¿Me convertí en tu puta por pagar una deuda? 3

Sigue mi historia con el primo de mi marido...

Estaba en casa haciendo un postre para esa noche cuando sonó mi teléfono móvil, un wasap de un teléfono desconocido, abrí el mensaje y vi que era un video, lo descargue y me paralice al verlo.

En el video máximo me apoyaba en la barandilla y me penetraba desde atrás.

En ese momento Alberto me pidió algo desde la puerta que no oí.

-Qué?

-Una toalla Alba, dónde están?

Le dije dónde y volví a mirar el video, luego llame a Máximo y le dije que tenía que verle

-A ti también te lo han mandado?

-Sí, que vamos hacer Máximo?

-No te asustes luego te llamo

Por la tarde me llamo y nos vimos en un bar lejos de su oficina y de nuestro edificio, nos sentamos y acaricio mi muslo para tranquilizarme, enseguida mi cuerpo reacciono a sus caricias, a su proximidad…

-Alba no nos preocupemos demasiado esperemos que se pronuncie.

Los dos sabíamos que era alguien próximo al menos lo suficiente para conocernos a ambos y saber los teléfonos de los dos.

-Hasta que descubramos algo debemos ser cuidadosos

Sus dedos acariciaban distraída y perezosamente mi piel, hasta que se dio cuenta y sonrió.

-Lo siento no me había dado ni cuenta.

-Entonces Máximo eso significa que de momento no podemos vernos?

-No sé al menos debemos ir con mucho cuidado. Cuando salgas ve a la derecha y a dos calles veras un aparcamiento, ve al 103 y veras mi coche.

El salió primero y luego yo, le seguí a cierta distancia y gire la esquina justo en el momento que él se metía en el aparcamiento. Mirando los números baje un piso y me costó encontrar en un alejado rincón el 103, vi su coche y al apoyado en el mismo, aligere el paso y me abrace a su cuello.

-Hola golfilla, me has echado de menos?

-Mucho

-Pues demuéstramelo, súbete esa falda y enséñame tu coñito

Me puse ante él y sin pensármelo metí mis manos baja mi falda y tire de mis braguitas sacándolas por mis pies se las lance, el las cogió al vuelo y las llevo a su nariz, vi embelesada como aspiraba.

-Ya estas mojada?

-Si

-Demuéstramelo

Me acerque a él y cogiendo su mano la lleve entre mis muslos y con ella me frote la rajita ya chorreante.

-Ciertamente estas mojada.

Me dijo mientras sus manos en mis hombros me instaban a bajar y poniéndome de cuclillas, desabroche el botón de su pantalón y empecé a lamer su miembro sobre el calzoncillo tirante.

-Sácala necesito sentir tu lengua

No me hice derogar, baje el calzoncillo y empecé a recorrer la longitud de su polla, metiéndome el capullo en la boca, lo succione y oí un gemido, seguido de una maldición al tiempo que agarrándome del pelo empezó a meter su polla más en mi boca, no intente apartarme, no intente que fuera más despacio, solo me deje llevar por sus acometidas.

-Que locura estar en tu boca Alba. Nunca imagine verme en estas.

Saco su polla y me levanto, dándome la vuelta me apoyo en el capo y me la metió desde atrás, me encantaba sentir su polla abrir mi vagina, sentir como esta se contraía apretándosela.

Me cogió fuerte de las caderas y me follo, entraba y salía de mi coñito mientras mis fluidos le mojaban el pantalón y mis muslos. Me corrí salvajemente apretando mis tetas al capo de su coche.

Me dio la vuelta y sin dejarme reponer, subió una de mis piernas y el apoyo en el parachoques, se puso en medio y de nuevo se hundió en mí.

Me mordía el cuello, la piel de mi escote y me pellizcaba el culo atrayéndome aún más, sentía el golpeo de sus huevos en mi entrada y me volvía loca. No podía casi respirar y gemía como una posesa cuando tras un leve alarido se corrió en mi interior, dos fuertes chorros de semen me lanzaron a mí al orgasmo que estallo dentro de mí sin previo aviso doblándome las piernas y dejándome temblando como un flan.

