Me convertí en la puta de mi familia.

El vivir apretados en una casa muy chica con mis tíos y mis primos, me llevó a convertirme en la puta de mi familia.

Hola me llamo Sandra, tengo 19 años, morena clara, mido 1.53, peso 51 kilos, cabello negro, largo y ondulado.

Mi familia siempre ha sido humilde, por esa razón mi casa es muy chica, apenas 80 metros cuadrados de los cuales a cada familia le tocaba un cuarto de 20 metros, compartiendo baño y pasillo. Por lo cercano de los cuartos, se llegaba a escuchar cuando alguna pareja se ponía a coger, además de que era muy común que llegáramos a encontrarnos en ropa íntima al salir o entrar al baño.

Varias veces vi en calzones a mis tíos, incluso alguna que otra vez pude ver sus penes rodeados con muchos pelos. Por supuesto que también ellos llegaron a verme en calzoncillos, aunque no recuerdo que me hayan visto desnuda, pero en ese tiempo yo era muy joven y descuidada como para acordarme.

Yo vivo en el tercer nivel ya que en el primero vive la familia de mi tío Vicente, en el segundo la de mi tío Esteban, y en el tercero y último, nosotros, la familia de mi mamá Viviana. Siendo ellos los tres hermanos.

Me acuerdo que desde muy chica mis tíos solían ser muy cariñosos conmigo, me abrazaban y me acariciaban por todas partes. Yo era muy ingenua para entender lo que realmente pasaba, se me hacía muy natural que me sentaran en sus piernas, sobre su miembro viril, me besaran, me acariciaran las piernas e incluso metían su mano bajo mi falda como no queriendo para tocar mi intimidad.

En ese tiempo vivíamos muy amontonados pues solo existía el primer nivel de la casa. En mi época de secundaria construyeron los otros dos niveles. Por esa razón ya no eran tan comunes los manoseos de mis tíos sobre mí.

Siempre me ha gustado vestir muy coqueta, y en esa época cuando las hormonas se nos exaltan fácilmente, con mayor razón. Me gustaba que los hombres se fijaran en mí, y por supuesto que mis tíos no eran la excepción.

Principalmente mi tío Vicente que en ese tiempo tenía 34 años, solía estar atento a mi llegada de la escuela, según para saludarme, aunque yo sabía que en realidad lo hacía para darse un taco de ojo mientras me veía subir las escaleras pues varias veces lo sorprendí embobado mirándome los calzones bajo la falda.

Me encantaba sentirme observada y deseada por él, al punto que en varias ocasiones antes de entrar a la casa, me levantaba aún más mi falda escolar que de por sí era corta, solamente para excitar a mi tío quien solía recibirme con un beso y un abrazo que incluía un arrimón de su verga sobre mi trasero o mi tesorito. Me sorprendía cómo se le paraba muy rápido tan solo con verme.

Casi siempre buscaba entretenerme para seguir con sus arrimones, yo hacía como que no me daba cuenta pero en realidad sentía claramente toda su verga dura y erecta entre mis nalgas o entre mi rajita.

Aunque todavía yo era algo inocente, ya me daba cuenta de la excitación que yo provocaba en él, no sé por qué pero eso me daba mucha satisfacción, además de que me encantaba que fuera muy atento y cariñoso conmigo, de hecho en muchas ocasiones llegó a invitarme a pasar a su cuarto según para platicar o para comer, hacía lo posible para convencerme pero yo siempre me negué pues me daba miedo que intentara abusar de mí pues si tan solo con verme bastaba para que se excitara, quien sabe que pasaría al tenerme solita en su cuarto.

Con el paso del tiempo y con el descubrimiento de mi sexualidad, ese gesto de mi tío me empezó a gustar y a excitar, varias veces fantaseé con tener relaciones con él, recordaba sus ricos arrimones e imaginaba esos mismos arrimones pero sin ninguna tela de nuestras prendas como barrera. Me volvía loca solo de imaginar su verga piel a piel entre mis nalgas o mi rajita y que tan solo bastaba un movimiento de él o mío para que su cabeza encontrara alguno de mis hoyitos y que comenzara a clavarse en mí. Bueno, esta fantasía fue la que más se repitió en varias noches y que me hacían desvelarme y masturbarme.

