Me convertí en mujer para hacer feliz a mi mamá.
Javier decide vestirse de mujer para que su mamá pueda disfrutar en su cumpleaños de la hija que nunca tuvo y que siempre deseo.
Me convertí en mujer para hacer feliz a mi mamá.
Mi nombre es Javier, vivo con mi mamá en un humilde barrio de Lima. Nunca conocí a mi papá, ya que por lo que me ha contado mi mamá fue una aventura de una noche y después nunca tuvo contacto con él.
A pesar de no tener muchos recursos económicos mi mamá se esfuerza paea que yo pueda estudiar y trabaja todos los días cerca de doce horas limpiando casas y cuidando personas para poder traer comida a casa. Los fines de semana suele tener menos trabajo y aprovechamos para pasar el día juntos y hablar de nuestras cosas.
Era domingo y estabamos en casa descansando. Mi mamá empezó a enseñarme fotos de cuando era un bebé.
Mamá, ¿porque me ponías esos trajes rosas?, le pregunté.
Javier, cuando estaba embarazada, los médicos me dijeron que iba a tener una niña, a mi me hacía muchísima ilusión tener una niña y antes de que naciera con los pocos ahorros que tenía fui comprandote los trajecitos para vestirte. Cuando naciste y me dijeron que habías sido un niño, no te voy a mentir, me llevé una desilusión ya que siempre había deseado una niña y hoy en día a pesar de quererte muchísimo Javier sigo teniendo la espina de no haber tenido la niña que desee.
Continuamos viendo fotos en las que iban pasando los años y yo cada vez era más mayor, hasta que se hizo tarde. Mama se puso a preparar la cena y después me acosté.
Llegó el Viernes y el Sábado era el cumpleaños de mamá y no tenía dinero para comprarle un regalo y no sabía que regalarla. Una vez acabadas las clases, de vuelta a casa, comencé a pensar en lo que me había dicho el fin de semana anterior que aún hoy en día seguía con la espina de no haber tenido una niña en casa y como para mí mi mamá lo era todo pensé en vestirme como una chica para que ella pudiera, disfrutar el momento. Como no tenía dinero para comprarme ropa, me fui a casa de mi prima Leyre con la que tenía una confianza absoluta y le conté mi idea, a Leyre le pareció una idea estupenda y me prestó un par de braguitas, dos sujetadores, unas medias, zapatillas de estar por casa, unos zapatos de tacón así como dos vestidos, uno muy corto que me permitiría mostrar las piernas y otro un poco más largo.
- Bueno con esto ya tienes para el primer día Javi... Me pasaré por vuestra casa a última hora de mañana y si es necesario te llevo alguna prenda más.
Leyre y yo éramos de una altura y peso parecidos por lo que toda la ropa que me había dado estaba seguro que me valdría.
Dos cosas más Javi...
Si Leyre, dime...
Tendras que elegir un nombre de chica para sorprender a tu madre, ¿que te parece Sandra?
Me encanta ese nombre, Leyre
Perfecto Sandra. Y lo segundo vamos al baño y te quitas la ropa para que te depile el cuerpo y las piernas, una chica guapa como Sandra no puede llevar ningún pelo.
No hace falta Leyre, lo haré yo en casa....
No, Sandra, si te viera tu mamá estropearias la sorpresa, vamos...
Yo tenía confianza ciega en Leyre pero nunca me había quedado desnudo delante de ella y la situación me provocaba un poco de nerviosismo pero no hubo manera de disuadirla.
Entramos en el baño y rápidamente me quitó la camiseta y a continuación me bajó los pantalones y los calzoncillos, me descancé y saque la ropa por mis pies. Estaba desnudo delante de Leyre y mi cara estaba más Roja que un tomate.
- No te pongas colorada Sandra, ni que fuera la primera chica que te ve desnuda... ¿O soy la primera chica que te ve así?
Yo me puse aún más rojo y asentí con la cabeza.
Bueno, no pasa nada, continuó Leyre, mientras miraba fijamente mi miembro.
Lo tengo muy pequeño ¿verdad? , le dije avergonzado.
Si, la verdad es que si pero así Sandra lo tendrá mucho más fácil para disimularlo, dijo Leyre mientras me guiñaba un ojo en gesto de complicidad.
Precisamente comenzó a depilarme por mi zona íntima. Mientras pasaba la cuchilla con una mano con la otra sujetaba mi pene y yo notaba como se ponía juguetón y comenzaba a crecer.
