¿Me convertí en tu puta por pagar una deuda? 2

Dios miooo. Esa voz la conocía, empecé a pensar en milésimas de segundo en la nota Nunca le había visto ni así de excitado, ni así de empalmado y por supuesto jamás le había oído hablar así. Busque a Máximo y le maldije con la mirada al conocer esa voz

Desde el episodio del hotel no había vuelto a verle. Tardé tres días en volver a la normalidad y diez días después no sabía nada de él.

Esa noche había barbacoa y no me apetecía nada bajar, sabía que Máximo estaba de viaje. Cuando baje estaban todos hablando en grupos, me añadí a ellos y charlábamos de cosas triviales cuando me acorde del vino.

-Subo a por el vino –les dije en general-

Pase por la gran sala-comedor y salí al ascensor, mientras esperaba note unas manos en mi cintura y no tuve que girarme para saber quién era, su olor, su calor, toda su presencia me envolvió haciendo que mi cabeza diera vueltas.

-Hola putita mía.

Me cogió de la muñeca y tirando de mí subimos el primer tramo solo de escalera, me apoyo a la pared y devoro mi boca hambriento. Sus manos bajaron a mi culo y me aplasto la pelvis contra su erección.

-Te deseo Alba, ahora. No puedo esperar

Apoyándome en la barandilla se puso tras de mí y subió mi largo vestido, bajo mis braguitas a medio muslo y con su mano en mi espalda me bajo doblándome, luego tiro de mis caderas y desabrochándose libero su miembro completamente erecto y agarrándosela la paseo entre mis piernas, mojándosela con la humedad de mi sexo, que ya reclamaba ser poseído por ese trozo de carne deseada., puso en glande en la entrada y me dijo al oído.

-Puta estas siempre tan caliente y mojada que me vuelves loco de deseo

Empujo y de un solo golpe de cadera me penetro completamente, oí abajo como alguien salía del salón y la voz de mi suegra diciendo que volvía enseguida.

Máximo arremetía dentro de mi vagina en un rincón, tan solo diez escalones nos separaban de mi suegra y eso junto con los días que habían pasado estaba poniéndome a mil, notaba como mi vagina chorreaba en su polla.

Cuando se metió en el ascensor máximo descargo la palma de su mano en mi culito y note enseguida el escozor.

-Puta casi nos ha pillado y tú no dejas de incitarme con ese coñito que tienes.

Volvió a dejar caer su mano aún más fuerte sobre la zona ya dolorida por la primera y dos veces más hasta que el ascensor paró no dejo de darme cachetes.

-Me gusta ver tu culo rojo, dejarías que te hiciera cualquier cosa con tal que siguiera dándote polla, eres una golfa caliente y excitante como ninguna. Por fuera pareces recatada y hasta fría, pero yo cada vez que te miro recuerdo el calor que desprende tu coñito.

Sus roncas palabras, sus fuertes arremetidas, su boca en mi cuello y sus dedos hurgando entre mis pliegues me llevaron al éxtasis total.

-Si golfa así me gustas, córrete y mójame, mientras aprietas mi polla. Quiero que lleves tu coñito lleno de mi semen toda la noche mientras cenamos con ellos.

Pellizco de nuevo mi clítoris aun inflamado de deseo y mil escalofríos recorrieron mi columna.

-Otra vez zorrita ven conmigo de nuevo

Froto mi botoncito mientras empujaba fuerte y bien adentro y yo estalle de nuevo sintiendo al segundo como su caliente semen me llenaba.

Subí a casa casi cantando, me seque un poco dejándome húmeda por dentro, me gustaba sentirme así.

Al bajar un segundo después no oí como la figura que de nuevo había sido testigo de nuestro encuentro entre las sombras regresaba a su sitio.

Tres días después me había quedado con mi suegra y ambas fuimos a la tienda de la mujer de Máximo, no estaba cómoda con esa mujer, nunca lo había estado. Pero ahora menos que nunca.