Esa fantasía se hizo más fuerte cuando un día él y su mujer se quedaron en mi casa (en el tercer nivel) platicando por largo tiempo con mi mamá, como yo tenía que ir a la escuela me metí a bañar. Resulta que el baño está justo alado de la sala, yo sin querer no cerré bien la cortina, entonces mi tío se sentó justo en la parte que podía ver por el hueco de la cortina.

Yo no me di cuenta y me fui desnudando con toda confianza, me quité la playera rosa que tenía, luego mi faldita verde de te tela delgada que me llegaba a media pierna. Como siempre suelo desvestirme dándole la espalda a la cortina y así colgar mi ropa, me imagino que se dio un buen taco de ojo viendo mi trasero bien empinado.

Luego me quité mi sostén blanco y mi calzón rojo y me bañé como siempre. Fue hasta que casi estaba terminando cuando me di cuenta de que él desde donde estaba sentado podía verme, pero en lugar de cerrar bien u ocultarme, al ver su mirada lujuriosa sobre mí, decidí mostrarle más mi cuerpecito.

Al secarme, lo hice de frente a él, de forma sexy y provocativa me pasé la toalla por todo mi cuerpo y finalmente abrí mis piernas para secarme la rajita, simulando que la revisa para ver si estaba seca, abrí con los dedos mis labios vaginales para mostrarle mi entradita todavía virgen y mi clítoris que apenas y se notaba.

Noté que él disimulaba su erección tapándose con su chamarra, pero su mirada me decía que estaba tan excitado que se moría de ganas por entrar al baño y cogerme en ese momento, pero desafortunadamente las presencias de su mujer y de mi mamá se lo impidieron. Digo desafortunadamente porque casi estoy segura que por culpa de mis fantasías previas, aquel día me hubiera olvidado de mis escrúpulos y me hubiera dejado coger por él.

Pero fue hasta tiempo después cuando yo ya era toda una señorita que mi fantasía se haría realidad gracias a mi primera aventura, aunque no con él sino con su hijo, mi primo Víctor que es un año mayor que yo.

Víctor y yo comenzamos a ser muy íntimos, y como ambos estábamos con la curiosidad de saber más sobre el sexo, sin planearlo comenzamos una relación clandestina. Aunque aclaro que sin llegar a la penetración pues teníamos miedo de hacerlo por ser primos hermanos. Para mí era una aberración coger con él o con cualquier familiar como mi tío Vicente.

Como de costumbre, un día Víctor me invitó a su cuarto aprovechando que nadie de su familia estaba, ni siquiera su hermano mayor que también se llama Vicente y que dormía con él en esa pequeña habitación. Ese día yo estaba vestida con una falda muy corta y con mucho vuelo de color rosa, una blusa amarilla ajustada que más bien parecía playera, unas botas rosas con tacón algo alto y un calzón blanco con corazoncitos rojos.

Lo primero que hicimos al entrar al cuarto fue besarnos. Víctor se calentó rápido que inmediatamente me quitó la blusa, yo levanté mis brazos para ayudarle. Luego comenzó a apretarme sobre mi sostén mis dos pechos que son redonditos y del tamaño de dos manzanas.

Poco tardó para desabrochar mi sostén y chupar mis pezones ya paraditos. Me excité mucho que solté una gran descarga de mis jugos vaginales que empaparon más mi calzón que de por sí ya estaba mojado.

Toda excitada por las chupadas de mi primo, con las manos busqué la cremallera de su pantalón, lo abrí y metí mi mano para buscar su pene el cual fue fácil de encontrar pues ya estaba bien erecto, subí mis dedos para bajar el resorte de su calzón y así liberar esa bestia que parecía estallar por la excitación.

Logré sacar su verga y se la empecé a jalar lentamente, tratando de disfrutar de la textura de su piel, de la dureza de su tronco y de los montículos que se hacían por el sobresalto de sus venas y músculos, además de su cabeza que por momentos se escondía pues no se había hecho la circuncisión.

Ya bien cachonda y aunque disfrutaba de los besos y chupadas de mi primo, no me aguanté las ganas de chuparle la verga.  Me hinqué y me llevé su pene a mis labios. Como sabía que entre nosotros no podía haber penetración, se la chupé con ganas para que se viniera en mi boca, cosa que sucedió unos cuantos minutos después.

Yo me tragué toda su lechita, tenía un sabor muy extraño que por un momento mi cuerpo lo rechazó y sentí ganas de vomitar pero aguanté y pude evitarlo. Entonces mi primo me puso de pie y me llevó a la cama, me senté y luego empujándome por el pecho hizo que reposara mi espalda sobre el colchón. Yo estaba bien emocionada y excitada, en ese momento era hasta capaz de olvidar que éramos primos y pedirle que me penetrara.

