Me convertí en la puta de mi familia 2

Yo me sentía culpable porque mi prima Yeny se enteró de que yo era la puta de la familia y que cogía hasta con su papá. En lugar de reclamarme, ella siguió mis pasos perdiendo su virginidad con mi papá.

Hola amigos. Muchos me han pedido que cuente la historia de mi prima Yeny, no se las había podido contar simplemente porque no había pasado nada, pero hace unos días pasó lo inevitable y ahora ella también se volvió la puta de mi familia, bueno vamos desde el principio.

Ella es un poco más chica que yo, delgada, piel clara, cabello largo, castaño muy claro y ondulado, y mide como 1.57m, a pesar de ser más chica que yo en edad, es más alta.

La verdad y aunque me cuesta reconocerlo, ella también es mucho más bonita que yo, tiene sus ojos azules y una carita angelical e inocente, nadie se imaginaría que en ella se esconde toda una putita, es una combinación entre europea y latina, es que heredó los caracteres de su mamá, o sea de mi tía política que creo tiene orígenes Ingleses. De hecho, mi prima bien podría ser modelo de televisión.

En la calle cuando vamos juntas solemos atraer las miradas de los hombres, pero a veces me da algo de envidia de que la miren más a ella y eso que es más chica que yo. En cambio cuando yo voy sola en la calle, las miradas se enfocan exclusivamente en mí. Los hombres se mueren por que yo los pele, pero cuando ella aparece me roba su atención. Es que a pesar de ser muy delgada, es muy sensual, tal vez por su caminar muy coqueto o qué se yo, pero a todos los hombres se les antoja con solo mirarla.

Ella, a diferencia de mí, es muy descuidada en su forma de vestir, a veces se viste tan mal que no le encuentras ninguna combinación a su vestuario, en otras veces se viste tan ligera que casi sale sin nada a la calle, ahí cualquiera pensaría que está pidiendo a gritos ser follada.

Aunque cuando se lo propone se sabe arreglarse muy bien, tanto que enamora a medio mundo con su atuendo de niña pero muy sensual.

Desde niñas, siempre nos habíamos llevado muy bien pues ambas somos hijas únicas y además las dos mujeres más jóvenes de toda la casa. Pero desde que me volví la puta de mi familia, dejé de tratarla porque me daba pena de que ella se enterara de que yo me dejaba coger por su papá.

Hace un mes ella me vino a visitar al tercer piso de la casa que es donde vivo yo. Me extrañó mucho porque hacía tiempo que no platicábamos. Afortunadamente mi papá salió y tardaría en llegar. Bueno, creo que ella se esperó hasta que él saliera y así poder platicar conmigo tranquilamente.

Cómo ella es muy despreocupada e informal, vino vestida muy ligera, tenía sus sandalias puestas, un short blanco que por lo delgada de ella parecía faldita pues volaba mucho y dejaba ver sus partes íntimas cuando se sentaba, su blusa amarilla que aunque cortita, estaba muy floja y escotada que fácilmente se le veían sus pequeños pechos pues no se había puesto sostén.

Al principio yo traté de actuar naturalmente para disimular mi nerviosismo y no delatar mi culpa por coger con su padre y con todos los hombres de la familia. Pero el nerviosismo de ella que era más evidente rápidamente me fue contagiando. Realmente fue un momento muy incomodo.

Entonces con una voz nerviosa y muy baja, me dijo:

  • Es que quería preguntarte algo, espero no te enojes conmigo.

  • ¿Qué cosa? –le dije.

  • Bueno, es que… es que, no sé cómo decírtelo.

  • Pues solo pregunta y ya.

  • Bueno… este, ¿estás cogiendo con mi papá?

Yo me quedé fría e inmediatamente bajé la mirada, incluso busqué ocultar mi rostro mirando hacia el otro lado para que no leyera en él la culpabilidad. Con el mismo nerviosismo que ella tenía, yo le contesté:

  • ¿Por qué me preguntas eso? –tratando de no darle una respuesta concreta.

  • Es que ya son varias veces que sorprendo a mi papá hablando de ti con nuestros primos y nuestro tío Vicente de una forma muy, ¿cómo te diría? Muy grosera, como si fueras una puta y como si hubieras cogido con ellos.

En ese momento quería que la tierra me tragara, pero decidí tomar el toro por los cuernos y solo le contesté: “Sí”.

Ella se quedó muy pensativa y después de un rato que para mí fue una eternidad, me preguntó:

  • ¿Y qué se siente?

Me quedé sorprendida porque yo esperaba otra reacción de ella, esperaba que me reclamara pero en lugar de eso ella quería saber los detalles. Yo todavía no agarraba confianza por lo que solo le dije:

  • No sé, tendrías que vivirlo para saber.

  • Mmmmm, es que… ¿te puedo decir un secreto?

  • Claro que sí –le contesté muy intrigada.

  • Es que mi papá me ha manoseado.

  • ¿Qué?

  • Una vez hacía mucho calor y yo me acosté nada más con una playera y mi calzón, estando ya dormida, sin querer bajé la cobija y me destapé las piernas hasta la cintura, dejando mi trasero al descubierto, pues por lo flaquita que soy, hasta el calzón me quedaba muy flojo y estoy segura que se me veía mi rajita.

Yo dormía profundamente pero algo me despertó. Eran las manos de mi papá agarrándome las piernas, bueno, creo que en realidad llegó hasta mis nalgas, no estoy muy segura pues estaba algo adormilada. Cuando mi papá me vio despierta se detuvo y se fue algo asustado.

  • Bueno, a lo mejor solo fue un momento de curiosidad –le dije tratando de minimizar la acción de mi tío Esteban, pero ella continuó.

