Me convierto en una zorra tetona

Me convierto en una tetona exuberante y mi libido se apodera de mi haciendo que viva situaciones muy morbosas.

Estaba en una conocida tienda de ropa española. Mi padre me había conseguido trabajo limpiando en una residencia de ancianos, no era un trabajo al que le tuviera muchas ganas, de hecho, tenía 0 ganas de trabajar en una residencia de ancianos, pero la economía familiar estaba en su peor momento y al haber dejado la universidad me sentía algo culpable. Pues ahí estaba yo en esta reconocida tienda con un polo blanco en la mano y unos pantalones lisos blancos en la otra, esperando por fuera de los probadores a que hubiera alguno libre. Al rato se abrió una cortina y salió, la que posiblemente sea la mujer más atractiva que había visto en mi vida, tendría treinta y pocos, vestía un vestido gris ceñido que marcaba sus grandes atributos, unos pechos enormes con los pezones erizados que se marcaban en el vestido y que botaban con cada paso, una cintura ancha que escondía detrás unas nalgas redondas y duras y un abdomen plano a juego para que todo destacara un poco más. Era rubia con los ojos verdes y las manos pequeñas, en ellas llevaba varios bikinis y tangas, salió del probador y me guiño un ojo al cruzarme. Os voy a ser sincero no me lo termine de creer del todo así que me quede unos segundos pensando y me dirigí al probador con la imagen mental de esas tetazas botando dentro de un vestido ceñidito. Entre y me quite la ropa, mi paquete un poco más marcado por el espectáculo que acababa de ver, me mire al espejo. No estaba mal, o eso quería creer, de hecho, no, no estaba mal. A mis 23 años ya había tenido varias novias y ligues, no les gustaba a todas, pero la verdad es que le he gustado a varias así que eso tiene que significar que no estoy mal. Después de divagar unos minutitos me volví a mirar al espejo, tenía el pelo negro, un cuerpo delgado, la mandíbula marcada y las pestañas largas, en definitiva, no estaba mal. Me probé la ropa y me servía, no eran mis mejores galas, pero supongo que nadie se fija mucho en el limpiador así que me dio un poco igual, me volví a poner mi ropa una camisa blanca lisa ajustada metida por debajo de un pantalón marrón a rayas elegante, doble el polo y el pantalón blanco y me los puse bajo el brazo. Al dejar el probador sin nada por el suelo me fije en un pequeño cuadrado metálico en el suelo, cabía en la palma de mi mano y tenía unos labios grabados en el centro, como si lo hubieran pelado con una sierra, los bordes eran toscos y podían llegar a pinchar. Lo recogí y lo examiné más de cerca, no parecía que se pudiese abrir por ningún lado, me imaginé que era del pibón que había salido hace un rato así que Sali del probador dispuesto a devolvérselo y por qué no, ganar un par de puntos con ella. Di una vuelta a la tienda, ni rastro. Me guardé el cachivache en el bolsillo y fui a pagar el polo y el pantalón.

Mas tarde me monté en el bus a casa y me senté en la parte de atrás del todo como de costumbre, el conductor parecía ensimismado en la carretera así que mucha conversación no me iba a dar. Era un trayecto de 40 minutos así que saque el móvil y cuando había remirado todas mis redes sociales cuatro veces sin nada nuevo guarde el móvil y saque el cuadradito metálico de mi bolsillo. Le di vueltas, lo miré de cerca y la única utilidad que se me ocurrió para él era la de pisapapeles. Al hacer un poco de presión con mis dedos sobre el icono del labio me corté el dedo un poco, solté un gemido de dolor efímero mientras una gota de mi sangre tocaba el cuadradito. De repente me sentí un tanto raro, pero fueron unos segundos, miré al cielo intentando concentrarme mientras un hombre se subía en el bus vacío excepto por mí y el conductor.

-“¿Uff joder no?”- pregunto una voz cerca mía un tanto cachonda a mi percepción.

