Me convierto en la esclava de mi marido (8) y fin.

Tenia escasamente 30 años. Alto, moreno, con el cuerpo atletico. Con un gesto de lujuria en la cara mientras me miraba y se acariciaba la polla. El hombre de mis sueños hasta que conoci a Jorge. Marcos, mi idolo musical.

Esta mañana me ha propuesto ir a la capital. He accedido encantada. Esta semana apenas he pasado tiempo con él. Hemos pasado un día maravilloso. Ha estado encantador, galante, cariñoso... hasta que me ha comentado:

-         Hoy tengo algo especial para ti, zorrita mía. Hoy puede ser tu ultimo día como mi esclava. Voy a hacer que disfrutes mas que nunca, pero a mi modo.

-         ¿ Que tienes planeado?

-         Veras, me ha llamado Said, el del sex-shop. ¿ Te acuerdas de el, putita?

-         Si, claro que me acuerdo.

-         Me ha comentado que el video que hiciste ha sido un éxito total. Ha recibido muchas llamadas de personas que requerían tus servicios. Pero se ha negado a todas.

-         Menos mal.

-         Déjame acabar, zorrita. A todas, menos a una. Un cliente suyo muy importante le ofrece una buena cantidad de dinero por hacerte suya. Y no ha podido negarse. Además, nos pagara el 20% de lo que cobre. Por supuesto, le he dicho que sí. Es un cliente un poco especial. Para empezar, yo no estaré presente. Y, además, tiene unos gustos... un poco especiales. Ya lo veras. Y más vale que no digas nada. No quisiera enfadarme y castigarte hoy, mi dulce putita.

Me miro fijamente, desafiándome a que le contradijese. No lo hice. No me iba a servir de nada. Además, quería complacerle. Quería que estuviera orgulloso de mí. Hoy mas que nunca.

-         De acuerdo, Amo. Haré lo que me pidas.

-         Esa es mi zorrita. Vamos, tenemos que ir a casa de este hombre. Esta cerca.

Así que por eso me había traído. Ingenua de mí. Pensaba que lo hacia por estar conmigo. Supongo que la decepción se reflejo en mi cara, porque me comento:

-         ¿ Que te ocurre, cielo?

-         Pensé que habíamos venido a estar juntos y disfrutar.

-         Y así es, cariño. He matado dos pájaros de un tiro. He pasado un día delicioso contigo. Eres la compañía más agradable que un hombre pueda imaginar. Y de paso satisfago mis deseos de dominarte. Además, te aseguro que este hombre no te dejara indiferente.

-         ¿ Tu sabes quien es?

-         Sí. Said me dijo quien era. Pero quiero que lo descubras cuando lo veas. Solo puedo decirte que lo admiras, y mucho. Considéralo un regalo de mi parte. Un regalo de despedida o de bienvenida. Eso solo tú lo sabes. De momento. Quiero que me des tu decisión nada más terminar mi encargo.

-         De acuerdo, Amo. Así lo haré.

Llegamos a la casa. De hecho, era una mansión cuya entrada estaba franqueada por dos guardas. Le dijeron a Jorge que tenia que entrar sola y que él podía venir a recogerme en tres horas. Le mire asustada. Hasta ahora, siempre que me había cedido a alguien había estado presente. Me tranquilizo.

-         No te preocupes, zorrita. Said le ha explicado las reglas y ha prometido respetarlas. No te maltratara. Pero recuerda que es algo especial en sus gustos. Relájate y complácele en todo. Terminaras gozando. Te lo aseguro.

Me dio un beso en los labios y se marcho. Los guardas me acompañaron por el camino que conducía a la casa. Me abrieron la puerta. Nada mas cerrarla, me ordenaron desnudarme. Después me condujeron a una amplia habitación. Había una bañera llena de agua. También había una especie de columpio. En realidad era como la estructura metálica de los columpios, pero sin el columpio. En su lugar había argollas con cintas de velcro.

No me había dado cuenta de que los guardas se habían desnudado mientras yo miraba ese extraño artefacto. De pronto note sus manos por mi cuerpo y me volví sobresaltada.

-         No te asustes, puta. El Amo nos ha ordenado usarte primero. Quiere que te follemos y descarguemos nuestra leche en tu coño de zorra.

-         ¿Por qué?

-          Eso no es de tu incumbencia. El Amo manda, y nosotros obedecemos. Chupasela a mi compañero. Yo te follare el coño.

Y sin mas palabras, me la metió por el coño. Grite. No estaba excitada, y me había hecho daño. Pero mis gritos no les conmovieron. De hecho, su compañero aprovecho que había abierto la boca para meterme su polla. Me agarro de los pelos y me follo la boca despiadadamente mientras su compañero me daba embestidas brutales. Me estaban haciendo daño. Se me saltaban las lagrimas, en parte por el dolor y en parte por la follada de boca que me estaban dando.