  • Es que días después lo volvió a hacer. Esta vez hacía más calor y yo solo tenía mi calzón puesto. Él me empezó a acariciar las piernas y fue subiendo hasta mis nalgas, yo fingí estar dormida pues no quería que supiera que me daba cuenta de sus caricias… yo no sabía cómo reaccionar, ni mucho menos quería enfrentarlo, al fin de cuenta él era mi papá.

  • ¿Y entonces qué pasó? –le pregunté con mucha curiosidad.

  • Él me empezó a sobar la rajita por encima del calzón, lo hacía suavemente, yo creo que para no despertarme. Luego su otra mano la metió por debajo de la cobija y me empezó a sobar los pechos.

  • ¿Y tú que sentías?

  • Este… bueno, recuerda que es un secreto. La verdad yo sentía bien rico, por eso me hacía la dormida, aunque me costaba trabajo quedarme quieta, mi cuerpo reaccionaba a sus caricias, de hecho me quedó la duda si en verdad no se dio cuenta de que yo sí estaba despierta.

En ese momento comprendí que ella era una chica como yo y que quería probar los placeres del sexo. Además hace poco me confesó que en ese día ella lo hizo a propósito, que se quedó en calzones y se destapó cuando sintió a su papá cerca para provocarlo pues le había gustado cuando la manoseó antes.

Finalmente esto fue lo que ella me dijo que pasó después:

  • Llegó un momento en que me lo hacía fuerte que era ilógico que yo siguiera fingiendo estar dormida, entonces tomé valor para afrontarlo, traté de actuar fingiendo que apenas me estaba despertando. Pero mi actuación fue interrumpida por el ruido de los pasos de mi mamá que se acercaba. Rápidamente, mi papá me cubrió con la cobija y se fue para encontrarse con ella.

  • ¿Y ya no te volvió a manosear?

  • No, es que siempre está cerca mi mamá… Bueno, yo ya te conté lo mío, ahora cuéntame cómo empezaste a coger con mi papá, mi tío Vicente y mis primos Vicente y Víctor.

Ya con mucha confianza le fui contando cómo jugaba con Víctor, cómo me desvirgó nuestro tío Vicente y cómo terminé cogiendo con todos los hombres de la casa incluyendo a mi papá. Bueno, todo eso ya se los conté en el primer relato.

Sin darnos cuenta pasaron más de dos horas, entonces nos asustamos cuando llegó mi papá, pues justamente en ese momento yo le estaba describiendo cómo era la verga de él y no queríamos que se diera cuenta de lo que hablábamos, ya saben, cosas de mujeres.

Mi papá al vernos se quedó gratamente sorprendido, inmediatamente la abrazó y le preguntó:

  • ¿Cómo estás Yeny?

  • Bien tío, pero ya me tengo que ir.

  • Pero, ¿por qué? Hace tiempo que no nos visitas. Quédate un rato más. Mi hija estaba muy triste porque no venías a visitarla, ¿verdad Sandy?

  • Este… sí papá –le contesté siguiéndole el juego pues eso no era verdad.

  • Bueno está bien, me quedo un rato más –respondió ella.

  • Pero no se enojarán tus papás si te tardas mucho –le dije, tratando de darle una justificación para que se pudiera ir, pero ella contestó:

  • No, es que mi papá salió fuera de la ciudad y regresa hasta mañana, y a mi mamá le dije antes de que se fuera a trabajar que tú y yo íbamos a ir al cine y a los juegos mecánicos y que seguramente regresaríamos hasta en la noche.

Entonces mi papá nos interrumpió y nos dijo:

  • Bueno niñas, yo las dejo solas, mientras voy a preparar la comida.

Yeny y yo nos pusimos a jugar como cuando éramos niñas. Mi papá estaba muy atento mirándonos mientras él cocinaba. Al principio no caí en cuenta de que mi papá observaba cada movimiento de mi primita, fue hasta que jugando a desgreñarnos que uno de sus pechos se le salió por el escote. En ese momento me acordé que su blusa amarilla y su short blanco le quedaban tan flojos que dejaba ver sus partes íntimas en cada movimiento de ella.

Mi papá no perdía oportunidad de verla cada que ella se descuidaba y dejaba asomar alguna de sus partes. No sé por qué pero eso me fue calentando, y más al darme cuenta de que Yeny también lo sabía y lo hacía más apropósito. De hecho me acordé de cuando yo era más joven y estaba necesitada por probar una verga, me comportaba de la misma manera y hacía esa clase de cosas. Por eso adiviné que ella tenía toda la intención de provocar a mi papá.

Llegó un momento en que me di cuenta que la verga de él se le había parado, incluso como no queriendo él mismo se la sobaba. Yo creo que no aguantó más su excitación porque se acercó a nosotras y nos dijo:

  • Bueno niñas, como la comida va a tardar en cocerse, yo también quiero jugar con ustedes.

Entonces Yeny le dijo burlonamente:

  • ¿No estás muy viejo para eso tío?

Mi papá muy desafiante, le respondió:

  • ¿Yo viejo? Ahorita vas a ver lo viejo que estoy.

Entonces se abalanzó contra ella tirándola sobre el sillón, le empezó a hacer cosquillas en la cintura, ella le respondió tratando de hacerle cosquillas por donde podía. Para evitar las cosquillas de ella, mi papá la fue volteando boca abajo.

Al verse imposibilitada de regresarle las cosquillas que mi papá le hacía en su espalda y cintura, Yeny entre carcajadas me decía:

  • ¡Sandy ayúdame, Sandy ayúdame, hazle cosquillas!

Pero yo no dejaba de reír, contagiada por sus risas. Entonces en su afán de soltarse, ella bajó sus piernas quedando hincada con la panza sobre la orilla del sillón. Mi papá no la dejaba pararse, luego él mismo se hincó detrás de ella y poco a poco buscó la forma de abrirse paso entre las piernas y meterse entre ellas hasta que repegó su paquete en el trasero de Yeny.