Víctor comenzó a acariciar mis piernas y subió sus caricias por debajo de mi falda para bajarme el calzón y quitármelo por completo, luego me abrió las piernas y sus labios se posaron en mi rajita para chuparme mi clítoris, finalmente metió su lengua en mi hoyito aún virgen.

Se sentía tan rico que empecé a gemir muy fuerte, la confianza por sabernos solos me hizo gritar con libertad al sentir su estimulación. De pronto la puerta del cuarto se abrió y mi tío Vicente apareció. El ruido de la puerta me hizo voltear y palidecí al verlo ahí parado mirándonos sin decir nada.

Rápidamente me reincorporé para quedar sentada en la cama y con una mano empujé a Víctor para que dejara de chuparme y se diera cuenta de que su papá nos había descubierto. La confianza de pensar que él no llegaría pronto, nos hizo ser imprudentes y no asegurar la puerta.

En ese momento yo quería que la tierra me tragara, creo que lo mismo le pasó a Víctor que hasta se puso colorado y nervioso por la sorpresa. Yo apenas trataba de cubrir mi cuerpo casi desnudo con una almohada.

Entonces con una sonrisa forzada, mi tío Vicente dijo:

  • Muy bonito. Así que mientras nosotros no estamos, ustedes hacen éstas cosas.

Víctor y yo nos quedamos callados esperando lo peor. Incluso llegué a pensar que nos pegaría pues en ese momento se sacó su cinturón. Pero nunca hubiera imaginado cuál sería la verdadera reacción de mi tío.

En lugar de pegarnos, se desabrochó también su pantalón y se lo quitó, no traía ropa interior por lo que su verga ya algo erecta quedó al descubierto. Entonces se fue acercando a mí.

Yo quedé pasmada y confundida que no supe reaccionar hasta que le escuché decir:

  • Ahora me van a dejar que me una a la fiesta.

Yo me asusté. Uno, porque con Víctor teníamos entendido que no habría penetración, cosa que con mi tío no, y dos porque la verga de mi tío era claramente más grande que la de mi primo, y eso que aún estaba media flácida.

Entonces temblando de miedo y nerviosismo yo le dije:

  • No tío. Víctor y yo solo estábamos jugando pero sin llegar a coger pues somos familia.

Entonces mi tío se sonrió a tal punto que medio se rió y dijo:

  • Ay Sandrita, si tú supieras.

  • ¿Saber qué? –le pregunté.

  • Si entre tu tío Esteban y yo nos hemos cogido a nuestra hermana Viviana (o sea a mi mamá) muchas veces, ¿crees que no te voy a coger a ti que solo eres mi sobrina?

Esa revelación me dejó fría e impactada. Nunca hubiera imaginado que mi mamá fuera capaz de coger con sus propios hermanos. En ese momento me di cuenta de lo ingenua que yo era, y que el mundo no era cómo yo lo imaginaba.

Entonces mi tío Vicente me dijo:

  • ¡Ándale Sandrita mámame la verga como la putita que has de ser! Y a ti hijo mío, te voy a enseñar cómo debes de cogerte a la puta de tu prima.

Yo accedí a mamarle su verga, pensé que si lo dejaba participar ya no me acusaría con mis padres. Además por lo que me dijo de mi mamá, quedé en shock que ya ni sabía si estaba mal o no tener algo con mi tío con quien llegué a fantasear cuando era más joven.

Ante la insistencia de Vicente, agarré su verga para chuparla, él con sus rodillas abrió mis piernas para meterse entre ellas y me arrebató la almohada que me cubría para aventarla, mientras yo seguía sentada semidesnuda y con mis pechos al descubierto.

Mientras se la mamaba, mi tío entre gemidos me decía:

  • ¡Así putita, así putita, lo haces muy bien!

Yo le mamaba su verga con muchas ganas para que se viniera, pensando que sería lo mismo que con su hijo Víctor. No pasó mucho tiempo para que se le pusiera bien dura, estaba muy grande, gorda y cabezona. En verdad que era una delicia sentir su largo y duro tronco entre mis manos y su cabeza grande y babosa entre mis labios.