Los dos teníamos aun las respiraciones entrecortadas cuando ambos móviles recibieron otro mensaje, lo abrimos al mismo tiempo para ver el mismo video.

En el Máximo me follaba tras la puerta del cuarto de contadores de rodillas como una perra me la metía y sacaba sin piedad.

-Estamos jodidos –dije asustada y llorando-

-Tranquila Alba no llores nena

Regresamos a casa cada uno por su lado, cuando entraba en la mía recibí un mensaje escrito.

-Hasta donde llegarías porque esto no se supiera?

-Que quiere? –le respondí-

No me contesto, pasaron los días y ni vi a Máximo, ni tuve más noticias de la persona del teléfono. Una noche volvíamos de cenar y nos encontramos con Máximo y su mujer que también venían de una cena, subimos juntos en el ascensor y nada más apretar el botón sentí su mano en mi  culo, mi marido hablaba con su mujer mientras yo nerviosa disfrutaba del calor de su mano y sentía su aliento en mi cuello, le deseaba. Por más que intentábamos mantenernos alejados cuando nos encontrábamos saltaban chispas entre nosotros.

Sin hablarlo y mucho menos pactarlo decidimos cada uno mantenernos alejados del otro, coincidimos en la calle, en la escalera y en una comida y siempre rodeados de gente evitamos quedarnos a solas.

Los dos sabíamos que no podíamos permitirnos que saliera a la luz, pero ¿hasta cuándo podríamos aguantar alejados?

No nos vimos durante las dos siguientes semanas, durante ese tiempo nos encontramos alguna que otra vez, siempre rodeados de familia.

Sin dejar de pensar en sus manos, en su boca, en su polla y en todo lo que me hacía sentir tome una decisión.

Llegue a la oficina casi al mediodía, fui directa al despacho de Alberto, el que no dio saltos de alegría al verme, pero tampoco lo pretendía. Tras la excusa de estar por la zona le dije sabiendo que reusaría si quería que comiéramos juntos, como supuse se negó alegando trabajo.

-Bueno, está tu primo Máximo en su oficina?

-Supongo por?

-Podrías por favor llamarle y decirle si le va bien este mediodía para ir a mirar el regalo de su esposa?

Alberto llamo y mientras hablaba con el recordé aquel día en que sin saberlo él se la chupe y me follo como un loco.

En diez minutos Máximo entraba en el despacho algo atónito al ver mi enorme sonrisa.

-Máximo es que mi marido me ha dado plantón para comer y tengo un rato, quieres y puedes que hagamos eso?

Sus ojos se iluminaron por mi juego de palabras que abarcaban un mundo, la duda cruzo su rostro pero solo duro dos segundos.

-Claro Alba, me harías un favor enorme, te invito a comer y luego lo hacemos. Quieres?

-Perfecto

Salimos juntos de la oficina sin escondernos, era normal que le ayudara a comprar un regalo dándole mi opinión como mujer. Nadie tenía por qué sospechar nada raro.

-Alba que pasa? –Me pidió ya en su coche-

-Máximo el otro día recibí un mensaje… -le conté lo que me decía de hasta donde…-

-Aun es peor que los anteriores este te amenaza de lleno. Yo no he recibido nada más.

-Pues ayer le daba vueltas a que deberíamos hacer

-Yo creo que deberíamos enfriar lo nuestro, alejarnos un poco

-Es lo que quieres?

-No Alba, no es lo que quiero pero si es lo que debo.

-Máximo necesito por una vez que me digas lo que quieres, sin valorar nada más que lo que quieres tú.

-Alba deberíamos ir a comer sin más como dos primos políticos y olvidar el resto, no puedo arrastrarte.

Fuimos a un restaurante conocido y nos mezclamos entre la gente. Mientras comíamos se acercaron dos clientes a saludarle y a ambos me presento como su prima.

Tras la comida volvimos al coche y nos mezclamos en el tráfico de la ciudad, en un semáforo Máximo me miro y bajando la vista a mis muslos, estiro la mano y acaricio mi piel, lentamente subió por la cara interna de mis muslos y suspiro. Yo note como se encendía la piel al paso de su palma y el deseo se concentraba entre mis piernas, mi sexo se humedecía ante esa simple caricia cargada de tensión sexual.