Yo estaba segura de que ella sentiría su verga pues se le notaba que estaba bien erecta y mi papá se lo apretaba con todo descaro en su trasero. Yeny seguía riendo por las cosquillas, por esa razón no podía hacer ningún intento por despegarse del paquete de mi papá.

Luego él solo le hacía cosquillas con una mano y con la otra le empezó a apretar uno de sus pechos, ella seguía riendo como si no se diera cuenta. Luego dejó de apretarle el pecho y con esa misma mano bajó la cremallera de su pantalón y trató de sacar su verga, solamente pudo sacar la cabeza y un poco de su tronco que quedó mirando hacia arriba y atorado en el resorte de su bóxer.

Nuevamente le repegó su paquete en el trasero aunque por encima del short. No sé si ella se dio cuenta de que mi papá tenía parte de su verga afuera restregándosela sobre la delgada tela de su short pero ella actuaba como si nada. Finalmente dejó de hacerle las cosquillas y le manoseo sus dos pechitos. Fue ahí cuando ella reaccionó y comenzó a decir:

  • ¡No tío! ¿Qué haces? ¡No tío, eso está mal!

Ahora sí no había duda de que ella sentía el manoseo en sus pechos y la verga erecta entre sus nalgas.

Pero mi papá no le hacía caso y seguía manoseándola y hundiendo su pene lo más fuerte que podía entre sus nalguitas. Yeny trataba de zafarse y le seguía diciendo:

  • ¡No tío, no tío, no hagas eso! –y comenzó a llorar.

Entonces mi papá se puso de pie, al levantarse su verga se le metió a su bóxer ocultándose de la vista de ella.  Muy molesto él le preguntó:

  • ¿Por qué no?

  • Es que eso está mal tío –le contestó ella con lágrimas en los ojos.

  • ¡Ah, ¿eso está mal?! ¿Y lo que hace tu papá está bien?

  • ¿Mi papá?

  • ¿A poco me vas a decir que no sabías que él se anda cogiendo a mi hija?

Ella solo se quedó callada. Yo por mi parte quería callarlo pero no supe cómo. Entonces él siguió:

  • ¿No crees que es justo que si él se coge a mi hija, yo lo haga con la suya?

Ella no respondió y mi papá continuó:

  • Además, a diferencia de tu papá y mi hija, entre tú y yo no hay ningún parentesco, no tenemos la misma sangre como ellos.

Se notaba que ella no sabía qué contestar ante tales argumentos que parecían muy válidos, solo alcanzó a decir:

  • Es que no quiero.

  • ¿Qué no quieres? ¿Crees que no me di cuenta que mientras jugabas con Sandy, abrías tu short para que yo pudiera ver ese rico culito que tienes o esa rica rajita que tienes bajo tu calzón? ¿O que fingiste tener un accidente para sacarte una de tus chichis? Así que no me vengas a decir que no quieres.

Yo me quedé sorprendida porque no me di cuenta de eso, tal vez por estar metida en el juego. De hecho yo sí creí que había sido un accidente. Ella solo bajó su mirada y no dijo nada, eso me confirmaba que mi papá tenía la razón.

Después de que mi papá la descubrió, él trató de agarrar a mi prima pero ella corrió buscando la salida, mi papá reaccionó rápido y la alcanzó un metro antes de la puerta. La tomó por detrás por la cintura, la jaló más hacia adentro y en el mismo movimiento repegó nuevamente el trasero de Yeny en su paquete.

Con fuerza la sujetaba y entonces él metió sus dos manos bajo la blusa y le empezó a agarrar sus pechos. Ella solo repetía “No, no” una y otra vez mientras trataba de zafarse. Ignorando sus negativas, mi papá bajó una de sus manos para meterla bajo el short, ignoro si fue bajo el calzón o por encima, pero él le empezó a sobar su rajita.

Fue ahí que los “nos” de ella se convirtieron en escandalosos gritos que seguramente se escucharían una cuadra a la redonda. Afortunadamente ninguno de los padres de Yeny estaban en la casa, pero mi papá se vio obligado a soltarla para que no siguiera gritando como loca.

Se notaba que ella tenía la intención de volver a correr a la puerta para huir pero él se puso en el camino, si ella corría sería directamente hacia él. Entonces, mi papá se tomó un respiro y ya más calmado le dijo:

  • ¡Está bien, está bien! Si no quieres, no te hago nada. Pero vamos a hacer una cosa, tú quédate sentada y ves cómo se lo hago a Sandy para ver si así te animas.

Creo que ella estaba indecisa, por una parte estaba caliente y por otra parte tenía miedo de coger por primera vez, porque solo movió su cabeza arriba y abajo aceptando la propuesta, cosa que no esperaba después de verla gritar tan fuerte, como si la estuvieran violando. Finalmente ella se sentó en el sillón.

Entonces mi papá me ordenó que me sentara junto a ella, luego se agachó y metió sus manos bajo mi faldita, que por cierto era la de mi escuela pues según yo me preparaba para ir al colegio pero ya era muy tarde, luego hizo que levantara mi cadera para poder quitarme el calzón. Agarrándome por la parte trasera de mis rodillas me jaló a la orilla del sillón, me levantó la faldita para descubrir mi rajita y acercó su boca para hacerme sexo oral.

Yo me excité muy rápido, creo que el ver a Yeny muy atenta mirándonos me excitó más de la cuenta que inmediatamente empecé a gemir y a levantar mi cadera para que me chupara mejor.

