Me costó pero me follé a la Legionaria de Cristo
Después de que me tocase la primitiva decidí volver a follarme a las principales mujer de mi vida, la de hoy era sin duda la más jodida de tirarse pues se había convertido en legionaria de cristo rey, ósea una radical sectaria católica
Después de que me tocase la primitiva decidí volver a follarme a las principales mujer de mi vida, la de hoy era sin duda la más jodida de tirarse pues se había convertido en legionaria de cristo rey, ósea una radical sectaria católica…
Continuación de Follándome ex novias ( https://todorelatos.com/relato/142309/9 y sigo follándome ex novias https://todorelatos.com/relato/142361/) mejor leérselos antes de seguir con este.
Esther iba a ser muy jodido, estuvimos muchos años juntos, le verdad es que empezamos en medio de la universidad y acabamos ya talladitos rondando los 30.
Esther era una chica hippiosa de la universidad, perdió la virginidad conmigo al mes de conocernos. Desde luego al principio se resistió, más que por miedo que por moral, pero al mes estaba botando sobre mi polla sin parar.
Lo cierto es que al principio era un poco recatada, falta de imaginación, pero a lo largo de los años fue convirtiéndose en una bestia sexual.
Lo cierto es que en tantos años me pillo siéndole infiel no una sino mil veces y claro al final se cansó.
La marcha de Esther fue la única en mi vida que me afectó y me tuvo un mes en el dique seco. Como decía en el anterior capitulo, después de nuestra rotura Esther conoció a un palomo Legionario de Cristo Rey del que se enamoró y caso. Como suele pasar con los conversos Esther se convirtió en una católica radical, más radical que su propio marido el que por cierto resultó ser un putero.
Desde hace cinco años, por lo que se, Esther esta separada pero sin catar macho pues esta casada a los ojos de dios.
La primera dificultad estaba en como contactar con ella. Le di mil vueltas y al final decidí que la mejor manera era meterme en las clases de yoga que un detective privado me informó que asistía.
La cara de ella al verme entrar después de tantos años fue un poema. Al principió dudó en saludarme, yo había hecho que no le veía, pero al final vino. La verdad es que jamás había visto a una joggy tan recatada en el vestir. Nos dimos dos besos y como entraba en instructor quedamos para vernos al salir.
Lo tenía claro en vez de dejarlo para otra ocasión le invité a tomar un café a la salida. Esther dudo pero finalmente vino.
Estuvimos una hora hablando de la universidad, de los amigos perdidos, de nuestros trabajos, de nuestras amistades, incluso de política. Quedamos en vernos en la siguiente clase.
Para mi sorpresa al finalizar la siguiente clase su madre le esperaba y las invité a las dos a un café. Su madre siempre me quiso mucho y yo a ella.
El tercer día volvimos a tomar café y Esther me contó sobre su ex marido y sus puteros.
- como ves nunca tuve mucho ojo para los hombres me dijo.
Yo sonreí.
A la siguiente clase no fui por que tenía un viaje a Paris por un negociete que había montado. La idea es ir en el ultimo vuelo y volver después de comer. Para mi sorpresa me encontré como azafata atendiendo la zona de business a una ex novia que también tenia en mente follárme.
Amaya me saludó con do besos y una sonrisa. Yo creo que hacía 10 años que no nos veíamos.. Amaya me invitó atendió casi en exclusiva y nos despedimos cuando aterrizamos con un – tienes el mismo teléfono.
Ya en el taxi le mandé un sms
- ¿volvéis a Madrid o dormís en Paris?
- Paris, pero al lado del aeropuerto.
- ¿cenamos?
- Estoy muy lejos, mejor en Madrid.
- Hoy
- Sigues igual
- ¿Hoy?
- Estoy mal de pasta para pagar un taxi de los de aquí hasta el centro.
- Te mando un Uber.
- Eso cuesta una pasta
- La cena más
- Eres un pijo.
- Tu una chacha.
- Un pijo incorregible. Dile que me recoja en el Four Seasons de Orly, ¿a que hora?
- En una hora.
