Me convierto en la esclava de mi marido (4)

Me lance sobre su coño, abriendoselo mas con las manos, y le mordisquee el clitoris. Trace circulos en el y note como se mojaba mientras ella gemia.

Ya han pasado tres días. Hace tres días descubrí que a mi marido le gusta dominar a las mujeres sexualmente. También hace tres días que acepte ser su zorra, como él me llama, durante una semana, para comprobar si me gusta ser dominada. Todavía no sé si soy o no una sumisa. Pero lo que sí voy descubriendo es que me encanta follar. Y que me follen duro, que me traten como a una puta, que me insulten, que hagan de mi un trozo de carne con tres agujeros donde meter sus pollas. Y hoy me he llevado una sorpresa mayúscula, y muy placentera: me gusta follar con mujeres, aunque no soy lesbiana.

Es día festivo, por lo que Jorge no ha ido a trabajar. Hemos desayunado juntos. Hoy no me tenia preparada la “leche” en su envase especial, lo cual me ha decepcionado un poco. Me estoy acostumbrando a beber semen. Pero dice que anoche se quedo tan satisfecho que no ha amanecido empalmado. Bueno, otro día será.

Después de vestirnos, hemos salido al centro de compras. Aunque es fiesta, el centro comercial estaba abierto. Me ha llevado a la sección de lencería y ha escogido unos cuantos modelos muy atrevidos. Me los ha puesto en la mano y me ha dicho:

-         Ve y pregúntale al dependiente si hay algún probador vació. No corras del todo las cortinas. Quiero que vea como te pruebas los modelitos. Y que se excite viendo el cuerpo que tienes y que nunca podrá probar.

-         Jorge, por favor, no me hagas pasar este apuro. Podría pasar alguien mas y verme.

-         Ese no es mi problema. Y no me hagas repetírtelo de nuevo.

Suspirando profundamente, me acerque al dependiente. Era un chico que apenas tendría 22 años. Me sonrió amablemente y me pregunto:

-         Buenos días, señora. ¿ Que se le ofrece?

-         Buenos días. ¿ Hay algún probador vació?

-         Sí. Sígame, por favor.

Me condujo a los probadores mientras yo iba muerta de vergüenza. Me señalo uno. Me metí, corrí la cortina dejando unos 10 cm abierto y empecé a quitarme mi vestido mientras le decía:

-         ¿ Podría vigilar un momento que no venga nadie y descorra la cortina pensando que esta vació?

-         De acuerdo, señora. Pero solo un momento.

-         Muy bien, gracias. No tardo nada.

A través del espejo, vi que me miraba a través de la abertura de la cortina con los ojos expectantes. Cuando me quite la ropa interior para probarme el primer modelo, abrió los ojos y la boca al mismo tiempo. Mire su entrepierna. Lucia un prominente bulto.

De pronto oí voces y vi a dos hombres de unos 40 años acercarse al dependiente:

-         Muchacho, ¿estas bien? Estas ahí con la boca abierta como un pasmarote.

-         Shhh. Miren.

Se acercaron mas y miraron hacia el probador. Al verme se quedaron boquiabiertos.

-         Joder

  • Esto es un cuerpo y no el de la policía.

-         Lo que daría por meterme entre sus piernas.

-         Pues yo me metería en su culo.

Conforme oía sus comentarios obscenos, me excitaba mas y más. Necesitaba calmar la ansiedad que sentía en mi coño y empecé a manosearme los pechos con una mano mientras la otra se dirigía a mi entrepierna.

-         Será zorra la tía.

-         Se va a masturbar en el probador la muy guarra.

-         A esta le daba yo polla hasta reventarla.

Sus palabras me encendieron mas si cabe. Metí dos dedos en mi coño y empecé a masturbarme con ellos. Mire por el espejo y les vi tocarse las pollas por encima del pantalón disimuladamente.

-         Joder. Voy a estallar el pantalón de la erección que tengo.

-         Esta tía es mas puta que las gallinas.

Mientras ellos seguían hablando de mí, yo seguía a lo mío. Seguí masturbándome con ganas hasta sentir llegar mi orgasmo. Cuando me calme, me puse mi ropa interior y mi vestido y salí. Los dos hombres ya no estaban y el dependiente seguía con una erección descomunal.

-         Me los llevo todos. Me sientan como un guante.

Me dirigí a la caja a pagar. Allí se me unió Jorge. Pago al dependiente mientras este le miraba como diciéndole: “ Vaya pedazo de puta que llevas al lado”. Y la mirada de Jorge parecía decir: “ No lo sabes tu bien”.