Yo le empecé a mamar con fuerza y muy rápido para provocar que se viniera pronto, entonces mi tío me dijo:

  • Tranquila mi amor, veo que ya estás muy ansiosa por disfrutar de mi verga. Yo también te tengo muchas ganas… Desde que eras una niña me has gustado mucho y siempre había esperado este momento y ahora que ya eres toda una mujer te has puesto bien sabrosa. Incluso alguna vez pensé en meterme a tu cuarto cuando nadie estuviera o meterte a la fuerza al mío para violarte. Afortunadamente no fue necesario, tú solita viniste a mí y no voy a desaprovechar esta oportunidad.

Yo quise explicarle que si yo lo mamaba así era para que eyaculara y no me penetrara, y no porque estuviera ansiosa porque me cogiera. Desafortunadamente, él no me dio tiempo pues inmediatamente me cargó para acostarme en la cama, me levantó mi faldita, me abrió las piernas y se fue acercando a mí.

Y aunque yo quería explicarle, el simple hecho de ver su enorme verga cada vez más cerca de mí, me puso tan nerviosa que no me salían las palabras. Con trabajo y pude decir en un par de ocasiones “No tío, no tío” mientras él sobaba la cabeza de su verga por toda mi rajita.

Me sentía invadida pues era la primera vez que alguien llegaba a poner en carne viva su verga entre mis labios vaginales, también me sentía incomoda al mirar a Víctor parado a un lado observando atentamente cómo su papá estaba por cogerse a la chica que él hubiera querido desvirgar.

Al sentir la cabeza húmeda de su pene abriendo mi rajita, pensé que en ese momento me penetraría y me dio mucho miedo. Siempre había fantaseado con esa situación, pero ahora que se me cumplía me asustaba por ser él mi familia y además de que su verga era mucho más grande de lo que la imaginé, por eso intenté resistirme alejando mi vagina de su pene y traté de empujarlo con mis botas, incluso le di un par de patadas en el abdomen que estoy segura de que sí debieron dolerle mucho.

Lejos de desanimarlo, parece que eso le excitó pues cínicamente me dijo:

  • ¡Así me gustan, que se resistan para poder domarlas como yo quiero!

Yo traté de bajarme de la cama para escapar pero él fue más rápido y tomándome de los pies, bueno de las botas, me jaló de regreso y luego abriéndome con fuerza las piernas, se metió entre ellas y se encimó en mí. Yo lo manoteaba pero él me agarró las dos manos y con fuerza me las junto e hizo que quedaran por arriba de mi cabeza.

Yo trataba de luchar pero no tenía la fuerza para oponerme, incluso Vicente solo necesitó su mano izquierda para sujetar mis dos manos. Con su mano derecha comenzó a apretarme mis pechos, enfocándose en mis pezones, yo creo para calentarme pues la verdad es que me empezó a gustar e inconscientemente mi resistencia se volvía cada vez más débil.

Además de sus apretones a mis pechos también me besaba como enloquecido en la boca, en el cuello, en mis pezones y en todas las partes de mi cuerpo que tuvo a su alcance. Para entonces su verga ya estaba a punto de reventar pues yo la sentía en mi vientre como un enorme garrote, dura, gruesa y muy larga, casi se metía entre mis senos.

Yo creo que al notar mi baja resistencia y ante su extrema excitación, decidió seguir con su intento por penetrarme. Dejó de estar encima de mí y con su mano libre se agarró la verga y la volvió a colocar en mi entrepierna abriendo un poco con su glande mis labios vaginales.

Tardó varios minutos sobándome mi rajita, yo creo que estaba esperando el momento en que yo me excitara más. Poco a poco empecé a disfrutar de su provocación, incluso inconscientemente empecé a empujarle mi rajita para que me penetrara, y además una gran descarga de mis jugos mojaron su verga y me lubricaron por completo.

Al darse cuenta, buscó la entrada de mi hoyito y comenzó a meter su cabeza en mi aún estrecha y virginal vagina. Por el dolor, yo solté un gemido prolongado. Entonces mi tío me dijo:

  • Vaya, se ve que no te han cogido bien porque aún estas bien cerradita. Ni siquiera puedo clavarte mi cabeza. Ahora vas a saber lo que es coger con un verdadero hombre.

Entonces sacó la punta que me había logrado meter, con sus dedos abrió mis labios vaginales, luego los metió un poco y al sacarlos intentó penetrarme de nuevo, esta vez abriendo lo más posible mis piernas e hizo que las dejara algo levantadas, pues mis botas estaban como 20cm sobre el colchón.