- Vale, llego al hotel me quito el informe y me da tiempo.
- Me gustas más con uniforme.
- Eres igual de cerdo. Te veo luego.
Y efectivamente, haciendo honor a lo perro flauta que era cuando se quitaba el uniforme Amaya apareció con un vestido más del mayo francés que como para ir a donde pensaba llevarla en la Isla de Francia.
El restaurante era maravilloso y comimos de fabula. Al acabar de cenar en vez de ir a tomar una copa nos fuimos a pasear por la rivera del Sena. Cosas de la época del año y de Paris, de repente se levantó un poco de frio y Amaya y yo nos abrazamos para seguir el paseo. Me quité mi cazadora y se la puse ante sus protestas. Cuando la agarré sus piel se erizó, la prueba definitiva que en ese momento estaba mojando sus bragas. No había cambiado.
Paseamos durante una hora momento en el que ella me beso.
- ¿por qué me besas? – le pregunté con mi cara dura habitual.
- Porque quiero ver en que hotel te alojas.
No dijimos nada más, subimos las escaleras hasta la calle y paramos un taxi. Amaya se quedó con la boca abierta cuando vio el hotel
- joder, no te van mal las cosas, ¿no?
- Ahora mejor – contesté yo.
Nos enlazamos en un beso salvaje entrelazando nuestras lenguas en cuanto entramos en la habitación. Amaya se quitó mi cazadora y dejó caer su vestido mientras se afanaba en abrir mi bragueta. Me separé un poco de ella y aunque no tenía el cuerpo de hacía diez años, estaba bastante bien. Seguía sin usar una ropa interior interesante, la tire contra la pared, le solté el sujetador de hipermercado y le arranqué las bragas destrozándolas ante sus protestas.
Con Amaya contra la pared empecé a sobarle el coño metiendo mi mano desde detrás, ella me intentaba abrazar desde detrás mientras rozaba sus pezones contra el gotéele de la pared.
Amaya prácticamente gritaba mientras le sobaba el coño y pasaba sus pezones por las rugosidades de la pared.
- jodeme cabrón, jodeme que me tienes perra.
Agarré a Amaya por el moño y la hice ponerse a cuatro patas en la moqueta. Me hizo gracia ver su muy rosado ojete que realmente iban a juego con sus muy rosados pezones. Sin embargo el coño lo tenía rojo atún. Amaya jadeaba y movía la cadera como pidiendo ser embestida.
Metí mi polla después de hacerla sufrir un buen rato. Amaya dio un gemido seco y empezó a mover su cadera hasta adaptarla a los movimientos de mi cadera.
Amaya solo gemía, no decía nada, solo gemía y muy alto. Decidí verla mientras me la follaba por lo que volví a cogerla del moño de azafata y le hice levantarse tumbándome yo en el suelo y haciendo que se sentase en mi polla.
Era una pasada ver aquellas tetas que me volvieron loco, nos miramos fijamente a los ojos hasta que todos los poros de Amaya se erizaron dejando su cuerpo con piel de gallina y sus pezones se pusieron como piedras, Amaya miraba hacia el techo con la boca abierta y me clavaba los dedos en mi pecho. Seguí moviéndome sin importarme la casi inconsciencia de mi ex novia. Amaya se recuperó bastante bien.
- avísame cuando te vayas.
Yo seguí follándomela duro hasta que empecé a notar que estaba a punto de correrme.
- te voy a llenar el coño de lefa.
Amaya se salió de mi polla, la cogió con la mano y se la metió en la boca lamiéndomela con ella y meneándomela con sus manos. La dejé hacer hasta que inundé su garganta con un huevo de leche que ella tragó con una sonrisa de oreja a oreja.
Amaya se subió hasta donde yo estaba, me beso en la boca ya poyo su cara en mi pecho.
- te he echado de menos.
- ¿diez años?
- Nunca te olvidé
- Ósea que guardaste ausencias
- No seas tonto, pero te eché de menos.
Amaya había vuelto a fumar, simplemente se levantó buscó sus bolso y se lió un cigarro.