Leyre se reía, bueno parece que el pequeñin quiere crecer un poco aunque sigue siendo poca cosa.
Después continuó depilandome las piernas para pasar después la cuchilla por mi pecho, espalda, culo y axilas. Una vez completamente depilado, abrió el grifo y comenzó a limpiarme con el agua. Mi pene estaba cada vez más excitado y en ese momento Leyre comenzó a quitarse la ropa se desnudo y se metió en la bañera y comenzó a acariciar mi pene. Yo comencé a besarla y en ese momento sonó la puerta. El padre de Leyre estaba entrando en casa.
- Corre Sandra secate y vistete que no nos vea así mi padre.
Nos vestimos corriendo y salude a mi tio y después de unos minutos marché para mi casa con la ropa que me había preparado Leyre.
En ese momento iba todo confundido, por una parte me iba a transformar en Sandra para dar una alegría a mi madre pero por otro lado había estado muy cerca de tener mi primera relacion sexual con mi prima Leyre y por culpa de la llegada de su padre todo había acabado precipitadamente.
Cuando llegué a casa ya estaba mamá
Hola mamá ¿que tal todo?
Hola hijo, todo bien, ¿que traes en esa bolsa?
Nada, cosas mias mamá.
Enseguida me fui a mi cuarto y escondi la ropa que me había dado Leyre para que mi mamá no la viera.
Cenamos como todas las noches y tras un rato hablando los dos, le di dos besos a mi mamá y le fui a dormir.
Me desnude y me miré mi cuerpo sin un solo pelo, me miré el pene y verlo ahí sin pelos y tan pequeño que parecía el de un niño de 8 años, me puse el pijama y deje preparadas las braguitas, sujetador y el vestido corto que me había dejado Leyre para cuando me levantara a la mañana siguiente.
Esa noche dormí poco nervioso por ir a vestirme de mujer a la mañana siguiente. Siempre me había llamado la atención el hacerlo pero nunca lo había llevado a la práctica y sobretodo por haber perdido la oportunidad de tener mi primera relacion sexual con mi prima Leyre.
Me levante, me quité el pijama y volví a mirarme al espejo comprobando que no tenía ni un solo pelo. Cogí las braguitas y me las puse, afortunadamente como mi pene era pequeño casi no se marcaba, las bragas eras muy suaves de algodón y me llegaban casi hasta el ombligo, siempre pensé en mi prima Leyre usando unas braguitas tipo tanga y no un modelo tan grande que más parecían de persona mayor. Me abroche el sujetador pro delante y luego lo gire y metí los brazos y me volví a mirar al espejo, finalmente me puse el vestido que me tapaba poco más del culo, debía llevar cuidado con los movimientos que hiciera pues en ese caso se me verían las bragas.
Me puse las zapatillas, eran abiertas por el talón y también en los dedos y tenían Luna cuña que levantaba unos 3 centímetros. Me miré al espejo y me gustó lo que vi y me fui rauda a felicitar a mamá.
- Muchas felicidades mamá.
Cuando mi mamá me vio se quedó sorprendida.
Pero... Y esto...
Mamá siempre deseaste tener una niña pues por tu cumpleaños aquí tienes a Sandra para que puedas disfrutar de tu hija.
Mi mamá se abrazó a mi y comenzó a llorar.
- Gracias Sandra, es el mejor regalo que me has podido hacer por mi cumpleaños.
Desayune y como todos los sábados mamá y yo solíamos acudir al mercadillo de la ciudad a comprar algo de fruta.
- Me cambio el calzado y vamos mamá.
Corrí a mi cuarto y me puse los zapatos que me había dejado Leyre, la sensación de andar con tacones era muy grata pero sabia que al rato de llevarlos andaría cansado.
La sensación al salir de casa vestido de chica por primera vez era muy excitante. Vi como unos chicos me miraban las piernas cuando pasamos cerca de ellos camino del mercadillo.
¿has visto como te miraban esos chicos Sandra?
Si mamá, lo he visto.
Caminamos hasta el mercadillo y antes de llegar al puesto de frutas donde mamá siempre compraba paró en un puesto de ropa. Enseguida una gitana muy amable se acercó a nosotras.
¿Les puedo ayudar en algo?
Si, por favor, estaba buscando algo de ropa para mi hija. Un vestido fresquito ahora que llega el verano, también alguna camiseta de tirantes y algún short y algunas braguitas.
La gitana rápidamente empezó a sacarnos vestidos. Cogiendo uno de gasa que se veía muy fresquito me lo acercó y me dijo, pasa aquí detrás de estas cortinas y pruebatelo, veras que bien te queda.
