa de fallecer había tenido herederos y los españoles dominaban las motos, había un asturiano que era un personaje en la formula uno, me contó el tema catalán, la capa de ozono, el payaso de Trump y cosas así.
Pedro me contó que María había prescindido de sus servicios meses después de mi congelación. Su nuevo abogado le aconsejó que me declarasen muerto dos años después y ella como heredera tomó las riendas de la empresa y que por como había crecido no lo había hecho nada mal.
Pedro retomó su trabajo para que legalmente yo volviese a estar casado con María al no estar muerto, básicamente en un tiempo record logró poner todas las cosas en su sitio salvo el tema del dinero. Habían pasado muchas cosas y lo máximo que había conseguido fue que me declarasen heredero de mi mujer, por lo visto en su momento y para salvar las apariencias se puso una clausula por la cual si yo despertaba seria el heredero universal de mis bienes por delante de mis hijos. Seguramente en un juzgado lograría recupéralo todo, pero serian años le luchas, malos rollos y bueno mi nivel de vida no se iba a ver afectado.
Volví a casa para sorprenderme de la casa que teníamos. Lo que vi en la calle no me sorprendió porque me lo había adelantado la televisión que veía en el hospital.
MI llegada a casa fue dura, María se había convertido en un sargento con todo el mundo, al principio no conmigo pero en pocos días también. Era un mujer autoritaria, déspota y mal encarada. En el único momento que era tierna era cuando quería recibir mis atenciones sexuales.
Fue el primer día en casa. Pensé que no me daría vergüenza nunca desnudarme enfrente de mi mujer, pero tal y como miraba mi cuerpo desnudo me dio pudor. Ella metió desnuda en la cama y se acercó a mi. Tenía un cuerpo repugnante con todo colgando y un pubis calvo, no depilado, calvo. Metió mi mano dentro de mi pantalón del pijama y agarró de mi polla que después de casi 50 años sin ser tocada se levantó como si tuviera un resorte. María empezó a masajearla lentamente mientras al oído me susurraba.
- ¿sigue siendo esta polla de tu gatita?
- Si mi amor – contestaba yo.
- ¿me vas a hacer gozar como siempre lo hiciste?
- Claro cariño.
Y María se subió sobre mi polla dura. Fue la falta de sexo lo que me hizo no desear irme pero ver a María botando en mi polla fue un espectáculo. Aquella noche pensé que la rompía, pero, aguantó bien y se corrió de una manera bastante llamativa.
Solo fui al trabajo un día, suficiente para darme cuenta que aquel ya no era mi mundo.
María resultó ser una hija de puta conmigo hasta que quería polla momento en el cual venia a mi como un corderito. Nuestra vida sexual hasta mi enfermedad fue bastante satisfactoria. María se casó virgen pero siempre dispuesta a experimentar cosas nuevas. Después de siete años de casados habíamos probado todo en la cama incluido un trio con una amiga suya, que por cierto había que verla ahora, la enfermedad nos impidió hacer el trio con otro hombre como habíamos planeado.
Tenia mucha curiosidad por saber como había sido la vida sexual de mi mujer en mi ausencia. María no tenia el carácter como para ponernos a hablar de ello un día normal por lo que esperé a un día en el que le hacía un dedo después de una cena en la que había bebido de más.
- cariño. ¿me has sido infiel durante mi ausencia?
- Noooo – me dijo mirándome fijamente pero dejar de disfrutar.
- Mi amor eres demasiado sexual para estar 50 años sin sexo, lo entiendo.
- Pensé que no volverías – me dijo mientras habría un poco más sus arrugadas piernas.
María empezó a contarme que dos años después de mi congelación empezó a frecuentar la compañía de un empresario de la construcción, nunca había pasado nada y un fin de semana a pesar der estar siempre la cosa a punto de caramelo. Un fin de semana en el barco de este con unos cuantos amigos, después de una noche de alcohol y mientras se masturbaba en la cama entró en el camarote uno de los invitados y que ella ni se lo pensó. Le bajó el bañador, le agarró su polla y se la metió en el coño. Sintió un placer increíble. Aquella polla le puso a cien y fuera de si. Vio como algo natural que en medio del polvo el dueño del barco y su habitual acompañante le metió su polla en la boca, cosa que ella aceptó con glotonería. Ese fin de semana entre el admirador de mi mujer realizaron en múltiples ocasiones aquel trio que yo nunca le pude dar.
Yo retrasaba su orgasmo para que me siguiera contando. Me dijo que estuvo con el del barco unos meses en el que se metió en un vorágine de sexo en grupo que no abandonaría cuando le abandonó a él. Hasta hacia 15 años María había aceptado en su cama a multitud de hombres que la habían llevado a la locura. Con el tiempo y hasta que yo volví sus ardores sexuales se habían apagado poco a poco. Desde que me vio desnudo su coño volvió a chorrear.
