Me dejo tocar por un desconocido (parte 2)
Después de tragarme la leche...
Holis, soy Sabrina, tengo 23 años y está vez continuaré con la segunda y última parte de esta historia.
Una vez me tragué su leche, levanté la mirada para ver en qué parte del trayecto del bus íbamos y ya habíamos pasado por la parada en la que me tenía que bajar. Sentí una leve sensación de haber hecho algo malo pero lo superaba una intensa satisfacción de placer y lujuria.
El señor nuevamente mete su mano debajo de mi falda para seguir tocándome, acerca su cara a mí oído y me dice:
- Te gusta que te toque un desconocido verdad putita?
Yo: (sólo seguí soltando pequeños gemidos)
- Si quieres, podemos ir a mi casa y te haré mi perra obediente toda la mañana.
Después de escuchar su propuesta, lo único que pude hacer fue asentir levemente entre medio de más gemidos. Pasaron pocos minutos en silencio hasta que el señor dice: "Aquí me bajo yo, ven detrás mío a cierta distancia para que no sospeche nadie de lo que estábamos haciendo". Cumplimos el plan al pié de la letra y nos bajamos del bus.
Mientras caminabamos, quise ver la hora en mi teléfono y eran las 8:35 am, las clases comenzaban a las 8:00, que es en donde se supondría que tenía que estar yo, pero aquí estoy, caminando a la casa de un completo desconocido que perfectamente podría tener la edad de mi abuelo.
Al llegar a su casa desde afuera, vi que no era una casa muy grande y se veía un poco antigua por el simple hecho de la edad de su construcción, pero igualmente acogedora. Una vez adentro, ví un sofá, una pequeña mesa de centro, unos cuadros de pintura, muebles y una televisión, etc, nada fuera de lo común.
El señor me había contado que su esposa falleció hace muchos años y que jamás tuvieron hijos.
Cerró la puerta de entrada detrás de mí y caminó en dirección al sofá mientras se sacaba su pene, sin sentarse se voltea hacia mí y comienza a masturbarse.
- Arrodillate y ven gatiando hasta aquí
Al escuchar eso, me excité muchísimo más, es como si supiera como tratarme para ponerme caliente. Le obedecí, me arrodille y fui gatiando hacía su pene y moviendo mi colita. Al tenerlo en frente, con una mano levanta mi carita y con la otra mano me restriega su pene duro por todo el rostro:
- Es esto lo que quieres verdad, pequeña puta?
Yo: Si señor, quiero recibir mucho de su pene.
- Mmmm... No tienes remedio, eres una zorrita fácil.
Abrí mi boquita sacando la lengua, dando señal para que me ponga su pene dentro cuando quiera. De pronto me tomo del quiello tranquilamente y me lanzó contra el sofá dejándome de rodillas con la colita parada frente a él para que me tomara por detrás:
- A las niñas malas hay que castigarlos bien duro.
Yo: Si señor, quiero recibir mi castigo (Entre medio de gemidos excitados a más no poder)
- Te daré tu merecido por ser tan zorrita con un desconocido.
Al decirme esa última palaba me colabore hasta el fondo su duro pene, al recibir esa fuerte embestida, estuve a punto de correrme. Espere tanto ese momento que casi acabo con sólo la primera metida. Me tomaba tan bien de la cintura mientras me jalaba contra su grueso pene metiéndolo hasta el fondo, que sin darme cuenta, había sacado mi lengua y estaba botando un montón de saliva por la boca en el sofá. Definitivamente, me hizo su perra obediente y sumisa esa vez.
Pasaron 5 minutos dándome duro sin parar, hasta que no me pude aguantar más y me vine como una puta. Él notó que me estaba corriendo en ese momento y saco sus manos de mi cintura:
- te veniste muy rápido putita, pero tú dueño aún no termina de usarte.
Yo: (Ni si quiera pude hablar por culpa de los gemidos incontrolables que estaba soltando en ese momento)
Acto seguido, sin sacar su pene dentro de mí, con una mano me pesca del brazo y con la me toma de la cara, poniendo su dedo pulgar en mi boca, y me tira hacia atrás poniendo mi cara de revés frente a la suya:
- Vas a ser mi juguete putita, te usaré y jugaré contigo cada vez que yo quiera.
Al escuchar eso estuve a punto de venirme otra vez pero me contuve, me volvería loca al acabar dos veces tan rápido. Me siguió clavando su pene durante un rato hasta que me hizo sentar encima de él de frente y me puso contra la pared. Sólo lo abrazé y puse mi cabeza en su hombro. En ese postura, sentí que su pene me llegaba aún más adentro y solo pude aguantar unos instantes así sin correrme otra vez:
- te gusta correrte cuando te da tu macho, perrita?
No sé si se refería a que el era mi macho o a que pensaba que tenía novio y me daba así de duro también, no podía pensar claramente en ese momento. Estuvimos así durante unos minutos, y de pronto sentí que aceleró el ritmo de sus embestidas y poniendo aún más fuerza por unos instantes y me tomó del cabello para arrodirame en el suelo frente a él:
- Quiero botar toda mi leche en esa carita de puta que tienes.
Yo: ( Abrí mi boca y saqué mi lengua mientras y lo miré con carita traviesa mientras él se marturbaba frente a mi cara)
El señor soltó un gemido y luego de eso, me saltó varios chorros de leche espesa en mi cara, los conté fueron 5 chorizos acompañados de uno pequeño al final. Una me saltó hasta el cabello, otra me cayó en el ojo y otra me cayó completa en mi boca.
Luego de eso hablamos un poco y me contó su edad, tenía 51 años. Nos fuimos a su cama y seguimos, mientras me seguía tocando hasta quedarnos dormidos. Me desperté a las 3:30 PM y mis clases terminaban a las 4:30 PM , así que antes de irme quedamos en seguir juntandonos una vez a la semana y tuvimos sexo Muchas veces hasta que un día, al irme a su casa, me atendieron otras personas y me dijieron que el se había mudado. Nunca más he vuelto a saber de ese señor.
Bueno, aquí termina una de mis historias. Gracias por tomarse el tiempo de leer y les gusta, seguiré subiendo más relatos. Besitos.