Me convierto en la mujer de mi padre

Las circunstancias de mi familia me hacen tomar las riendas de la casa y ser la mujer de mi padre

Hola a todos y todas, hoy os contaré mi primer relato, pero como he leído antes me describiré por encima: soy una mujer de 45 años, casada, con 2 preciosas hijas, soy una mujer la verdad normalita aunque me gusta cuidarme, soy de cabello castaño claro y lacio, piel blanquita, ojos miel, mido 1.68cm y peso 69kg.

Hoy quiero contaros mi experiencia con mi familia, concretamente con mi papá:

Bueno mi familia era compuesta por mi papá, mi mamá, mis dos hermanos y yo, que soy la mediana. Empezaré diciendo que me educaron en la educación religiosa, mis colegios siempre fueron religiosos de pago, mi papá tenía buen cargo en la administración y era un creyente fiel al igual que mi mamá y esa educación me dieron a mi. La religión pone a cada uno en su lugar, a los hombres a trabajar y las mujeres en las labores de la casa y en servir a los hombres, y así me criaron, así me educaron y esos valores aunque ya no tanto los tengo en mi ser.

Mi papá se iba a trabajar, mi mamá se quedaba haciendo las cosas y yo iba a mi colegio de monjas y mis hermanos de curas, nos segregaban por sexos. Hacíamos nuestras cosas y a nosotras las niñas nos enseñaban ha hacer las cosas de casa y bueno, prácticaba en casa pues siempre mi mamá me pedía ayuda mientras los hombres descansaban o jugaban yo limpiaba, recogía, fregaba... era mi educación.

Bueno, atendía a mis hermanos, los cuidaba, ponía la mesa, recogía, fregaba, vamos lo que son los quehaceres de la casa con mi mamá. Mi mamá siempre me hablaba de casarme, tener mi familia y cuidar a mi hombre como ella hacía y seguir difundiendo los valores de la familia, cosa que no he hecho, pero bueno, a lo que iba. Todo este relato que os contaré ocurrió el 26 de abril, me acordaré el resto de mi vida. Mi mamá andaba un poco enferma, tenía neumonía y debía reposar en cama, así pues yo me ocupaba de todos los quehaceres de la casa, me levantaba a las 6 de la mañana y preparaba los desayunos de mi papá y su almuerzo, luego el de mi mamá, mis hermanos y el mío, me iba al colegio y al llegar a casa hacia la comida y los quehaceres (barrer, fregar....). Después de hacer la cena cuando mi papá se terminaba de duchar e iba a cenar aprobrechaba para cenar con mi mamá en el cuarto, pues estaba sola y me gustaba hacerla compañía. Mi mamá andaba preocupada y triste, por lo que me alarmé:

  • Mami, ¿Qué te ocurre? - le dije preocupada

  • Hija, no me siento buena mujer, estoy fallando, no puedo hacer nada de la casa, no me ocupo de mi familia - me dijo triste

  • Ains no, no te preocupes, ya me ocupo yo, tu solo descansa y recupérate -le dije cogiéndola la mano con una sonrisa

  • Ya pero hija... - se calló

  • Dime mamá - le dije preocupada

  • Es que desde que estoy enferma no puedo realizar mi obligación de esposa - dijo entre sollozos

  • Mamá, a papá le cuido como tú me enseñaste, está bien atendido - le contesté animándola

  • No hija, esto es una cosa que solo la esposa puede realizar - me contestó

Sinceramente no sabía por donde iba era muy inocente, yo hablaba con mi mamá de cuidar y atender nada más:

  • Ains mamá, papá puede contar conmigo para lo que quiera, es mi deber - dije limpiando sus lágrimas

  • Hija los hombres tienen ciertas necesidades que las mujeres debemos cumplir, los hombres necesitan a las mujeres para satisfacer sus deseos carnales, y ahora mismo no puedo satisfacer a papá y temo que se vaya con una cualquiera - me dijo mirándome a los ojos

  • ¿Carnales? No entiendo - le dije inocentemente

  • Sí hija, necesita satisfacer sus ganas de placer sexual y yo no puedo hacerlo - me dijo llorando

Me quedé pensativa, caí en lo que me decía mi mamá, pero no sabía qué hacer, no sabía que decir ni responder, me partía el corazón ver a mi mamá llorar:

  • Bueno mamá... si tu no puedes... podría yo intentarlo - la dije sin pensar.