Baje la cabeza y le mire arqueando una ceja, no sé por qué me pesaba un poco más la espalda. Él se limitó a sentarse en el asiento opuesto atrás del todo conmigo, con unos 4 asientos de diferencia. Mire por la ventana ignorándolo, me fije en como pasaban los coches, las personas hasta que el bus se paró en un semáforo. Mire al coche de al lado el conductor miró hacia arriba, sonrió y toco la pita mirándome, madre mía hoy estaba triunfando con los hombres. De repente me fije en mi reflejo, o en el reflejo que había en el cristal que era de todo menos mío. Llevaba mi ropa, pero no era yo, era una mujer. Lo que más destaco en el reflejo eran las tetazas que tenía, eran mínimo una 100c, más seguramente, joder eran tan grandes que me habían sacado la camisa del pantalón y la levantaban un poco dejando una parte de mi cintura al aire. Lo otro que me choco fue mi cara, era guapísima, con la piel pálida que me caracterizaba, pero con la mandíbula fina y unos labios gorditos y rojos, tenía las pestañas largas aun, pero mis ojos eran de repente verdes. No me podía creer lo que estaba viendo, con el ceño fruncido pase la mano por encima del cristal, mi mano era más pequeña. No me lo creía, mire para abajo, tenía unas tetas que no me dejaban ver ni mis rodillas. Me levante en shock agarrándome a la barra de arriba y me mire de cuerpo entero en el cristal, dios que culazo tenía. No estaba en ninguna pose y sobresalía, se veía tan redondo y prieto en mi pantalón ceñido, me puse incluso un poco cachondo viéndolo. ¿O cachonda? Fue raro, en vez de notar como se me ponía dura, note un calor ahí abajo... Estaba un poco en shock, alterado, dudando de si estaba soñando y por qué estaba tan inexplicablemente cachondo. Me pellizque, me dolió, un dolor muy real. Me di una bofetada mirándome al cristal, me dolió, un dolor muy real. Me estaba costando un poco procesar lo que estaba pasando, ¿Por qué tenía el cuerpo de un pibón? ¿Había sido el cuadrado metálico? Tenía que haber sido eso. ¿Cómo? Joder que culo tengo pensé haciendo una pose delante del espejo. ¿Podría volver a ser como antes? ¿Por qué de repente tengo los pezones tan duros? Dios ¿por qué estoy tan salido? ¿Será por el cuadrado metálico también?

  • “Menudo espectáculo estas dando no niña, el pantalón me parece un poco de tío, pero no veas que culazo te hace”- Susurro el tío de al lado lo suficientemente alto como para que yo lo oyera.

  • “¿Te gusta?”- Conteste yo automáticamente, mirando hacia atrás poniendo el culo en pompa.

Que. ¿Por qué hice eso? ¿Desde cuándo me gustan a mí los hombres? Le mire mejor de reojo, tendría algo menos de 30, con sudadera y chándal gris, llevaba gorra y una barba espesa, poco se podía apreciar de su cara. Él se inclinó un poco apoyándose en el asiento que tenía en frente mientras miraba el interior del bus, al ver que no había nadie excepto nosotros y el conductor, se echó para atrás en la esquina del bus y se bajó un poco los pantalones dejando su polla al aire. Me di la vuelta y la miré fijamente. Era una polla normal, un poco más pequeña que la mía, cuando la tenía, pero digna, aun así. Una polla de lo más normal y aun así, de lo más apetecible. Tenía unas ganas de probarla que no podía con ellas y no las entendía, a mí nunca me habían interesado los hombres, pero ahora inexplicablemente sentía la necesidad de devorar esa polla y todas las que pudiera. Él se empezó a pajear mientras me miraba.

  • “Me encanta nena”- Me dijo con una voz cariñosa mientras se la zurraba con tres dedos.