-         Vamos, amigo. Córrete rápido dentro de su coño. El Amo no quiere que tardemos. Y yo estoy a punto de reventar. Como no me corra en su coño, el Amo me castigara. No voy a poder durar mucho más.

-         Ya voy. Lastima no tener mas tiempo para follarte mejor, puta. Me corrooo. Toma mi leche, zorraaa.

Se corrió como un salvaje clavándome las uñas en los costados. Salió rápidamente de mi y su compañero no tardo en ocupar su lugar. Me embistió duramente tres o cuatro veces y derramo su semen en mi coño, como lo había hecho su compañero.

-         Apreta los músculos de tu vagina, zorra. No debe salir ni una gota de tu coño o lo lamentaras. Túmbate en el suelo y abre las piernas.

Hice lo que me pedían, aunque con bastante esfuerzo. No es fácil echarte en el suelo y abrirte de piernas mientras intentas apretar los músculos para que no salga nada de semen. Pero fui capaz de hacerlo. Me estaba volviendo una puta de campeonato. Uno de los guardas cogió un walkie talkie y hablo por él.

-         Amo, ya puede venir. La puta esta preparada.

-         Muy bien, perrito 1. Ya estoy llegando. Salid de ahí. Quiero estar a solas con ella.

Se fueron después de dirigirme miradas lascivas. Me quede sola un momento. Muchas preguntas se pasaban por mi mente. ¿ Quién seria este misterioso hombre? ¿ Para que querría que retuviera en mi coño el semen de sus dos sumisos? ¿ Por que decía Jorge que yo lo admiraba? ¿ Que seria el raro aparato que parecía un columpio? ¿ Que pintaba aquí una bañera?

Antes de encontrar respuesta a mis preguntas, se abrió la puerta y apareció él. El hombre misterioso. Cuando se acerco a mi y vi su cara, casi relajo los músculos de mi vagina, dejo escapar el semen y me corro de gusto. Todo a la vez. Era mi cantante favorito. Tenia todos sus discos. Me sabia la letra de todas sus canciones. Había ido a verlo a varios conciertos y había intentado ir a su camerino a conocerlo, pero siempre en vano. Y ahora lo tenia delante de mí. Desnudo, viril y apuesto a rabiar. Con una polla grande y hermosa, en consonancia con el resto de su cuerpo.

Tenia escasamente 30 años. Alto, moreno, con el cuerpo atlético. Con un gesto de lujuria en la cara mientras me miraba y se acariciaba la polla. El hombre de mis sueños hasta que conocí a Jorge. Marcos, mi ídolo musical.

Sin decir nada se agacho, se situó entre mis piernas y metió su lengua en mi coño, buscando el semen de sus sumisos. El sentir su lengua caliente en lo más profundo de mi sexo me provoco un orgasmo. Mi cuerpo se arqueo, mis nalgas se elevaron para sentir su lengua mas profundamente. Sus manos agarraron mis muslos para sujetarme. Mis manos agarraron su pelo y lo pegaron mas a mi coño. Me estaba devorando. Notaba su lengua moverse en círculos, sacarla y meterla, lamer toda mi raja de arriba abajo, beberse el semen de sus sumisos y mis flujos. Cuando no quedo nada de semen dentro de mí, aparto su cara. Abrió mis piernas todo lo que pudo, apunto su polla a mi coño y me penetro. Enlace las piernas a su cintura. Inicio un sensual movimiento de caderas. Entraba y salía de mi despacio, para que notara cada centímetro de su polla entrar y salir de mi coño. Mi cuerpo se movía  al mismo compás que el suyo. Acerco su boca a la mía e introdujo la lengua. Busco la mía con ansia y las dos se enredaron en una lucha sin cuartel. Su bombeo se hizo más intenso. Ahora me follaba desesperado. Sus huevos golpeaban mi culo. Me estaba acercando a un nuevo orgasmo y separe mi boca para gemir.

-         Ahhh, sii. Dame mas, mucho más.

-         ¿ Quieres mas, puta? Pues prepárate. Esto no ha hecho mas que comenzar.

Se movió mas deprisa aun. Dios, me iba a destrozar. Me volví a correr. No pudo aguantar las contracciones de mi coño, que se cerraba alrededor de su polla, y se corrió también.

-         Joder, zorra. Has hecho que me corra antes de tiempo. Follas de maravilla. Anda, metete en la bañera y lávate un poco antes de volver a usarte. Mis putas tienen que estar limpias.