Todo era demasiado pretencioso para mí, pero me obligue a comprarme un vestido de pequeñas flores veraniego para quedar bien. Salimos las tres juntas y esta se apuntó al almuerzo en un céntrico restaurante, donde casualidades de la vida nos encontramos comiendo a mi marido, mi suegro, el suegro de ella y como no, Máximo.

Mire hacia su mesa y no me sorprendió ver a Máximo dominando la conversación, tres hombres más además de ellos escuchaban sin inmutarse sus explicaciones embelesados, de repente allí de pie recordé al Máximo despeinado arremetiendo dentro de mi gimiendo de placer, recordé a máximo entre mis piernas lamiéndome y me puse cachondísima, allí en medio de cincuenta personas él se giró, me miro y los dos supimos mi estado de calentura.

Tras saludarles notaba el ardor entre mis piernas, deseaba a ese controlado hombre de negocios entre ellas dándome placer y obteniéndolo. Sé que él veía en mis ojos lo que estaba pensando, nos despedimos y fuimos a nuestra mesa, antes de sentarme me disculpe y fui al baño. Cual sería mi sorpresa cuando en el largo pasillo una mano desde atrás agarro mi muñeca y tiro de mí metiéndome en el baño de hombres. Tras mirar a ambos lados, me llevo a un reservado y cerrando tras de mí se lanzó a lamer mis labios, mi cuello y abriendo mi camisa mordió el comienzo de mis pechos, los saco sobre el sujetador y mordió los pezones antes de succionarlos. Se sentó en el baño y saco su polla

-Chúpamela puta como has pensado antes, no puedes mirarme así ante toda esa gente y pretender que me controle, hubiera podido follarte delante de tu marido sobre la mesa.

Lamí su glande y lo succione antes de lamer toda la base de esa polla deseada, durante tres minutos no hice nada más que lamerlo y acariciar sus huevos.

-Ya golfilla o vas hacer que me corra antes de darte tu merecido. Sube, siéntate y clávatela

Me abrí de piernas poniendo una a cada lado y el apartando mi braga la llevo a la entrada, me agarro de las caderas y me empujo para que quedara empalada sobre él. Mordió mis tetas y el lamio mientras agarrándome del culo me movía sobre él.

-Nena así mueve tus caderas, que morbo me da follarte tan cerca de todos, ninguno podría imaginarse lo puta y golfa que eres. No pares nena voy a correrme

Justo entonces un ruido nos hizo callar prudentemente, pensamos que alguien entraba, pero no era así, alguien salía para regresar a su sitio sin que se notara que de nuevo había disfrutado de nuestro sexo en directo.

Apretó mi culo con sus manos y estalle mientras su boca atrapaba la mía y sentía también su orgasmo. Cada polvo era mejor que el anterior, era todo tan morboso que pasaba el día excitada esperando el siguiente.

Regrese contenta a la mesa, mientras a lo lejos sentía sus miradas. Antes de irse pasaron a despedirse y note su mano en mi hombro, la apretó contra mi carne y hasta eso me pareció excitante viniendo de él. Jamás imagine sentirme así con un hombre, mis hormonas a flor de piel gritaban que querían más y más sexo y jamás imagine ni de lejos que eso lo provocaría el primo de mi marido.

Dos semanas después y tras uno de sus viajes me cito en un hotel, yendo hacia allí recordé la última vez, el viejo, los ojos de Máximo furiosos y excitados, su follada después…

Llegue y vi la nota.

“Date una ducha y rocíate completamente con el perfume que encontraras allí, luego desnuda siéntate en la cama y ponte la venda en los ojos y la peluca, luego espera mis órdenes”

Hice lo exigido y un cuarto de hora después estaba sentada en la cama, tenía los ojos tapados y la peluca me picaba horrores, pero no me moví. Lo oí entrar y enseguida su olor lleno mis sentidos.

-Ven golfita, hoy traigo a otro amigo al que debes satisfacer.

Se acercó a mi oído y solo para que yo lo oyera dijo.