Salimos del centro comercial y buscamos un restaurante para comer. Una vez sentados a la mesa y mientras esperábamos el pedido que habíamos hecho, Jorge me comento:

-         Estas hecha una guarra de campeonato, cariño. Te he estado observando en el probador y he visto como te masturbabas con los comentarios de los hombres. Eres mucho mas zorra de lo que imaginaba.

-         No sé que me ha ocurrido.

-         Yo sí lo sé. Te excita que te miren y digan barbaridades de ti. Estoy sacando fuera la puta que llevas dentro.

-         Pero yo no sabia que era así.

-         Porque te reprimías. Poco a poco tu mente se va abriendo y va dejando salir a la superficie tu verdadera personalidad. Dentro de un tiempo dejara de sorprenderte tu comportamiento y tus reacciones.

En ese momento llego nuestro pedido y comimos en silencio. Cuando terminamos, Jorge propuso ir al cine y yo accedí encantada. Pasamos una tarde deliciosa, como una pareja mas de recién casados. No había ni rastro en el del pervertido que disfrutaba humillándome y sometiéndome a su antojo. Pero sabia que lo bueno no podía durar mucho.

Por la noche nos dirigimos a casa del socio de Jorge. Le había llamado por la mañana para invitarle a cenar y felicitarnos por nuestra boda. No me apetecía mucho, pero él dijo que seria una grosería no ir y no me quedo mas remedio que aceptar.

El socio de Jorge se llamaba Alfonso y estaba casado con una mujer llamada Clara. Solo sabia de ellos que tenían alrededor de 35 años y que llevaban casados 10 años.

Llegamos a la casa y llamamos. Nos abrió un hombre pelirrojo con perilla que dijo ser Alfonso. Le dio un apretón de manos y unas palmadas en la espalda a Jorge y a mí me dio dos besos cerca de los labios.

-         Bienvenidos a mi casa. Y felicitaciones. Es un placer conocerte al fin, Aurora. Jorge me ha hablado mucho de ti.

-         Muchas gracias, Alfonso. Yo también me alegro de conocerte.

Nos hizo pasar al salón donde había una mujer rubia, con el cabello liso por los hombros. Era muy hermosa y tenia un cuerpo menudo, pero bien proporcionado. Se presento como Clara, la mujer de Alfonso.

La cena fue muy agradable y distendida. Parecíamos amigos de toda la vida. Después de cenar, pasamos a la biblioteca. Alfonso preparo dos copas para Jorge y para él y fue a sentarse en uno de los sillones. Rápidamente, Clara se sentó a sus pies y apoyo la cabeza en sus rodillas. Me sorprendió el gesto. Había mas sillones en la habitación, por lo que no hacia falta que se sentase en el suelo. Jorge advirtió mi perplejidad y me dijo:

-         Hay algo que no te he contado de Alfonso y Clara. Son Amo y sumisa. Además, Clara es una sumisa muy bien entrenada. Por eso te he traído hoy aquí. Para que veas y aprendas. Es que esta zorra es un poco rebelde, Alfonso. Me cuestiona todos los deseos. Me gustaría que viera a Clara en acción y aprendiese de ella. De momento, prefiero esto a castigarla. Aunque si no aprende, lo haré. ¿ Puede hacerle una demostración?

-         Por supuesto que sí. Ya sabes que mi puta también es tuya. Para eso somos socios. Para compartirlo todo. ABSOLUTAMENTE TODO. Zorrita, ya sabes lo que tienes que hacer.

-         Sí, mi Amo.

Y sin mas dilación se levanto del suelo y se puso en mitad de la habitación. Miro con respeto a Jorge y después me miro a mí con coquetería. Lentamente, se fue desprendiendo de la ropa, dejando al aire unos senos pequeños pero bien formados, con un pequeño pezón que ya estaba empitonado. Durante todo el proceso, no me había quitado el ojo de encima, sonriéndome con dulzura. Se metió un dedo sensualmente en la boca y luego lo paso alrededor de su pezón, poniéndolo mas duro todavía. Me miraba con lascivia. Yo no entendía porque hasta que Alfonso me aclaro:

-         Veo que le has gustado a mi perrita. Clara es bisexual y esta claro que le encantaría poder probarte. ¿ Verdad, zorrita?

-         Sí, mi Amo. Seria un autentico placer para mí.

Mientras decía esto, se cogió un pecho con la mano acerco su boca a el. Su lengua trazo un camino circular hasta su pezón. Acto seguido, se metió este en la boca y comenzó a chuparlo como si fuera un bebe amamantándose.

No podía quitarle la vista de encima. Era condenadamente sensual y me sorprendió imaginar que era yo la que le lamía el pezón con mi boca. Nunca había tenido sexo con mujeres, pero verla así me encendió y luche contra las ganas de levantarme y fundirme con ella.