Yo empezaba a excitarme, cogí el vestido y pase detrás de unas sabanas que tenía colgadas allí en el puesto y me quité el vestido que llevaba en ese momento la gitana corrió la sabana para ver qué tal me quedaba viéndome en ropa interior. Yo me puse toda roja y no supe como reaccionar, la gitana empezó a observarme y dijo: espera no te pongas el vestido aun te traere algun conjunto de braguita y sujetador para que te los pruebes. Al momento vino y sin decir nada comenzo q desabrocharme el sujetador y me bajó las bragas.
En ese momento la gitana se rio y me dijo no te preocupes, a pesar de esto vas a estar muy mona con este conjunto que te he traído. Allí estaba yo desnuda delante de la vendedora y solo tapada con una sabana de la multitud de gente que paseaba por el mercadillo. Me puse unas braguitas brasileñas que había traído la vendedora y un sujetador con relleno y después el vestido de gasa. La verdad es que me quedaba muy bien y también me acercó unas sandalias de tiras con un tacón de unos 5 cm cuando salí de detrás de la sabana vi que a mí mamá se le iluminaron los ojos y dijo. Después me fui detrás de la sabana para probarme el otro vestido y los shorts y las camisetas, la gitana ya había cogido confianza y durante todo el tiempo estuvo allí dentro conmigo viéndome como me desnudaba y me vestía con cada una de las ropas.
a mi madre le gusto todo lo que me probé y dijo.
Nos lo llevamos todo, Ponte el vestido de gasa que te queda espectacular Sandra.
Volví a cambiarme y nuevamente la gitana pudo verme desnuda ya me estaba acostumbrando a ello.
La gitana guardo mi ropa en una bolsa y en otra bolsa metió el otro vestido, los shorts vaqueros y una camiseta de tirantes y tres pares más de bragas y sujetadores. La gitana me miro y guiñandome un ojo cogió un par de tangas y metiendolos en la bolsa dijo.
- Estos de regalo para la chica por todo lo que me han comprado.
Mi mamá pago y nos fuimos a por la fruta, de vuelta a casa continuamos hablando.
Mamá, no hacia falta que te hubieras gastado tanto en ropa, con la que me prestó Leyre era suficiente.
- Sandra, tienes que tener ropa de quita y pon y no puedes depender de tu prima, su ropa se la tienes que devolver.
En mi interior comenzaba a darle cuenta que lo que yo había hecho como algo puntual para el cumpleaños de mi mamá, ella lo había tomado como algo permanente e iba a ser muy difícil decirle que volvería a ser un chico.
Por la tarde vino a casa Leyre, en cuanto me vio me sonrió y dijo que estaba guapísima. Le preparé la ropa que me había prestado en una bolsa y le dije que se quedara a dormir.
Sandra, sabes que no tenemos habitación de invitados, ¿donde va a dormir?.
Si quiere quedarse puede dormir en mi habitación, cabemos las dos en mi cama.
Leyre dijo que le parecía bien y mi mamá aceptó de buen agrado.
Un rato después de cenar les dije que me iba a la cama. Leyre al oírlo dijo que ella también se venía.
Entramos a la habitación y me quite el vestido, Leyre enseguida se acercó y comenzó a desabrocharme el sujetador, a continuación me bajo las bragas y cuando ya estaba desnuda fui yo quien le comencé a subir la camiseta, después le desabroché los shorts y le quite el sujetador y las bragas, comenzamos a besarnos hasta que Leyre que tenía mucha más experiencia en relaciones se echó en la cama y yo me coloque encima de ella, introduje mi pequeño pene en ella y pude ver cómo ella me pedía más movimiento. Yo me corrí enseguida y Leyre se quedó con las ganas, mi primera experiencia no había sido tal como lo había imaginado
Supongo que te he fallado Leyre.
Tranquila Sandra. A partir de hoy empiezas una nueva vida en todos los sentidos, vas a tener la misma sensación muchas veces. No te preocupes que te ayudaré. Ya veras como el próximo día lo haces mucho mejor.
A la mañana siguiente me levanté y me fui a duchar, al volver a la habitación Leyre me hizo ponerme uno de los tangas que me había regalado la gitana y el short y la camiseta de tirantes. Salimos a desayunar y tras ello Leyre dijo que se tenía que ir a su casa.
Yo solo estaba pensando en que llegará el siguiente fin de semana.