Al poco rato mi papá se levantó y se bajó el pantalón y su bóxer, su verga salió de golpe, ya había perdido un poco de firmeza. Alcancé a ver a mi prima cómo abría demasiado sus ojos, era la primera vez que ella veía una verga en persona y más así de cerca.

No necesité ninguna instrucción pues yo sabía muy bien lo que tenía que hacer. Inmediatamente se la agarré y me la llevé a la boca para saborearla frente a ella. Yo trataba de tragármela toda para demostrarle a Yeny que yo era toda una experta pues ya ni siquiera tosía cuando me tocaba la garganta.

Mi papá, gimiendo de placer, le agarró una mano a Yeny y la trató de guiar para que ella le tocara el tronco de su verga o los testículos que le colgaban, mientras que yo tenía la cabeza dentro de mi boca. Pero ella se resistió y soltó su mano con un jalón fuerte.

Fue hasta el cuarto intento de mi papá que ella accedió a tocársela. En ese momento mi papá me la sacó de la boca para ofrecérsela a mi prima. Ella solo la acariciaba y trataba de hundir su dedo en el tronco para comprobar su dureza.

Luego se animó a tocar la cabeza, aunque estaba muy pegajosa por mis babas y el líquido preseminal que salía de su glande. Ella torpemente comenzó a jalársela por el tronco. Mi papá le dejó hacerlo un ratito para que agarrara confianza, después le dijo que la chupara. Ella tímidamente movió su cabeza a los lados como diciendo que no.

Entonces mi papá se la fue acercando poco a poco, pero ella hacía su cabeza hacia atrás hasta que chocó con el respaldo del sillón ya no pudo más echarse hacia atrás, entonces no le quedó de otra que chuparla porque mi papá había logrado ponérsela en los labios. Con toda su inexperiencia ella trató de copiar mis movimientos que hice cuando me vio mamársela, aunque se notaba que no sabía cómo hacerlo.

Ya la verga de mi papá estaba a punto de reventar por lo que él decidió avanzar. Entonces tomó el short de Yeny por la cintura para bajárselo, pero ella cerró con fuerzas sus piernas y empezó a decir:

  • No tío, eso no.

Mi papá se lo fue bajando casi a la fuerza pues ella oponía resistencia aunque no hacía ningún intento por levantarse e irse, yo creo que solo se hacía la difícil. Cuando por fin su short salió, nuevamente a mi papá le tocó batallar para quitarle su calzón. Tuvo que abrirle a la fuerza sus piernas para que éste saliera.

Creo que esta batalla con ella excitó más a mi papá porque se le notaba más ansioso de lo normal por degustar de esa rajita virginal que tenía algunos pelos dispersados alrededor. Lo primero que hizo mi papá fue tocar su vagina con un dedo. Yeny soltó un ¡Ay! Cuando sintió por primera vez su intimidad más oculta invadida por un hombre.

Ella seguía tratando de cerrar sus piernas, entonces mi papá se la abrió a la fuerza y rápidamente se prendió a su conchita. Con la lengua comenzó a recorrer su rajita hasta que ella se empezó a relajar y a aflojar sus piernas, incluso ella misma las abría.

Mi prima no pudo evitar gemir cuando mi papá le chupó su clítoris con su lengua. Entonces él me dijo:

  • Sandy, ¿tú qué haces mirando? Mientras jálamela para estar listo.

Yo obedecí y me agache atrás de él metí mi mano entre sus piernas para alcanzar su verga y se la empecé a jalar. La verdad es que no lo necesitaba pues estaba bien dura. Mientras mi papá le chupaba la rajita a mi primita, él le decía:

  • Me gusta mucho tu vagina, huele rico, sabe rico, se ve muy estrecha, hasta parece de una niña, tierna y virgen. Y pensar que voy a ser yo el hombre que tendrá la gran dicha de desflorar este tesorito. Me muero de ganas por penetrarte hasta el fondo con toda mi verga.

Después de unos minutos mi papá se levantó y acercó su verga  a la vagina de Yeny, ella se asustó que con gran agilidad logró moverse y pararse del sillón. Entonces mi papá le preguntó:

  • ¿Y ahora qué pasó Yeny?

  • No tío, me da mucho miedo.

  • Pero, ¿por qué?

  • Es que soy virgen y tu pene está muy grande para mí.

  • Eso no debe preocuparte, ¿a caso no sabes que las vaginas de las mujeres se adaptan al tamaño de la verga de su hombre, aunque éste la tenga muy grande?

  • Es que todavía no estoy preparada.

Entonces ella buscó su short y su calzón para ponérselos, mi papá se anticipó y los agarró antes y le dijo:

  • Ni creas que te voy a dejar ir, sea como sea hoy tú vas a ser mía, me voy a cobrar con tu virginidad. Ya no quiero seguir siendo el pendejo que deja que tu papá se coja a mi hija y yo mientras sin poder cogerme a la suya. Finalmente es lo justo.

Ambas entendimos que por las buenas o por las malas él se la iba a coger. Entonces Yeny me miro con su carita que empezaba a llorar como pidiéndome ayuda, yo solo miré hacia otro lado. Creo que eso la hizo resignarse porque ya no opuso más resistencia cuando mi papá se le acercó y la empezó a besar.

Luego la cargó y la llevó a la recamara, yo fui tras ellos pues no quería quedarme fuera de esto. Ya adentro el agarró su llavero y cerró la puerta con llave, luego escondió el llavero en lo alto del ropero donde ni ella ni yo podíamos alcanzarlo.

Yeny, literalmente estaba temblando, no sé si de nervios o de miedo. Al ver eso, mi papá me jaló a la cama e hizo que me acostara boca abajo con el trasero bien levantado. Como su verga seguía algo firme me la pudo clavar hasta el fondo de un solo empujón, yo gemí fuerte porque me dolió que me la clavara tan rápido y de golpe. Mientras mi papá me bombeaba, él le decía a mi prima quien estaba arrinconada en una esquina:

  • Acércate Yeny.