-         Ya basta, putita. Atiende a nuestro invitado.

Clara se arrodillo y de esta manera, como si fuera una perra, se acerco a Jorge. Este le acaricio la cabeza y ella le sonrió tímidamente en respuesta. Le bajo la cremallera del pantalón y saco su polla . La cogió con una mano y se la metió con gula en la boca. Su mano subía y bajaba por su tronco mientras su lengua acariciaba todo su glande. Hasta que quito la mano y se la metió entera. Su nariz rozaba con el vello de mi marido. Se la saco hasta la mitad y volvió a metersela entera. Jorge jadeaba.

-         Que bien la chupas, zorrita. La tienes bien entrenada, Alfonso. Cada vez me la come mejor.

Mire a mi marido asombrada. El se rió de mi estupefacción.

-         ¿ No te creerás que he estado seis meses sin joder?

-         Es verdad Aurora. Tu marido se ha follado a mi puta las veces que ha querido mientras te preparaba para convertirte en su zorra.

Alfonso me dijo esto mientras se acercaba a Clara por detrás con su polla al aire y se la clavaba hasta los huevos. Se agarro a sus caderas y la embistió con ganas, haciendo que ella se adelantara y se tragara mas todavía la polla de mi marido.

Era un espectáculo brutal. Notaba mis bragas empapadas por la escena que estaba presenciando. Curiosamente, no tenia celos de que mi marido estuviese follando con otra. Lo que tenia era envidia. Quería ser yo la que recibiera esas estocadas. Quería ser yo la que disfrutara por todos los poros de mi piel.

Sin darme cuenta, mis manos volaron por su cuenta a mis pechos y mi sexo. Aparte mis bragas mojadas y me frote furiosamente el clítoris mientras me pellizcaba los pezones.

-         Eso es, zorra MIA. Suéltate la melena y disfruta.

Seguí frotándome mi clítoris, pero eso no me bastaba. Me levante y me acerque a ellos. Me desnude completamente y me puse de cuclillas al lado de Clara y Alfonso.

-         Abre la boca.

La abrí todo lo que pude. Alfonso saco su polla del coño de Clara y me la metió. Volvió a follar a su mujer y después me daba a chuparsela. Clara sabia de maravilla.

Cambiaron de posición. Esta vez fue Jorge quien metió su polla en el culo de Clara, quien grito de placer. Empezó a subir y bajar sobre la polla de mi marido y sus tetas se balanceaban al compás. Vi su coño abierto por la follada que le había dado su marido y me relamí inconscientemente.

-         Vamos, puta, cómeselo. Lo estas deseando. Se te nota en tu cara de guarra. Cómele el coño a la zorra de mi socio.

No me lo tuvo que repetir. Me lance sobre su coño, abriéndoselo mas con las manos, y le mordisquee el clítoris. Trace círculos en él  y note como se mojaba mientras ella gemía.

-         Ohhh, sí. Que delicia. No pares, por favor.

No podía parar aunque quisiera. Estaba fuera de control. Alfonso se situó detrás de mí, me abrió las nalgas con las dos manos. Apunto con la punta de su polla a mi culo y me la metió. Aquello hizo que mi lengua se metiese hasta el fondo en la vagina de Clara. Notar sus flujos en mi lengua me enloqueció. Comencé un mete-saca frenético de mi lengua, como si fuera otra polla la que follara su coño. Esto la enardeció.

-         Siii, Siii. Joder, que lengua. Metemela bien adentro. Quiero sentirla muy dentro de mí.

Alfonso salió de mi y Jorge de Clara. Se pusieron en pie, Jorge alzo a Clara en vilo y le metió la polla en el coño. Ella enlazo las piernas en su cintura. Alfonso se situó detrás y la penetro por el culo. Empezaron a moverse a la vez.

-         Joder, vaya puta que tienes, Alfonso. Como se mueve.

-         Pues mira la tuya, como se masturba la muy zorra. A este paso se mete el puño en el coño.

Era cierto. Me había tumbado en el suelo abierta todo lo que podía de piernas y me había metido tres dedos en el coño que movía fuertemente mientras mi pelvis se movía como si follase con alguien.

Era increíble. Menuda orgía nos habíamos montado. Parecía una escena de una película porno. Ellos siguieron follandose a Clara hasta que se corrieron dentro de ella. Se salieron, tumbaron a Clara en el sofá y Jorge me llamo.

-         Ven aquí, guarra. Déjale a la zorra de mi socio bien limpios sus agujeros.