-Haz que se corra rápido que me muero por follarte, no digas una sola palabra.

Me cogió de la mano y me dijo ahora ya fuerte:

-arrodíllate puta y chupa su polla.

Note sus piernas y me coloque entre ellas, busque una polla y agarrándola empecé a menearla lentamente, luego acelere el movimiento y baje mi cabeza busque el glande y lo succione fuerte, lamí la base, mientras mi mano subía y bajaba sin descanso.

Oía sus gemidos y notaba su polla erecta crecer más en mi boca.

-Mueve solo tu cabeza. Te gusta su polla?

Asentí, quería contentarlo, quería que ese otro hombre se corriera rápido para poder follar con Máximo. Por ello me incorpore y coloque esa polla entre mis pechos y empecé a menearlos agarrándola, lamia la punta cuando aparecía.

-Muy bien puta, pero está a punto de correrse y quiero que te folle ese coñito que tienes.

Me ayudo a levantarme y a colocar mis piernas a ambos lados de las del hombre dándole la espalda, este agarrado a mi cintura tiraba de mi mientras yo colocaba su miembro apoyado al mío y fui bajando lentamente, el gemía fuerte cuando mi coñito succionaba su polla, que no me llenaba como la de Máximo.

-Así golfilla, clávatela lentamente, que sienta como tu coñito lo engulle.

Me la metí hasta el fondo y empecé a mover las caderas sin salir como Máximo me había enseñado. No me levantaba solo meneaba las caderas sintiendo la polla abriéndome por dentro. Baje mi mano y agarre sus pelotas, tire de ellas levemente y me moví. El hombre daba pequeños gritos de placer mientras estrujaba mis tetas, era más suave que el viejo aquel.

-Lo tienes a punto preciosa –me dijo en mi oído antes de decirle a él fuerte- no te corras dentro de ella

El hombre apenas podía emitir sonidos, menos palabras. Solo se opina gemidos y yo me sentía poderosa, meneaba mis caderas rápido llevándolo poco a poco a un camino sin retorno.

-Sal nena o te llenara de leche, está a tope.

Me arrodille de nuevo y apoye para situarme las manos en sus muslos, los separe y metiéndome su polla en la boca succione fuerte mientras le masturbaba.

-La chupa bien mi puta?

-Es una máquina, me ha vuelto loco el movimiento desenfrenado de su pelvis y ahora su boca me lleva al paraíso, me muero por rociarla con mi semen.

Dios miooo. Esa voz la conocía, empecé a pensar en milésimas de segundo en la peluca, en los ojos vendados, en el estar callada…

Tire de la venda al tiempo que notaba su semen llenar mi boca, mis labios, mis tetas quedaron llenos del semen de MI MARIDO.

Este gritaba y aullaba también con una venda en los ojos sin soltarme la cabeza

-Me corro puta, no dejes de chupármela

Nunca le había visto ni así de excitado, ni así de empalmado y por supuesto jamás le había oído hablar así. Busque a Máximo y le maldije con mi mirada mientras lamia el semen de la polla de mi marido y desaparecía en el baño.

Un rato después se abrió la puerta y yo aún estaba sentada en un rincón en el suelo, humillada y llena de semen aun.

-Eres un cabrón Máximo

-Lo se Alba, te lo dije. Te advertí que no sería tu jodido novio… te dije que no iba a ser fácil satisfacerme…

-Quien creía que era?

-No lo tiene claro, le dije que podía prestarle la mejor puta que había conocido si se la follaba ante mí y con los ojos tapados, no quería que supiera quien era, ni que ella tampoco lo supiera. Te duele su infidelidad?

-No

-Me odias ahora Alba?

-Si

Odiaba como me hacía sentir, odiaba a ese despreciable hombre y aun así le deseaba. Me hacía daño y yo quería montarle, me insultaba y yo quería besarle, me pegaba y yo quería darle placer.