Pero ella seguía en la esquina, temerosa aunque muy atenta a la cogida que me daba. Entonces él le volvió a decir:

  • Acércate Yeny, es mejor que veas cómo se la clavo a Sandy para que te relajes y cuando te toque a ti no te duela mucho, mira cómo disfruta ella por tener toda mi verga dentro, no deja ni un centímetro fuera.

Ella poco a poco se fue acercando, incluso recargó su cabeza sobre el colchón para ver de cerca cómo la verga de mi papá se metía completamente en mi vagina. Yo como de por sí disfruto tener una verga penetrándome empecé a gemir de placer.

El hecho de saber que mi prima nos miraba me excitó tanto que tuve un orgasmo. Mi papá estaba a punto pero aguantó, aunque sacó su verga rápidamente para no venirse. Yo creo que al vernos disfrutar tanto, Yeny se animó porque mi papá le dijo:

  • Ahora sí Yeny, te toca a ti.

Ella solita se acostó bocarriba a un lado mío y medio abrió las piernas. Mi papá para recuperarse de la excitación que tuvo conmigo, se acercó a ella para chuparle su vagina, bueno, también para excitarla y así ella recibiera su verga más relajada.

Mi primita solo cerraba sus ojitos y disfrutaba de la chupada a su clítoris que mi papá le hacía. Cuando después de unos minutos él se detuvo y fue acercando su verga a su vagina.

No sé por qué pero ese momento se volvió muy tenso para las dos. Ella cerraba sus ojos y apretaba la sabana con sus manos esperando la embestida. Yo por mi parte, el corazón me empezó a latir demasiado, incluso sentía mis latidos en la cabeza.

Mi papá recorría una y otra vez la rajita de Yeny para acostumbrarla a la presencia de su miembro masculino y así excitarla.

Pero algo raro pasaba en mí. Eran muchas emociones encontradas. Por una parte me daba celos de que mi padre estuviera a punto de penetrar a otra mujer que no fuera yo o mi madre. También sentía lastima por Yeny que estaba a punto de perder su virginidad, además de que había mucha diferencia entre la verga de mi papá y su estrecha vagina, sin duda le dolería mucho.

Por otro lado, yo recordaba las veces en que mi querida primita me robaba las miradas de los hombres por ser más bonita que yo, eso me hizo desear verla sufrir ahora que iba a ser penetrada. Y finalmente, sentía ese morbo de verla a ella siendo desvirgada brutalmente. Era como aquellas veces en las que no quieres ver algo pero no puedes dejar de verlo.

Mientras mi papá recorría su rajita con su verga, dentro de mí había dos voces, una que gritaba “¡Nooo, pobrecita!” y que hacía que yo quisiera rescatarla, y otra que gritaba “¡Métesela ya, ¿qué esperas? quiero verla sufrir y desangrarse!”. Finalmente mi papá encontró su entradita y comenzó a clavarle la cabeza de su verga.

Yeny soltó un gemido prolongado de dolor, pero después de varios intentos, con trabajo el glande le entró. Entonces mi papá se retiró y se levantó para ir al ropero y sacar un gel lubricante que suele usar conmigo cuando estoy muy rosada de tanto coger.

Le echó abundantemente del contenido y espero a que le hiciera efecto. Yeny preguntaba que qué era eso, que le causaba mucho hormigueo en su vagina, mi papá le dijo que eso le ayudaría a que no le doliera tanto.

Entonces mi papá le volvió a echar un poco más, metiendo el lubricante con su dedo dentro de la vagina, también él se embarró la verga del gel y se acomodó para volver a tratar de penetrarla.

Ella volvió a cerrar sus ojitos y a apretar la sabana. Mi papá colocó su verga en la entrada de su vagina y comenzó a penetrarla, yo me cerqué para verlo más clarito, no quería perderme ni un detalle. La vagina de Yeny parecía que se rompería de lo abierta que se estaba poniendo, incluso por lo delgado de ella, la verga se veía demasiado gruesa a comparación de sus nalguitas y piernitas. Mi papá tenía que empujar muy fuerte para lograr clavársela y abrir esa vagina que aún con el gel, estaba muy estrecha.

Yeny volvió a gemir prolongadamente por el dolor que sentía, incluso comenzó a llorar, pero contenía soltar su llanto. Ya tenía una parte de la verga en su interior cuando mi papá dio un fuerte empujón y ella comenzó a llorar muy fuerte, su virginidad había sido rota. De lo impresionada que yo estaba, me lleve la mano a la boca y también me dieron ganas de llorar, realmente no sé por qué, tal vez por empatía.

Igual yo estaba impresionada de ver cómo un cuerpecito tan delgado y frágil era capaz de tragarse gran parte de la verga de mi papá, que si bien no era tan grande, a comparación de ella si se veía enorme.

Mi papá se detuvo para dejar que Yeny se calmara. Ahora la que estaba temblando era yo, estaba realmente muy nerviosa e impaciente, quería ver más acción, ya sea que le sacara la verga del interior o que se la clavara más o qué se yo, la verdad estaba muy confundida y excitada como para razonar.

Cuando Yeny dejó de llorar, mi papá sacó un poco su verga solo para empezar a bombearla, ella volvió a llorar pero ya no con ese llanto desgarrador. Yo trataba de ver el espectáculo entre las piernas de mi papá pero no podía por la oscuridad de su sombra y el poco espacio entre los dos cuerpos pues él tenía sus piernas casi cerradas. Traté de ponerme a un lado para ver mejor pero el cuerpo de mi papá me tapaba. Yo creo que él se dio cuenta y sacó su verga para acostarse bocarriba sobre la cama y que mi prima lo montara de frente a él.