  • Pero hija.... ¿Sabes lo que estás diciendo? - me dijo quitándose las lágrimas

  • Sí mamá, yo puedo intentarlo - le dije sonriendo

En realidad no sabía que tenía que hacer ni cómo, era virgen, pero ver a mi mamá así me armó de valentía y mi educación ayudó a ofrecerme. Mi mamá sonrió y me acarició la mejilla:

  • Gracias hija, solamente hasta que yo me recupere - me dijo

  • Le esperaré en mi habitación - le dije recogiendo todo

Al terminar de recoger fui a mi habitación y me senté en la cama, no sabía qué hacer, estaba nerviosa. Escuché los pasos de mi papá a la habitación y como cerraba la puerta, como hacia siempre, yo seguía en mi habitación cada vez más nerviosa. Empecé sinceramente a temblar cuando escuché la puerta de ella habitación de mis papás abrirse y sus pasos hacia mi habitación.

  • Hija estás despierta - me dijo mi papá

  • Si papá, pasa estaba despierta - le contesté nerviosa

  • tu mamá me comentó y bueno quería saber si estabas segura - me dijo sentándose en mi cama

Asentí sin levantar mirarle, era mi deber como mujer (por ahora de la casa). Acto seguido mi papá empezó a quitarse la ropa, por primera vez veía a un hombre desnudo y puedo decirlo, me gustó lo que vi. Mi papá tenía 41 años, era moreno, ojos marrones, pelo oscuros, se cuidaba y se notaba en los músculos de su bendito cuerpo. Por primera vez vi un pene y puedo decir que aunque no era muy grande, era mayor que algunos que ví a lo largo de mi vida, media unos 20-22 cm y gruesa, estaba flácida pero estaba delante mía:

  • iré con cuidado hija - me dijo dulce

  • ¿Que hago? - dije envalentonada

  • solo desnudate y túmbate boca arriba - me dijo

Así hice me desnudé frente a mi papá y me tumbe como el dijo. El se subió encima de mi cuerpo expuesto con su pene ya erecto, tuvo sumo cuidado, primero empezó a masajear mi vagina, con suaves movimientos en mi clítoris, el cual no tardó en responder y un escalofrío nunca antes sentido recorrió en mi cuerpo, empezando a notar humedad en mi vagina la cual tomaba vida y endureciendo mis pezones. Los dedos de papá siguieron estimulando mi vagina y clítoris lo cual arrancaron de mi voz los primeros gemidos de mi vida, los cual mi papá aceptó con honor. Ya con mi vagina empapada mi papá me colocó su pene a la entrada de mi vagina, y poco a poco se fue introduciendo en mi intimidad abriéndose paso ayudado por mis jugos vaginales, al sentirla, mi cuerpo tomaba vida arquenadose y aceptando todo su pene con alegría. Noté el pene como llenaba cada centímetro de mi vagina y como mi papá hacia pequeños moviéntos de cadera haciéndome pequeñas penetraciones, las cuales yo recibía cada vez con más ganas. Mi instinto se apoderó de mí y agarre la espalda de mi papá clavando mis uñas en ella mientras mi papá subía la intensidad de las embestidas las cuales eran ahogadas con gemidos salidos desde lo más hondo de mi ser. Mi papá empezó a suspirar, bufar, bendecir, mientras yo, arañaba la espalda de mi papá en los primeros orgasmos de mi vida, abriendo la boca lo más que daba mi mandíbula pero sin salir grito alguno, solo se escuchaba a mi papá bendecir y sus testículos rebotando contra mi cuerpo. Estuvimos así un rato, yo no sabía por qué pero notaba mis sabana húmedas, calientes (eran mis terminaciones) de tal cogida que me estaba dando mi papá, a las cuales para algunas son traumáticas, para mi bendición de Dios. Noté como el pene de papá se hinchaba dentro de mi vagina y papá subía las intensidad y la velocidad de las embestidas. En una de esas la sacó y noté sobre mi cuerpo sudado un líquido espeso, abundante y caliente, que me llegaba desde mi tripita hasta mis pechos. Mi papá cayó a un lado de la cama de la cual casi no cabíamos y de mi solo salió un "gracias", no sabía por qué lo dije pero lo dije y mi papá me sonrió, algo que no hacía desde que mi mamá enfermó y ahora entendía por qué. Cuando mi papá se recuperó cogió su ropa y se fue, yo me quede ahí tumbada, extasiada y con la lechecita de mi papá en mi cuerpo, las sábanas empapadas pero incapaz de moverme, poco tiempo después caí dormida.

Muchas gracia por leer el relato, iré contando más según la acogida que tenga que espero que entiendan que es mi primera vez que relato y cuento esto

Un beso:

Leona