Me metí en la bañera. No había gel ni esponja. Por lo que se ve, solo quería que me lavara con agua y mis manos. Lleve la mano a mi coño y me estremecí de placer. Todavía estaba muy sensible. No había calmado mi calentura y necesitaba que me follara de nuevo. Al cabo de un rato, me dijo:

-         Ya vale, puta. Deja de manosearte el coño. Sal, apoya tus manos en la bañera y abre las piernas.

Hice lo que me pedía. Le oí acercarse, abrió mis nalgas con las manos y me penetro de golpe el culo. Se movía deprisa. Sus manos cogieron mis pechos, me tiraron de los pezones. Extrañamente, no me dolía. Solo hacia que me excitara mas y me moviera igual de frenética que él. En un momento dado, me cogió el pelo con una mano y me acerco a el mientras me seguía follando duramente.

-         Puta, te has dejado una parte de tu cuerpo sin lavar. La cabeza. Pero eso tiene fácil solución.

Y me metió la cabeza en la bañera sin dejar de follarme el culo. Mi excitación se convirtió en pánico. Me iba a ahogar. Seguro. Pero no. Se limito a dejarme un rato y me la saco. Volvió a acercar mi cabeza a su cara y me paso la lengua por toda la mejilla lascivamente.

-         No te preocupes, zorra. No tengo intención de ahogarte. En vez de intentar salir del agua, relájate y veras como disfrutas. Te va a gustar, te lo aseguro.

Volvió a meter mi cabeza en el agua.  Intente relajarme, pero no podía. Me imaginaba ahogada en la bañera y mi coño se cerraba. Saco mi cabeza, me dejo respirar un momento y me le volvió a meter dentro. Esta vez conseguí relajarme un poco, sentí como mi coño se volvía a abrir. De pronto, sentí dos dedos de su otra mano meterse bruscamente en mi coño y me corrí. Fue un orgasmo brutal y salvaje, el mas fuerte que había tenido nunca. Me moví mas furiosamente para sentir su polla y sus dedos mas dentro. Me saco la cabeza del agua y grite.

-         Vamos, cabron, dame duro. Metete mas dentro de mí. Follame duro.

-         Eso es, puta. Muévete así. Sabia que te gustaría. No me equivoque contigo cuando vi tu video. Eres la mujer más puta que me he follado nunca. Me corrooo, zorra, me corroooo. Joder, me vas a dejar los huevos secos.

Se corrió abundantemente. Note los chorros de lefa entrar en mis intestinos. Cuando saco su polla, los sentí salir de mi agujero. Pero no llego a caer al suelo. Marcos me puso el pie en el borde de la bañera, se agacho y apunto con su lengua a mi culo. Me lo lamió y chupo hasta que no quedo ni gota de su semen. Se estaba dando un buen festín. Que envidia. Como me gustaría habérmelo bebido yo.

Tomo mi mano y me llevo al columpio. Ato mis muñecas con el velcro y las llevo a las argollas. Después metió su polla entre mis piernas y la froto entre ellas. Estaba de nuevo empalmado. Este hombre era un portento.

-         ¿ Quieres mas, zorra, o ya estas cansada?

-         Quiero más. Por favor.

-         No te he oído bien, putita. Quiero que me supliques que te folle. Y quiero oír mi nombre salir de tu boca comepollas.

-         Por favor, Marcos. Te suplico que me folles. Estoy muy caliente y necesito tener tu polla dentro de mí. No seas cruel, Marcos. No me dejes así de cachonda.

-         Muy bien, puta. Tus deseos son ordenes.

Ahora, con bastante esfuerzo por su parte, me ato las piernas, abiertas, a dos argollas con dos lazadas que colgaban al lado de donde tenia las de las manos. Estaba completamente suspendida en el aire. Totalmente a su merced. Sin previo aviso, me metió su polla en el coño de una embestida y comenzó a moverse como un poseso. Tenia una energía demoníaca. Se había corrido dos veces y seguía igual que al principio. O incluso más feroz, porque me sujeto de las caderas, acerco su boca a mi pecho y me mordió los pezones con fuerza mientras me follaba mejor que nadie de los que me habían usado hasta ahora. Incluso mejor que Jorge, que ya es decir.

En un momento dado, y sin sacar la polla de mi coño, me soltó las muñecas. Pensé que me daría con la cabeza contra el suelo. Pero el columpio tenia la altura justa para que mis manos reposaran en el suelo y mi cabeza quedara a unos centímetros de el.

Era la primera vez que me follaban así, boca abajo. Era mareante y excitante a la vez. Sus manos se agarraban a mis muslos para impulsarse y que su polla saliese y volviese a entrar hasta el fondo. Me volví a correr sin control. Me estaba dando los mejores orgasmos de mi vida.