Por supuesto que ella no sabía qué hacer, por lo que mi papá la tuvo que cargar para ponérsela encima de su verga y con el propio peso de ella penetrar nuevamente su vagina. Como no le entró toda la verga, mi papá la agarró de la espalda y se la repegó hacia él abrazándola, quedando ella sobre su pecho y empinada con más de la mitad de la verga penetrándola. Mi papá movía su cadera para bombearla. Yo creo que en esa posición fue menos doloroso para ella porque dejó de llorar.

Ahora sí yo podía ver muy bien la penetración que mi papá le daba a mi primita. El mete y saca fue tan rápido y largo que accidentalmente la verga se salió por completo, casi por reflejo yo la agarré y la volví a meter en la vagina de Yeny para que mi papá siguiera arremetiéndola.

Pasaron como siete minutos cuando mi papá soltó gemidos, señal de que se estaba viniendo dentro de ella, aún así no dejó de bombearla por unos minutos más hasta que se volvió a venir. Parecía que él quería dejar hasta la última gota de su lechita en ella, cosa que me molestó y despertó nuevamente mis celos, pues sentí que él disfrutaba más cogerse a ella que a mí.

Mi papá se quedó inmóvil acostado en la cama, todavía con su verga insertada en Yeny, ella seguía con sus ojos cerrados, parecía que estaba desmayada pero no, solo estaba quieta y concentrada esperando aguantar la penetración, sin darse cuenta de que ya mi papá había terminado.

Pude ver gotas de sangre y semen salir de su vagina y escurrir por las piernas de mi papá y de Yeny, cada vez le salía más con forme la verga se iba encogiendo. Finalmente mi papá la levantó para desenganchar su verga pues la vagina de ella seguía apretándolo con fuerza, de golpe mucha sangre salió y mojó su pene, así como las piernas de mi prima.

Yeny estaba muy intrigada y rápidamente checó su conchita, sorprendida miraba la sangre y su vagina todavía abierta. Yo le dije que era normal tanta sangre, ella solo me contestó que “sí, ya lo sé”, como si fuera toda una experta.

Después de eso mi papá nos invitó a bañarnos con él, ahí me dio una buena cogida que calmó mis celos. Yeny se mostraba contenta mientras nos veía coger, como si estuviera satisfecha de haber perdido su virginidad y de haber probado por primera vez una verga, no cabe duda que ella lleva la misma sangre de puta que yo.

De broma le dijimos que si quería otra follada, ella dijo que no, que esperáramos a que se le bajara el dolor, pues se sentía muy abierta, adolorida y cansada. Qué diferente de al principio, primero gritó como loca y quería huir, y ahora ya hasta estaba pensando en la próxima cogida.

Luego nos vestimos, comimos y yo le presté algo de ropa para que pareciera que en realidad sí habíamos ido al cine y a los juegos mecánicos, y su mamá no la viera llegar con la ropa informal que tenía. Antes de que ella y yo saliéramos, mi papá le dijo que ella había hecho realidad su sueño de desvirgar a una chavita como ella, jovencita, frágil y muy hermosa. Entonces él la besó y ella le correspondió por un largo rato que nuevamente me empezó a molestar por culpa de mis celos.

Terminamos por arreglamos y como dos ninjas nos escurrimos hacia la calle por las escaleras sin que nadie nos viera, fuimos a dar una vuelta a la manzana para hacer algo de tiempo. Mientras caminábamos ella me presumía de que no le había dolido, que bien podría aguantar penes más grandes.

Yo sé que se estaba haciendo la fuerte, alardeaba solo para que yo no le dijera nada de que se puso a llorar o algo así. Parecía que no quería acordarse de que yo la vi de principio a fin. Bueno, ese es su mayor defecto, nunca acepta sus defectos.

El truco de salirnos a la calle nos salió perfectamente porque al llegar a la casa, su mamá nos recibió muy contenta y preguntándonos que cómo nos había ido, afortunadamente no se dio cuenta de nada. Si supiera que su querida y única hija acababa de perder brutalmente su virginidad ante mi papá, o sea ante su concuño, yo creo de saberlo nos mataba ahí mismo. Es lo bueno y lo malo de los padres que a veces no se dan cuenta de nada.

Dos días después ella no dejaba de molestarme con su pregunta de que si la segunda vez ya no dolía tanto, yo le contestaba que el dolor era menos, pero ella me volvía a preguntar, como si con mi respuesta se pudiera evitar su dolor.

También me demostró que lleva sangre de puta porque al día siguiente en lugar de ir a la escuela, nos cayó de sorpresa. Por supuesto que para mi papá fue maravilloso verla que venía por su segunda cogida, y más aún, vestida con su uniforme de escuela. De hecho prácticamente mi papá me ignoró y se dedicó solo a cogerse a ella.

La verdad es que yo no soy lésbica pero cuando la vi en la cama, en posición de perrita, con su uniforme puesto, bien peinada y arregladita, con su calzón a un lado y a mi papá con su pene erecto y a punto de penetrarla, no pude evitar verla muy hermosa, creo que en ese momento ella me empezó a gustar un poco, aunque seguía sintiendo mucho celos pos su culpa.

Ahora entendía el por qué ella fácilmente podía robarme la atención de los hombres, si yo que no era lesbiana la veía muy hermosa, qué podía esperarse de los hombres, principalmente de los maduros que sueñan con tener a una jovencita como ella.

También me acordé que una vez mi mamá me dijo que si me iba con ella a su trabajo de prostituta ganaría mucho dinero. Viendo a Yeny, creo que ella se haría millonaria.

