Me dejo follar por un vagabundo (4)

Me convierto en esclavo de un vagabundo con mucho gusto y hago todo lo que me pide sin ninguna preocupación.

Hola, soy Mario, tengo 18 años, mido 1,64, peso 60kg. Desde siempre he aparentado menos edad de la que tengo, incluso ahora aparento tener 15 o 16 años.

Han pasado un par de días desde que vi a Alberto, y hoy me ha llamado para preguntarme.

-Hola, soy Alberto, quería preguntarte si te apetece venirte un rato esta noche, hablamos bien lo que quieres hacer y eso.

-Vale, dime sitio y hora.

Quedamos en aquella tienda, a las 2 de la mañana, yo me duché y me vestí con un chándal cualquiera y fui hacia la tienda, llegue a menos 10, y me tumbé en aquel viejo con colchón hasta que Alberto llegó.

-Hola Mario,¿qué tal?. -Preguntó Alberto.

-Muy bien, ¿y tú?.  -Contesté.

-Muy bien también, deseando volver a follarme ese culito.

Los dos nos reímos, mientras nos mirábamos.

-¿Bueno, que tienes preparado para mí?. -Pregunté, ansioso por saber lo que me esperaba.

-Pues, he pensado que hicieses todo lo que yo te diga, que seas una putita barata y tenerte a mi disposición las 24 horas del día. -Contestó Alberto.

-Me parece una buena idea, ¿y cuando empezamos?. -Pregunté mientras empezaba a ponerme cachondo.

-Ahora mismo, desnúdate. -Me ordenó Alberto.

Yo no dije nada, y empecé a quitarme toda mi ropa lentamente, hasta quedar completamente desnudo, dejando mi ropa tirada en aquel colchón.

-Muy bien, así me gusta, ahora quiero que limpies mi polla sucia. -Ordenó Alberto.

Yo me puse de rodillas, desabroché su pantalón y dejé al descubierto aquella sucia polla maloliente, la cual metí con gusto en mi boca, y la chupé como si fuese lo mejor que he probado en mi vida. A los pocos minutos, sacó su polla de mi boca.

-Perfecto, ya está limpia. -Dijo Alberto mientras se guardaba su polla y se abrochaba el pantalón.

-Ahora quiero que me lleves a tu casa.

-Están mis padres. -Contesté.

-Mejor todavía. -Dijo Alberto.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo, que pensarían mis padres al ver entrar a un vagabundo a mi casa, no lo sé, pero me daba un morbazo increíble.

Me puse mi ropa, tirada en aquel colchón, y salimos andando hacia mi casa, que estaba a unos pocos minutos, mientras tanto, Alberto no despegaba su mano de mi culo.

No tardamos apenas en llegar, y justo cuando estábamos en la puerta y fui a sacar las llaves Alberto dijo:

-Espera, desnúdate aquí, y pasas desnudo y yo detrás de ti, que tus padres sepan el buen hijo que tienen.

De nuevo, otro escalofrío recorrió mi piel, no podía estar más cachondo, mire a Alberto a los ojos, y sin despegar la mirada me quité toda la ropa, y se la di, inmediatamente después cogí las llaves y abrí la puerta.

Abrí la puerta de mi casa, y yo con mi polla dura apuntando hacia el frente pasamos por el salón, donde vimos a mis padres asombrados, sin poder despegar la mirada de mi.

-Hola. Saludamos Alberto y yo a la vez a mis padres, que no sabían qué decir, seguimos andando y fuimos a mi habitación.

-Tus padres deben de estar flipando jajaja. -Dijo Alberto, mientras se reía.

-Como para no flipar. -Contesté yo.

-Ponte en la cama a 4 patas, y mientras te la meto quiero que grites y me pidas más y más.

Yo obedecí, me puse a 4 patas, Alberto de rodillas encima de mi cama, se bajó los pantalones y metió su polla entera en mi culo, y mientras me penetraba yo gritaba:

-Más, dame más fuerte, ¿eso es todo lo que puedes hacer?.- Gritaba yo.