- ¿Te importa? – me preguntó antes de encenderlo.
- Si no te importa a ti
- Eres tu el que vas a dormir aquí.
- ¿no te quedas?
- No, salimos hacía Madrid a las 8 de la mañana.
Aun estuvimos un rato antes de que se empezase a vestir. Llamé a un Uber y cuando la acompañé a la puerta y después de besarle los labios antes de entrar en el coche me preguntó
- ¿nos volveremos a ver?
- Seguramente.
Ya de vuelta en Madrid y de vuelta en yoga los cafés con Esther se iban sucediendo. Ya era una practica habitual el acabar y tomar algo. Esther me llegó a confesar que tomarse algo conmigo era algo que estaba empezando a necesitar y si yo no podía o ella tenía cosas que hacer luego lo echaba de menos.
No era fácil follárse a una legionaria de cristo rey sin estar casado con ella, lo cual hacía que la cosa no fuese fácil por lo que debía hacerlo con paciencia.
Por supuesto que Esther no me paraba de ir poniendo muescas en mi revolver. Revise de las 200ypico folladas cuantas no tenía pareja, aunque la idea era fornicarme de nuevo a las mujeres que fueron algo en mi vida, pero me hacía gracia follárme a cuantas más mejor.
Me follé una noche a una ex monitora de gimnasio a la que me estuve calzando años atrás. Me había mandado un mensaje por whatsapp para pedirme el teléfono de un amigo común y le propuse tomar una copa esa noche.
Me follé a una antigua amante que tenía la pierna rota con escayola los meses que me la follé. Rosa era curiosamente traumatóloga y le pregunté un tema sobre una antigua lesión en el talón, me propuso que fuese a su consulta y le dije que no podía, le propuse que viniese a cenar a casa y ahí lo mirábamos. El invitarle a casa era una declaración de intenciones.
Como hizo la primera vez que follamos antes de tirármela se masturbó delante mía, según me decía no se acordaba de haberlo hecho 15 años antes, pero aseguro que lo hizo.
Me la tiré con fuerza y ella gozó como una loca. Creo que ni me miró el tobillo, comer aseguro que no comimos nada, bueno, ella polla.
Esther estaba sin niños por lo que el café se alargó más de la cuenta, acabamos con un gin-tonic cada uno y algo de picar. Para las dos de la mañana y ya unas cuantas copas encima habiendo comido poco ya habíamos hablado de todo: por que no estaba casado, por que ella se casó, sus hijos, su divorcio – separación según me aclaró ella, sobre su ex, sobre mi vida, sobre la suya, sobre nuestra relación, sobre nuestra rotura, sobre sus creencias e incluso sobre sexo.
- no me puedo creer que lleves cinco años separada y no te abras al amor.
- Al amor si, pero no puedo mantener relaciones sexuales pues a los ojos de dios estoy casada.
- No me vengas con tonterías.
- Es lo que creo y debes respetar mis ideas
- ¿Y algún amigo?
- Si pides otro gin tonic te lo cuento.
- Pues empieza a largar.
- Joder, no se como decírtelo.
- ¿No tenemos confianza?
- Ese es el problema.
- No me voy a asustar.
- Te vas a asustar
- ¿Tienes un follaamigo?
- Algo parecido.
- ¿Follás con alguien?
- No
- ¿entonces?
- Me da palo.
- Essssther
- No se que vas a pensar.
- ¿Qué voy a pensar?, que eres boba por estar a la edad que tienes a dos velas.
- ¿Y tu?
- Hablamos de ti.
- Hasta hace unas semanas tenía un amigo con el que intimaba.
- ¿Intimaba?
- Si, nos chupábamos.
- ¿Qué os chupabais?
- Si, yo le como la polla y él a mi el coño
- ¿Pero eso no es pecado igual que follár?
- Venial, mortal es meterla.
- ¿Y como fue?
- ¿Quieres que te cuente como le como la polla a un tío?
- No, como empezó.