No sé en qué momento me había acercado, pero en cuanto me dijo eso yo ya estaba de pie al lado suyo mirándola más de cerca. El subió la mano que tenía libre por debajo de mi camiseta y me estrujo la teta, no le cabía en la mano, pero joder que bien se sintió, agarré su mano por encima de mi camiseta y la apreté con más fuerza, dios que rico se sentía. Estaba descubriendo muchas cosas ese día, existen los artilugios que te cambian de sexo, de tía soy guapísima, me gustan los hombres, me encanta que me estrujen las tetas y ahora, siento la imperiosa necesidad de tocar una polla que no es la mía, así que eso hice. Me arrodille en frente suyo intentando esconderme con el asiento de delante del conductor y le agarre la polla. Estaba tan calentita y dura, la vena parecía que le iba a estallar. Poco tarde en darle el primer beso, el cual se convirtió en otro beso, el cual a su vez se transformó en un lametazo y finalmente acabo con su polla bien metida en mi boca mientras el me agarraba del pelo con una mano y me estrujaba la teta con otra. Estaba buenísima. Solo podía chupar y chupar, era el mejor sabor que había probado en mi vida, notaba lo caliente que tenía mis partes bajas, a saber que habría ahí, decidí descubrirlo y baje una mano por debajo de mi pantalón. Joder lo tenía empapado, me dio un pequeño paro el corazón cuando donde antes había un pene estaba plano y más me lo dio cuando seguí bajando y noté los pliegues. Pero esta angustia se fue rápido al empezar a acariciarme, yo ya estaba cachondo, pero ahora no me podía controlar, empecé a tragar y tragar mientras me rozaba con un dedo ahí abajo sin saber muy bien donde ponerlo, empecé a concentrarme en el punto que más placer me daba y mientras lo hacia el tío empezó a gemir y agarrarme de la cabeza con fuerza.

-“Uffffff”- empezó a bufar el tío mientras levantaba un poco la pelvis corriéndose del gusto en mi boca, yo me limite a dejar la boca mientras el descargaba, lo saboree un poco y no me disgusto, era un sabor distinto, no lo pensé mucho y me lo trague mientras le miraba a los ojos hasta que no le quedó ni una gota, le deje el prepucio bien limpio con la lengua mientras el me acariciaba el pelo.

-“Uff que bonita eres y que mamona estas hecha, ¿me das tu WhatsApp? Estoy hay que repetirlo”-

Yo me quede pensando unos segundos, había estado bien pero ahora con la cabeza más fría después del calentón no creía que lo fuera a repetir, a mí me gustan las mujeres así que aproveche que el bus se paraba para que se subiera antes y me levante caminando hacia la puerta.

-“Lo siento me bajo aquí”- le susurre de espaldas sin atreverme a mirarle a la cara mientras me bajaba del bus.

Me bajé dos paradas antes de la mía así que me puse a caminar, se me hacía muy raro verme reflejado en los cristales, realmente era un pibón, guapa con un culazo enorme y duro y unas tetazas impresionantes. También se me hacía raro que me mirara todo el mundo, torcía cuellos conforme avanzaba por la calle, oía susurros entre grupos de amigos, me pitaron dos veces coches mientras el conductor me seguía con la mirada, seguramente esto se debiera a que mis tetas se negaban a estarse quietas y no paraban de botar con cada paso, yo lo notaba y miraba hacia abajo y las veía temblar ligeramente. A mi todas estas miradas me estaban empezando a gustar… mucho. Estaba empezando a ponerme cachonda otra vez. Me notaba húmeda por abajo mientras iba avanzando hacia mi casa.