Volvió a arremeter y no tardó en clavarme toda su glande, pero por lo apretada que yo estaba, mi vagina empujaba hacia afuera su enorme verga. Arremetió varias veces hasta que su cabeza logró quedarse adentro sin ser expulsada. De hecho parecía atorada pues le costaba trabajo moverla.

Yo me sentía bien abierta y llena, pero esto solo era el principio.

Entonces mi tío Vicente se acostó encima de mí para besarme, luego me sujetó muy fuerte de los hombros y empujó con fuerza su verga. Yo sentí que me partía y empecé a llorar por el dolor que iba en aumento.

Por momentos se detenía para dejar que me recuperara y luego continuaba penetrándome con su enorme verga. De pronto se detuvo y con una gran sonrisa me dijo:

  • Vaya, vaya. Esto sí que no me lo esperaba, eres virgen… La verdad es que al verte muy excitada con mi hijo y al ver lo bien que sabes mamar la verga, pensé que ya te habían cogido… No sabes cómo me alegra ser yo el primero que te penetre y el hombre que te haga mujer.

Yo apreté mis manos y cerré mis ojos para aguantar la embestida y mi propia desvirgada, la cual fue más dolorosa de lo que imaginé. Realmente sentí que me lastimaba por dentro, y solté un fuerte grito de dolor y un llanto incontrolable.

Vicente me tapó la boca con su mano y se detuvo por varios minutos hasta que me fui calmando, entonces siguió con su penetración y cuando veía que me dolía mucho se detenía, incluso retrocedía un poco. Cuando ya la tenía muy adentro, no sé por qué pero tuve espasmos involuntarios que parecían querer succionar su verga aún más profundo pero por lo enorme que era ya no me cabía más en mi interior.

Entonces empezó con su mete y saca. Después de un rato empecé a disfrutar de su embestida pero mi tío no aguantó más y se vino, gimiendo y dejando caer su peso sobre mí.

Cuando retiró su verga de mi interior yo sentí un gran alivio, al parecer no me entró toda su verga pues era mucho para mí. También me asusté al ver demasiada sangre en su verga y escurriendo de mi vagina. Entonces me dijo:

  • No te preocupes mi amor, es normal, acabas de perder tu virginidad.

Luego miró a su hijo y le dijo:

  • Ahora sí hijo, te toca a ti.

Yo no pude negarme, me sentía en deuda con él pues de tantas veces que estuvimos calientes y al final fue su papá quien se llevó el premio.

Tuve que mamársela para que se le parara, lo cual fue difícil porque él estaba muy nervioso. Cuando medio se le paró, yo misma le abrí mis piernas y él se encimó en mí y me empezó a penetrar. Poco a poco se le fue parando más hasta que se le puso bien dura.

Me besaba y me bombeaba por varios minutos hasta que su papá le dijo que cambiara de posición. Por la cogida de Vicente yo sentía molestia incluso con la verga de Víctor que era más chica, por lo que esta pausa era un respiro para mí.

Víctor se acostó en la cama y a mí me tocó montarlo. En esta posición pude disfrutar la cogida pues tenía más libertad de moverme como yo quisiera y evitar un poco el dolor. La excitación llegó a mí y empecé a gemir de placer.

Cuando estaba bien excitada, Vicente se subió a la cama y me echó saliva en mi ano, luego me metió un dedo, luego otro y luego un tercero. Debo confesar que desde los 11 años cuando yo me masturbaba, solía meterme por la cola un desodorante grande grueso y con una tapadera ovalada que realmente servía como consolador. En la vagina no me lo metía por aquello de la virginidad. Gracias a eso no me dolió tener sus dedos adentro de mi cola y hasta lo disfruté al punto de casi venirme. De ahí si estaba yo muy abierta.

Al tener ya abierto mi anito, Vicente colocó su verga y me clavó su cabeza. Combinado con la cogida de su hijo Víctor, resultó una delicia que me tenían al punto de mi primer orgasmo. Entonces Vicente empujó su verga y me la clavó más profundo, además me jalaba fuerte del cabello como si en verdad estuviera cabalgándome y guiándome con mi cabellera como las riendas de un caballo.

Ya en ese momento el dolor apareció tanto en mi vagina como en mi anito que por un momento me espantó mi añorado primer orgasmo. Pero después de un rato el dolor en lugar de molestarme se empezó a sentir rico.