Siguió penetrandome todo lo fuerte que podía, mientras me azotaba con tanta fuerza que dejé de sentir mis nalgas.

A los pocos minutos, sacó su polla de mi culo.

-Acércate, que me corra en tu cara. -Ordenó Alberto.

Yo me di la vuelta, y acerqué mi cara a su polla mientras se pajeaba, y de repente sin avisar empezaron a salir chorros de semen directos hacia mi cara, uno en la frente, otro en el moflete, otro en la boca y uno grande que recorría mi cara por completo.

-Ahora sal de la habitación, y pasas así delante de tus padres. -Ordenó Alberto.,

Yo salí de la habitación, no podía abrir un ojo, tenía casi toda la cara cubierta de semen y el culo por lo que vi, rojisimo, apenas lo sentía, caminé por el pasillo entre al salón y pase por delante de ellos, como si estuviese buscando algo, abrí un cajón y volví a la habitación, seguían sin dejar de mirarme, y sin decir una palabra.

Volví a la habitación, Alberto esperaba sentado.

-¿Qué tal?. -Preguntó.

-No han dejado de mirarme, pero no me han dicho nada. -Respondí yo.

-Ah vale, comete el semen anda. -Dijo  Alberto.

Yo con mis dedos fuí recogiendo todo el semen de mi cara, y llevandomelo a la boca, hasta dejar mi cara prácticamente limpia al completo.

-Bueno Mario, me tengo que ir, luego te hablo para cualquier cosa. -Dijo Alberto mientras salía de mi habitación.

Alberto dijo Adios a mis padres, y salió de mi casa, yo me metí en la ducha y me limpie la cara que estaba aún pegajosa y me acosté.

A la mañana siguiente recibí un mensaje de Alberto.

“Esta noche estarán dos amigos en la tienda, ves allí a las 12 de la noche y haz lo que te pidan”

Llegaron las 12, y fui a la tienda, fui a la parte de atrás y allí me encontré a 2 hombres, mayores, también vagabundos, tendrían entre 60 y 70 años, pelo y barba larga.

-Hola chico, haznos un favor, déjanos follarte. -Dijo uno de ellos.

Yo no dije nada, me desnudé delante de ellos, por completo, me encanta hacerlo, allí estaba yo, un chaval completamente desnudo, en la parte de atrás de una tienda, apunto de ser follado por 2 viejos vagabundos, que acababa de conocer, y no sabía ni el nombre.

Mientras yo permanecía allí quieto, cachondo y completamente desnudo al lado de aquel colchón, con mi ropa encima de él, uno de aquellos viejos sacó su polla, una increíble polla que mediría unos 20 cm.

Se acercó a mí mientras se la sujetaba, yo me arrodillé en aquel sucio suelo, y cuando tuve su polla enfrente de mi cara pude apreciar como tenía restos de semen seco, y desprendía un olor muy fuerte.

Ante la atenta mirada de los 2, agarré aquella polla con mi mano derecha, y la metí en mi boca, y la relamí con gusto hasta dejarla completamente limpia de nuevo.

Cuando dejé aquella gran polla completamente limpia, el otro viejo sacó la suya, una pequeña polla de 10cm tal vez, más sucia que la primera, pero esta podía tragarmela entera, y lo hice mucho más rápido que la primera.

Ahora que estaban las 2 limpias, y sin decir nadie una palabra, el de la polla grande se tumbó en la cama boca arriba, yo inmediatamente después me puse encima de él, y metí aquella polla en mi culo hasta el fondo, y empecé a sacarla y a meterla una y otra vez, mientras el otro viejo, se puso al lado mia de pies para que se la chupase mientras.

Yo gritaba y pedía más y más, solo pasaron unos pocos minutos cuando pedí:

-Por favor, follarme las 2 veces. -Grité.

Entonces el viejo al que se la estaba chupando se puso detrás de mí, y metió su polla a la vez que el otro, me dolía, pero no quería que parasen, y seguía pidiendo más y más, hasta que en unos pocos minutos después los 2 se corrieron casi al mismo tiempo dentro de mi culo, sintiendo como el semen de aquellos vagabundos me llenaba por completo.