De repente salió del carril en el que estaba y colocándose en el otro giro a la derecha, miro a ambos lados y se metió en un aparcamiento que no logre ver de donde era.

Aparco y saliendo del coche lo bordeo, se colocó a mi lado y abriéndome la puerta me ayudo a salir.

-Sígueme pero no muy de cerca, si vieras algún conocido finge que vas sola.

-Bien

De repente supe dónde estaba y vi el fuego en su mirada, mis braguitas se mojaron más y mi cuerpo pedía a gritos sus caricias. No podía evitar desear a ese hombre por más que lo intentara.

Se acercó a recepción y pidió una habitación, la chica que le tomo los datos lo miro y me miro con discreción, pero sabiendo perfectamente de que iba la cosa, aunque el hotel era suficientemente distinguido como para saber tratar esas cosas.

Le entrego la llave y ambos fuimos juntos hacia el ascensor una vez dentro nos colocamos cada uno en un rincón, sin tan siquiera rozarnos, disfrutando de la corriente eléctrica que fluía entre ambos, el deseo se podía palpar, nuestras respiraciones irregulares dejaban entrever el esfuerzo sobrehumano por mantenernos alejados. Sentía mis pezones duros cuando él los miro, me dolía hasta el roce del sujetador y moría por sentir su boca en ellos.

Deje unos metros entre nosotros mientras el recorría el pasillo. Se giró, me sonrió y casi tuve que parar de andar.

Abrió la puerta y dejándola entreabierta entro, llegue a la puerta y la empuje para entrar y cerrar tras de mí.

Le vi de pie al otro lado de la habitación y me quede quieta donde estaba, quería disfrutar del placer que me causaba la anticipación.

Ambos estábamos cada uno a un lado de la cama mirándonos, empecé a desabrochar mi camisa lentamente mientras el miraba, luego desabroche mi falda y la deje caer al suelo, luego abrí mi camisa y la tire al lado de la falda quedándome solo en ropa interior. El parecía tranquilo, solo sus puños apretados a ambos lados denotaban su tensión.

-Te toca –le dije con una sonrisa-

Empezó con la corbata, luego desabrocho su camisa y el pantalón, este cayó al suelo como mi falda y él se quitó la camisa y la arrojó al suelo como antes había hecho yo. Se quitó los calzoncillos dejándolos caer también a sus pies. Su miembro erecto captaba totalmente mi atención y al darse cuenta, con una mano lo agarro y empezó lentamente a meneársela. Yo me relamía mirándole, me pareció súper erótico ver como no escondía su excitación. Respiraba entrecortadamente cada vez que su mano subía y bajaba. Me arrodille en la cama sin dejar de mirarle hipnotizada.

-Me vuelves loca Máximo

-Acércate un poquito nena

Apoyando mis manos en la cama me acerque hacia el como una gata en celo, movía lentamente las caderas mientras me acercaba a unos centímetros de su polla, gire un poco la cabeza y sacando mi lengua lamí sus testículos, un gemido ronco salió de su garganta mientras su mano seguía, metí sus testículos en mi boca y succione mientras con mi lengua los golpeaba levemente moviéndolos. Los solté y sacando la lengua lamí esas gotas que ya aparecían en el glande, separe los labios y deje que su polla resbalara dentro de mi boca, lentamente lleno mi boca mientras el agarrándome de la cabeza me instaba a seguir.

Sus dos manos en mi cabeza y sus caderas imprimían el ritmo de mi mamada. Disfrutaba cada segundo, excitándome al darle placer, sabía que él estaba tan perdido como yo.

-Nena tu sí que me vuelves loco, no dejes de chuparme por favor, necesito correrme ahora preciosa o no podré seguir.

Succione con más fuerza, golpee con mi lengua la punta de su miembro y enseguida sentí su semen en mi garganta. Trague cada gota de su preciado néctar.

Jadeaba mientras se vaciaba en mi boca, agarrándome fuerte la cabeza, al acabar saco su polla de mi boca y seguí lamiéndolo un minuto más.