Subí discretamente hasta mi piso y entre a casa cerciorándome de que nadie me viera. Al entrar me asegure que todas las luces estaban apagadas, estaba solo en casa. Entre a mi cuarto y saque el cuadradito metálico de mi bolsillo. En mi mente la única solución podía ser eso, lo toqué por todos lados hasta que volví a presionar el símbolo de los labios con mis dos dedos pulgares, mis ojos se cerraron y me sentí incomodo durante un segundo. Lo primero que hice cuando abrí los ojos fue mirar hacia abajo, completamente plano, esos melones ya no estaban, mi pecho se sentía más liviano, rápidamente lleve mi mano a mi entrepierna, estaba todo en su sitio, saque el móvil del bolsillo y me mire en el reflejo del móvil, era mi cara de siempre. Empecé a reírme, todo el malestar que sentía mientras subía las escaleras pensando en que pasaría si no podía volver a mi yo de antes, como se lo explicaría a mis padres o a mis amigos, todo eso se esfumo. Me senté en la cama y acto seguido dejé que mi espalda cayera encima del colchón, disfrutando la felicidad de volver a ser yo. Una vez esta felicidad se fue de mi cabeza dejo un vacío. Me lo había pasado bien la hora que fui ese pibón, disfruté chupándosela a ese desconocido… Lo echaba de menos. El amuleto (como decidí llamarlo) me pesaba en la mano, si lo volvía a usar ¿podría después volver a ser un chico? Estuve unos minutos pensando y al final… Un impulso se apoderó de mí y puse los dos dedos en el símbolo de los labios, mis ojos se cerraron un segundo y ya noté mi pecho más pesado... Abrí los ojos mirando hacia abajo y ahí estaban… Mis melones, como los había echado de menos. No pude resistirme y subí una mano hacia ellos apretándome la teta izquierda, se sentía bien pero no tan bien como se había sentido en el bus cuando me las agarro ese extraño. Volví a poner los dedos en el amuleto, paso un segundo y abrí los ojos mirando hacia abajo, todo plano excepto por mi paquete, mi polla estaba bien empinada. La liberé y empecé a masturbarme, primero pensando en el cuerpo que tenía cuando era mujer, mis tetazas, mi culazo, mi bonita cara hasta que esos recuerdos se mezclaron con la mamada en el bus cosa que me excitó más, cosa que no entendía. Solté mi polla y volví a colocar mis dedos encima del amuleto, cerré los ojos y al abrirlos me puse de pie y me quité la camiseta, agarrando mi propia teta y empezando a lamerme el pezón poseído por la lujuria. Al rato salí de mi cuarto y me dirigí al de mi hermana, el cual tenía un espejo de cuerpo completo, al verme me puse más cachondo aun, realmente era un pibón. Me desnudé completamente y me miré; mis tetazas enormes con aureolas grandes y rositas, mi vientre plano y definido, mis caderas un poco más anchas y un culazo con nalgas grandes y redonditas que sobresalían sin tener que hacer ninguna pose. Ya no me aguantaba más, bajé mi mano no muy seguro de cómo proceder, pero fue casi intuitivo, empecé a frotar mi clítoris mientras me miraba fijamente, el placer que me estaba dando con mis dedos mientras veía mis pezones duros como piedras en frente del espejo no era de este mundo. Mientras estaba enfrascado descubriendo mi nuevo coñito mis ojos se posaron en la mesa de mi hermana en la que había ropa recién lavada que mi madre le había dejado. Me costó un poco, pero cachonda perdida aparte la mano de mi clítoris y me acerqué a la mesa, encima de las camisas había unas bragas y un tanga rojo muy fino y de hilo, lo cogí sin pensar y me lo puso mientras me miraba en el espejo. La verdad es que el tanga me quedaba de vicio, el hilo casi que desaparecía entre mis nalgas, cogí las asillas de los lados del tanga y las puse por encima de mis caderas, estaba increíblemente sexy, exuberante me parecía poco para describirme. Me vi tan bien que me agache y saque el móvil del pantalón, me levante y le di una patada al pantalón mandándolo debajo de la cama de mi hermana (el amuleto en el otro bolsillo), me puse de lado sacando culo y me saque una foto y me gire y saque otra… me puse a cuatro y saque otra y así saque casi cincuenta fotos, tapándome las tetas con el brazo, con las tetas al aire, sacando la lengua, abriéndome un poco las nalgas… Mi éxtasis paró de repente, con el sonido del timbre. Mi corazón se paró un microsegundo, mi instinto fue tocarme los lados donde antes estaban mis bolsillos para sacar el amuleto pero claro, estaba en tanga. Me puse muy nerviosa al no encontrar el amuleto y el timbre seguía sonando cosa que cada vez me irritaba más y más, hasta que la persona que estaba detrás de la puerta empezó a pulsar el timbre de manera consecutiva a lo que llegue a mi limite y chillé

-“YA VOY!”- solo para darme cuenta de que mi voz ahora era de chica.

