¿Me dejas a tu esposa?

Hola a todos. La historia que voy a contar es en parte real, de lo que ocurrió el verano pasado con mi esposa durante las vaciones de verano

Hola a todos. La historia que voy a contar es en parte real, de lo que ocurrió el verano pasado.

Veréis, me llamo Pablo y tengo 48 años. Estoy casado con Eva de 45 años y tenemos un hijo, Iván, de 17 años. Llevamos casados ya 20 años y todo era normal hasta hace un año.

Nosotros solemos pasar el verano en la ciudad, pero el verano pasado, aprovechando que Eva descansaba porque empezó a trabajar en un colegio, decidimos por primera vez alquilarnos un piso en la playa durante los meses de Julio y Agosto. El piso estaba situado a unos pocos minutos de la playa en un bloque de 8 plantas con piscina y pista de pádel. No era muy grande (2 habitaciones) pero estaba bien para lo que queríamos. El piso era el 3ºD. La mujer fue muy amable y nos dejo irnos la última semana de Junio.

Cuando llegamos todo estaba bien y no había ningún problema. Mi mujer y mi hijo estaban todo el día en la playa o la piscina, yo los acompañaba cuando venía de trabajar. Poco a poco Iván fue haciendo amistad con Saúl, un chico de su misma edad que resultaba que vivía en el 3ºC con su padre y su hermana Noelia de 22 años. Conforme pasaron los días, fuimos haciendo amistad con Javier, el padre de Saúl. Javier tiene 46 años y está divorciado. Sus hijos se quedaron con él porque su madre se fue a Alemania y los niños querían quedarse en España. Era una persona muy amable y simpática que nos enseñó todo el pueblo y todo lo que había que saber.

Pronto estábamos siempre juntos. Íbamos a la playa o a la piscina, a tomar una copa o lo que fuera. Como éramos vecinos todo era más fácil. Se le veía un buen hombre, amable, educado y gracioso, según mi esposa. Todo iba bien, hasta que pasaron unas 2 semanas.

Cierto día estábamos en la playa y Eva me pidió que le pusiese crema. Yo tenía las manos llenas de tierra y entonces Javier se ofreció. Mi mujer se tumbó y él le puso crema por la espalda que era la parte que ella no había podido. Cuando se la estaba poniendo, me fije que su mano pasó cerca de su culo en más de una ocasión. Parecía que lo hacía sin querer, aquello me mosqueó un poco, pero me gusto en cierto sentido. Decidí no darle más importancia. Sin embargo, en los días siguientes comprobé que lo de la crema iba a más.

Por las mañanas yo tenía que trabajar y mi mujer se quedaba allí con Iván. Casi siempre iba con Javier a la playa o a la piscina y entre los 2 se notaba muy buen rollo. Las bromas entre ambos cada vez eran mayores, se tiraban cuando estaban en el agua. La crema siempre se la ponía Javier y por todo el cuerpo; y cada día me parecía que tardaba más y que tocaba más. Aquello parecía un flirteo en toda regla. Esa misma noche salimos a tomar una copa. Cuando estábamos en el bar empezó a sonar una bachata y Javier se ofreció a sacar a bailar a Eva, a lo que ella no puso ninguna resistencia. Durante el baile yo los observaba y veía como Javier tocaba a Eva y que está no solo se dejaba, si no que se reía y le decía algo al oído. La situación me fue pareciendo cada vez más fuerte y una noche decidí a hablar con ella.

Yo:Eva, has hecho muy buenas migas con Javier, ¿no?

Eva:La verdad es que sí. Es un hombre muy agradable y me lo paso muy bien con él. Además, Iván está muy bien con Saúl. Se han hecho muy amigos.

Yo:Ya, pero no crees que se pasa un poco.

Eva:¿A qué te refieres?

Yo:Pues cuando te pone la crema, las bromitas que hacéis. Me da la sensación de que te toca demasiado y tú a él. Especialmente el otro día cuando estabais bailando. ¿De qué hablabais que te hacía tanta gracia?

Eva:¡Anda ya! ¡No digas tonterías! Me dijo algo que no recuerdo que me hizo gracia. Él es así, pero de verdad que no pasa nada. Es verdad que me lo paso muy bien con él.