Esta vez fui yo la que se acerco gateando como una perra hasta el cuerpo de Clara. Mi lengua iba desde su ano hasta su coño recogiendo los goterones de leche que salían. Cuando dejaron de gotear, metí la lengua en su coño rebañando los restos que pudieran quedar. Incluso metí dos dedos y los moví en círculos para recoger lo que pudiese haber quedado. Los saque y me los metí en la boca. Hice lo mismo con su culo. Le seguí comiendo el coño aunque ya no había mas semen  que beber. Mi coño parecía un horno, porque aun no me había corrido. Sin darme cuenta de lo que hacia, mi cuerpo se movió hasta formar con Clara un perfecto 69 y nos comimos la una a la otra.

-         Vaya par de putas que nos hemos agenciado. Como gozan las dos.

-         Tu zorra al menos es bisexual, pero la MIA no. Es una puta de cuidado.

-         No sé tu, pero yo con esta escena me he vuelto a poner cachondo.

-         Y yo, no te jode. Tengo la polla otra vez a punto de reventar.

-         Pues a que esperamos. Queremos sexo y tenemos a dos buenas zorras a nuestra disposición.

-         Pero esta vez cada uno con la suya.

-         De acuerdo.

Yo creí que nos iban a separar para poder follarnos mejor, pero no. Al ver aproximarse a su marido, Clara levanto las piernas y las abrió todo lo que pudo y Alfonso le metió la polla en el culo mientras me decía:

-         No dejes de follarte a mi puta. Usa tus dedos y tu boca.

Levante la cabeza del coño de Clara y asentí. Cambie mi boca por mis dedos y le metí dos a la vez. La follaba con fuerza.

Jorge hizo lo mismo conmigo. Lleno mi culo de polla y Clara metió tres dedos en mi coño. Los cuatro jadeábamos como locos.

Aquello era una locura. No tarde en correrme entre gritos.

-         Mmm. Sii, me corro. Que gozada. Seguid follandome, quiero más.

-         Pero que hija de puta. ¿ Quieres mas pollas?

-         Si, quiero mas pollas. Quiero vuestras pollas y su coño en mi cuerpo.

Me levantaron con violencia del sofá. Clara también se levanto y Jorge ocupo su lugar.

-         Metete mi polla en tu coño, puta.

Me senté de cara a el y me deje caer de golpe.

-         ¡¡Ahhh!!

-         Joder, zorra. Alfonso, petale el culo.

Alfonso se puso a mi espalda y me penetro violentamente. Mientras, Clara se sentó en el brazo del sofá, abrió sus piernas y echo su cuerpo ligeramente para atrás. Era toda una invitación. Otra vez volví a lamerla, a morderla,  a follarla con mis dedos.

Estuvimos 10 minutos mas así. Los dos hombres aguantaron bastante, pues se habían corrido hacia poco. Volví a correrme de nuevo e hice correr a Clara con mis dedos en su coño y mi lengua en su clítoris. Hasta que les note tensarse. Pensé que se iban a correr dentro de mí. Pero se apartaron, me arrastraron hasta mitad de la habitación, me pusieron de rodillas y pajeandose  me dijeron.

-         Vamos a llenar tu boca de semen. Pero no te lo tragues hasta que te digamos.

Abrí mi boca y descargaron su leche en ella. Dios, no se como fui capaz de no tragarme ni una gota. Mi boca se lleno de lefa caliente y mi lengua quería empujarla hacia mi estomago para llenarlo de este delicioso manjar. Pero resistí la tentación. Les mostré mi boca llena de semen.

-         Muy bien, preciosa. Ahora comparte tu premio con Clara. No seria justo que ella no se llevara su parte. Se lo ha ganado tanto como tu.

Clara se acerco como un rayo hacia donde yo estaba. Me levante y unimos nuestras bocas. Compartí con ella el semen de nuestros maridos y nuestras salivas. Nuestras lenguas se enredaron y nuestras manos acariciaban el cuerpo de la otra. Fue un beso más suave y erótico que con un hombre. Porque solo una mujer sabe como le gusta que le besen a otra mujer.

Después de esto, nos vestimos, nos tomamos una copa como si nada hubiese pasado y después Jorge y yo nos marchamos.

Hemos llegado a casa, hemos visto una peli y nos hemos acostado. Estoy demasiado cansada para ducharme ahora. Además, quiero conservar durante toda la noche el olor de Clara y sentir mas tiempo su sabor en la lengua.

He revivido en mi mente lo sucedido y me he dado cuenta de una cosa. Hoy no le ha costado nada a Jorge hacer que follara con su socio y su mujer. No es que yo me este volviendo más dócil, sino que cada vez me gusta mas follar con mas de una persona. Noto que mi cuerpo cada vez necesita mas morbo y más dosis de sexo. Y sin que me lo ordene mi marido. ¿ Por que será?

( CONTINUARA)