- Ah, vale. Pues poca cosa. Rubén empezó a rondarme. Y la verdad es que después de unos meses empezamos a besarnos, no muy frecuentemente pero a besarnos. Un día salimos de viaje y donde para nuestra sorpresa de las dos habitaciones reservadas solo tenían una. Tuvimos que dormir juntos. Por supuesto en cuanto apagamos la luz empezamos a besarnos y el empezó a tocarme los pechos, hacía años que no me tocaban las tetas y me gustó. La verdad es que estaba muy excitada y aunque le paré un par de veces al final permití que me tocase el coño y posteriormente que me desnudase. No me pareció mal del todo, estaba disfrutando. Paré todo aquello en seco cuando se sacó el pene del pijama e intentó penetrarme. Se quedó un poco cortado y para quitarle hierro al asunto le cogí el nabo y empecé a meneárselo. Rubén empezó a tocarme a mi en un momento dado me acordé de lo mucho que me gustaba que me comiesen el coño.
- Te gustaba mucho
- Calla, deja que te cuente. Rubén empezó a comersemelo y aunque era un desastre empecé a gozar y a gozar. Le dije mientras disfrutaba que sin penetración todo lo que quisiese pero jamás me follaría. En cuanto me corrí fui yo quien baje al pilón y le hice una mamada, hacía años que no hacía una, mi ex decía que era de putas, nos ha jodido a él se las chupaban las propias putas.
- Veo
- Le caso es que me encantó, por primera vez chupándosela a alguien
- ¿A cuantos se las has chupado? - pregunté extrañado.
- A ti y a mi ex marido
- Ah
- Pues por primera vez en mi vida que me he sentido que chupando yo dominaba el mundo y al pobre infeliz al que se la chupaba.
- ¿Y por que no fuisteis a más?
- Sinceramente, y se que es un absurdo, pero me aburren los hombres muy píos. Al final nuestros encuentros eran simplemente para chuparnos.
- ¿Muy a menudo?
- Todas las semanas.
- ¿Y nada más?
- Prácticamente nada. ¿Qué te parece?
- Extraño que lo hayas parado. ¿qué pasó?
- Dos cosas. La primera es que cada día me cae peor el tipo, y la segunda por ti.
- ¿Por mi?
- No me parecía bien estar ilusionada en verte todos los días y estar chupándosela a ella.
- Ilusionada por mi.
- Si.
- Ósea que si te propusiese que me chupases a mi, me chuparías.
- Tu querrías algo más.
- Yo conseguía mucho más.
- Muy seguro estas.
- Te toqué las tetas cuando no querías, te follé cuando no querías, te di por el culo cuando no querías, usaste vibradores cuando no querías, te até cuando no querías… ¿por qué no ibas a poner el coño una vez más?
Dejamos el tema y hablamos de los mares y los peces. Dudé si follármela esa noche pero sabiendo que estaba libre de niños preferí dejarlo para otro día.
No fue al día siguiente que le di una excusa boba pues había quedado a follar con una ex compañera de la universidad que se había puesto por Facebook a huevo. Un asco de polvo por cierto, la tía estaba gorda, torpe en la cama e inoperante en la cama. De no haber estado con el arma descargada hubiese llamado a otra.
Propuse ir a Esther a cenar a casa, pensé que dudaría más, pero aceptó encantada.
La verdad es que no se esperaba que viviesen en una casa tan lujosa como la mía. De aquella no cocinaba un pijo, pero ahora soy un cocinero de un buen nivel. Era todavía de día cuando puse unos vermuts. De los vermuts a un gin-tonic y de ese a otro coctel. Lo normal hubiese sido haberle dado al vino pero le dimos al licor.
Había puesto una olla a fuego lento. Esther llevaba una vestido de gasa y los ojos chisposos. No dejaba de hablar. La cogí de los hombros y la subí sobre la barra de la isla de la cocina, quedando sus pies colgado, le rellené la copa.