Yo:Nunca te había visto así con nadie. La gente va a pensar otra cosa.

Eva:No te preocupes por la gente y que piensen lo que quieran. Javier es un buen hombre y puede que, a lo mejor, se ha pasado un poco en un momento determinado, pero a mí no me molesta.

En todo momento Eva trataba de quitarle hierro al asunto y hablaba con toda naturalidad. Yo esperaba un cambio de actitud por su parte, pero pasó todo lo contrario. Los roces entre ambos se iban acrecentando. Él le decía guapa e incluso se empezaron a dar besos. Un día estaba metido en la piscina y pude ver desde el agua como ella estiraba su brazo y colocaba su mano encima de la suya mientras hablaba. El tonteo entre ambos era evidente. Incluso mi hijo me dijo que un día una mujer saludo a Javier y le dijo que su novia (que era mi esposa) era muy guapa mientras iban de la mano. Cada vez que estaba en el trabajo estaba más y más intranquilo por lo que pudieran hacer. Yo le preguntaba a Eva, pero esta siempre se reía un poco y pasaba del tema. Incluso le pregunté a la hija de Javier, Noelia, un día que estaba en la piscina.

Yo:Noelia, ¿puedo hablar contigo un momento?

Noelia:Claro, Pablo.

Yo:Veras, es sobre Eva y tu padre.

Noelia:Dime.

Yo:¿No crees que se llevan muy bien entre ellos?

Noelia:Pues… si te soy sincera, la verdad es que parece que se llevan bien. Creo que se a donde quieres ir a parar. Yo también creo que parece otra cosa.

Yo:¡Lo sabía!

Noelia:Pero que yo sepa no ha pasado nada. Es verdad que mi padre ahora está solo sin nadie, pero él no va a quitarte a Eva por la espalda. Ya se lo hicieron a él con mi madre y te juro que él nunca va a hacer algo por la espalda y a traición.

Yo:Me dejas más tranquilo.

Noelia:¡No te rayes!

La verdad es que aquello me tranquilizo y en parte me puso más nervioso. Si se lo habían hecho a él, podría intentar devolverla. Pasaron un par de días y todo siguió igual. Yo nunca me atrevía a decirles nada por miedo a su reacción, pero todo cambio una tarde.

Estábamos en la playa y Eva se había encontrado a una compañera y estaba hablando. No había mucha gente porque hacía algo de viento. Javier se sentó a mi lado y empezó a hablarme con cara seria.

Javier:¿Qué tal?

Yo:Bien, algo de viento. ¿Te ocurre algo?

Javier:Verás, quería hablarte de un tema.

Yo:Dime.

Javier:De Eva.

Yo:¿De Eva?, ¿qué pasa?

Javier:Mira Pablo, voy a serte muy sincero. Yo se que tú no eres tonto y que te das cuenta de las cosas. Durante estos días tu mujer y yo hemos estado… tonteando un poco. Yo se que te has dado cuenta porque Eva me dijo que habéis hablado y también me lo ha dicho Noelia. Quiero que sepas que entre tu esposa y yo no ha pasado nada.

Yo:Te agradezco que me lo digas.

Javier:Pero… la verdad es que en cualquier momento puede pasar.

Yo:¡¿Cómo!?

Javier:Entre ella y yo hay algo y creo que tú lo sabes. Al principio traté de mantenerme cauto, pero te he observado y nunca has dicho nada al respecto. Hemos bailado, las bromas, todo; y tú siempre has estado callado. Por eso he seguido dándole juego y ella lo ha seguido. No sé si porque te gusta o porque la dejas, pero el juego ha llegado lejos y, yo siempre voy de frente. El caso es que… quería preguntarte algo. ¿Puedo follarme a tu esposa?

Me quede de piedra. Un tío me estaba preguntando si podía follarse a mi mujer. En ese momento no supe que decir, me quede totalmente de piedra.

Javier:Vaya. Me esperaba cierto cabreo por tu parte. ¿No dices nada?

Yo:Yo… no sé qué decir.

Javier:¿Eso quiere decir que sí?