Me empujo en la cama y me tumbo arrodillándose a mi lado subió mis manos por encima de mi cabeza y empezó a acariciar con la yema de sus dedos mis brazos, tras sus dedos su lengua mojaba mi piel dejando un rastro de calor húmedo que me enloquecía, jadeaba y gemía.

-Estate quieta golfilla, quiero encender tu cuerpo hasta que no puedas pensar en nada que no sea mi polla estrellándose en tu interior.

Intentaba estarme quieta mientras él siguió de mis brazos a mis pechos, igualmente primero sus dedos y luego su boca. Tras unos minutos dejo mis pechos y siguió por mi estómago y bajando lentamente, esquivo mi pubis y lamio mis ingles bajando por mis muslos, mis piernas y por ultimo agarrando mis pies lamio cada uno de mis dedos, se los metía en la boca y succionaba mientras mi cuerpo se deshacía fundiéndose en un calor insoportable que confluía entre mis piernas matándome de placer. Dios adoraba a ese hombre que me hacía tocar las nubes con las yemas de mis dedos.

Cuando termino con mis dedos, me dio la vuelta y empezó el camino de vuelta, subió por mis tobillos, mis piernas, mis muslos y llego a mi culo, lo lamio y mordisqueo antes de abrirme y lamer mi rajita, busco mi agujerito relajado y metía y sacaba su lengua dilatándome, enloqueciéndome y haciéndome gritar de placer. Tras su lengua un dedo hurgo hasta meterse en mi interior, luego un segundo y empezó a entrar y salir mientras yo gemía mordiendo las sabanas, separo más mis muslos y con la otra mano busco mi clítoris lo froto antes de penetrarme mis dos orificios al mismo tiempo, al mismo ritmo hasta que estallo todo a mi alrededor y un orgasmo me partió en dos.

Me dio la vuelta y subiendo mis rodillas a mi pecho empezó a penetrarme, su polla abría mis carnes acariciando las paredes de mi vagina tan despacio que gritaba y lloraba de placer.

-Cielo mío ardería en el infierno ahora mismo antes de renunciar a esto

Empujo fuerte y salió despacio solo para volver a meterse bien adentro, levante las caderas y le recibí una, dos, tres… diez y salió respirando con dificultad, se apartó y se sentó en la cama intentando controlarse y yo me levante de la cama, di la vuelta y agarrándome a su cuello me abrí y puse una rodilla a cada lado de él clavándome en su polla, el me agarro del culo y clavándome sus dedos me movió, me subía y me bajaba.

-Si mi niña cabálgame despacito, apriétame en tu interior.

Pegue mi pecho al suyo y me abrazo fuerte mientras yo movía la pelvis y le apretaba, me moví a mi antojo hasta que me corrí de nuevo.

Sabía donde quería estar él y quería dárselo todo, cuando pude me levante y poniéndome como una perrita le dije:

-Fóllame el culo, quiero sentir tu semen bien adentro

No necesite decirle más, se levantó y agarrando mis caderas empezó a metérmela suavemente resoplando empujaba y empujaba, notaba el escozor y como me dilataba. Un empujón más y estuvo completamente dentro de mí. Se quedó parado y luego empezó a mover lentamente las caderas, acelerando poco a poco, se agarró a mis pechos y siguió empujando con desesperación.

-Voy a correrme Alba

-Si Máximo, córrete llena mi cuerpo de ti.

Empujo tres veces más y se derramo dentro de mí con un rugido salvaje, empujo dos veces mas y perdió las fuerzas desplomándose sobre mi espalda, me deje caer con el encima, escuchando su agitada respiración. Metió su mano debajo de mi cuerpo y sin salir de mi culo y con este lleno de su semen masajeo mi clítoris hasta que volví a correrme quedándome vacía y plenamente saciada.

Se apartó y pegándose a mi espalda dejo que saliera su miembro solo, no se apartó ni cuando sonó su móvil, no hizo caso hasta que se oyó también el mío y ambos nos miramos tristemente sabiendo lo que era.

-Maximo me da igual quien sea, hare lo que me pida, pero no me alejes de ti, no me niegues esto. sea lo que sea lo que pida no sera peor que estas semanas pasadas.

-Alba...