-Menuda putita nos ha dejado Alberto. -Dijo el mayor de ellos mientras se subía el pantalón.

-Bien seguro, mira como le chorrea el culo semen, seguro que está deseando que le sigan follando. -Dijo el otro.

Yo asentí con la cabeza sonriente mirándole.

Yo seguía desnudo tumbado en aquel colchón, me dolía un poco el culo y notaba como salía semen de mi culo y recorría mi pierna, mientras tanto ellos 2 se subieron los pantalones y se fueron, yo me quedé ahí solo unos minutos, seguía súper cachondo, cogí el móvil y vi un mensaje de Alberto.

-¿Qué tal?, mandame una foto. -Me escribió.

Yo le mandé 2 fotos, una tumbado en el colchón boca arriba, con mi polla dura apuntando hacia arriba, y otra boca abajo, para que viese mi culo rojo, con algún resto semen.

-Me gusta que seas así, seguro que se han divertido mucho contigo guapo, hazme un favor, espérate ahí unos minutos a que llegue que quiero que me la chupes. -Me escribió Alberto.

-Vale, aquí te espero. -Contesté yo.

Alberto no tardó ni 5 minutos en llegar, se acercó a mí, yo me levanté de la cama y me puse de rodillas, y sacó su polla y yo la metí en mi boca, estaba limpia, por lo que no tenía un sabor desagradable.

Yo chupaba la polla de Alberto mientras él no dejaba de mirarme a la cara mientras lo hacía, y en apenas 3 minutos se corrió dentro de mi boca, tragué su semen con gusto y entonces él abrió la boca.

-Es increíble lo bien que la chupas, eres una gozada de chaval, voy a tener que traer a más amigos a que disfruten de ti. -Dijo Alberto.

-Trámite a todos los amigos que quieras, yo encantado de hacer todo lo que me pidas. -Le contesté yo.

-Seguro que no serías capaz de hacer todo lo que te pida.

-Ah no?, eso es lo que crees tu. -Le contesté yo, poniéndome más cachondo.

-Así que eres un buen esclavo, pues entonces tendré que ver si de verdad haces todo lo que te pida, ve a tu casa, dúchate, depílate todo perfecto, vístete elegante y cuando estés listo me avisas.

-Vale. -Le contesté Alberto.

Alberto se fue, yo mientras me puse mi ropa, y me fui a mi casa, me duché, me depile bien todo, sin 1 pelo en ningún sitio, me puse camisa, vaqueros, unas zapatillas muy chulas, me eché mi mejor colonia y me peine perfectamente, parecía que iba a algún sitio importante.

Le escribí a Alberto para decirle que ya estaba listo, y entonces me dijo que estaba llegando a mi casa.

Salí afuera, y allí me esperaba Alberto.

-Vaya, que guapo vas, así me gusta, como un buen niño pijo, vámonos. -Dijo Alberto.

-¿A dónde vamos?. -Pregunté

-Vamos a ver si de verdad haces todo lo que te pida. -Contestó

Estaba nervioso, no sabía lo que me esperaba, seguía a Alberto hacía no se donde, cuando nos subimos a un autobús y fuimos hasta las afueras de la ciudad, ninguno abrimos la boca hasta bajarnos del autobús, la gente se quedaba flipando al verme caminando al lado de un vagabundo.

Estábamos en un polígono industrial, y llegamos a una nave completamente abierta, sin puerta, y entonces vi algo que me dio miedo, y a la vez me puso más cachondo que nunca.

Había mucha gente repartida por allí dentro, había algún que otro colchón por ahí, botellas de alcohol, alguna manta, parecía que cada uno tenía su propio espacio, y unos tenían más cosas que otros.

Todos al vernos entrar se fijaban en mí, como era normal llamaba la atención con mi ropa, cuando todos los demás llevaban ropa sucia, rota, etc.