Yo:Es que…

Javier:Lo normal hubiera sido que me hubieras partido la cara. Creo que a ti te gusta lo que está pasando y que te gustaría ver a Eva con otro.

Yo:No…

Javier:Mira. Mañana quedamos por la noche para tomar algo y vemos que pasa. Yo voy a subir el nivel; si no dices nada, sigo; si cambias de idea, paro. ¿De acuerdo?

Yo:Pero…

Javier:No solo soy yo. Crees que tu mujer no lo desea. Piénsalo.

Durante todo el día estuve pensando en lo que me dijo Javier. La verdadera razón es que hacía un tiempo había pensando en el tema, en un momento en que nuestra vida sexual era mala, pero nunca me atreví a decirle nada a Eva y olvidé el tema pasado un tiempo. Ahora, de repente, todos esos pensamientos volvieron a mi cabeza.

Al día siguiente quedamos para ir a tomar unas copas. Fuimos por la calle tan normal, hablando y esas cosas. Pero al llegar al bar cambió. Javier se puso al lado de Eva y yo al lado de Javier. A los pocos minutos se fueron a bailar dejándome solo en mis pensamientos. Los veía bailar, cada vez más pegados. Javier iba totalmente a por ella. Hablaban, se reía, la sobaba y, de repente, le empezó a dar besos en la cara y le cogía el culo y las tetas. Eva se dejaba hacer completamente. Yo seguía mirándolos y de vez en cuando mi mirada se cruzaba unos segundos con la de Eva.

Pasadas unas 2 horas decidimos irnos. Eran ya la 1 de la madrugada y estaba cansado de haber trabajado todo el día. Al salir del bar ellos se agarraron por la cintura mientras yo andaba unos pasos por delante. Podía escucharlos reírse e incluso se dieron algún que otro beso y pequeños morreos. Eva, mi esposa y madre de mi hijo, iba por la calle liándose con otro mientras yo iba unos metros por delante, incapaz de decir nada. Sentía un extraño sentimiento de cabreo, pero estaba paralizado intentando averiguar, con curiosidad, hasta donde iban a llegar.

Cuando llegamos al portal, abrí la puerta y pasaron los 2 igual de abrazados y haciéndose carantoñas. Mientras subíamos en el ascensor, Javier le dio un beso tremendo a Eva. Al salir del ascensor nos quedamos los 3 delante de las puertas de los pisos.

Javier:¿Qué os parece si nos tomamos la última en mi piso? Invito yo.

Eva me miró al igual que Javier. Durante unos segundos se podía escuchar el silencio.

Eva:Por supuesto que me voy a tomar esa copa. Pablo, tú te vas a casa, ¿no? Seguro que estarás cansado de trabajar todo el día. Espero que no te importe.

Yo:No… si… estoy cansado. Pásalo bien.

Eva:Eso espero. – acercándose para darme un beso – gracias cariño. No me esperes despierta.

Javier abrió la puerta y entraron. Después sonó como volvían a cerrar con llave. Yo entré en casa y vi a Iván y a Pablo jugando a la videoconsola.

Iván:¿Y mamá? Os he visto a los 3 por la ventana.

Yo:Ehh… tu madre ha ido a casa de Javier para tomarse una copa.

Iván:¿Ahora lo llaman tomarse una copa?

Yo:¿Qué quieres decir?

Iván:Papá, tengo 17 años y no soy tonto. Mamá ha ido a follar con Javier.

Yo:Mmm…

Saúl:No se preocupe, mi padre la tratará bien.

Todo el mundo sabía lo que iba a pasar. Me fui al dormitorio y los vi por la ventana (los dormitorios dan a un patio interior). Javier estaba sin camisa preparando la cama, mientras Eva estaba ya en sujetador. Eva me vio por la ventana y se acercó.

Eva:Acuéstate Pablo.

Yo:¿Está buena la copa?

Eva:Seguro. Voy a bajar la persiana entera. Acuéstate. Ya iré.

La cerró completamente y encendieron la luz. Yo deje la mía abierta y me tumbé en la cama pensando que mi esposa estaba siendo follada por otro a escasos 10 metros de nuestra cama.