El timbre paró y yo no sabía cómo actuar, no encontraba mi ropa así que cogí una camisa de la mesa de mi hermana y me la intenté poner mientras caminaba a la puerta. La camisa me quedaba pequeña, mis tetas estaban apretadísimas en ella y mis pezones aun duros por la excitación de antes se marcaban un montón, además el tamaño de mis tetas hacía que se me subiera la camisa dejando mi abdomen al aire. Me acerqué a la puerta y puse el ojo en la mirilla de la puerta, Ramón, el presidente de la comunidad era el que estaba tocando el timbre como un poseso. Me vino un flashback rápido de mi madre diciéndonos a mi hermana y a mí que el dinero de la comunidad estaba en la mesa de la cocina y que se lo diéramos a Ramón si venía.

-“Que haces esperando, te veo la sombra de los pies, abre ya coño que soy Ramón”- Soltó Ramón algo molesto mientras se cruzaba de brazos.

Yo algo indecisa por la situación giré el pestillo de la puerta y tiré para debajo de la manivela entreabriendo la puerta un poco.

-“¿Qué quieres?” pregunté yo susurrando sin abrir la puerta.

-“Que voy a querer, la mensualidad de la comunidad, que pasa, abre coño”- dijo Ramón mientras ponía su manaza en la puerta y la empujaba hacia delante.

Yo dí un paso para atrás mientras se terminaba de abrir la puerta y me quedé ahí quieta. Ramon levantó sus espesas cejas en asombro mientras me miraba de arriba abajo y haciendo obvias pausas en mis tetas, devorándolas con los ojos.

-“Uff umm, digo… MM soy Ramón el presidente de la comunidad encantado, creo que no he tenido el placer. ¿No vives aquí no? Conozco a todos los vecinos”- Me preguntó Ramón educadamente mientras extendía su mano.

Ramón ya era un señor, tendría unos cincuenta y algo años, con la cabeza afeitada y una cara a juego, unas cejas frondosas, una nariz grande y unas manos gordas y grandes, solía vestir con polos y pantalones cortos junto a unos zapatos caros y elegantes.

Yo me quedé unos segundos mirando la mano de Ramón fijamente mientras pensaba una excusa. Cuando mis neuronas clicaron entre ellas levanté la mirada a sus ojos y con una sonrisa también extendí mi mano cogiendo la suya.

-“No, no suelo vivir aquí, soy la sobrina de Dolores he venido para darle una sorpresa”- Le conteste sonriendo lo mejor que pude, mi corazón latiendo fuerte por los nervios de lo mal que podía salir esto.

-“Aaaah, entiendo… Vale, perfecto un precioso detalle que vengas para darle una sorpresa. No sabía que Dolores tenía una sobrina tan guapa… Cualquier cosa yo vivo en el piso 12 A, la familia de Dolores es mi familia, vamos a darnos dos besos mejor guapa…”- Dijo Ramón alternando la mirada entre mis tetas y mis ojos como si pensara que no me daría cuenta.

Yo levanté la ceja ante semejante trola que acababa de soltar, pero me acerqué a darle un beso en la mejilla poniéndome de puntillas, inconscientemente mis tetas se pegaron a su pecho y él puso sus manos por encima de mis caderas mientras me devolvía el beso en la mejilla. Me resultaba extraño excitarme con esto, a Ramon lo conozco desde que era niño y nunca había tenido ningún pensamiento de el fuera de el de ser un amargado, pero ahora me estaba poniendo cachonda ponerle cachondo a él.

-“Encantada…”- Le susurre al oído mientras el me acariciaba los costados –“y… ¿Venías a por dinero dijiste?”- Le pregunté a Ramón volviendo en mí y separándome un poco de él, sabiendo que mis padres podían llegar en cualquier momento.

-“Ah, sí preciosa pero no te preocupes ya volveré en otro momento no te preocupes… Creo que te he pillado a medio vestir no quiero molestar más jeje”- Se río Ramón mientras sacaba su móvil del bolsillo, la funda del móvil era una bandera de España que iba a juego con su pulsera.