Sin quitarle su uniforme en ningún momento, mi papá la penetró en varias posiciones, pero igual lloró al principio, luego se fue acostumbrando pero sin tener su orgasmo. No me quedó ninguna duda de que ella se estaba convirtiendo en toda una putita pues a pesar del dolor se ve que lo disfrutaba mucho.

También tuve que resignarme y aceptar que mi papá disfrutaba mucho más cogerse a mi prima que a mí, pues a pesar de venirse varias veces no quería dejar de penetrarla, de hecho se la cogió por más de media hora. Al final él se vino en ella otra vez dejando hasta la última gota de semen en su interior. Por solidaridad, yo le compartí de mis pastillas para que Yeny no quedara embarazada.

Al día siguiente ella se volvió a ir de pinta para coger con mi papá, esta vez sí consiguió tener su anhelado primer orgasmo. Fue cuando mi papá se la estaba clavando bien duro en el sillón, ella estaba hincada en el asiento con sus manos agarrando el respaldo y con sus nalgas bien paraditas.

Mi papá la agarraba por la cintura para clavársela lo más profundo posible. Claro, con su uniforme escolar puesto, es que mi papá se vuelve loco con las colegialas, lo mismo le pasa conmigo. Ya la verga se deslizaba mucho mejor así que la empezó a embestir con mayor fuerza y rapidez, ella daba gritos fuertes esta vez de placer, que aunque le dolía, estaba como loca disfrutando de la cogida.

Entonces vino su primer orgasmo, soltó un gemido largo y apagado, como si se le estuviera saliendo todo el aire de los pulmones y se dejó caer sobre el sillón, parecía tener espasmos que ella trataba de controlar poniendo duro su cuerpecito. Para entonces, el semen se le salía por su vagina, claro, porque ya mi papá se había venido dos veces antes.

Nuevamente yo fui ignorada, pero no importa porque horas después pude desquitarme con mis tíos y mis primos que me dieron por todas partes y me dejaron bien satisfecha.

Hace dos semana, los hombres de la casa me citaron para coger en la habitación de mi tío Vicente, yo fui muy contenta pues me iban a dar lo que más me gusta, mucha verga. Al entrar me llevé una gran sorpresa al ver a mi primita ahí besándose con mi primo Vicente. ¿Qué pasa aquí? Me pregunté.

Lo que después supe es que su papá o sea mi tío Esteban se había cogido a Yeny un día antes y él mismo la invitó a coger con los demás. Nunca hubiera imaginado que él ofreciera su propia hija a otros hombres. En fin, así es mi familia.

Según lo que me contó Yeny, es que cuando se bañaba para ir a la escuela, su mamá salió más temprano que de costumbre hacia su trabajo, entonces su papá aprovechó para no ir al suyo. Ella al darse cuenta dejó entre abierta la cortina del baño para que él la viera desnudita mientras se duchaba, creo que ella se inspiró en mí porque una vez yo hice lo mismo y se lo conté.

Al terminar de bañarse, ella se salió solo con una toalla que apropósito se acomodó de tal forma que dejara ver sus partes íntimas, así como la mitad de sus pechos. Su papá se mostraba muy nervioso cada vez que la veía. Ella le preguntó que por qué no había ido a trabajar, él le contestó que ese día no había mucho trabajo y que por eso no iría.

Luego ella se le pasaba por enfrente muy coqueta, sabiendo que la toalla le llegaba a media nalga y que su papá le veía su rajita y su colita, hasta que él no resistió y la tomó por la cintura sentándola en sus piernas. Entonces ella le dijo en tono de niña caprichosa:

  • Papi, si tú no vas al trabajo entonces yo no voy a ir a la escuela.

  • Me parece una buena idea princesa –le contestó su papá mientras él le acariciaba las piernas todavía húmedas por la ducha.

  • ¿Y qué vamos a hacer en todo este tiempo papito lindo? –preguntó ella muy coqueta.

  • Pues divertirnos mi amor.

  • ¿Y cómo papi?

Entonces su papá le empezó a acariciar su rajita y ella le respondió con un beso, mientras que con la otra mano él le quitó la toalla para dejarla totalmente desnuda. Ella abrió la cremallera del pantalón y sacó la verga que empezó a mamar de inmediato.

Dice ella que su papá se calentó bien rápido que casi se venía a los pocos segundos de chupársela. Mi prima tuvo que alejarse para dejarlo respirar y calmara su excitación. Luego él se levantó del sillón y se quitó los pantalones. Ella se emocionó porque la verga de él que ya estaba a punto de reventar es un poco más grande que la de mi papá.

Muy emocionado y sin perder más tiempo Esteban la acostó en el sillón, le abrió las piernas y le fue clavando su verga. Como ella todavía estaba muy cerradita le costó trabajo metérsela, pero cuando esperaba romper su virginidad se extrañó al ver que no sucedió. Entonces él le preguntó:

  • Hija, ¿Ya habías cogido antes?

  • No papi, ¿por qué?

  • Es que parece que ya no eres virgen.

  • Ah… lo que pasa es que desde hace tiempo me masturbo metiéndome cosas por ahí y sin querer terminé desvirgándome yo misma.

  • Ah, qué lástima, y yo que quería desvirgarte, bueno pero me conformo con ser el primero. Aunque te desenvuelves muy bien para ser tu primera vez.

  • ¡Ay papi! Es que me masturbo a diario. Además, ¿ya se te olvidó las veces que me manoseabas? ¿A poco crees que yo sí estaba dormida? Sentía perfectamente tus caricias y desde entonces soñaba con ser tuya por eso es que en lugar de ponerme nerviosa, me pongo feliz por hacer realidad mi sueño.