El tema del sexo volvió a salir y me confesó que después de haber tenido una vida sexual plena como ella era muy duro la abstinencia. Le miré a los ojos, me puse enfrente de ella, levanté la falda de su vestido. Ella no torció el gesto, agarré sus bragas por el lateral y mientras tiraba de ellas me acachaba y me tía mi cabeza entre sus piernas y empezaba a lamer. Esther abrió las piernas y puso sus manos en mi cuero cabelludo. Lamí durante minutos en los que Esther empezó a gemir y echó su cabeza para atrás y disfruto del placer que le subía desde su lamido clítoris.
Lamí hasta que se corrió. Saqué mi cabeza de su pelambrera y ella subió la cabeza pues estaba casi tumbada sobre la isla.
La baje de la mesa hice que apoyase su torso sobre la isla, saqué mi polla y desde atrás la penetré, Esther no dijo nada, simplemente dio un largo gemido y colocó sus nalgas un poco más en pompa. Esther tenía un coño cerrado, la obvia falta de uso. Le di en esa posición durante un rato hasta que decidí sacarla y llevármela a una cama. Esther jadeaba cunado mi polla salió de su coño.
Morreamos por primera vez en 20 años. Llevé a la cama de la habitación de invitados que es la que tenía más cerca. Me pidió que bajase la persiana y apagase la luz, yo puse más luces. Las tetas no le habían crecido, tenia un buen culo y seguía siendo de complexión delgada pero con una cicatriz importante fruto de alguna cesárea.
La puse a cuatro patas y antes de remeterle la polla en el coño le metí un dedo en el culo.
- por ahí no, porfa
Le metí un segundo dedo antes de meterle la polla hasta la matriz.
Esther empezó a gemir como una loca cuando empecé a moverme dentro de ella. La verdad es que era una barbaridad verla correrse una y otra vez. Decidí que una vez era una vez y además Esther ya había pasado por aquello. Le dije que no se moviese que volvía ahora. Subí a mi cuarto y bajé con una bolsa de tela con juguetes
Le puse un antifaz de tela
- no, eso no – me dijo.
Le día al vuelta, cogí sus muñecas y las esposé al cabecero de la cama en cruz.
- aunque no te lo creas te estoy esposando con los dos pares de esposas con los que te esposé la última vez que follamos.
- ¿Lo guardabas para hoy?
- No, las uso bastante – Esther puso cara como de tristeza.
Le mordí un pezón, ella se revolvió.
Le metí un vibrador en el coño, la polla en la boca. La verdad es que no se le había olvidado mamar polla, lo hacía realmente bien. Puse el vibrador a toda hostia y eso se notó en la cadena de orgasmos que se sucedieron y como se le iba desencajando la cara a cada orgasmo.
Le hice darse la vuelta y la volví a esposar al cabecero le hice subir las rodillas dejando el culo y coño en pompa. Le metí el vibrador de nuevo en el coño y apunté mi polla hasta su ano.
- Por ahí no por Dios que llevó 20 años sin usarlo.
Le contó para entrar esfuerzo por mi parte y gritos de dolor por la suya. Por sus gritos posteriores de placer se ve que le gustó el placer que le daban mi polla y vibrador penetrándola doblemente.
No quise correrme así por lo que la solté, saque el vibrador de su coño y mi polla de su culo me tuve y la hice sentarse en mi polla. Esther era más de ponerse de cuclillas, pero le pedí que simplemente disfrutase de mi polla apoyando sus rodillas en la cama.
Ni le pregunté, me corrí en su coño. Nunca lo había hecho. Ella no dijo nada.
Nos hicimos carantoñas durante una hora en la que ella repitió unas cuantas veces que no debió dejarme. La volví a montar antes de que empezase a sonar el detector de humos pues la olla que había dejado en el fuego, allí seguía.
Esther se corrió gimiendo mi nombre.
Por la mañana le llevé a su casa. Según se bajó del coche y me echo un beso yo cogí mi móvil y bloqueé su contacto. Al día siguiente no volví a yoga.
Mis siguientes pendientes era Amelia, una periodista zorrón entonces y hoy directora de una web católica dedicada a la familia. También tenia en mente a Elsa, una golfa que tenia novio mientras me la tiraba y que finalmente se casó con aquel cornudo. Ya veríamos
(Continuará)