No sé qué pasó pero de golpe la verga de mi tío se me clavó muy adentro, esto hizo que yo apretara la verga de mi primo que se quedó sin poderse mover en mi vagina, y entre el mete y saca de Vicente tuve mi primer orgasmo. Al poco rato también mi tío se vino, entonces al retirarse de mí, Víctor pudo seguir con su mete y saca, yo le ayudé montándome con velocidad y también se vino.

Realmente terminé muy exhausta y yo misma me saqué la verga de mi primo para poder descansar acostada en la cama. En ese momento, mientras reflexionaba, comprendí a mi mamá. Además me di cuenta que yo era igual de puta pues mis amigas me habían contado que la primera vez es tan dolorosa que no se disfruta. En cambio yo, lo disfruté bastante, hasta tuve un orgasmo con todo y la doble penetración. De hecho aún se me hace increíble cuando me acuerdo, no cabe duda que después de todo soy una verdadera hija de puta.

Cuando me recuperé, me puse mi calzón de corazones, mi sostén y mi blusa, luego me acomodé mi faldita y me arreglé mi cabello que estaba todo alborotado. Al caminar sentía el dolor en mis hoyos que no pude evitar cojear.

Por otra parte, mi tío con un semblante de satisfacción me decía que fue más rico de lo que se imaginó, que yo le gustaba tanto y que nunca olvidé que fue él quien me desvirgó.

Antes de irme, mi tío también me dijo que desde ese día cada que yo quisiera coger, lo hiciera con ellos, y que cuando ellos quisieran coger, yo estaba obligada a hacerlo porque si no se lo contarían a mi papá. Yo solo moví mi cabeza de aceptación. Total lo disfruté tanto que estaba dispuesta a repetir la experiencia.

Luego me dirigí a mi casa en el tercer nivel, al entrar vi que mi papá estaba viendo la televisión, no pude evitar pasar frente a él y muy cerca, entonces me preguntó:

  • ¿Por qué caminas cojeando Sandy?

  • Es que me torcí un pie –le contesté.

Su gesto mostraba que no me había creído, pero yo me fui rápido pues no me quería quedar más tiempo cerca de él, yo misma percibía el olor a sexo que salía de mí. Desde ese día noté en mi papá Ricardo una cierta desconfianza hacia mí.

Tres días después, recibí un mensaje en mi celular de mi primo en donde me decía que querían él y su papá volver a coger conmigo. Todavía no me recuperaba del todo pero tuve que acceder por temor a que se lo dijeran a mi papá, quien de por sí ya desconfiaba de mí.

Al día siguiente tuve que faltar a la escuela para cumplir con la cita, pero cuando llegué, me llevé tremenda sorpresa, no solo estaba mi tío Vicente y mi primo Víctor, si no también mi otro primo Vicente y mi tío Esteban. Cuatro hombres de mi familia ansiosos por cogerme, pero antes me invitaron a tomarme un trago, yo creo para relajarme.

Cómo fingí ir a la escuela, me puse mi uniforme escolar que consiste en una blusa blanca con corbata azul, un suéter y falda azul marino, unas medias también azules y mis zapatos negros, supongo que alguien ya habrá adivinado en qué escuela voy. Por supuesto que mi faldita era corta, con pliegues y mucho vuelo como las de las porristas y mi calzón rojo para llamar a la pasión.

Lo primero que hicieron fue desnudarme totalmente, aunque si por ellos fuera me hubieran cogido con mi uniforme puesto, pues se ve que les gustó mucho pero para no manchármelo optaron por quitármelo, y es que con tantos hombres seguramente los fluidos sexuales serían demasiados.

Siempre había alguien besándome mientras se desnudaban también ellos. Luego y sin decir agua va, mi tío Vicente me cargó y me llevó a la cama, me volteó con la panza en la orilla y mis pies en el suelo, abrió un poco mis piernas y me fue clavando por la vagina su rica verga, la cual ya estaba bien erecta pues se la había jalado previamente, además de que conmigo se le para al instante.

Ni siquiera me había mojado, por lo que fue muy doloroso, yo solo apretaba con fuerza la sabana y gemía con cada empujón que me daba, creo que volví a sangrar porque sentí un líquido caliente por dentro.

Duró bombeándome por unos cinco largos minutos hasta que se vino, luego le siguió Víctor que no pudo eyacular pues mi primo Vicente estaba muy ansioso y pidió su turno, él tardó como 7 minutos y se vino en mí.