Tiro de mis tobillos y tumbándose sobre mí en el suelo del baño se metió entre mis muslos y buscándome con su polla me penetro al encontrarme, aún estaba manchada, pero no le importó me penetro con fuerza hasta que la cabeza me daba vueltas y me corrí abrazando sus caderas con mis piernas, él no hablaba, solo miraba fijamente mis manchadas tetas y mis labios secos.

Cuando deje de temblar me dio la vuelta y separando los cachetes de mi culo lo lamio, mojo la entrada y apoyando un dedo empezó a penetrarme mientras la otra mano me mantenía inmovilizada pegada a las baldosas frías del baño. Se colocó de nuevo entre mis piernas y sacando sus dos dedos de mi culito empezó a empujar, su glande me abrió y sentí más escozor que con sus dedos, pero empujo hasta meter la mitad, volvió a colocarse y de un movimiento me la metió del todo abriendo mi culito, me dolía.

-Despacio Máximo

-Alba necesito dominarte, sacas el animal que hay en mí y terminare jodiéndote la vida, pero no puedo parar, ya no es como hacerlo. Sé que te hago daño físico y mental

-No pares –le dije agarrándolo del culo- no dejes de follarme Máximo, te lo suplico.

Su polla abría mi culo dolorido por sus tremendas arremetidas y yo me fundía ya no recordaba su humillación, solo podía pensar en el deseo recorriendo mis entrañas, en como el líquido caliente salía de mi cuerpo y mojaba mis muslos y me corrí.

-Voy a correrme Alba, deberías huir de mí, deberías alejarte antes de que sea demasiado tarde

Me dijo entre gemidos mientras se vaciaba en mi interior y caía derrotado sobre mí. No nos movimos durante mucho tiempo, luego él fue el primero en levantarse y meterse en la ducha, me uní a él y me abrace a su espalda disfrutando de su cercanía, él se apoyó en las baldosas y mis lágrimas se mezclaban con el agua que nos mojaba a ambos, se giró y me enjabono con sus manos, acariciando cada milímetro de mi piel, yo hice los mismo con su cuerpo, frote su espalda con mis manos llenas de jabón, luego su pecho y arrodillándome masajee sus muslos y sus piernas hasta llegar a sus pies, que cogí y los lave sin prisas, disfrutando de su piel, de su calor, de su relajación. Luego aclare toda la espuma de los dos y salió de la ducha, seque su piel mientras el secaba la mía y ambos salimos del baño. Él se tumbó en la cama y vi su pene erecto de nuevo.

-Ves en lo que me he convertido?

-Me gusta lo que veo, me enloquece lo que eres

Le dije subiéndome a la cama, agarrándome del cabecero y metiéndome toda su polla, moví las caderas y la abrace fuerte con los músculos de mi vagina mientras él me miraba serio.

-Cuando te lo follabas quería matarle, quería destrozarle hasta que note como me apretabas las manos cuando te ayude, entonces me excite. Mi polla casi revienta mi pantalón cuando supe que solo te lo follabas para que yo te follara después.

-solo eso me hacía mover las caderas, la lengua, la mano, solo mi premio final me excitaba.

-despacio Alba, quiero aprovechar cada minuto y saborearlo.

Follamos como nunca lo habíamos hecho, excitándonos lentamente y no cambie de postura, no me pellizco ni me pego solo frotando nuestros sexos nos corrimos ambos otra vez. Luego me dormí y me despertó el despertador de mi móvil que por supuesto el había puesto. Me desperece y vistiéndome recordé la noche y supe que haría cualquier cosa que ese hombre me pidiera, porque solo con él era realmente yo.

Regrese a casa muy tarde y él estaba abajo.

-te esperaba, sube a casa, quería comprobar que llegabas bien. Gracias por esta noche, ha estado realmente bien, todas las versiones de ti me encantan.

De nuevo regrese feliz a casa sin prever la que se avecinaba, sin imaginar lo que me esperaba, nada me había preparado para el precio que debería pagar por mantener lo que tenía con Máximo.

¿Estaría dispuesta a pagar el elevado precio que descubriría en los próximos días?