-“No… Tranquilo, creo que Jesús (yo) me dijo algo de que podías venir… Creo que sé dónde está el dinero si me esperas.”- Le contesté yo intentando evitar una futura conversación entre él y mis padres mencionándome.

-“Bueno como tu veas preciosa, tampoco es tan importante es solo una mensualidad, para mí una familia como la vuestra es mi propia familia, el dinero es lo de menos”- Mintió Ramón vilmente mientras volvía a bajar sus ojos a mis tetas.

-“Vuelvo en nada anda, voy a la cocina a por el dinero”- Le dije dándome la vuelta dirección a la cocina.

Ramón asintió y dio un paso hacia adelante entrando en el piso y cerrando la puerta con el móvil en la mano. Podía notar sus ojos clavados en mis nalgas que estaban totalmente expuestas. Entré en la cocina y fui a buscar el dinero que estaba debajo de la encimera en unos cajones con puertas grandes. Me arrodillé en el suelo y abrí el cajón metiendo la cabeza y un poco del cuerpo hasta que encontré los 50 euros detrás de un cubo metálico. Al cogerlos me fijé en el reflejo del cubo metálico en el que se veía claramente como Ramón me estaba enfocando desde la puerta de la cocina con el móvil mientras se sobaba el paquete. Yo me quedé unos segundos mirando el reflejo, acto seguido puse el culo en pompa y me hice la tonta buscando el dinero mientras ya lo tenía en la mano, todo esto sin quitar los ojos del reflejo. Me puse a pensar lo que haría con ese video, ¿se lo pasaría a sus amigos? ¿Lo subiría a internet? ¿Lo usaría para hacerse una paja cuando vuelva a casa? Todas las variantes me ponían cachonda y me estaban dejando mojada.

-“Ya tengo el dinero.”- le avisé antes de salir lentamente del cajón y darme la vuelta, pude ver como terminaba de meterse el móvil en el bolsillo rápidamente y lo abultado que tenía el paquete. Me levanté mientras Ramón entraba en la cocina y se acercaba.

-“Ah muchas gracias guapa, ay que ver lo útil que eres jeje.”- Me dijo Ramón mientras se paraba delante mío.

Nuestras miradas hacían un X, la mía hacia su bulto que ahora parecía mucho más grande que en el reflejo y la suya hacia mis tetas que tenían los pezones bien duros y marcados. Ambos sabíamos que estábamos mirando y nos quedamos así un rato hasta que Ramón rompió el silencio.

-“Sabes eres una chica muy guapa… Y eres joven… Lo tienes todo, energía, tiempo… Solo te falta eso que tienes en la mano… Dinero. Yo te podría ayudar con eso… Si quieres claro… Como te llamas que no me has dicho ni tu nombre jeje”- dijo Ramón lentamente mientras se relamía los labios.

Mis ojos se fueron por toda la cocina hasta que se posaron en un botellín de cristal vacío que estaba en la mesa con la etiqueta de Tamarindo. –“Tamara, me llamo Tamara... pero puedes llamarme Tami si lo prefieres. ¿Y cómo puedes ayudarme exactamente Ramón?”- le pregunte sabiendo la respuesta.

Ramón se mordió el labio. -“Tami yo creo que ya somos mayorcitos y viéndote estoy seguro que no será la primera vez que lo haces…”- dijo Ramon mientras se bajaba la bragueta y dejaba salir un pollón gordo y cabezón húmedo bañado en su propio liquido preseminal. –“Ese dinero que tienes en la mano es tuyo si te la llevas a la boquita… Solo eso abrir la boquita para mí, mi amor.”- Resopló Ramón mientras sobaba su propia polla erecta con una mano y llevaba otra a mi cara, poniendo su palma en mi mejilla y acariciándome con su pulgar.