Luego fue turno de Esteban quien me bombeo por un buen rato pero sin venirse pues antes de eso, me cargó agarrándome de las piernas y de las nalgas para ponerme de frente sobre su pecho, ahí continuó con su penetración, mientras que mi tío Vicente me empezó a penetrar por la colita. Fue una doble penetración de pie.

Eran dos penes grandes que tenía adentro y fue muy doloroso, no pude evitar llorar y gritar. Por fin Esteban se vino y le cedió su lugar a mi primo Vicente. En ese momento tenía a los dos Vicentes clavándome sus vergas, y a pesar de mi llanto y de mis gritos me vino un orgasmo increíble.

Casi unos segundos después de que me vine se vino mi tío y luego mi primo, pues al venirme les apreté sus vergas involuntariamente con mis contracciones.

Finalmente Víctor me llevó a la cama, yo quedé bocabajo, él levantó mi trasero y me cogió, intercalando su verga en mi culito y en mi vagina, me daba con mucha fuerza que parecía que estaba enojado conmigo pues incluso me jalaba del cabello hacia él, provocando que mi espalda se curveara demasiado y mis nalgas quedaran bien paraditas.

No sé porque pero me encantó que fuera agresivo conmigo que le pedí que me pegara, él obedeció y me pegó en la espalda, en las nalgas, incluso me mordió el hombro, yo le respondí mordiéndole su brazo. Fue en ese momento que tuve otro orgasmo, el mejor de mi vida. Casi simultáneamente él también se vino solo con unos segundos de diferencia.

Estaba toda exhausta y adolorida que tardé varios minutos en recuperarme, pero como pude me puse de pie, me daba miedo que alguno se animara y al verme tirada en la cama me volviera a coger. Entonces le pedí a mi tío que me dejara bañar, solo tuve que esperar unos minutos sentada en la cama pues ellos prepararon el baño para mí.

Esta vez sí había decidido bañarme para evitar llegar con el olor a sexo con mi papá, por supuesto que mis cuatro hombres se metieron a bañar conmigo, aunque solo mi tío Vicente me cogió ahí. En verdad se ve que siempre le he gustado porque es el que más me cogió.

Bastó que yo me inclinara un poco para enjabonar mis rodillas, cuando ya tenía la enorme verga de mi tío Vicente tratando de penetrarme, entonces agarrándome de la pierna Izquierda, me la levantó hacia un lado y su verga me penetró hasta dentro, tal vez por el jabón o por la posición en que me tenía pero su pene esta vez se me clavó totalmente, ahora sí pude sentir el calor de sus testículos colgando y el de su abdomen al chocar con mis nalgas.

Yo casi sentí venirme de volada pero las miradas atentas de mi primo Vicente, de mi otro primo Víctor y la de mi tío Esteban me cohibían un poco pues notaba en sus miradas cierta envidia hacia mi tío Vicente al ver que a él se le paraba fácilmente y que además tenía la verga más grande y me la había logrado clavar toda completita.

Duré diez largos y deliciosos minutos aguantando el bombeo de mi tío Vicente hasta que no pude más y me vine soltando una gran descarga de mis jugos y fuertes gritos de placer que se prolongaron por otros cinco minutos hasta que se vino mi querido tío Vicente que me demostró con hechos cuanto le gustaba yo.

Muy orgullosa y satisfecha salí del baño, me arreglé, me despedí de mis amantes y abrí la puerta para ir a mi tercer nivel de la casa. Pero tremenda sorpresa me llevé al encontrarme a mi papá en las escaleras, muy molesto dijo:

  • ¡Tenías que ser tan puta como tu madre!

Entonces me agarró de las greñas y me llevó jalando a nuestra casa. Ahí me dio un par de cachetas que casi me tiran, luego tomándome por los hombros me sacudió con furia, diciéndome:

  • ¡¿Estabas cogiendo con mis cuñados?! ¡Contéstame!

Pero yo me quedé callada, prefería recibir sus golpes que confesarle lo que él ya sabía. Entonces me dijo:

  • Está bien, si te gusta ser una puta entonces te trataré como toda una puta.

Jalándome de los cabellos me llevó a la recamara de él y de mi mamá y me ordenó que me desvistiera, yo estaba tan asustada que lo obedecí en todo. Me quité mi suéter, mi corbata y mi blusa, entonces al verme con moretones me dijo:

  • Mira cómo te dejaron esos cabrones… Mejor ellos disfrutan de tu cuerpo que yo que soy tu padre y te mantengo.