Salió de mí bruscamente. Me levanto, volviendo a atar mis muñecas. Esta vez soltó mis pies. Se situó detrás de mí, me puso los pies en sus muslos y me penetro el culo. Se agarro a mis caderas.

-         Ahora follame tú a mí, puta.

Me moví lentamente, temerosa de que se soltara el velcro que sujetaba mis muñecas y me cayera. Pero estaba bien sujeta. Según aumentaba mi calentura, mis movimientos se hacían mas seguros y rápidos. Este hombre me había echado los mejores polvos que recordaba, y quería pagarle con la misma moneda.

-         Así, si, que bien lo haces, zorra. Como mueves el culo. Sigue follandome así, preciosa.

-         Mmm, que bueno, Marcos. Me encanta tu polla. Ohhh, que placer me das.

-         Eso quiero, zorra. Que no olvides nunca mi polla. De ahora en adelante, serás tu quien venga a mí pidiendo mas polla. Y yo estaré encantado de dártela, puta deliciosa.

Sabia como encenderme. Sus palabras provocaron mi cuarto orgasmo. El tampoco resistió mucho mas y volvió a llenar mis intestinos de su leche. Bajo mis pies al suelo, salió de mí y me desato. Me puso de rodillas en el suelo.

-         Mi ultima perversión por hoy para ti, zorra.

Me apunto con su polla, ya flácida, y me orino encima. Me regó todo el cuerpo. Quede empapada de los pies a la cabeza. Llamo por el walkie talkie a sus perritos.

-         Venid y llevad a la señora al baño a que se dé una ducha. Yo voy a darme otra, preciosa. Te veré cuando estés limpia.

Los dos sumisos llegaron y me condujeron al baño. Me di una ducha, me puse mi ropa, que ya estaba allí cuando llegue. Al salir, me estaban esperando los guardas.

-         El Amo quiere hablar con usted, señora. Síganos.

Me llevaron al salón, donde estaba Marcos esperándome, sentado en un sillón. Se levanto, se acerco a mí, tomo una de mis manos y me la beso.

-         Ha sido un placer conocerte, preciosa. Me has hechos disfrutar como nunca. Pocas mujeres me han dado tanto placer como tú lo has hecho esta noche.

-         Ha sido un honor, Marcos. Yo también he disfrutado mucho.

-         Espero volver a verte.

Y diciendo esto, me cogió entre sus brazos y me beso, esta vez apasionadamente. Le respondí de igual manera. Me soltó al cabo de un momento.

-         Eres magnifica.

-         Y tú eres fantástico.

Me acompaño personalmente a la puerta. En la calle estaba Jorge, esperándome. Miro a Marcos. Este asintió levemente con la cabeza. Había quedado satisfecho conmigo. Y la verdad, yo también con él. Jorge me cogió de la cintura y me llevo al coche. Una vez dentro, me pregunto:

-         ¿ Lo has pasado bien, preciosa?

-         Sí, Jorge. Gracias por tu regalo. Ha sido magnifico.

-         De nada, cariño. Sabia que te gustaría. Y ahora, me gustaría conocer tu decisión.

Me miro a los ojos. Aunque intentaba disimularlo, se le notaba nervioso, expectante. Me acerque a el, le bese suavemente en los labios y le dije:

-         Espero que todos los días de mi vida sean como esta semana, Amo.

Se echo a reír, me abrazo con fuerza y me beso. Todo estaba decidido.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         FIN                                                                                   P.D.- Aunque la historia esta contada como si hubiese sucedido recientemente, ya han pasado 13 años desde que acepte ser la esclava de mi marido durante el resto de mi vida. Los dos cumplimos nuestro acuerdo. Yo le obedezco ciegamente. Primero porque es mi mayor deseo. Y segundo, porque sus perversiones siempre están dirigidas a darme el máximo placer. Nunca me he arrepentido del paso que di. Además, como me prometió, a su lado he conocido el lado salvaje del sexo, sí, pero también el amor y la pasión de un marido totalmente enamorado de mí. Mucha gente me ha mandado mensajes al correo electrónico llamándome enferma y bicho raro. Yo no me considero así. Solo soy una mujer que disfruta su sexualidad abiertamente, sin tabúes ni prejuicios de ningún tipo. Por eso he tenido que ocultar mi dirección de mi perfil de autora. Por ultimo, aclarar que por motivos obvios, he cambiado de nombre a todos los personajes que salen en toda la serie, incluidos el de mi esposo y el mío. Y permitidme que dedique este capitulo en especial a Marcos, mi cantante favorito. Se ha convertido en un buen amigo. Para ti, Marcos. Espero volver a verte pronto. Gracias de nuevo a todos los que habéis seguido la serie.