La verdad, me parecieron argumentos muy tontos y difícil de creer para la experiencia de Esteban, pero dice ella que él sí le creyó. Yo como no estuve ahí no puedo decir que así fue, aunque conociendo a mi primita ella suele cambiar las cosas cuando no le conviene.

Luego me contó que su papá no aguantó mucho y se vino apenas un par de minutos, aunque luego se la cogió dos veces más, ya con un mejor desempeño pues la puso en muchas posiciones y logró hacerle tener un orgasmo.

De lo que sí ya me di cuenta es de que ella está tan bonita que los hombres se la quieren coger todo el tiempo, como que los excita demasiado. Por otro lado creo que ella ya se está acostumbrando a eso porque se le hace muy normal que los hombres se quieran echar maratones con ella, en cambio a mí eso solo me pasa con mi tío Vicente que solo con verme se le para la verga y no deja de cogerme hasta que termina seco y muy cansado.

Bueno, regresando a ese día en la urgía que estábamos a punto de tener en la casa de mi tío Vicente. Lo primero que nos hicieron hacer es vestirnos con unos uniformes de niñas que nos habían comprado, a mí me pareció chistoso porque se parecían a la ropa de la popis (del chavo del 8), la de ella era de color amarilla y la mía de color rosa, ambas incluían unas mallas blancas que tenían un orificio a la altura de la vagina y otro a la altura del ano. Claro para que nos pudieran penetrar sin necesidad de bajarnos las mallas.

Luego nos hicieron mamarles las vergas, luego nos pusieron de perritas una a lado de la otra y ellos se formaron para clavarnos sus vergas primero conmigo, luego con ella. Mientras que en la fila de ellos estaba primero mi tío Esteban, luego mi primo Víctor, luego mi primo Vicente y finalmente mi tío Vicente, el más dotado.

Nuevamente tuve que padecer el que los hombres la prefieran a ella porque mi tío Esteban solo me penetró pocos segundos y a ella se la cogió por varios minutos. De hecho Víctor, mientras me penetraba estaba ansioso porque Esteban terminara de penetrar a su propia hija y entonces pasar él con ella. Lo mismo ocurrió con mi primo Vicente y su papá.

Todo iba bien hasta que pasó mi tío Vicente, yo disfruté mucho su penetración porque me dio con mucha fuerza y ganas, tal como yo me merezco, pero cuando pasó con Yený, ella gritó y se puso a llorar. Es que mi tío Vicente es el de la verga más grande y ella todavía no estaba preparada para recibir una así.

Ella tuvo que irse a sentar hasta que se le pasara el dolor, mientras tanto los demás me daban duro, incluso con doble penetración. Yo me sentía contenta pues a pesar de que ella era más bonita y más deseada, era yo la que les daba el mayor placer en frente de sus narices.

Yo creo que eso le pegó en su orgullo porque se levantó y le pidió a mi tío Vicente que se la volviera a meter pero esta vez despacito.

Mi tío encantado accedió, de eso pedía su limosna, era el único que faltaba. Yo estaba en la cama, de perrita siendo penetrada en ese momento por mi primo Vicente. Ella se puso a lado mío igual de perrita y mi tío Vicente se la empezó a clavar. Vi cómo ella cerraba sus ojitos y aguantaba tratando de no gritar o llorar mientras la verga de nuestro tío la iba penetrando.

Estoy segura que ella quería demostrarme a mí que era tan mujer como yo. Después de un rato ella se fue acostumbrando al tamaño de la verga de mi tío que empezó a disfrutarlo. Me di cuenta porque sus líquidos escurrían pos sus piernas, señal de que había lubricado muchas veces.

En lo que sí yo le gané fue en que a mí me daban doble penetración, mientras que ella hasta el día de hoy sigue virgen de su colita.

Cuando ya estaban todos los hombres secos por tanta venida en nosotras, ellos nos pidieron que mi prima y yo nos besáramos. Al principio nos negamos pero tras insistir varias veces lo hicimos. Comenzamos a hacerlo de mala gana pero poco a poco nos fuimos prendiendo hasta besarnos de verdad.

Sus delgados labios, muy distintos al de los hombres me excitaron, nuestras lenguas comenzaron a jugar y yo no pude evitar abrazarla y luego a agarrarle sus pechitos. Ella como jugando, me agarró de las nalgas, apretándomelas y abriéndomelas, eso nos provocó reírnos como niñas traviesas y a la vez nos dio más confianza para besarnos con más pasión.

De hecho desde ese momento me pareció que ella era aún más hermosa que antes, a tal grado que sentí como si me estuviera enamorando de mi propia prima, yo creo que a ella le pasó lo mismo porque ahora somos más unidas y el querer competir entre nosotras se acabo. Descubrimos que entre nosotras también podemos darnos mucho placer y que podemos compartirnos a todos los hombres que queramos.

Y aunque es cierto de que el mundo gira alrededor de Yeny, no me puedo quejar porque al final de cuenta, el mundo de ella gira alrededor de mí porque desde hace una semana ella y yo somos formalmente novias, aunque ninguna de las dos estamos seguras de ser verdaderamente lesbianas. Pero mientras disfrutemos nuestra relación como hasta ahora, seguiremos estando juntas.

En resumen, por las noches sustituyo a mi mamá siendo ahora la mujer de mi papá. De día me convierto en la puta de mi familia y junto con mi prima, las dos atendemos a mis tíos y a mis primos en todas sus necesidades sexuales, bueno, a veces también a otros hombres que a veces ellos invitan, pero esa es otra historia. Y en el tiempo que me queda, me convierto en la pareja sentimental de Yeny, o sea de mi querida primita.

Bueno esa es la historia que tanto me pedían, que apenas se dio y que llegó a un punto que ni yo misma me hubiera siquiera imaginado, pero así es la vida de impredecible. Besos a todos.