-Así que ibas a hacer todo lo que te dijera no, Mario?. -Me preguntó Alberto.

-Exactamente. -Contesté yo, esperando con ansia que me ordenara algo.

Seguimos andando, y en el centro de aquella gran nave nos paramos Alberto y yo.

-¡Todo el que quiera que le chupe la polla este chaval, follárselo, lo que sea, que levante la mano". -Gritó Alberto con todas sus fuerzas.

Para mi sorpresa, pude ver cómo muchos hombres, incluso alguna mujer, levantaban la mano, no me dio tiempo a contarlos, pero más de 20 seguro.

Alberto no dejaba de girar la cabeza, hasta que eligió  uno.

-¿Ves aquel hombre de allí, el que está sentado en esa silla?. -Me señaló con el dedo Alberto.

-Sí, lo veo. -Conteste yo.

-Bien, quiero que te acerques a él, y hagas lo que te pida. -Me ordenó Alberto.

De lejos pude ver a un hombre, con el pelo rizado, mientras me acercaba a él pude apreciar su ropa, una sudadera ancha, sucia, con algunos agujeros como de haberse enganchado en algún sitio, y unos pantalones vaqueros también sucios y algo rotos, unas chanclas que dejaban ver sus sucios pies, era un hombre mayor, bastante gordo, era alto, no tenía apenas pelo, solo por los lados, una barba de varios días, y cuando estuve ya enfrente suya, le saludé.

-Hola. -Saludé algo nervioso.

-Hola, es eso verdad? Estoy deseando que un chavalín como tú me chupe la polla. -Dijo aquel hombre desconocido.

Yo no dije nada, me arrodille enfrente suya, ante la mirada del resto, él se desabrochó el pantalón, y sacó su polla sucia, una polla muy pequeña, que no dudé ni 1 segundo en meterla en la boca.

-Aaah, que putita eres. -Dijo aquel hombre.

Yo chupaba su polla lo mejor que podía, la saque un momento de mi boca para decir.

-Dios, que buena está tu polla. -Dije yo, mientras volvía a meterme aquella polla en mi boca.

De repente vi a otro hombre, igual que este, algo gordo, no mucho pelo, que estaba justo detrás de mí.

-A qué esperas, sácate tu polla para que te la chupe también. -Le dije a aquel otro hombre, volviéndome loco con ganas de chupar y follarme a todos los que pudiese.

Aquel hombre sacó su polla, era algo más grande, y la metí con gusto en mi boca, mientras con mi mano pajeaba al otro, y así iba intercalando mamada y paja a aquellos 2 hombres mientras el resto miraba.

-Desnudate, y dame tu ropa. -Me dijo Alberto.

Yo saqué la polla grande de mi boca, me desnudé en un momento y le di mi ropa a Alberto, y seguí haciendo mi trabajo.

-Me voy a correr niñato, ven aquí. -Dijo el hombre de la polla pequeña.

Yo me dirigí a él, y metí su polla en mi boca y la chupé hasta que soltó sus buenos chorros de semen en mi boca, que tragué con gusto, y seguí con el otro hombre.

-Que guarra que eres. -Dijo el que ya se había corrido.

Mientras yo seguía chupando aquella polla, hasta que por fin se corrió dentro de mi boca, una cantidad de semen descomunal, que tragué con gusto también.

Alberto que miraba desde lejos, no se donde había dejado mi ropa, vi como se acercaba a mi y me dijo.

-Muy bien Mario, dime, ¿qué quieres hacer ahora?. -Me preguntó Alberto.

-Lo que tu quieras. -Le contesté yo.

-Que bonito chaval, bien, entonces quiero que sigas haciendo todo lo que quieran los demás. -Me dijo Alberto.

-Ah, perfecto, ¡Todo el que quiera que haga algo que levante la mano!. -Grité yo para que me escucharan todos.

Miré atentamente a todos los que tenían la mano levantada, habría unos 15, y buscaba alguien que me llamase la atención primero.

Y hasta aquí la cuarta parte de esta serie de relatos, espero que la hayas disfrutado.

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