Quien lo hubiera dicho, pero si, mi mujer había sido una degenerada sexual. Parecía mentira con lo estirada, clasista e hija de puta María aceptase poner el coño o el culo con gente a la que seguramente fuera del catre no hubieran merecido ni una mirada suya. A pesar de tener mi mano en la raja de una mujer de casi 80 años el saberme corneado durante 50 años y sobre todo saber que no había sido cuernos vainilla sino hardcore puso mi polla como una piedra y me la follé con las mismas ganas que me la había follado años atrás.
Cada día María era más hija de puta, cada día me trataba peor. Salvo cuando me la follaba por orden suya que la tenía en mis manos mi mujer me trataba como un trato. Una vez pasada la novedad de volver a tener a quien un día amaste, todo eran reproches, que si pasaba mucho tiempo en el gym, que si no trabajaba, que si las criadas me miraban demasiado, que si que bien estaba congelado. Me jodía pero no tenia más remedio que tragar.
Llegó el invierno y propuse a María visitar una casa en el campo que mi familia tenia desde hacia varias generaciones. Allí fue donde María, su amiga y yo realizamos el primer trio de nuestra vida, el único para mi. Me imagino que a María le provocaba buenos recuerdos y deseaba se montada mirando al lago como 50 años antes.
Prometí a María su mejor fin de semana en los últimos 50 años. María se sonrió.
Llegamos casi anocheciendo. María se fue quejando todo el viaje. Aquella noche le cociné su plato favorito regando las viandas con abundante vino.
A las 23:30 horas María estaba desnuda, esposada al cabecero de la cama y con un vibrador encendido en medio del coño. Mi mujer se retorcía de placer y yo le aplicaba toda la fuerza que podía al aparato. María gritaba de placer. Le di hasta que mi mujer se corrió.
María se corrió a grito quedando casi muerta. Miré el reloj, le solté las esposas, le di la vuelta, la volví a esposar dejándola esposada en medio de la cama. María estaba muerta de cansancio pero no me decía nada esperando que la dejase calmarse y le comiese el coño y el culo como a ella le gustaba y yo venía haciendo desde hacía unas semanas.
Abandoné el cuarto, me vestí, cogí una cazadora y salí fuera de la casa. Esperé paciente unos minutos en la sombra hasta que llegó un coche. Del coche salieron dos hombres musculosos que entraron en la casa y de ahí a la habitación.
Me acerqué a la ventana y vi como María primero miró sorprendida, luego empezó a gritar y después empezó a gemir cuando los dos hombres empezaron a penetrarla con saña por todos sus agujeros después de haberle colocado unas pinzas en sus caídos pezones.
María gritaba fuera de si dando alaridos de placer. Los dos musculosos la empalaron duro y sin pausa. Los gemidos de mi mujer eran cada vez mas leves a pesar de que la caña no cesaba. Después de dos horas de caña muy dura su cuerpo se tensó en lo que parecía un orgasmo, este tembló un par de veces y sus puños esposados se cerraron para luego abrirse. Su cuerpo quedó inerte mientras los dos chicos que no pararon de darle hasta que uno de ellos notó que la mujer no respiraba. Alarmados sacaron sus pollas de mi mujer e intentaron reanimarla aun con los condones. Me retiré y por un camino que no había variado mucho en 50 años e hice tiempo durante dos horas.
Cuando llegué a la casa, aquello parecía una película. Policías, ambulancias, un coche de una funeraria. UN guardia civil me dio el alto cuando con cara de susto intenté entrar en mi casa.
- ¿a donde va? – me dijo un guardia.
- A dentro, es mi casa.
- ¿qué relación tiene con la dueña?
- Soy su marido – el policía me miró con cara de alucine.
Me retuvo un momento en la puerta mientras él entraba. Su superior salió a verme.
Me preguntó de donde venia, yo le explique que habíamos ido a pasar el fin de semana mi mujer y yo. Declaré que tenía pensado dar la vuelta alrededor del lago por la noche como hacía 50 años atrás. El policía me miro como si estuviese delante de un loco. Me explicó que mi mujer había fallecido de un ataque al corazón en medio de un trio sexual con dos jóvenes con los que había contactado por internet. Los jóvenes no estaban detenidos pero estaban declarando.
Hubo una pequeña investigación policial. Se encontró en la papelera de la cuenta de correo de gmail de María un intercambio de mails con un hombre al que ofrecía un dinero a cambio de ir la noche del fallecimiento de la buena de María y la violase junto a un compañero por todos sus agujeros a cambio de dinero. Explicaba en sus emails que era una mujer muy caliente y su marido no la tocaba y ella necesitaba ser tomada. En los mails comentaba que su marido estaría fuera de 11:30 a 3 de la mañana paseando alrededor del lago y que en ese tiempo quería ser montada por dos machos como a ella le gustaba. La policía investigó que María había practicado muchos tríos y desviaciones sexuales. El caso se cerró como un accidente en el que la vieja no se había percatado que con 80 años no se estaba en situación de atracones sexuales.