Sin quitarme la falda, me ordenó que lo desvistiera, no sin antes darme un beso con mordida y a la fuerza. Una vez desnudo me ordenó que le mamara la verga la cual era más grande que la de Víctor pero más chica que la de mi tío Vicente.

Apenas se le había parado un poco cuando decidió cogerme tirándome al suelo de una bofetada, a pesar de que la cama estaba a un lado prefirió el piso. Entonces se arrodilló, me acarició las piernas por encima de las medias azules, luego levantó mi faldita, hizo un gesto como de que le gustaba lo que veía, era mi calzón rojo que hacía contraste con la piel clara de mis piernas y las medias azules que me llegaban centímetros abajo de mi calzón.

Entonces hizo a un lado mi calzón, se me encimó y me clavó su verga por la vagina. Como yo acababa de coger con mis primos y tíos, estaba bien abierta y el pene de mi papá entró completito al primer intento.

No puedo explicar lo que en ese momento sentía, era algo que iba más allá de lo imaginable. Estaba siendo penetrada brutalmente por mi querido papi al que tanto quería. En ese momento el dolor que me provocaba pasó a segundo término. Yo solo quería proporcionarle el mejor sexo de su vida y que quedara tan complacido.

Creo que yo intentaba encontrar con el sexo su perdón por haberle fallado. Y a pesar de sus bofetadas que me seguía dando yo me portaba muy cariñosa con él hasta que conseguí que él también lo fuera al responder mis besos de la misma forma, de hecho más que cariñoso se volvió apasionado pues nos besamos como si estuviéramos realmente muy enamorados.

Tuve un orgasmo y él se vino dos veces, pero en todo ese tiempo no me sacó su verga hasta que se le encogió.

Estando ambos acostados en el suelo le pregunté que si me había perdonado. Él me contestó que solo me perdonaba si desde ese momento me convertía en su mujer, ya que con mi mamá hace tiempo que no se lleva bien pues siempre se la pasan peleando y de hecho todo el día ella se la pasa fuera de la casa sin decir a dónde va.

Bueno, aunque me imagino lo que mi mamá hace cuando se va pues suele salir muy arreglada, con ropa ligera y a diferencia de mi papá, ella gana mucho más dinero. Lo malo es que así como lo gana igual lo gasta en sus caprichos y despilfarros, ni se acuerda de mí que se supone soy su única hija.

Desde ese día duermo con mi papi como si fuera su esposa, y cuando mi mamá se enteró de lo nuestro parece que no le importó y sigue su ritmo de vida como si nada. También he seguido cogiendo con mis tíos y primos. Mi papá me deja siempre y cuando yo le dé preferencia a él. Bueno, en realidad me deja porque desde que me cogen, ellos han pagado todo lo que le tocaba pagar a mi papá por los gastos de la casa, además de que a veces me dan dinero o me compran ropa sexy.

Creo que al final resulté más puta que mi propia madre porque ella por lo menos les cobra mucho a los hombres, en cambio yo me conformo con lo que me den o incluso lo hago gratis, bueno excepto con el señor de la tienda de la esquina que deja que le pague con sexo la mercancía que le compro.

También una vez tuve que pasar tres días cogiendo con un señor amigo de mi papá al que él le debía mucho dinero y se cobró conmigo, pero lo que mi papá nunca supo es que en esos tres días en que ese señor me tuvo toditita para él, además invitó a otros tres hombres que me estuvieron cogiendo el último día en que estuve en esa casa.

Supongo que ese señor les cobraría a esos hombres pues le hablaban de una forma muy respetuosa como si no se conocieran bien. Además de cogerme uno a uno, también lo hicieron los cuatro al mismo tiempo y hasta me grabaron con una cámara, aunque nunca supe qué fue de esa grabación. Bueno pero esas son otras historias que quizás algún día les cuente.

También aprendí a tomar anticonceptivos para no salir embarazada de alguno de mis familiares.

Lo que sí me preocupa mucho es que mi prima Yeny de 12 años, hija de mi tío Esteban tenga el mismo destino que yo, pues creo que ella es más bonita y como que ya le empiezan a echar el ojo los hombres de mi familia, principalmente mi papá, me da la impresión de que él quiere desquitarse de mis tíos (o sea de sus cuñados) cogiéndose a Yeny.

Bueno esta es mi historia. Besos.