Mis ojos estaban clavados en esa apetecible polla, mi mano fue instintivamente hacia ella, Ramón quito la suya y dejó que yo le cogiera el tronco mientras resoplaba más fuerte, se sentía gorda y caliente en mi mano, palpitaba y eso me ponía más cachonda. Ramón no se contuvo más y llevo sus manos a mis nalgas, apretando cada una con una mano mientras tiraba de mi hacia él, su polla aplastada contra mi barriga y mis tetones contra su pecho, acto seguido inclinó su cabeza y empezó a besarme, como vio que me dejaba empezó a meter su lengua dentro de mi boca a lo que yo respondí con la mía dándonos un morreo muy sucio y morboso sin que me soltara el culo. Después de un minuto así Ramón me separó un poco de él y hundió su cara en mis tetones moviéndola de lado a lado.

-“Pufff que tetazas tienes como se te marcan”- Gimió Ramón.

Rápidamente empezó a morder y lamer mis pezones duros por encima del top de mi hermana mientras mi coño chorreaba el tanga.

-“¿Si te gustan tanto por que antes me grabaste el culo y no las tetas?”- Le pregunté excitada y traviesa.

Ramón esbozo una sonrisa rápida y llevo una mano a su bolsillo sacando su cartera.

-“Jeje así que te diste cuenta… Es que menudo monumento estas hecha cuando te pones a cuatro. Mira… Cincuenta más si te dejas grabar…”- Susurro Ramón mientras sacaba un billete de su cartera.

Yo lo miré e inmediatamente lo cogí, dejé los cien euros en total en la mesa y me arrodillé delante de Ramón mientras el sacaba el móvil y lo desbloqueaba.

-“Ya puedes empezar… Mira a la cámara puta...”- resopló Ramón.

Yo miré hacia arriba y acerqué mis labios a su capullo, le di un beso de unos segundos y acto seguido me lamí los labios, dios no entendía como podía saber tan bien. El ansía me pudo y empecé a lamerla trabajándola solo con mi lengua mientras el resoplaba, le lamia por encima del capullo, por los lados, la dejaba descansar en mi cara mientras le lamia los huevos y me deleitaba con el sabor. Su polla se puso aun mas tensa hasta que Ramón no pudo mas y con su mano libre me cogió del pelo, separándome un poco y obligándome a tragarme su polla. Para mi sorpresa entro toda, cosa que le gusto porque empezó a mover sus caderas follándome la garganta mientras yo me limitaba a mirar a su móvil.

-“Joder que chupapollas estás hecha, como te entra toda mmmff. Te encantan las pollas eh, se te nota a kilómetros… ¿Que pasa me viste por la mirilla de la puerta y te quedaste en tanguita a ver si te comías una de un buen macho hoy?”- Me preguntó Ramón mientras me sacaba la polla de la garganta, yo no le contesté me limité a coger aire.

Eché los brazos para atrás, poniendo mis palmas en el suelo mientras cogía aire, Ramon aun con la polla tiesa clavó los ojos en mis tetas marcadas, se acercó y me levantó el top dejándolas expuestas al aire.

-“Fufff”- Gimió Ramón mientras se bajo los pantalones hasta las rodillas y empezó a pajearse fuerte. –“He cambiado de idea, ahora me apetece follarte esos tetones, ¿qué te parece Tami?”- Me preguntó Ramón ya haciendo que juntara mis tetas con mis manos y él ponía polla en medio.

Me mordí el labio mientras Ramón empezaba a follarse mis tetas, dejé de mirar a la cámara y le miré a él a los ojos.

-“Con lo que me gustaba que me follaras la boquita…”- le dije entre suspiros cachonda perdida.

Esto le puso como una moto porque empezó a follarme las tetas mas brutalmente, yo agaché el cuello y le puse la lengua para que la cabeza de su polla chocará con ella con cada acometida.

-“Tranquila que el premio te lo vas a llevar en la boquita ufff…”- Gimió Ramón.

Yo seguí haciéndole una cubana durante unos minutos, cada vez con mas maña y cada vez Ramón gemía mas fuerte, me agarraba del pelo mientras metía y sacaba su polla de mis melones a placer. Acto seguido Ramón se puso recto empezando a pajearse rápidamente mientras me ponía su polla en frente y grababa como el podía.

-“Uff ya viene, abre la boca puta que ya viene, me corro me corro.. aaaahhgg..”- Dijo Ramón mientras hiperventilaba.