Aquello fue un escandalo a pesar de ello todo el mundo de la prensa, política y economía me acompañó en su entierro. Debí dar la mano a miles de personas y tras despedirme de mi familia me quedé un tiempo a solas en el panteón donde ya descansaba mi mujer. MI chofer me llevó de vuelta a casa. Saludé al ama de llaves con la cabeza y me dirigí a mi habitación. Me fui sacando la polla según abría la puerta y sin cerrar esta y agarrando mi polla con mi mano se la metí en el culo a mi nieta que vestida aun de negro con la falda levantada y con las bragas en el suelo esperaba como le pedí a cuatro patas sobre la cama donde todos esos meses había dormido con su abuela.
Desde detrás y ya con mi polla en su ojete le agarré las tetas y pellizqué sus duros pezones. Le di duro hasta que su cuerpo se tensó, cara poro de su piel se erizó cuando llegó a un poderoso orgasmo. Aquel día follamos como conejos. Mi nieta me comió la polla como llevaba meses haciéndomelo, le lamí la almeja y le penetré su coño antes de volver sobre mis pasos y correrme en su abierto ojete.
Poco después devolver a casa Pedro, mi antiguo abogado y ante la evidencia que mi vida no era mi vida, se sentó conmigo a hablar y me dijo que tenia que buscar una razón para vivir. Le expliqué que estaba oxidado a pesar de mi edad biológica para volver a trabajar y a falta de necesidad económica la cosa no me motivaba. María me impedía viajar.
- ¿Y follar?
- Si te soy sincero, follar me encanta, pero dependo de María y solo me la puedo follar a ella.
- ¿E ir a profesionales?
- ¿Con que dinero?
- Hombre, para eso… eso te lo podría financiar yo. Ya ves chico, siempre he tenido un presupuesto para putas, pero a mi edad lo estoy dejando de usar.
Con las indicaciones de Pedro acabé en una casa de putas muy caro y muy discreto. En esa puticlub me compensé todos los polvos sin ganas que María me obligaba a echarle. Bruna, la puta que me solía tirar me cogió cierto cariño y me propuso acompañarla a una fiesta Swinger donde todos los asistentes iríamos con mascara.
Nada más entrar en el salón donde la gente ya follaba sin cuartel vi un cuerpo desnudo que me resultaba familiar. No hubo que decir nada, la morena estaba me estaba comiendo la polla para le momento en que me di cuenta. Cuando la penetré me di cuenta que no solo su cuerpo era una copia del cuerpo de María 50 años antes, sino que sus movimiento, y gemidos eran clavados. Me follé a la chica varias veces esa vez y varias veces las veces siguientes semanas. Creo que ambos sabíamos con quien follaba después de poco tiempo y no fue hasta que un día entre semana Bárbara vino a casa de su abuela estando ella en las oficinas de la empresa y sin decir nada me sacó la polla del pantalón y me la comió con fuerza hasta que llené su garganta de esperma.
Me empecé a tirar a mi nieta casi a diario desde aquel día. El servicio lo sospechaba, pero nunca vieron nada fuera de una nieta visitando a su abuelo. Bárbara fue quien propuso escribir con la cuenta de correo de su abuela una cita para realizar un trio. Era ella la que le pedía su móvil para mirar cualquier chorrada quien escribía los mails a la gigoló y quien instaló una regla de recepción por la cual cualquier email recibido desde la cuenta del gigoló fuese directamente a la papelera de su abuela donde ella lo leia, contestaba y borraba después la contestación de manera que María nunca supiese que estaba quedando para una orgia. Cuando el teléfono de ella fue revisado por la policía, la regla había sido borrada y solo encontraron una conversación de la viaje con unos chicos que a la postre la matarían sin querer. Evidentemente la chica tenía prisa por ser la califa en lugar de la califa.
Me gustaba meterle la polla a Bárbara pues me recordaba a la mujer que amé. Era desnuda exactamente como yo recordaba a su abuela y cuando se movía en la cama Bárbara era igual que su abuela, más puta, mucho más puta a su edad, pero un clon con la polla metida en su raja. Sus suspiros, gemidos y orgasmos me retraían a tiempos donde su abuela buscaba mi polla en cada momento y forma. El primer día que me la follé ya sin mascaras cubriéndonos la cara, creí follarme a una María joven, desde aquel día he disfrutado del cuerpo de mi nieta cada día.
Con Barbará retomé mi vida donde la dejé cuando me congelaron. Eso si fue un autentico escandalo, mis hijos y nietos dejaron de hablarme en un principio pero siendo yo el de la pasta y además su jefe.
Cuando vi como un hombre penetraba analmente a Bárbara con mi polla en su boca, me di cuenta que había pagado una vieja deuda con mi historia. MI nieta tenía el mismo potencial que su abuela y empezó a disfrutar de sexo como se suponía que teníamos que haber disfrutado mi mujer que dios tenga en su eterna gloria, y yo, pero mi historia con mi nieta y las barbaridades que con ella viví es otra historia.