Yo me arrodillé empinando el culo y poniendo mis manos detrás de sus piernas mientras abría la boca y el empezaba a correrse dentro de mi boca, al principio me mancho un poco la cara, pero rápidamente me volví a tragar su polla para que fuera todo dentro. Cuando Ramón soltó el ultimo suspiro y yo noté que no salía más succioné mientras la sacaba de mi boca, dejándole la polla bien limpia. Ramón guardó el móvil mientras yo me tragaba todo lo que me acababa de echar, me lamí los labios limpiando los restos mientras le miraba a los ojos sabiendo lo sexy que estaba.

-“Joder…”- Resopló Ramón con la polla aun morcillona.

Yo me levanté y me acerqué a él poniéndome de espaldas, pegando mi culo contra su polla morcillona y levantando los brazos para abrazarle detrás de la nuca, mientras gire mi cabeza y empezamos a morrearnos con lengua, el inmediatamente llevó sus manos a mis tetas estrujándolas a placer mientras yo movía mis nalgas contra su polla.

-“Me ha gustado…”- le susurré a Ramón en la oreja aun cachonda. –“Pero mis p… Tíos estarán a punto de llegar.”-

-“Uff a mi también, quieres subir a casa y te follo enterita…”- Susurró Ramón llevando una mano a mi coño y empezando a frotarlo.

-“Ahora no puedo.”- Le contesté a Ramón teniendo en mente que el amuleto aun tenía que estar en el cuarto de mi hermana y no podía dejar que lo encontrara. –“Pero ya se donde vives, igual subo de noche o mañana…”- Me di la vuelta y le agarre la polla con una mano –“Y me la das todita otra vez que me encanta.”- le susurre mordiéndome le labio.

-“Uff joder vale, me das tu whatsapp? Así cuadramos…”- Me preguntó Ramón cogiéndome de la cintura y pegándome a él.

-“No me lo sé de memoria, pero tranquilo que yo se lo pido a Jesús o lo cojo del móvil de mi m…Tía.”- Le respondí rápido dado que el me tenía guardado como Jesús.

-“¿Segura?”- Me preguntó Ramón claramente con duda en su voz.

Me arrodillé y empecé a besar su polla que ya estaba flácida y aun así se sentía gorda.

-“Tu crees que me quiero quedar sin volver a probarla?” Le pregunté cachonda mirándole a los ojos.

-“Uff bueno… Vale, te creo, te volveré a pagar por supuesto…”- Respondió Ramón más tranquilo.

Yo le sonreí y me levanté, moví la cabeza en la dirección de la puerta y me dirijí hacia ella con las tetas aun al aire, botando en la dirección que les apetecía, la mirada de Ramón estaba clavada en ellas. Miré por la mirilla para asegurarme de que no había nadie, Ramón aprovecho para aun con los pantalones bajados apartarme el tanga y poner su polla contra mi ano, aplasto mi cuerpo entre el suyo y la puerta mientras restregaba su polla morcillona contra mis nalgas.

-“Uff te voy a echar de menos… Como te empotraría contra la puerta ahora mismo…”- Me susurro Ramón en la oreja.

Yo inconscientemente empecé a restregar mis nalgas contra su polla, pero pare a los segundos. –“De verdad que me apetece, pero es que pueden llegar en nada…”- le conteste rápido

-“Lo se nena.”- Dijo Ramon subiéndose los pantalones y guardándose la polla. –“Te espero a ti o tu llamada…”- Dijo Ramón abriendo la puerta.

Cuando ya estaba por fuera se dio la vuelta, yo me acerque un poco con las tetas al aire por fuera de la casa y empezamos a enrollarnos una vez más, el cogiéndome el culo con fuerza y yo sobándole la polla. Después de llenarnos de babas nos despedimos y el marchó al ascensor. Yo entré a casa y cerré la puerta con llave. Fui a la cocina rápido a por el dinero y acto seguido a buscar el amuleto en el cuarto de mi hermana…

Muchas gracias si habéis llegado hasta aquí, espero que os haya entretenido y excitado. Email para opiniones o hablar: smmlatr@gmail.com